Mayores temperaturas causan deterioro en pastizales productivos

Un estudio del INTA asegura que existe un deterioro histórico en los pastizales utilizados como forraje.

El calor afecta a los pastizales naturales que sirven de forraje.
05 JUN 2017 - 21:27 | Actualizado

Un trabajo de investigación realizado por técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria  desde el año 2010 analiza el impacto de las altas temperaturas registradas en Chubut y determinan que los valores se incrementaron en el 75 % de las estaciones.

Los cambios en las variables climáticas condicionan, cada vez más, el desempeño de los sistemas productivos y la funcionalidad de los ecosistemas. Este es el caso del ascenso de las temperaturas registradas en Chubut, que afectan el normal desarrollo de los pastizales. Esta situación impacta negativamente en los rendimientos productivos.

De acuerdo con Guillermo Carlos García Martínez –especialista del INTA Esquel, Chubut–, “en términos generales, el sistema ganadero sufre un proceso de deterioro histórico que incluye caídas en las cargas ganaderas y en el daño de los pastizales”.
Y agregó: “El proceso se agravó, en los últimos años, con caídas más abruptas en existencias animales, lo cual coincide con incrementos en las temperaturas, deterioro de la estructura del pastizal y disminución de la productividad”.

“Posiblemente, el deterioro observado sea producto de la interacción de factores ambientales y de uso ganadero”, indicó el especialista.

Del estudio, realizado por el INTA Esquel en el período 2000-2014, surge que “si bien las precipitaciones no cambiaron en el período analizado, las temperaturas se incrementaron en el 75 % de las estaciones estudiadas”.

“A su vez, –completó García Martínez– el cambio en esta variable climática podría implicar la ocurrencia de menores nevadas y el incremento en la demanda atmosférica, factores ambos que repercuten sobre la dinámica hídrica en la región”.

En línea con el informe, tanto el crecimiento del pastizal –analizado mediante el índice verde normalizado (IVN)– como su estructura –estudiado en base a los Monitores Ambientales para Regiones Áridas y Semiáridas (MARAS)–, mostraron cambios negativos que indicarían un deterioro del pastizal.

“En la región que incluye los departamentos Cushamen, Languiñeo, Futaleufú y Tehuelches más del 50 % de la superficie mostró tendencias negativas del crecimiento del pastizal, durante el período 2000-2014”, detalló García Martínez quien se mostró sorprendido porque el porcentaje de superficie con evolución positiva del crecimiento del pastizal fue inferior al 5 %.
En este contexto, el técnico destacó la importancia de incluir, en los predios ganaderos, la planificación sobre el uso del recurso forrajero dentro del calendario anual de tareas y, en este sentido, consideró “fundamental” la capacitación de los técnicos y el trabajo conjunto entre las instituciones y los productores.

El aumento de las temperaturas podría implicar la ocurrencia de menores nevadas y el incremento en la demanda atmosférica, factores que repercuten sobre la dinámica hídrica de la región.
Para monitorearte mejor

Junto con las comunidades locales y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en el país, el INTA instaló una red de 380 monitores ambientales para regiones áridas y semiáridas –MARAS– que se extiende desde la provincia de La Pampa hasta Tierra del Fuego.

Esto permite observar el estado de la vegetación y del suelo y analizar la tendencia de algunos indicadores de los pastizales naturales, información que es utilizada por los productores para planificar el manejo sustentable de los establecimientos.
“Contar con esta red de monitoreo resulta de gran valor para analizar la evolución de los pastizales”, destacó García Martínez quien las consideró “herramientas valiosas” que pueden proporcionar datos vinculados con la estructura y funcionamiento de estos ambientes, de manera sistemática y objetiva.

Evaluación quinquenal

El Ingeniero Agrónomo Gustavo Buono, referente en el seguimiento de pastizales naturales, contó a Jornada cómo funciona el sistema de monitoreo MARAS. “El monitor consta de tres trayectos, son tres líneas de 50 metros cada una. En dos de esas líneas cada 20 centímetros bajamos una agujita y anotamos lo que está tocando la aguja, ya sea vegetación, cuáles son las especies, suelo desnudo, todo lo que está cubriendo el suelo y por otro lado en el otro trayecto lo que hacemos es medir los parches de vegetación y de suelo desnudo”.

Una vez que se tienen los datos y se vuelve del trabajo de campo, se realizan cálculos de tres índices de funcionalidad de pastizal. El primer índice es de estabilidad y permite conocer la habilidad del suelo para resistir las fuerzas erosivas, en tanto que también se mide el índice de reciclado de nutrientes, que permite conocer la efectividad con la que la materia orgánica es reciclada devolviendo los nutrientes al suelo.

El otro índice se denomina de Infiltración y escurrimiento, y es la proporción de la lluvia que ingresa al suelo (agua disponible para las plantas) y la que escurre superficialmente y por lo tanto se pierde, llevándose además nutrientes del suelo. Estos monitoreos, que se realizan cada cinco años en el mismo lugar, permiten conocer el comportamiento del ecosistema y la influencia de factores climáticos  sobre el suelo y la vegetación.#

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05 JUN 2017 - 21:27

Un trabajo de investigación realizado por técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria  desde el año 2010 analiza el impacto de las altas temperaturas registradas en Chubut y determinan que los valores se incrementaron en el 75 % de las estaciones.

Los cambios en las variables climáticas condicionan, cada vez más, el desempeño de los sistemas productivos y la funcionalidad de los ecosistemas. Este es el caso del ascenso de las temperaturas registradas en Chubut, que afectan el normal desarrollo de los pastizales. Esta situación impacta negativamente en los rendimientos productivos.

De acuerdo con Guillermo Carlos García Martínez –especialista del INTA Esquel, Chubut–, “en términos generales, el sistema ganadero sufre un proceso de deterioro histórico que incluye caídas en las cargas ganaderas y en el daño de los pastizales”.
Y agregó: “El proceso se agravó, en los últimos años, con caídas más abruptas en existencias animales, lo cual coincide con incrementos en las temperaturas, deterioro de la estructura del pastizal y disminución de la productividad”.

“Posiblemente, el deterioro observado sea producto de la interacción de factores ambientales y de uso ganadero”, indicó el especialista.

Del estudio, realizado por el INTA Esquel en el período 2000-2014, surge que “si bien las precipitaciones no cambiaron en el período analizado, las temperaturas se incrementaron en el 75 % de las estaciones estudiadas”.

“A su vez, –completó García Martínez– el cambio en esta variable climática podría implicar la ocurrencia de menores nevadas y el incremento en la demanda atmosférica, factores ambos que repercuten sobre la dinámica hídrica en la región”.

En línea con el informe, tanto el crecimiento del pastizal –analizado mediante el índice verde normalizado (IVN)– como su estructura –estudiado en base a los Monitores Ambientales para Regiones Áridas y Semiáridas (MARAS)–, mostraron cambios negativos que indicarían un deterioro del pastizal.

“En la región que incluye los departamentos Cushamen, Languiñeo, Futaleufú y Tehuelches más del 50 % de la superficie mostró tendencias negativas del crecimiento del pastizal, durante el período 2000-2014”, detalló García Martínez quien se mostró sorprendido porque el porcentaje de superficie con evolución positiva del crecimiento del pastizal fue inferior al 5 %.
En este contexto, el técnico destacó la importancia de incluir, en los predios ganaderos, la planificación sobre el uso del recurso forrajero dentro del calendario anual de tareas y, en este sentido, consideró “fundamental” la capacitación de los técnicos y el trabajo conjunto entre las instituciones y los productores.

El aumento de las temperaturas podría implicar la ocurrencia de menores nevadas y el incremento en la demanda atmosférica, factores que repercuten sobre la dinámica hídrica de la región.
Para monitorearte mejor

Junto con las comunidades locales y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en el país, el INTA instaló una red de 380 monitores ambientales para regiones áridas y semiáridas –MARAS– que se extiende desde la provincia de La Pampa hasta Tierra del Fuego.

Esto permite observar el estado de la vegetación y del suelo y analizar la tendencia de algunos indicadores de los pastizales naturales, información que es utilizada por los productores para planificar el manejo sustentable de los establecimientos.
“Contar con esta red de monitoreo resulta de gran valor para analizar la evolución de los pastizales”, destacó García Martínez quien las consideró “herramientas valiosas” que pueden proporcionar datos vinculados con la estructura y funcionamiento de estos ambientes, de manera sistemática y objetiva.

Evaluación quinquenal

El Ingeniero Agrónomo Gustavo Buono, referente en el seguimiento de pastizales naturales, contó a Jornada cómo funciona el sistema de monitoreo MARAS. “El monitor consta de tres trayectos, son tres líneas de 50 metros cada una. En dos de esas líneas cada 20 centímetros bajamos una agujita y anotamos lo que está tocando la aguja, ya sea vegetación, cuáles son las especies, suelo desnudo, todo lo que está cubriendo el suelo y por otro lado en el otro trayecto lo que hacemos es medir los parches de vegetación y de suelo desnudo”.

Una vez que se tienen los datos y se vuelve del trabajo de campo, se realizan cálculos de tres índices de funcionalidad de pastizal. El primer índice es de estabilidad y permite conocer la habilidad del suelo para resistir las fuerzas erosivas, en tanto que también se mide el índice de reciclado de nutrientes, que permite conocer la efectividad con la que la materia orgánica es reciclada devolviendo los nutrientes al suelo.

El otro índice se denomina de Infiltración y escurrimiento, y es la proporción de la lluvia que ingresa al suelo (agua disponible para las plantas) y la que escurre superficialmente y por lo tanto se pierde, llevándose además nutrientes del suelo. Estos monitoreos, que se realizan cada cinco años en el mismo lugar, permiten conocer el comportamiento del ecosistema y la influencia de factores climáticos  sobre el suelo y la vegetación.#


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