Seis historias del "Negro" Fontanarrosa llegan al cine

“Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo” reúne a cinco directores rosarinos que dieron vida cinematográfica a cinco de los cuentos del autor fallecido hace 10 años, en formato de cortos y con semblanzas deportivas animadas por Pablo Rodríguez Jáuregui, que se estrena este jueves en salas del país.

26 JUL 2017 - 16:02 | Actualizado


Juan Pablo Buscarini (“No sé si he sido claro”), Gustavo Postiglione (“Vidas privadas”), Néstor Zapata (“Sueño de barrio”), Héctor Molina (“El asombrado”) y Hugo Grosso (“Elije tu propia aventura”) se reunieron en un café y como primer dato positivo para ellos, ninguno eligió el mismo cuento que el otro.

Además, se pusieron de acuerdo en repartir por partes iguales el financiamiento, por lo cual debían exprimir al máximo no sólo el aspecto artístico, sino también el administrativo, debido a que los 800.000 pesos por corto es una suma exigua para el séptimo arte, explicó Buscarini en una entrevista con Télam.

“Si bien me parecieron buenas las aproximaciones de la TV Pública y la película 'Cuestión de principios' (Rodrigo Grande), me quedaba la sensación de que el mayor respeto para con él era llevarlo al cortometraje. Tenía la sensación de que al estirarlo a la tele o al largo perdía efectividad”, indicó el director de “El Ratón Pérez”.

Buscarini, que se definió como un “ávido lector” de Roberto Fontanarrosa, fue el que realizó la convocatoria al tomar conciencia de que se cumplía un decenio de la muerte, aunque reconoció que era una idea que “rondaba” por su cabeza desde hacía 3 ó 4 años.

“Los cortos se firmaron en abril y usamos un modelo bastante cooperativo. Hay dos productores, uno de los cuales es una fundación que juntó a cuatro empresas grandes de Rosario, financiaron la película, porque el 'Negro' es un orgullo local”, señaló el productor de “Un cuento chino”, “Koblic” y “Paturuzito”, entre varias obras.

La cuestión presupuestaria y de gusto artístico también se unió en otro punto: si bien era muy costoso hacer un cuento de fútbol, ninguno de los realizadores lo tomó como una opción.

“Y Rodríguez Jáuregui, que es director de animación, propuso las semblanzas deportivas sobre fútbol. Si no, en la película hubiera habido ruido”, comentó entre risas sobre uno de los tips infaltables en el universo Fontanarrosa, mientra produce con Pampa Films una serie y dos películas, una de las cuales rodará junto a Carlos Sorín en Ushuaia a fin de año.

¿Por qué eligió “No sé si quedó claro” (acerca de una competencia de medición de penes en un club de barrio)?
Juan Pablo Buscarini: Primero, porque me hace reír y porque pinta el realismo mágico de un mundo muy nuestro, que me representa a mí y a Fontanarrosa como escritor. Por otro lado, me parecía un cuento con cierto riesgo y con giros, que en el texto no desbarranca y creo que en el corto tampoco lo hace. Eso es muy Fontanarrosa, también.

¿A Dady Brieva lo llamó usted (representa al buffetero que narra la historia en un juicio)?
Sí, lo busqué. El personaje es un tipo que se siente muy incómodo en una situación judicial. Es un tipo básico, al que le cuesta expresarse y Dady para eso es muy genuino. No me parece que actuara. Y si bien el guión es muy riguroso con respecto al texto, Dady le agregó cosas respetando el original. Era un cuento muy dependiente del actor.

¿Hubo un acuerdo previo al tratamiento de los cuentos?
Sin proponerlo, salimos del facilismo del puro diálogo en la mesa del bar. Cuando a Fontanarrosa le preguntaban por qué siendo tan conocido se quedaba en Rosario, él contestaba, con ironía, "porque es una ciudad que tiene buenas minas y fútbol, que más puede esperar un intelectual como yo". En esas dos direcciones está gran parte de su producción literaria y creo que se refleja también en los cortos.

Todos ellos están atravesados por una tensión sexual, explícita o no, pero que en cierto punto cosifica a la mujer.
No creo que sea para nada machista. Es un gran espejo de nuestra forma de ser. Tenemos mucha herencia italiana y Fontanarrosa, que hoy tendría 74 años, pertenece a una generación. Yo no lo definiría como machista. Es un gran amplificador honesto y brutal de la forma de mirar el mundo del hombre promedio argentino. Él lo describe, no hace apología.

¿Cuál cree que fue la mayor virtud de Fontanarrosa?
Que él pensaba en el lector, más que en sus colegas, los críticos o los editores. Siempre me dio esa sensación. Él salía de cualquier pose.

26 JUL 2017 - 16:02


Juan Pablo Buscarini (“No sé si he sido claro”), Gustavo Postiglione (“Vidas privadas”), Néstor Zapata (“Sueño de barrio”), Héctor Molina (“El asombrado”) y Hugo Grosso (“Elije tu propia aventura”) se reunieron en un café y como primer dato positivo para ellos, ninguno eligió el mismo cuento que el otro.

Además, se pusieron de acuerdo en repartir por partes iguales el financiamiento, por lo cual debían exprimir al máximo no sólo el aspecto artístico, sino también el administrativo, debido a que los 800.000 pesos por corto es una suma exigua para el séptimo arte, explicó Buscarini en una entrevista con Télam.

“Si bien me parecieron buenas las aproximaciones de la TV Pública y la película 'Cuestión de principios' (Rodrigo Grande), me quedaba la sensación de que el mayor respeto para con él era llevarlo al cortometraje. Tenía la sensación de que al estirarlo a la tele o al largo perdía efectividad”, indicó el director de “El Ratón Pérez”.

Buscarini, que se definió como un “ávido lector” de Roberto Fontanarrosa, fue el que realizó la convocatoria al tomar conciencia de que se cumplía un decenio de la muerte, aunque reconoció que era una idea que “rondaba” por su cabeza desde hacía 3 ó 4 años.

“Los cortos se firmaron en abril y usamos un modelo bastante cooperativo. Hay dos productores, uno de los cuales es una fundación que juntó a cuatro empresas grandes de Rosario, financiaron la película, porque el 'Negro' es un orgullo local”, señaló el productor de “Un cuento chino”, “Koblic” y “Paturuzito”, entre varias obras.

La cuestión presupuestaria y de gusto artístico también se unió en otro punto: si bien era muy costoso hacer un cuento de fútbol, ninguno de los realizadores lo tomó como una opción.

“Y Rodríguez Jáuregui, que es director de animación, propuso las semblanzas deportivas sobre fútbol. Si no, en la película hubiera habido ruido”, comentó entre risas sobre uno de los tips infaltables en el universo Fontanarrosa, mientra produce con Pampa Films una serie y dos películas, una de las cuales rodará junto a Carlos Sorín en Ushuaia a fin de año.

¿Por qué eligió “No sé si quedó claro” (acerca de una competencia de medición de penes en un club de barrio)?
Juan Pablo Buscarini: Primero, porque me hace reír y porque pinta el realismo mágico de un mundo muy nuestro, que me representa a mí y a Fontanarrosa como escritor. Por otro lado, me parecía un cuento con cierto riesgo y con giros, que en el texto no desbarranca y creo que en el corto tampoco lo hace. Eso es muy Fontanarrosa, también.

¿A Dady Brieva lo llamó usted (representa al buffetero que narra la historia en un juicio)?
Sí, lo busqué. El personaje es un tipo que se siente muy incómodo en una situación judicial. Es un tipo básico, al que le cuesta expresarse y Dady para eso es muy genuino. No me parece que actuara. Y si bien el guión es muy riguroso con respecto al texto, Dady le agregó cosas respetando el original. Era un cuento muy dependiente del actor.

¿Hubo un acuerdo previo al tratamiento de los cuentos?
Sin proponerlo, salimos del facilismo del puro diálogo en la mesa del bar. Cuando a Fontanarrosa le preguntaban por qué siendo tan conocido se quedaba en Rosario, él contestaba, con ironía, "porque es una ciudad que tiene buenas minas y fútbol, que más puede esperar un intelectual como yo". En esas dos direcciones está gran parte de su producción literaria y creo que se refleja también en los cortos.

Todos ellos están atravesados por una tensión sexual, explícita o no, pero que en cierto punto cosifica a la mujer.
No creo que sea para nada machista. Es un gran espejo de nuestra forma de ser. Tenemos mucha herencia italiana y Fontanarrosa, que hoy tendría 74 años, pertenece a una generación. Yo no lo definiría como machista. Es un gran amplificador honesto y brutal de la forma de mirar el mundo del hombre promedio argentino. Él lo describe, no hace apología.

¿Cuál cree que fue la mayor virtud de Fontanarrosa?
Que él pensaba en el lector, más que en sus colegas, los críticos o los editores. Siempre me dio esa sensación. Él salía de cualquier pose.


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