Con solvencia, Huracán se instaló en la final del Apertura de la Liga del Valle. Superó por 3-0 a Guillermo Brown en la semifinal pendiente del certamen y jugará ante Racing Club para definir al nuevo campeón liguista.
Tras haber ganado la legítima protesta de puntos a Mar-Che, ayer en el césped exhibió una prestancia similar a la que demostró en los escritorios. A base de contundencia, demolió a su rival y refrendó que los partidos se ganan tanto adentro como fuera de la cancha.
Huracán clasificó a semifinales tras detectar una inclusión indebida de un jugador de Mar-Che y accedió ayer a la serie definitoria del torneo tras hacer cumplir varias leyes no escritas del fútbol .
Ayer, una vez más, quedaron evidenciadas dos cuestiones. Por un lado, para lograr la victoria se deben convertir las situaciones generadas. Por el otro, perdonar al oponente tiene consecuencias.
Huracán, en la red, fue implacable. En la primera ocasión nítida que gestó, abrió el marcador. A los 29, Gabriel Obredor, tras un saque de esquina de Daniel Iribarren, envió el balón a la red con un fulminante cabezazo.
En el epílogo del primer tiempo y durante el inicio de la segunda etapa, la visita fue piadosa. Dilapidó cuatro opciones nítidas de gol, ejecutadas en el área pequeña huracanense.
Tamaña misericordia fue aprovechada por el dueño de casa, que amplió a los 19 minutos. En situación de contragolpe y al borde del área chica rival, Cristian Mendoza aprovechó un centro rasante por izquierda para elevar la distancia. A falta de dos minutos para el silbatazo inicial, Obredor transformó el triunfo en goleada, tras culminar otro contragolpe con un remate cruzado.
Con la legitimidad de la red y con la ley bajo el brazo, Huracán se instaló en una final por primera vez desde 2014. Con sapiencia dentro y fuera del campo de juego, el “Globo” se esperanza con celebrar un nuevo título doméstico.
Con solvencia, Huracán se instaló en la final del Apertura de la Liga del Valle. Superó por 3-0 a Guillermo Brown en la semifinal pendiente del certamen y jugará ante Racing Club para definir al nuevo campeón liguista.
Tras haber ganado la legítima protesta de puntos a Mar-Che, ayer en el césped exhibió una prestancia similar a la que demostró en los escritorios. A base de contundencia, demolió a su rival y refrendó que los partidos se ganan tanto adentro como fuera de la cancha.
Huracán clasificó a semifinales tras detectar una inclusión indebida de un jugador de Mar-Che y accedió ayer a la serie definitoria del torneo tras hacer cumplir varias leyes no escritas del fútbol .
Ayer, una vez más, quedaron evidenciadas dos cuestiones. Por un lado, para lograr la victoria se deben convertir las situaciones generadas. Por el otro, perdonar al oponente tiene consecuencias.
Huracán, en la red, fue implacable. En la primera ocasión nítida que gestó, abrió el marcador. A los 29, Gabriel Obredor, tras un saque de esquina de Daniel Iribarren, envió el balón a la red con un fulminante cabezazo.
En el epílogo del primer tiempo y durante el inicio de la segunda etapa, la visita fue piadosa. Dilapidó cuatro opciones nítidas de gol, ejecutadas en el área pequeña huracanense.
Tamaña misericordia fue aprovechada por el dueño de casa, que amplió a los 19 minutos. En situación de contragolpe y al borde del área chica rival, Cristian Mendoza aprovechó un centro rasante por izquierda para elevar la distancia. A falta de dos minutos para el silbatazo inicial, Obredor transformó el triunfo en goleada, tras culminar otro contragolpe con un remate cruzado.
Con la legitimidad de la red y con la ley bajo el brazo, Huracán se instaló en una final por primera vez desde 2014. Con sapiencia dentro y fuera del campo de juego, el “Globo” se esperanza con celebrar un nuevo título doméstico.