Cocaína en Poseidón: acusaron al fiscal de “mentir, manipular y falsear” pruebas

Los abogados de Nicolás Seoane y Héctor “Cura” Segundo dijeron que la situación de ambos es idéntica a la de Alejandro Pennisi, que será absuelto. Y que se creó un “relato” para incriminarlos, con un manejo intencional de las evidencias.Hoy el fiscal podrá responder los cuestionamientos.

27 SEP 2017 - 20:45 | Actualizado

Por Rolando Tobarez.

Con duras réplicas, las defensas de dos de los imputados por los 110 kilos de cocaína hallados en la pesquera Poseidón de Puerto Madryn acusaron al Ministerio Público Fiscal de mentir, manipular y falsear pruebas para incriminar a sus clientes en el intento de narcotráfico. Así alegaron Verónica Heredia y Armando Murature, abogados de Nicolás Seoane, y Fabián Gabalachis, letrado de Héctor Omar “Cura” Segundo.

Consideraron que la situación de sus clientes es similar a la de Alejandro Pennisi, quien será absuelto y no fue acusado. Pero cuestionaron que con los mismos elementos que el fiscal Teodoro Nürnberg liberó al marplatense, en cambio incriminó al resto.

Heredia aseguró que el acusador mostró “desprecio por las formas” por su actitud de tomar mate en las audiencias y de levantarse de su silla en varias ocasiones. “Dejaba este juicio sin fiscal, y esa es la trascendencia que le dio a este proceso”.

Siempre igual

Su defensora recordó que la versión de Seoane no cambió nunca. “Todo el tiempo dijo lo mismo porque dice la verdad”, graficó. Y aseguró que buena parte de la investigación se construyó usando la información que el propio bróker aportó. Para él piden 10 años de cárcel por transporte de estupefacientes. Heredia cuestionó severamente que su cliente haya declarado bajo juramento como testigo pero luego lo hayan imputado usando sus mismos dichos.

“El Estado no podía valerse de su declaración sin advertirle que lo que decía podía usarse en su contra. Nadie puede declarar contra sí mismo y toda la prueba obtenida así es nula. Jamás fue anoticiado de la acusación para poder defenderse”.

La letrada insistió ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que el juicio no aclaró el origen de la droga ni dónde ni quiénes la cargaron.

“A Seoane ahora le imputan haber estado en el depósito donde se llevó el cargamento y de participar en la confección de las etiquetas. Pero estos episodios no estaban en su indagatoria original; Fiscalía cambió los hechos y mintió”.

Murature, que comparte con Heredia la defensa de Seoane, se dijo “indignado por la falta de respeto a mi defendido y a mí como abogado” al evaluar la acusación de Nürnberg.

Explicó que el presunto excesivo interés de su cliente en la carga de langostino es en realidad la habitual de cualquier empresario de la pesca. “Su trabajo es afianzar sus relaciones comerciales y Fiscalía no demostró contundencia para convencer al tribunal. Por ejemplo, ¿cuál es la ilicitud de aportar datos para una etiqueta de exportación?”.

Sobre la frecuencia de llamadas de Seoane con el resto de los imputados, deslizó: “¿Cuáles son los presuntos mensajes ocultos? Estoy buena parte del día con él y se la pasa hablando por teléfono, como es usual en un bróker o en abogados como nosotros”. Murature recordó que el 10 de junio, día del hallazgo, Seoane habló con uno de los otros imputados con el altavoz del celular, ante la Policía y otros testigos: “No se escuchó nada comprometedor”, argumentó. Sobre el presunto “apuro” del imputado para exportar la carga, el abogado aseguró que “todos nos apuramos cuando tenemos que cobrar”.

Veneno

Sobre la melanosis del langostino, ironizó: “Reconozco que pensé que la calidad del pescado era pésima, venenosa, que podía matar gente, que todos le advertían y que Seoane no reparaba en eso, apurado por su exportación”.

Muratore refutó que “el único objetivo era aprovechar el espacio del contenedor porque la melanosis era intrascendente y no impedía comerciar el langostino, que igual tenía mercado”.

En cuanto al recambio de tapas de las cajas, el abogado lo interpretó como señal de que Seoane no sabía que contenían cocaína. Si sabía de la droga, “¿es lógico que se haya desentendido de la manipulación? Los empleados dijeron que se manipuló todo. ¿Seoane conocía la carga y la dejó en manos de un número indeterminado de personas que no conocía?, ¿hubiese actuado así si sabía que había material ilícito”.

Esfuerzo

“En Poseidón no se cubrió la droga, se la descubrió”, aseguró Murature. “Todos los presupuestos con los que se sostuvo esta causa se desmoronaron. Hubo un esfuerzo de la acusación por segmentar, parcializar, manipular y crear un relato que resultó insuficiente”.

“A veces sentimos que la sociedad no resiste las absoluciones pero en realidad, lo que no resiste es que se condene a inocentes. Acá nunca se investigó por dónde entró la droga. Seoane debe ser absuelto no por el beneficio de la duda sino porque es inocente y se le quiso adosar un conocimiento que no tenía, de modo arbitrario e irracional”, concluyó. #

“Segundo no cae bien al poder político”

Fabián Gabalachis, el defensor de Omar “Cura” Segundo, calificó a la acusación contra su cliente como “imaginativa, arbitraria, antojadiza y con afirmaciones falsas”. Conoció al empresario de Puerto Madryn el 13 de setiembre de 2013. Ya estaba preso. “Lo tomé como una causa más y como un detenido más, pero debo decir que hubo otros condimentos”.

“Segundo tuvo vigencia histórica en los medios y es un objeto recurrente –explicó-, que nunca le cayó bien al poder político, que no lo ve con agrado. La gestión anterior lo denigraba y la actual lo ataca y lo trata abiertamente de delincuente”.

“Hasta el juez que lo excarceló (por Hugo Sastre) dijo que le indignaba verlo en libertad. Segundo genera algo en la sociedad”.

Gabalachis coincidió con la defensa de Nicolás Seoane: “Es una práctica un tanto perversa traer a alguien como testigo y luego imputarlo en base a su declaración. No parece una práctica demasiado loable y así pasó con Segundo también”.

El abogado dijo que el “Cura” nunca negó su relación con Seoane. Y que es cierto que le vendió una camioneta, pero luego del hallazgo de la cocaína. “Tampoco fue nunca garante para que Seoane alquilara en Trelew, como dijo el fiscal. Quien firmó esa garantía fue Alejandro Pennisi, hoy desvinculado de la causa. El fiscal desvinculó a quien firmó pero incriminó al que no firmó. Es algo complicado”.

Sobre los presuntos contactos empresariales de su defendido, Gabalachis dijo que Guillermo Di Constanzo ya no estaba en Alpesca cuando pasó a manos de Segundo. “Sólo se conocían porque Socia, la empresa de mi cliente que trabajaba para Alpesca; Segundo recurría a Di Constanzo como gerente para que le paguen”.

Según el fiscal Teodoro Nürnberg, Segundo manejaba el entramado empresarial “desde las sombras”. El defensor refutó que “es un atrevimiento y un salto al vacío afirmar algo así sin pruebas. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver Segundo con que Consermar haya aportado un número para poder exportar esa carga?”

En cuanto a las frecuentes llamadas entre el “Cura” y Seoane, Gabalachis repasó que en cinco meses hubo 69 llamadas, un promedio de 3 por semana. “Es una frecuencia habitual y que en los días críticos de esta causa no varió”.

Las mismas pericias mostraron 297 llamadas del bróker con Pennisi, en el mismo lapso. “O sea que las cifras son correctas para alguien ya desvinculado pero no para Segundo”.

El penalista razonó que si al “Cura” se lo acusaba de un crimen del cual habría participado Pennisi, “¿cómo se puede seguir sosteniendo la situación operativa de Segundo, si ya no está Pennisi? Es incoherente y desigual que uno no y el otro sí”.

Gabalachis hasta arriesgó que si almacenar langostino fuera delito, “Segundo también sería inocente porque ni siquiera sabía de la carga de pescado, ya ni hablemos de la cocaína. Nunca pudieron desvirtuar su defensa material”.

Valoró el testimonio de Fabián Millatruz, que con una trayectoria de 20 años era jefe de Drogas Peligrosas. Declaró ante el tribunal que el “Cura” mostró sorpresa y colaboración ante el hallazgo en su planta. “Nadie le puede quitar entidad a la psicología de un policía, que con mirar la cara de una persona ya puede evaluar su ánimo y, por ejemplo, se da cuenta si mentimos y llevamos algo prohibido en el auto”.

Concluyó su alegato cuestionando el pedido de 10 años de prisión para el empresario. “Lo digo a regañadientes y casi sin querer decirlo, pero un cliente lo primero que nos pregunta si es si puede ir preso y por cuánto tiempo”. Explicó que para mensurar los castigos es necesario atender cada caso particular. “Está mal suplir esto con una regla general”.

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27 SEP 2017 - 20:45

Por Rolando Tobarez.

Con duras réplicas, las defensas de dos de los imputados por los 110 kilos de cocaína hallados en la pesquera Poseidón de Puerto Madryn acusaron al Ministerio Público Fiscal de mentir, manipular y falsear pruebas para incriminar a sus clientes en el intento de narcotráfico. Así alegaron Verónica Heredia y Armando Murature, abogados de Nicolás Seoane, y Fabián Gabalachis, letrado de Héctor Omar “Cura” Segundo.

Consideraron que la situación de sus clientes es similar a la de Alejandro Pennisi, quien será absuelto y no fue acusado. Pero cuestionaron que con los mismos elementos que el fiscal Teodoro Nürnberg liberó al marplatense, en cambio incriminó al resto.

Heredia aseguró que el acusador mostró “desprecio por las formas” por su actitud de tomar mate en las audiencias y de levantarse de su silla en varias ocasiones. “Dejaba este juicio sin fiscal, y esa es la trascendencia que le dio a este proceso”.

Siempre igual

Su defensora recordó que la versión de Seoane no cambió nunca. “Todo el tiempo dijo lo mismo porque dice la verdad”, graficó. Y aseguró que buena parte de la investigación se construyó usando la información que el propio bróker aportó. Para él piden 10 años de cárcel por transporte de estupefacientes. Heredia cuestionó severamente que su cliente haya declarado bajo juramento como testigo pero luego lo hayan imputado usando sus mismos dichos.

“El Estado no podía valerse de su declaración sin advertirle que lo que decía podía usarse en su contra. Nadie puede declarar contra sí mismo y toda la prueba obtenida así es nula. Jamás fue anoticiado de la acusación para poder defenderse”.

La letrada insistió ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que el juicio no aclaró el origen de la droga ni dónde ni quiénes la cargaron.

“A Seoane ahora le imputan haber estado en el depósito donde se llevó el cargamento y de participar en la confección de las etiquetas. Pero estos episodios no estaban en su indagatoria original; Fiscalía cambió los hechos y mintió”.

Murature, que comparte con Heredia la defensa de Seoane, se dijo “indignado por la falta de respeto a mi defendido y a mí como abogado” al evaluar la acusación de Nürnberg.

Explicó que el presunto excesivo interés de su cliente en la carga de langostino es en realidad la habitual de cualquier empresario de la pesca. “Su trabajo es afianzar sus relaciones comerciales y Fiscalía no demostró contundencia para convencer al tribunal. Por ejemplo, ¿cuál es la ilicitud de aportar datos para una etiqueta de exportación?”.

Sobre la frecuencia de llamadas de Seoane con el resto de los imputados, deslizó: “¿Cuáles son los presuntos mensajes ocultos? Estoy buena parte del día con él y se la pasa hablando por teléfono, como es usual en un bróker o en abogados como nosotros”. Murature recordó que el 10 de junio, día del hallazgo, Seoane habló con uno de los otros imputados con el altavoz del celular, ante la Policía y otros testigos: “No se escuchó nada comprometedor”, argumentó. Sobre el presunto “apuro” del imputado para exportar la carga, el abogado aseguró que “todos nos apuramos cuando tenemos que cobrar”.

Veneno

Sobre la melanosis del langostino, ironizó: “Reconozco que pensé que la calidad del pescado era pésima, venenosa, que podía matar gente, que todos le advertían y que Seoane no reparaba en eso, apurado por su exportación”.

Muratore refutó que “el único objetivo era aprovechar el espacio del contenedor porque la melanosis era intrascendente y no impedía comerciar el langostino, que igual tenía mercado”.

En cuanto al recambio de tapas de las cajas, el abogado lo interpretó como señal de que Seoane no sabía que contenían cocaína. Si sabía de la droga, “¿es lógico que se haya desentendido de la manipulación? Los empleados dijeron que se manipuló todo. ¿Seoane conocía la carga y la dejó en manos de un número indeterminado de personas que no conocía?, ¿hubiese actuado así si sabía que había material ilícito”.

Esfuerzo

“En Poseidón no se cubrió la droga, se la descubrió”, aseguró Murature. “Todos los presupuestos con los que se sostuvo esta causa se desmoronaron. Hubo un esfuerzo de la acusación por segmentar, parcializar, manipular y crear un relato que resultó insuficiente”.

“A veces sentimos que la sociedad no resiste las absoluciones pero en realidad, lo que no resiste es que se condene a inocentes. Acá nunca se investigó por dónde entró la droga. Seoane debe ser absuelto no por el beneficio de la duda sino porque es inocente y se le quiso adosar un conocimiento que no tenía, de modo arbitrario e irracional”, concluyó. #

“Segundo no cae bien al poder político”

Fabián Gabalachis, el defensor de Omar “Cura” Segundo, calificó a la acusación contra su cliente como “imaginativa, arbitraria, antojadiza y con afirmaciones falsas”. Conoció al empresario de Puerto Madryn el 13 de setiembre de 2013. Ya estaba preso. “Lo tomé como una causa más y como un detenido más, pero debo decir que hubo otros condimentos”.

“Segundo tuvo vigencia histórica en los medios y es un objeto recurrente –explicó-, que nunca le cayó bien al poder político, que no lo ve con agrado. La gestión anterior lo denigraba y la actual lo ataca y lo trata abiertamente de delincuente”.

“Hasta el juez que lo excarceló (por Hugo Sastre) dijo que le indignaba verlo en libertad. Segundo genera algo en la sociedad”.

Gabalachis coincidió con la defensa de Nicolás Seoane: “Es una práctica un tanto perversa traer a alguien como testigo y luego imputarlo en base a su declaración. No parece una práctica demasiado loable y así pasó con Segundo también”.

El abogado dijo que el “Cura” nunca negó su relación con Seoane. Y que es cierto que le vendió una camioneta, pero luego del hallazgo de la cocaína. “Tampoco fue nunca garante para que Seoane alquilara en Trelew, como dijo el fiscal. Quien firmó esa garantía fue Alejandro Pennisi, hoy desvinculado de la causa. El fiscal desvinculó a quien firmó pero incriminó al que no firmó. Es algo complicado”.

Sobre los presuntos contactos empresariales de su defendido, Gabalachis dijo que Guillermo Di Constanzo ya no estaba en Alpesca cuando pasó a manos de Segundo. “Sólo se conocían porque Socia, la empresa de mi cliente que trabajaba para Alpesca; Segundo recurría a Di Constanzo como gerente para que le paguen”.

Según el fiscal Teodoro Nürnberg, Segundo manejaba el entramado empresarial “desde las sombras”. El defensor refutó que “es un atrevimiento y un salto al vacío afirmar algo así sin pruebas. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver Segundo con que Consermar haya aportado un número para poder exportar esa carga?”

En cuanto a las frecuentes llamadas entre el “Cura” y Seoane, Gabalachis repasó que en cinco meses hubo 69 llamadas, un promedio de 3 por semana. “Es una frecuencia habitual y que en los días críticos de esta causa no varió”.

Las mismas pericias mostraron 297 llamadas del bróker con Pennisi, en el mismo lapso. “O sea que las cifras son correctas para alguien ya desvinculado pero no para Segundo”.

El penalista razonó que si al “Cura” se lo acusaba de un crimen del cual habría participado Pennisi, “¿cómo se puede seguir sosteniendo la situación operativa de Segundo, si ya no está Pennisi? Es incoherente y desigual que uno no y el otro sí”.

Gabalachis hasta arriesgó que si almacenar langostino fuera delito, “Segundo también sería inocente porque ni siquiera sabía de la carga de pescado, ya ni hablemos de la cocaína. Nunca pudieron desvirtuar su defensa material”.

Valoró el testimonio de Fabián Millatruz, que con una trayectoria de 20 años era jefe de Drogas Peligrosas. Declaró ante el tribunal que el “Cura” mostró sorpresa y colaboración ante el hallazgo en su planta. “Nadie le puede quitar entidad a la psicología de un policía, que con mirar la cara de una persona ya puede evaluar su ánimo y, por ejemplo, se da cuenta si mentimos y llevamos algo prohibido en el auto”.

Concluyó su alegato cuestionando el pedido de 10 años de prisión para el empresario. “Lo digo a regañadientes y casi sin querer decirlo, pero un cliente lo primero que nos pregunta si es si puede ir preso y por cuánto tiempo”. Explicó que para mensurar los castigos es necesario atender cada caso particular. “Está mal suplir esto con una regla general”.


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