Día de la Madre / “El nacimiento de Natania me cambió la vida y su nombre significa regalo de Dios”

Laura Mirantes reparte su vida entre su trabajo como policía, jefa de la Comisaría de la Mujer y sus hijos: un adolescente de 14 años y una pequeña niña. Habla de cómo es su vida y qué significa ser mamá. En su nombre, un sincero saludo a todas las lectoras que tienen el privilegio de ser madres.

Laura reparte su vida entre el estricto trabajo como policía y la confortable tarea de ser mamá. En la foto, junto a su hija de 4 años.
14 OCT 2017 - 20:23 | Actualizado

Por Lorena Leeming

Laura Mirantes asegura que ser mamá le cambió la vida. Se emociona con solo recordar el momento en que tuvo a su hija en brazos y agradece a Dios. Por ella y por el hijo de su esposo que ama como propio. Natania tiene 4 años. Su nombre significa “Regalo de Dios” y así dice que fue. Ella es la jefa de la Comisaría de la Mujer. Una madre que reparte su vida entre la frialdad de las calles, la dureza del delito, la violencia de los agresores que someten todos los días a mujeres como víctimas y el enorme amor que encuentra en el abrazo de sus hijos una vez que. al fin, está en casa.
Hoy es el día de todas las madres y en su nombre llegar a cada mujer que brega por el futuro de sus hijos. Por ser mejor cada día porque el vínculo con los hijos se construye solo con la propia experiencia, nadie sabe cómo ser una buena mamá, no hay instrucciones. Solo el corazón indica cómo transitar ese intenso recorrido.
En una entrevista con Jornada, Laura aseguró que “me cambió la vida ser mamá. Voy a estar agradecida con Dios siempre. No estaba en mis planes ser madre. Quiero agradecerle a mi esposo por darme esa bendición. Natania es un nombre único. Tuvimos que registrarlo. Significa “regalo de Dios”.
Ser policía y madre es cada día un desafío. Laura Mirantes relató cómo ingresó a la Fuerza. “Terminé el secundario en la Escuela Agrotécnica Nº 733 a los 19 años. Son 6 años de estudio. Siempre mi idea fue seguir la carrera de piloto de aviación, me encanta la altura, la velocidad, me encanta volar. Rendí, quedamos pocas. Teníamos que trasladarnos luego a Córdoba. Mi padre era agricultor, cinco hermanos. Era imposible costear los estudios. Llegado el momento, me llamó mi primo. Me dijo que habían abierto la carrera luego de 10 años. Intenté, ingresé y a partir del 2000 estuve dos años en la escuela de cadetes, terminé la carrera de oficial de policía y acá estamos”.
Confió que su familia la formó “de grande”. Fue mamá a los 35 y hoy tiene 39. “ Me casé hace 5 años, pero hace 6 que estoy en pareja. Sigo casada. Mi esposo tiene un hijo al cual amo como propio. Tiene 14 años. Luego, el 3 de julio de 2013, nace mi tesoro, Natania Lefipán”.
El nacimiento de la bebé marcó un antes y un después en su vida. Como seguro, en toda mujer. “Fue un cambio terrible para mí. Si bien llevaba varios años en Policía, ella fue el motor principal. Un giro terrible. Hermoso. No estaba en mis planes ser madre. La posibilidad que me dio mi esposo de ser mamá es algo que le estaré agradecida siempre. Se hace cuesta arriba poder llevar la conducción de una comisaría, ser madre, ser esposa, ser hija, ser amiga; es complicado. Pero se puede. Queremos darle todo el tiempo del mundo”.
Con una sonrisa permanente y hablando esta vez de su propia realidad, saliendo de las entrevistas tradicionales que relatan hechos policiales cuyas víctimas son mujeres y niños, Mirantes buscó los términos adecuados para describir cómo se relaciona con su hija. “Trato de brindarle calidad de tiempo y no cantidad, son muchas las horas que estoy en la Comisaría por mi trabajo”.
Deslizó que desde que fue mamá, se puso al 100% en la piel de madre. Y es inevitable. Cada día ingresan por la puerta de la comisaría o a través de llamadas telefónicas casos complejos, graves, tristes, angustiantes. “Uno se va preparando para estas cuestiones en la carrera. Acá los temas son delicados y complejos. Es imposible no hacer empatía con esa mamá que está pasando lamentablemente por malas situaciones. Pero siempre hago un paréntesis. Me da placer llegar a la casa y abrazar a mi hija, llenarla de besos. Es un amor. Es muy tierna”.
Asegura que su trabajo es un estímulo también para su vida y lo que realiza “le encanta”. Destaca además el “hermoso equipo de trabajo que me da fuerza para seguir. Ayer (ejemplificó) entré a las 8 de la mañana y llegué a las 22 a mi casa. Mi hija va a poder entender esa situación cuando sea más grande. Sabrá que tardo por una buena causa, por ayudar a la mujer y chicos víctimas de violencia. Llego a casa, con mis hijos, mi vida se llena”.
La carga horaria para una mujer a cargo de una Comisaría no es poca. Como toda mamá que trabaja, pierde momentos claves en el crecimiento de su hija. Pero hoy la tecnología permite estar un poquito más cerca. Cuenta Laura que su hermana (quien cuida de su hija) suele mandarle fotos por whatsapp y audios de Natania diciéndole que la extraña. “Lo que hace mi hermana es mandarme fotos. Yo le digo, tengo hasta tarde porque hay días en que se registran allanamientos, detenciones o exclusiones. Me manda fotos por whatsapp, me cuenta si comió, si no comió y me manda audios. O ella misma me graba diciéndome: mami te extraño, o se larga a llorar, me mandan un audio y me matan”, relata.
Valora Laura la ayuda que recibe de su hermana del corazón en el cuidado de Natania. “Corro con la ventaja que cuento con mi hermana, es su tía. La contención que le da es tremenda. Es como una mamá. Mi hija la quiere muchísimo. Mi esposo trabaja en Policía por la mañana y por la tarde  en un gym. El tiempo que está, lo comparten a full”.
Sonríe y expresa: “Lo que más me preocupa, es que pelea mucho al hermano. Lo domina . Él tiene 14 años. Es su debilidad. Tiene locura por él. Lo vuelve loco”.
Y brinda en este día una recomendación a las madres. “Es importante , más allá de la cantidad de horas, la calidad cuando están con ellos. Prestarles atención, aprender a escucharlos. Estar prestos a lo que te está diciendo. Ante el apuro no escuchamos a nuestros hijos. Muchas veces se inhiben. El silencio es advertencia. Si tienen  4 o 5 años tenemos que estar prestos a atención. Nunca es suficiente el contralor. Siempre atentos. No solo a la escuela. Hay otras necesidades. Uno puede brindarle la mejor educación pero afuera la situación es otra. Hay otras cuestiones que se necesitan más prestancia. A veces, lo desconocen”.
Me cambió la vida ser mamá. Voy a estar agradecida con Dios siempre. No estaba en mis planes ser madre. Agradecerle a mi esposo por darme esa bendición. Natania es un nombre único. Tuvimos que registrarlo. Significa “regalo de dios”.#

Las más leídas

Laura reparte su vida entre el estricto trabajo como policía y la confortable tarea de ser mamá. En la foto, junto a su hija de 4 años.
14 OCT 2017 - 20:23

Por Lorena Leeming

Laura Mirantes asegura que ser mamá le cambió la vida. Se emociona con solo recordar el momento en que tuvo a su hija en brazos y agradece a Dios. Por ella y por el hijo de su esposo que ama como propio. Natania tiene 4 años. Su nombre significa “Regalo de Dios” y así dice que fue. Ella es la jefa de la Comisaría de la Mujer. Una madre que reparte su vida entre la frialdad de las calles, la dureza del delito, la violencia de los agresores que someten todos los días a mujeres como víctimas y el enorme amor que encuentra en el abrazo de sus hijos una vez que. al fin, está en casa.
Hoy es el día de todas las madres y en su nombre llegar a cada mujer que brega por el futuro de sus hijos. Por ser mejor cada día porque el vínculo con los hijos se construye solo con la propia experiencia, nadie sabe cómo ser una buena mamá, no hay instrucciones. Solo el corazón indica cómo transitar ese intenso recorrido.
En una entrevista con Jornada, Laura aseguró que “me cambió la vida ser mamá. Voy a estar agradecida con Dios siempre. No estaba en mis planes ser madre. Quiero agradecerle a mi esposo por darme esa bendición. Natania es un nombre único. Tuvimos que registrarlo. Significa “regalo de Dios”.
Ser policía y madre es cada día un desafío. Laura Mirantes relató cómo ingresó a la Fuerza. “Terminé el secundario en la Escuela Agrotécnica Nº 733 a los 19 años. Son 6 años de estudio. Siempre mi idea fue seguir la carrera de piloto de aviación, me encanta la altura, la velocidad, me encanta volar. Rendí, quedamos pocas. Teníamos que trasladarnos luego a Córdoba. Mi padre era agricultor, cinco hermanos. Era imposible costear los estudios. Llegado el momento, me llamó mi primo. Me dijo que habían abierto la carrera luego de 10 años. Intenté, ingresé y a partir del 2000 estuve dos años en la escuela de cadetes, terminé la carrera de oficial de policía y acá estamos”.
Confió que su familia la formó “de grande”. Fue mamá a los 35 y hoy tiene 39. “ Me casé hace 5 años, pero hace 6 que estoy en pareja. Sigo casada. Mi esposo tiene un hijo al cual amo como propio. Tiene 14 años. Luego, el 3 de julio de 2013, nace mi tesoro, Natania Lefipán”.
El nacimiento de la bebé marcó un antes y un después en su vida. Como seguro, en toda mujer. “Fue un cambio terrible para mí. Si bien llevaba varios años en Policía, ella fue el motor principal. Un giro terrible. Hermoso. No estaba en mis planes ser madre. La posibilidad que me dio mi esposo de ser mamá es algo que le estaré agradecida siempre. Se hace cuesta arriba poder llevar la conducción de una comisaría, ser madre, ser esposa, ser hija, ser amiga; es complicado. Pero se puede. Queremos darle todo el tiempo del mundo”.
Con una sonrisa permanente y hablando esta vez de su propia realidad, saliendo de las entrevistas tradicionales que relatan hechos policiales cuyas víctimas son mujeres y niños, Mirantes buscó los términos adecuados para describir cómo se relaciona con su hija. “Trato de brindarle calidad de tiempo y no cantidad, son muchas las horas que estoy en la Comisaría por mi trabajo”.
Deslizó que desde que fue mamá, se puso al 100% en la piel de madre. Y es inevitable. Cada día ingresan por la puerta de la comisaría o a través de llamadas telefónicas casos complejos, graves, tristes, angustiantes. “Uno se va preparando para estas cuestiones en la carrera. Acá los temas son delicados y complejos. Es imposible no hacer empatía con esa mamá que está pasando lamentablemente por malas situaciones. Pero siempre hago un paréntesis. Me da placer llegar a la casa y abrazar a mi hija, llenarla de besos. Es un amor. Es muy tierna”.
Asegura que su trabajo es un estímulo también para su vida y lo que realiza “le encanta”. Destaca además el “hermoso equipo de trabajo que me da fuerza para seguir. Ayer (ejemplificó) entré a las 8 de la mañana y llegué a las 22 a mi casa. Mi hija va a poder entender esa situación cuando sea más grande. Sabrá que tardo por una buena causa, por ayudar a la mujer y chicos víctimas de violencia. Llego a casa, con mis hijos, mi vida se llena”.
La carga horaria para una mujer a cargo de una Comisaría no es poca. Como toda mamá que trabaja, pierde momentos claves en el crecimiento de su hija. Pero hoy la tecnología permite estar un poquito más cerca. Cuenta Laura que su hermana (quien cuida de su hija) suele mandarle fotos por whatsapp y audios de Natania diciéndole que la extraña. “Lo que hace mi hermana es mandarme fotos. Yo le digo, tengo hasta tarde porque hay días en que se registran allanamientos, detenciones o exclusiones. Me manda fotos por whatsapp, me cuenta si comió, si no comió y me manda audios. O ella misma me graba diciéndome: mami te extraño, o se larga a llorar, me mandan un audio y me matan”, relata.
Valora Laura la ayuda que recibe de su hermana del corazón en el cuidado de Natania. “Corro con la ventaja que cuento con mi hermana, es su tía. La contención que le da es tremenda. Es como una mamá. Mi hija la quiere muchísimo. Mi esposo trabaja en Policía por la mañana y por la tarde  en un gym. El tiempo que está, lo comparten a full”.
Sonríe y expresa: “Lo que más me preocupa, es que pelea mucho al hermano. Lo domina . Él tiene 14 años. Es su debilidad. Tiene locura por él. Lo vuelve loco”.
Y brinda en este día una recomendación a las madres. “Es importante , más allá de la cantidad de horas, la calidad cuando están con ellos. Prestarles atención, aprender a escucharlos. Estar prestos a lo que te está diciendo. Ante el apuro no escuchamos a nuestros hijos. Muchas veces se inhiben. El silencio es advertencia. Si tienen  4 o 5 años tenemos que estar prestos a atención. Nunca es suficiente el contralor. Siempre atentos. No solo a la escuela. Hay otras necesidades. Uno puede brindarle la mejor educación pero afuera la situación es otra. Hay otras cuestiones que se necesitan más prestancia. A veces, lo desconocen”.
Me cambió la vida ser mamá. Voy a estar agradecida con Dios siempre. No estaba en mis planes ser madre. Agradecerle a mi esposo por darme esa bendición. Natania es un nombre único. Tuvimos que registrarlo. Significa “regalo de dios”.#


NOTICIAS RELACIONADAS