Naciones Unidas convoca otra vez al diálogo por Siria

El mediador de Naciones Unidas para la guerra en Siria, Staffan de Mistura, anunció hoy que presidirá en Ginebra, Suiza, una nueva ronda de negociaciones de paz el 28 de noviembre y se mostró optimista de que finalmente, después de más de seis años y medio de conflicto, llegó "el momento de la verdad".

Otro punto trágico en el de por sí trágico Medio Oriente.
26 OCT 2017 - 14:38 | Actualizado


"Necesitamos incluir a las partes en verdaderas negociaciones, sobre asuntos en los que hay alguna perspectiva de que pueden empezar a acercar posturas", defendió el mediador De Mistura, en una videoconferencia con el Consejo de Seguridad de la ONU, informó la agencia de noticias EFE.

Aunque el diplomático no lo mencionó, la cita propuesta para reactivar el diálogo de paz en Ginebra llegará unas semanas después de las negociaciones impulsadas por Rusia, Turquía e Irán, en Astaná, la capital de Kazajistán.
La próxima reunión en Astaná tiene fecha para el próximo lunes y martes. 

Mientras estas negociaciones se concentraron en micro acuerdos como treguas parciales y corredores limitados para permitir la salida de civiles y combatientes de ciudades sitiadas, De Mistura adelantó sus objetivos y son más ambiciosos. 

El mediador quiere acordar un calendario y un proceso para redactar una nueva constitución siria y realizar elecciones supervisadas por Naciones Unidas. Según argumentó, ya se avanzó lo suficiente como para poder comenzar a discutir temas más "sustanciales". 

Sin embargo, cada vez que un representante de la ONU intentó discutir cuestiones de fondo y el futuro político de Siria, el gobierno de Bashar al Assad anunció una negativa tajante. Su mandato, dijo una y otra vez, no depende de una negociación internacional, sino del pueblo sirio. 

La oposición siria en el exilio, en tanto, siempre se negó a discutir una transición post conflicto que incluyera a Al Assad. 
Pese a que estas trabas aún existen, De Mistura se mostró optimista. 

"Sin un proceso político inclusivo, hay una verdadera amenaza de que el Daesh o una organización similar pueda volver y explotar los sentimientos de marginación y agravio", advirtió y recordó que el repliegue y las derrotas de la milicia Estado Islámico de los últimos meses no representan una victoria definitiva ni estable para el país árabe. 

La nueva ronda de negociaciones en Ginebra será la octava convocada por la ONU y, pese al optimismo de De Mistura, se concreta con un poco de retraso porque al mediador le costó conseguir el apoyo y el compromiso de las principales potencias mundiales involucradas en la guerra. 

En los últimos días, De Mistura viajó a Moscú, Bruselas -sede de la Unión Europea- y Nueva York -sede de la ONU-, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres se reunió hoy en Ginebra con el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson. 

La guerra en Siria comenzó en marzo de 2011 como un conflicto civil que escaló luego que el gobierno de Al Assad reprimiera salvajemente protestas masivas de la oposición, que intentaban emular las llamadas revueltas de la Primavera Árabe, que en algunos casos provocaron la caída de longevos regímenes autoritarios y, en otros, obtuvieron algunas reformas. 

Desde entonces, las principales potencias del mundo y Medio Oriente se involucraron directa o indirectamente en la guerra, lo que provocó una de las peores situaciones humanitarias de la historia reciente: un número desconocido de muertos y heridos -la ONU dejó de contar hace tiempo por falta de información- y más de la mitad de la población sin hogar, desplazada dentro del país o refugiada en el exterior.

Otro punto trágico en el de por sí trágico Medio Oriente.
26 OCT 2017 - 14:38


"Necesitamos incluir a las partes en verdaderas negociaciones, sobre asuntos en los que hay alguna perspectiva de que pueden empezar a acercar posturas", defendió el mediador De Mistura, en una videoconferencia con el Consejo de Seguridad de la ONU, informó la agencia de noticias EFE.

Aunque el diplomático no lo mencionó, la cita propuesta para reactivar el diálogo de paz en Ginebra llegará unas semanas después de las negociaciones impulsadas por Rusia, Turquía e Irán, en Astaná, la capital de Kazajistán.
La próxima reunión en Astaná tiene fecha para el próximo lunes y martes. 

Mientras estas negociaciones se concentraron en micro acuerdos como treguas parciales y corredores limitados para permitir la salida de civiles y combatientes de ciudades sitiadas, De Mistura adelantó sus objetivos y son más ambiciosos. 

El mediador quiere acordar un calendario y un proceso para redactar una nueva constitución siria y realizar elecciones supervisadas por Naciones Unidas. Según argumentó, ya se avanzó lo suficiente como para poder comenzar a discutir temas más "sustanciales". 

Sin embargo, cada vez que un representante de la ONU intentó discutir cuestiones de fondo y el futuro político de Siria, el gobierno de Bashar al Assad anunció una negativa tajante. Su mandato, dijo una y otra vez, no depende de una negociación internacional, sino del pueblo sirio. 

La oposición siria en el exilio, en tanto, siempre se negó a discutir una transición post conflicto que incluyera a Al Assad. 
Pese a que estas trabas aún existen, De Mistura se mostró optimista. 

"Sin un proceso político inclusivo, hay una verdadera amenaza de que el Daesh o una organización similar pueda volver y explotar los sentimientos de marginación y agravio", advirtió y recordó que el repliegue y las derrotas de la milicia Estado Islámico de los últimos meses no representan una victoria definitiva ni estable para el país árabe. 

La nueva ronda de negociaciones en Ginebra será la octava convocada por la ONU y, pese al optimismo de De Mistura, se concreta con un poco de retraso porque al mediador le costó conseguir el apoyo y el compromiso de las principales potencias mundiales involucradas en la guerra. 

En los últimos días, De Mistura viajó a Moscú, Bruselas -sede de la Unión Europea- y Nueva York -sede de la ONU-, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres se reunió hoy en Ginebra con el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson. 

La guerra en Siria comenzó en marzo de 2011 como un conflicto civil que escaló luego que el gobierno de Al Assad reprimiera salvajemente protestas masivas de la oposición, que intentaban emular las llamadas revueltas de la Primavera Árabe, que en algunos casos provocaron la caída de longevos regímenes autoritarios y, en otros, obtuvieron algunas reformas. 

Desde entonces, las principales potencias del mundo y Medio Oriente se involucraron directa o indirectamente en la guerra, lo que provocó una de las peores situaciones humanitarias de la historia reciente: un número desconocido de muertos y heridos -la ONU dejó de contar hace tiempo por falta de información- y más de la mitad de la población sin hogar, desplazada dentro del país o refugiada en el exterior.


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