En aquella ocasión, el héroe resultó el también atacante Raúl Edmundo Wensel, un rubio "gringo" que supo vestir la camiseta de Deportivo Armenio que ese miércoles 9 de marzo de 1988 le ganó por 3-2 al conjunto de Núñez que en aquel entonces conducía Carlos Timoteo Griguol.
River se había adelantado esa noche con sendas conquistas de Claudio Caniggia y Omar Palma. Pero antes de la finalización del primer período, el ex jugador de Cañuelas apareció dos veces para estampar la igualdad. Ya en la segunda mitad, el otrora atacante (que después hizo carrera en Banfield y Tristán Suárez, en donde se retiró a los 37 años) marcó su tercer gol y resultó el requerido en los pasillos del estadio Monumental una vez concluido el cotejo. Un detalle: el goleador de esa noche se retiró de Núñez en colectivo, rumbo a su casa de González Catán.
La única "mancha" de Wensel en esa noche de gloria resultó la tarjeta roja que vio a un minuto del final por decisión del árbitro Juan Carlos Demaro.
Esa misma situación, de un jugador visitante marcando tres goles en Núñez se había dado un año antes (1987) con otro protagonista. Fue durante el primer domingo de mayo de esa temporada, en un River 2-Platense 3, en donde el fallecido MIguel Angel Gambier sacó patente de ídolo para la afición "calamar".
Una historia similar hubo ese día, con River adelantándose 2-0, con tantos de Claudio Morresi y Mariano Aponte en contra. El equipo de Vicente López se jugaba la permanencia con Temperley, que jugaba con Rosario Central.
Pero el "Pampa" Gambier acumuló tres goles en apenas 25 minutos (uno de ellos, mediante un tiro penal) y posibilitó la victoria de los dirigidos por Horacio "Chamaco" Rodríguez para permitir que Platense jugara, días más tarde, un desempate por el descenso con Temperley.
El record histórico, igualmente, de cuatro goles en el estadio Monumental lo tiene el atacante vasco Isidro Lángara, quien en el día de su estreno le endosó 4 a River para un triunfo 4-2 de San Lorenzo, en mayo de 1939. El arquero vencido en aquella tarde fue el uruguayo Juan Bautista Besuzzo.
En aquella ocasión, el héroe resultó el también atacante Raúl Edmundo Wensel, un rubio "gringo" que supo vestir la camiseta de Deportivo Armenio que ese miércoles 9 de marzo de 1988 le ganó por 3-2 al conjunto de Núñez que en aquel entonces conducía Carlos Timoteo Griguol.
River se había adelantado esa noche con sendas conquistas de Claudio Caniggia y Omar Palma. Pero antes de la finalización del primer período, el ex jugador de Cañuelas apareció dos veces para estampar la igualdad. Ya en la segunda mitad, el otrora atacante (que después hizo carrera en Banfield y Tristán Suárez, en donde se retiró a los 37 años) marcó su tercer gol y resultó el requerido en los pasillos del estadio Monumental una vez concluido el cotejo. Un detalle: el goleador de esa noche se retiró de Núñez en colectivo, rumbo a su casa de González Catán.
La única "mancha" de Wensel en esa noche de gloria resultó la tarjeta roja que vio a un minuto del final por decisión del árbitro Juan Carlos Demaro.
Esa misma situación, de un jugador visitante marcando tres goles en Núñez se había dado un año antes (1987) con otro protagonista. Fue durante el primer domingo de mayo de esa temporada, en un River 2-Platense 3, en donde el fallecido MIguel Angel Gambier sacó patente de ídolo para la afición "calamar".
Una historia similar hubo ese día, con River adelantándose 2-0, con tantos de Claudio Morresi y Mariano Aponte en contra. El equipo de Vicente López se jugaba la permanencia con Temperley, que jugaba con Rosario Central.
Pero el "Pampa" Gambier acumuló tres goles en apenas 25 minutos (uno de ellos, mediante un tiro penal) y posibilitó la victoria de los dirigidos por Horacio "Chamaco" Rodríguez para permitir que Platense jugara, días más tarde, un desempate por el descenso con Temperley.
El record histórico, igualmente, de cuatro goles en el estadio Monumental lo tiene el atacante vasco Isidro Lángara, quien en el día de su estreno le endosó 4 a River para un triunfo 4-2 de San Lorenzo, en mayo de 1939. El arquero vencido en aquella tarde fue el uruguayo Juan Bautista Besuzzo.