“Antes del hábeas corpus la gente respetaba la cuarentena y nuestro trabajo era más efectivo”

El jefe de la Policía del Chubut, el comisario Miguel Gómez, respalda el sistema de control que se usaba antes de la decisión de la jueza Mirta Moreno. Confirmó que se eliminaron los recargos policiales y dijo que si los agentes son los primeros estatales en cobrar “es un reconocimiento”. A fin de año no podrán volcar en la calle a los 400 nuevos efectivos.

07 JUN 2020 - 20:43 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

-Hubo un reclamo del Consejo de Bienestar Policial para levantar los recargos, ¿qué harán?

-Acordamos levantarlos. Los recargos son un sistema para afectar personal que estaba franco de servicio para fortalecer la prevención en las unidades regionales. Hasta hace unos dos años, los policías trabajaban con el sistema de tercios: tres turnos que cubren las 24 horas. El problema es que el hombre trabajaba una jornada de 8 horas, y al otro día comprimía dos jornadas de 8 horas en 24 horas para tener franco al tercer día. Matemáticamente nunca tenía un franco porque en realidad terminaba trabajando 8 horas un día y en un día ponía dos jornadas para tener un día liberado. Eso no es un franco, es recargar un día para tener liberado otro. Se modificó a un sistema de cuartos, pero matemáticamente eso causó disminuciones y hubo que generar un turno porque se achicó el volumen de personal en cada guardia. Por eso se acordó en el primer franco recargar 4 horas a la mitad o a una parte del turno y así elevar el número de personal afectado y no quedar cortos.

-¿Por qué se levanta ese recargo?

-En pandemia y teniendo en cuenta la situación compleja que tenemos, se acordó descomprimir ese recargo teniendo en cuenta que delictualmente no hay mucha actividad. El recargo se eliminó por una resolución que firmé. Es hasta nueva orden porque si se disparan los índices delictuales, por manda constitucional debemos velar por la seguridad. Si en Trelew hay una situación delincuencial agobiante no podemos permitir que el hombre esté dos días franco y no tener reacción. Por ahora, con la situación que vivimos, es fácilmente manejable. Es un escenario de complejidad delictual sería difícil.

-¿Cómo están con los adicionales?

-El aislamiento afectó actividades como el fútbol, casino, bingos, boliches bailables, confiterías. La gran mayoría y en gran volumen están cubiertos por policías que en su franco hacían un servicio adicional. Por ley el particular contrata al efectivo, deposita el 5% para el Estado y el resto lo cobra el efectivo. Evidentemente es un ingreso monetario. Todo eso cayó y se refleja directamente en el bolsillo, en las arcas de Policía y del efectivo. Resiente. Nos queda un adicional que es permanente, que es el bancario. Se paga postergado en el tiempo y es más barato, fraccionado por horas. Es menos conveniente para el policía pero se cubre.

-¿Pero hubo un reclamo al Banco Chubut por los descuentos en los adicionales?

-Estos adicionales no se están cobrando porque no se cubren, entonces los pocos adicionales que están entrando, los que tienen préstamos o tarjetas apenas entra en la cuenta se los debita. Hablamos con Javier Alvaredo, presidente de la entidad, para lograr una alternativa porque el efectivo necesita el adicional, para que no se le debite apenas ingresa. Estamos en eso y encontramos alguna alternativa para implementar.

-¿Es incómodo que la Policía cobre primero que el resto de los empleados estatales?

-No. Es un reconocimiento. Policía no incumplió nunca con su labor. Debe estar en situaciones muy angustiantes, corriendo mucho riesgo y es muy estresante, porque está desplegado en retenes, controles y procedimientos, siempre a riesgo de su integridad física o su salud y la de su familia, porque vuelve a su casa, y no sabe si lleva el virus a su esposa o sus hijos.

-En la calle hay 5.200 policías, ¿cuantos faltarían?

-Teníamos buena expectativa, veníamos muy bien con el ingreso de efectivos que este año iba a ser histórico. Teníamos más de 2 mil jóvenes interesados en ingresar, históricamente nunca se había dado tantos, de Chubut, de provincias vecinas y del norte que se presentaron para ser postulantes. El primer filtro fue el examen psicodiagnóstico y toxicológico y los antecedentes. El segundo, la actitud y la aptitud. En un novedoso campamento integramos en un centro único a todos los postulantes de la Escuela de Cadetes y los presentados en las Unidades Regionales. Hicimos un período selectivo, preliminar, para integrarlos a las actividades policiales con mucha actividad física y conocimientos de la disciplina policial.

-¿Cuántos quedaron?

-Arrancaron 780 y se achicó a 450, un grupo pulido, trabajado y amalgamado. Eran los que arrancaron este año, pero no del modo que queríamos porque el Covid-19 nos afectó sustancialmente. A esta altura del año tendríamos que estar con una actividad muy intensa en lo académico y en la formación policial, pero estamos acotados, no de acuerdo a lo planificado. No obstante lo seguimos sobrellevando. Tuvimos un parate por la circulación comunitaria en Trelew.

-Quizás lo académico se puede resolver, la otra parte de la formación no…

-La actividad policial lleva mucha práctica. ¿Cómo hacemos? De esos 450, 400 egresaban en diciembre. Es novedoso integrar en una única selección preliminar a cadetes con agentes. Los primeros llevan 3 años de formación, eran 50 que no terminaban ahora sino en 3 años. Pero nos va a dificultar. Ojalá los 400 podamos sacarlos a la calle en diciembre, pero carecemos de la posibilidad de las prácticas, manejo de armas, procedimientos policiales, detenciones, actividad física, artes marciales, todo eso está afectado. Con la pandemia estamos complicados, no sería prudente volcarlos a la calle si no tienen una capacitación real y concreta.

-¿Van a estar en diciembre en la calle?

-La verdad que lo dudo, en diciembre sería muy difícil poder ponerlos en la calle. Nos frustra una parte de lo que teníamos planificado, veremos cómo lo compensamos y suplimos.

Retiro policial

-El retiro suele ser motivo de planteos en la fuerza, ¿planean más cambios legislativos?

-Nos reunimos con suboficiales que superan los 30 años de servicio. En 2019 Jefatura acercó una propuesta para modificar el sistema de retiro. Lo más fácil de lograr no se logró porque se generó una duda malintencionada, evidentemente con interés político que lo pusieron en crisis. Y lo más difícil lo logramos: cambiar el sistema de cálculo del haber jubilatorio. Era lo más difícil porque era plata. Modificamos algo que hace años era desfavorable e injusto: un efectivo que hacía muy bien los deberes se iba a los 30 años con un haber promediado por ocho años. Y de ahí el 82%. Al que hacía mal los deberes le promediaban cuatro años. Lo planteamos en Legislatura y ante asesores técnicos y legales de la caja. La ley se aprobó en diciembre.

-¿Hay muchos policías excedidos en los años?

-Tenemos 150 policías que superan los 31 años de servicio. Por diversas razones no se quieren ir. El tema es que no tengo argumento legal para blanquear los años de más que hagan. Siempre se dice que la caja está colapsada, acá por el contrario estos efectivos siguen aportando pero en perjuicio de lo que después les reditúa. Hay gente que supera los 36 años de servicio. Propusimos que llegados los 30 años obligatorios, que voluntariamente expresen si quiere trabajar un año más, con el límite en 35. Y que esos 5 años de más puntúen a su favor en su cálculo de retiro. El hombre aporta más pero con un mejor haber. Los suboficiales me dejaron una nota porque quieren seguir trabajando. El desafío es hacer un nuevo proyecto para discutirlo y dar esta posibilidad a estos efectivos que quieren seguir trabajando. Y el que no quiere que se vaya.

-¿Qué pasó con las pistolas Taser?

-Trajo un largo debate y habla alguien que las probó. Estuvimos a punto de comprar 30 pistolas y se truncó prácticamente por los mismos motivos que salieron a flote en la discusión en este último tiempo. Bien usado es un elemento muy valioso, de vital utilidad. Tenemos el expediente bastante avanzado. Está calculado presupuestariamente pero en la importación tuvimos algún inconveniente, se frenó por la cantidad que pedíamos y lo que ofertaron. En el medio surgen las limitaciones económicas y la pandemia. Es una traba económica y administrativa más allá del revuelto que se armó, reproches y planteos. No quedo estancado por la protesta de una organización, no hubo ningún freno legal. Los papeles están hechos con oferentes y valores.

Batalla compleja

-¿Cuál es la ciudad que más preocupa en términos de inseguridad?

-Trlew es una batalla permanente y compleja, la tenemos muy controlada. Los números hablan por sí solo. Con el Covid-19 llegamos a tener 40 días sin registro de delitos. Tenemos eventualidades, hechos de oportunidad, arrebatos, situaciones que muchas veces se complementan con un exceso de confianza del particular y de eso hay que hacerse cargo. En Trelew tenemos un grupete de amigos de lo ajeno siempre expectantes y actualizados en el delito, nos ponen en crisis. Hoy con los dispositivos de los portones eléctricos que son muy baratos bloquean sistemas de alarmas muy modernos de los autos nuevos. Hay una cifra de personas que están hace años en el circuito delictivo pero muchas están tras las rejas. El caso de Beryl Williams es un ejemplo con personas muy nombradas.

-¿Se pone más complejo el escenario trelewense con la crisis económica?

-Es un factor de peso. La complejidad empieza a percibirse marcadamente y veremos cómo se refleja en cada ciudad. Estamos viendo gente que sale a robar comida o bebida.

“Laxo y permisivo”

-El ministro de Seguridad, Federico Massoni, deslizó que el hábeas corpus por los excesos policiales en la pandemia generó que ahora el trabajo preventivo sea menos efectivo…

-Desde ya. No es tan contundente. La Policía venia 10 días antes del decreto trabajando para cercenar estas cuestiones callejeras de tránsito por todos lados. Hubo mucha contundencia, retenes y bloqueos. Acotamos mucho la franja horaria y los DNI, tuvimos muchos detenidos. Se habilitaron gimnasios porque centralizábamos a todos los detenidos, se podía hacer prolijo el protocolo, había amplitud de espacios, control visual muy fácil sin tabiques ni habitaciones, y distancia social. Se hacía una rápida notificación, Había un escritorio, un gabinete con un enfermero y un médico que hacían los chequeos. Notificado el infractor, se iba a su casa. Y con secuestro de vehículo. Veníamos muy bien. Un par de situaciones dispararon el hábeas corpus y cambiamos la modalidad de trabajo, se hizo más laxo y permisivo. Es primero una invitación de que el particular vaya a su casa, o lo llevamos.

-¿Volvería a ese mecanismo pese a los cuestionamientos?

-Sí, yo lo respaldo ese mecanismo. En realidad a diario siempre hay detenciones y secuestros. No con tanta contundencia como antes, ahora tenemos un paso más porque lo invitamos a que se vaya a su casa. El sistema estaba bien, siempre en el marco de la legalidad. No hablo de vejar ni de atropellar. Se percibía que la gente respetaba la cuarentena. Hoy con la apertura y flexibilización a diario detectamos que mucha gente que no acata. Muchas veces un policía se encuentra con alguien y le dice vuelva a su casa. Al rato lo vemos en otro punto, le insiste y eso desgasta al policía. El primer trabajo era más efectivo y operativo. También exponía más al personal a reproches judicial. En realidad hoy nuestro trabajo es menos comprometedor para el policía porque te invito a ir a tu casa y si no, es cuestión tuya. Pero en buena hora que se denuncie. No podemos hacernos cargo de cuestiones que no están permitidas.

“Gol de arco a arco”

-¿Cómo es su vínculo con Massoni?

- El ministro y el jefe de Policía están en la calle porque concebimos que si las cosas pasan, pasan en la calle, no desde el escritorio. Con Massoni me llevo muy bien. Lo conocí antes de ser jefe en un proceso que tuve que afrontar y fue mi abogado. Se generó un lazo. Por esa cercanía el gobernador me permitió ser jefe. Y permitió a Policía aprovechar el mejor momento político para lograr grandes cambios. Lo digo muy convencido. Este gobernador y este ministro significaron el mejor momento político para la Policía, digan lo que digan. Con una situación económica agobiante, para la Policía es el mejor. Voy a cumplir 32 años de servicio. La Policía siempre fue última para los aumentos y los cobros. Hoy no lo somos. Pudimos blanquear muchos ítems desconsiderados hace décadas: un hombre cobraba 100 pero al retirarse cobraba 20, producto de que estaba todo inflado. A veces el policía no es muy atento a esas cuestiones o por el cachetazo diario que tiene, no ve lo más importante. El cambio que logramos en diciembre fue un gol de arco a arco porque tiró por tierra injusticias de décadas que nunca nadie vio. No se concretaba sin la aprobación del gobernador. Son pequeños grandes logros que significan un reconocimiento al personal.

-¿Me está diciendo que en sus más de tres décadas el gobernador Arcioni es lo mejor que le pasó a la Policía provincial?

-Si. No se dio lo de los Centros de Encuentro para formar policías, pero el gobernador escuchó. Lo tuvimos ahí. Estuvo a punto de darnos un Centro. Se truncó pero tiene esa preocupación y consideración. Sabe que lo necesitamos y sabemos que lo vamos a lograr.

“El caso de Mirantes es doloroso”

-¿Cómo está el caso de Laura Mirantes?

-Hay un sumario administrativo que sustancia Asuntos Internos. Está investigada como jefa de Comisaría, más una oficial de servicios, una suboficial encargada de la guardia y el jefe de la Sección Operaciones. Se reprocha que hubo un procedimiento en ruta 7, intervino un subcomisario, detuvo a personas presuntamente infractoras de la cuarentena, y cayendo la tarde se constató que ni autos ni personas habían sido documentados en actas. Se mandó una inspección a la Comisaría y se activaron las cuestiones que no se habían hecho. Hablamos de llevar detenidos que no quedaron registrados. El subcomisario radicó una denuncia penal y administrativa. Están todos en disponibilidad salvo la oficial de guardia, que jerárquicamente es la que menos responsabilidad tiene. Se los apartó del servicio activo para garantizar imparcialidad y objetividad en la investigación. Entiendo que el sumario está en proceso de defensa.

“Yo la propuse”

-Por el aprecio que se ganó Mirantes en la comunidad, ¿es más complejo este caso?

-Es doloroso, yo propuse a Mirantes para jefa de Comisaría, venía teniendo una buena gestión en muy poco tiempo, y sucedió esto. Pero surgieron elementos indicadores prima facie de que algo había que investigar, más allá de lo doloroso no nos podíamos desprender de la objetividad ante una denuncia formal, no un chismerío.

-En sus redes sociales ella deslizó que ante situaciones peores dentro de la fuerza, las sanciones no fueron equivalentes de parte de las cúpulas….

-No tengo redes ni les presto atención. Ya tengo demasiado con el WhatsApp. Sí me llegó la información. Esta gestión del Ministerio y de esta Jefatura fue muy contundente con determinadas cosas. Ella dice que es una cuestión menor, no quiero decir que sí ni que no porque tengo que resolver, veré que me dicen, tal vez tenga razón y lo que se denuncia ojalá sea algo menor. No me atrevo a aseverarlo. Tuvimos un subcomisario que hace poco fue exonerado por servicios adicionales que estaba haciendo de manera irregular; tuvimos otro caso con un suboficial de Comodoro Rivadavia que sacó dos detenidos de la Alcaidía de forma irregular para reparaciones particulares. Fue expulsado. Hemos sido muy estrictos.

-¿Cuántos policías hay en disponibilidad?

-Por lo que firmé, en disponibilidad debemos tener 18 policías. No son muchos para una fuerza de 6.500 efectivos en total. No significa ser culpable ni inocentes, están apartados para que no influyan en la investigación.

El caso Tito Nichols

-Los criticaron por la distinción en 2019 para Tito Nichols por su paso por la Escuela de Personal Subalterno…

-Fuimos a un acto de reconocimiento a directores y en la dinámica nos enteramos que había que entregarle una distinción y nos vimos sorprendido. Es un retirado nuestro al cual recibí como a otros. No teníamos presente que se le iba a entregar.

-¿No sabían que iba a ser distinguido?

-No sabíamos. Pero si bien afrontaba un proceso, no había una sentencia, que debe quedar firme. No sabíamos de esa entrega y como jefe debo pedir disculpas al ministro por haberlo expuesto a esa situación. Hoy la justicia dice esto, lamentablemente para la Policía y para Nichols.

-¿Ahora piensan en otra cosa?

-Lo que hubo fue una propuesta del director de la Escuela. A todos se les entregó, sin distinción de motivos. Él fue director, es innegable y no lo podemos soslayar. Lamentablemente este fallo de lesa humanidad pone en crisis ese reconocimiento, sin duda alguna.

-¿Si queda firme se puede llegar a pensar en algo?

-Sí, una cuestión de lesa humanidad nos obliga a posicionarnos en ese sentido como institución.

-¿Tiene alguna crítica al Poder Judicial?

-Jueces y fiscales hacen lo que la ley marca. No pueden salirse de ahí. Lo que aflora es el planteo de flexibilidad, que entran por una puerta y salen por la otra. Eso genera escozor en la opinión pública. Sí hace falta entrar en el debate de cambiar las leyes para que esas cosas no se dan. Lo que habría que cambiar, que algunos fiscales hacen, y que resiente mucho a la victima de los delitos, es dar más dinámica en los allanamientos en algunos casos. Muchas veces te roban y decís “Está allá”, pero pasan 48 horas y se dificulta. A veces hay responsabilidades compartidas y Policía no hace bien el relevamiento, los pedidos y los informes. El Código Procesal dice que los allanamientos deben hacerse de día. Es lo que más resiente al particular cuando dice “Me robó fulano y las cosas están ahí” pero debe esperar 48 horas. Y uno quiere dinámica y contundencia.

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07 JUN 2020 - 20:43

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

-Hubo un reclamo del Consejo de Bienestar Policial para levantar los recargos, ¿qué harán?

-Acordamos levantarlos. Los recargos son un sistema para afectar personal que estaba franco de servicio para fortalecer la prevención en las unidades regionales. Hasta hace unos dos años, los policías trabajaban con el sistema de tercios: tres turnos que cubren las 24 horas. El problema es que el hombre trabajaba una jornada de 8 horas, y al otro día comprimía dos jornadas de 8 horas en 24 horas para tener franco al tercer día. Matemáticamente nunca tenía un franco porque en realidad terminaba trabajando 8 horas un día y en un día ponía dos jornadas para tener un día liberado. Eso no es un franco, es recargar un día para tener liberado otro. Se modificó a un sistema de cuartos, pero matemáticamente eso causó disminuciones y hubo que generar un turno porque se achicó el volumen de personal en cada guardia. Por eso se acordó en el primer franco recargar 4 horas a la mitad o a una parte del turno y así elevar el número de personal afectado y no quedar cortos.

-¿Por qué se levanta ese recargo?

-En pandemia y teniendo en cuenta la situación compleja que tenemos, se acordó descomprimir ese recargo teniendo en cuenta que delictualmente no hay mucha actividad. El recargo se eliminó por una resolución que firmé. Es hasta nueva orden porque si se disparan los índices delictuales, por manda constitucional debemos velar por la seguridad. Si en Trelew hay una situación delincuencial agobiante no podemos permitir que el hombre esté dos días franco y no tener reacción. Por ahora, con la situación que vivimos, es fácilmente manejable. Es un escenario de complejidad delictual sería difícil.

-¿Cómo están con los adicionales?

-El aislamiento afectó actividades como el fútbol, casino, bingos, boliches bailables, confiterías. La gran mayoría y en gran volumen están cubiertos por policías que en su franco hacían un servicio adicional. Por ley el particular contrata al efectivo, deposita el 5% para el Estado y el resto lo cobra el efectivo. Evidentemente es un ingreso monetario. Todo eso cayó y se refleja directamente en el bolsillo, en las arcas de Policía y del efectivo. Resiente. Nos queda un adicional que es permanente, que es el bancario. Se paga postergado en el tiempo y es más barato, fraccionado por horas. Es menos conveniente para el policía pero se cubre.

-¿Pero hubo un reclamo al Banco Chubut por los descuentos en los adicionales?

-Estos adicionales no se están cobrando porque no se cubren, entonces los pocos adicionales que están entrando, los que tienen préstamos o tarjetas apenas entra en la cuenta se los debita. Hablamos con Javier Alvaredo, presidente de la entidad, para lograr una alternativa porque el efectivo necesita el adicional, para que no se le debite apenas ingresa. Estamos en eso y encontramos alguna alternativa para implementar.

-¿Es incómodo que la Policía cobre primero que el resto de los empleados estatales?

-No. Es un reconocimiento. Policía no incumplió nunca con su labor. Debe estar en situaciones muy angustiantes, corriendo mucho riesgo y es muy estresante, porque está desplegado en retenes, controles y procedimientos, siempre a riesgo de su integridad física o su salud y la de su familia, porque vuelve a su casa, y no sabe si lleva el virus a su esposa o sus hijos.

-En la calle hay 5.200 policías, ¿cuantos faltarían?

-Teníamos buena expectativa, veníamos muy bien con el ingreso de efectivos que este año iba a ser histórico. Teníamos más de 2 mil jóvenes interesados en ingresar, históricamente nunca se había dado tantos, de Chubut, de provincias vecinas y del norte que se presentaron para ser postulantes. El primer filtro fue el examen psicodiagnóstico y toxicológico y los antecedentes. El segundo, la actitud y la aptitud. En un novedoso campamento integramos en un centro único a todos los postulantes de la Escuela de Cadetes y los presentados en las Unidades Regionales. Hicimos un período selectivo, preliminar, para integrarlos a las actividades policiales con mucha actividad física y conocimientos de la disciplina policial.

-¿Cuántos quedaron?

-Arrancaron 780 y se achicó a 450, un grupo pulido, trabajado y amalgamado. Eran los que arrancaron este año, pero no del modo que queríamos porque el Covid-19 nos afectó sustancialmente. A esta altura del año tendríamos que estar con una actividad muy intensa en lo académico y en la formación policial, pero estamos acotados, no de acuerdo a lo planificado. No obstante lo seguimos sobrellevando. Tuvimos un parate por la circulación comunitaria en Trelew.

-Quizás lo académico se puede resolver, la otra parte de la formación no…

-La actividad policial lleva mucha práctica. ¿Cómo hacemos? De esos 450, 400 egresaban en diciembre. Es novedoso integrar en una única selección preliminar a cadetes con agentes. Los primeros llevan 3 años de formación, eran 50 que no terminaban ahora sino en 3 años. Pero nos va a dificultar. Ojalá los 400 podamos sacarlos a la calle en diciembre, pero carecemos de la posibilidad de las prácticas, manejo de armas, procedimientos policiales, detenciones, actividad física, artes marciales, todo eso está afectado. Con la pandemia estamos complicados, no sería prudente volcarlos a la calle si no tienen una capacitación real y concreta.

-¿Van a estar en diciembre en la calle?

-La verdad que lo dudo, en diciembre sería muy difícil poder ponerlos en la calle. Nos frustra una parte de lo que teníamos planificado, veremos cómo lo compensamos y suplimos.

Retiro policial

-El retiro suele ser motivo de planteos en la fuerza, ¿planean más cambios legislativos?

-Nos reunimos con suboficiales que superan los 30 años de servicio. En 2019 Jefatura acercó una propuesta para modificar el sistema de retiro. Lo más fácil de lograr no se logró porque se generó una duda malintencionada, evidentemente con interés político que lo pusieron en crisis. Y lo más difícil lo logramos: cambiar el sistema de cálculo del haber jubilatorio. Era lo más difícil porque era plata. Modificamos algo que hace años era desfavorable e injusto: un efectivo que hacía muy bien los deberes se iba a los 30 años con un haber promediado por ocho años. Y de ahí el 82%. Al que hacía mal los deberes le promediaban cuatro años. Lo planteamos en Legislatura y ante asesores técnicos y legales de la caja. La ley se aprobó en diciembre.

-¿Hay muchos policías excedidos en los años?

-Tenemos 150 policías que superan los 31 años de servicio. Por diversas razones no se quieren ir. El tema es que no tengo argumento legal para blanquear los años de más que hagan. Siempre se dice que la caja está colapsada, acá por el contrario estos efectivos siguen aportando pero en perjuicio de lo que después les reditúa. Hay gente que supera los 36 años de servicio. Propusimos que llegados los 30 años obligatorios, que voluntariamente expresen si quiere trabajar un año más, con el límite en 35. Y que esos 5 años de más puntúen a su favor en su cálculo de retiro. El hombre aporta más pero con un mejor haber. Los suboficiales me dejaron una nota porque quieren seguir trabajando. El desafío es hacer un nuevo proyecto para discutirlo y dar esta posibilidad a estos efectivos que quieren seguir trabajando. Y el que no quiere que se vaya.

-¿Qué pasó con las pistolas Taser?

-Trajo un largo debate y habla alguien que las probó. Estuvimos a punto de comprar 30 pistolas y se truncó prácticamente por los mismos motivos que salieron a flote en la discusión en este último tiempo. Bien usado es un elemento muy valioso, de vital utilidad. Tenemos el expediente bastante avanzado. Está calculado presupuestariamente pero en la importación tuvimos algún inconveniente, se frenó por la cantidad que pedíamos y lo que ofertaron. En el medio surgen las limitaciones económicas y la pandemia. Es una traba económica y administrativa más allá del revuelto que se armó, reproches y planteos. No quedo estancado por la protesta de una organización, no hubo ningún freno legal. Los papeles están hechos con oferentes y valores.

Batalla compleja

-¿Cuál es la ciudad que más preocupa en términos de inseguridad?

-Trlew es una batalla permanente y compleja, la tenemos muy controlada. Los números hablan por sí solo. Con el Covid-19 llegamos a tener 40 días sin registro de delitos. Tenemos eventualidades, hechos de oportunidad, arrebatos, situaciones que muchas veces se complementan con un exceso de confianza del particular y de eso hay que hacerse cargo. En Trelew tenemos un grupete de amigos de lo ajeno siempre expectantes y actualizados en el delito, nos ponen en crisis. Hoy con los dispositivos de los portones eléctricos que son muy baratos bloquean sistemas de alarmas muy modernos de los autos nuevos. Hay una cifra de personas que están hace años en el circuito delictivo pero muchas están tras las rejas. El caso de Beryl Williams es un ejemplo con personas muy nombradas.

-¿Se pone más complejo el escenario trelewense con la crisis económica?

-Es un factor de peso. La complejidad empieza a percibirse marcadamente y veremos cómo se refleja en cada ciudad. Estamos viendo gente que sale a robar comida o bebida.

“Laxo y permisivo”

-El ministro de Seguridad, Federico Massoni, deslizó que el hábeas corpus por los excesos policiales en la pandemia generó que ahora el trabajo preventivo sea menos efectivo…

-Desde ya. No es tan contundente. La Policía venia 10 días antes del decreto trabajando para cercenar estas cuestiones callejeras de tránsito por todos lados. Hubo mucha contundencia, retenes y bloqueos. Acotamos mucho la franja horaria y los DNI, tuvimos muchos detenidos. Se habilitaron gimnasios porque centralizábamos a todos los detenidos, se podía hacer prolijo el protocolo, había amplitud de espacios, control visual muy fácil sin tabiques ni habitaciones, y distancia social. Se hacía una rápida notificación, Había un escritorio, un gabinete con un enfermero y un médico que hacían los chequeos. Notificado el infractor, se iba a su casa. Y con secuestro de vehículo. Veníamos muy bien. Un par de situaciones dispararon el hábeas corpus y cambiamos la modalidad de trabajo, se hizo más laxo y permisivo. Es primero una invitación de que el particular vaya a su casa, o lo llevamos.

-¿Volvería a ese mecanismo pese a los cuestionamientos?

-Sí, yo lo respaldo ese mecanismo. En realidad a diario siempre hay detenciones y secuestros. No con tanta contundencia como antes, ahora tenemos un paso más porque lo invitamos a que se vaya a su casa. El sistema estaba bien, siempre en el marco de la legalidad. No hablo de vejar ni de atropellar. Se percibía que la gente respetaba la cuarentena. Hoy con la apertura y flexibilización a diario detectamos que mucha gente que no acata. Muchas veces un policía se encuentra con alguien y le dice vuelva a su casa. Al rato lo vemos en otro punto, le insiste y eso desgasta al policía. El primer trabajo era más efectivo y operativo. También exponía más al personal a reproches judicial. En realidad hoy nuestro trabajo es menos comprometedor para el policía porque te invito a ir a tu casa y si no, es cuestión tuya. Pero en buena hora que se denuncie. No podemos hacernos cargo de cuestiones que no están permitidas.

“Gol de arco a arco”

-¿Cómo es su vínculo con Massoni?

- El ministro y el jefe de Policía están en la calle porque concebimos que si las cosas pasan, pasan en la calle, no desde el escritorio. Con Massoni me llevo muy bien. Lo conocí antes de ser jefe en un proceso que tuve que afrontar y fue mi abogado. Se generó un lazo. Por esa cercanía el gobernador me permitió ser jefe. Y permitió a Policía aprovechar el mejor momento político para lograr grandes cambios. Lo digo muy convencido. Este gobernador y este ministro significaron el mejor momento político para la Policía, digan lo que digan. Con una situación económica agobiante, para la Policía es el mejor. Voy a cumplir 32 años de servicio. La Policía siempre fue última para los aumentos y los cobros. Hoy no lo somos. Pudimos blanquear muchos ítems desconsiderados hace décadas: un hombre cobraba 100 pero al retirarse cobraba 20, producto de que estaba todo inflado. A veces el policía no es muy atento a esas cuestiones o por el cachetazo diario que tiene, no ve lo más importante. El cambio que logramos en diciembre fue un gol de arco a arco porque tiró por tierra injusticias de décadas que nunca nadie vio. No se concretaba sin la aprobación del gobernador. Son pequeños grandes logros que significan un reconocimiento al personal.

-¿Me está diciendo que en sus más de tres décadas el gobernador Arcioni es lo mejor que le pasó a la Policía provincial?

-Si. No se dio lo de los Centros de Encuentro para formar policías, pero el gobernador escuchó. Lo tuvimos ahí. Estuvo a punto de darnos un Centro. Se truncó pero tiene esa preocupación y consideración. Sabe que lo necesitamos y sabemos que lo vamos a lograr.

“El caso de Mirantes es doloroso”

-¿Cómo está el caso de Laura Mirantes?

-Hay un sumario administrativo que sustancia Asuntos Internos. Está investigada como jefa de Comisaría, más una oficial de servicios, una suboficial encargada de la guardia y el jefe de la Sección Operaciones. Se reprocha que hubo un procedimiento en ruta 7, intervino un subcomisario, detuvo a personas presuntamente infractoras de la cuarentena, y cayendo la tarde se constató que ni autos ni personas habían sido documentados en actas. Se mandó una inspección a la Comisaría y se activaron las cuestiones que no se habían hecho. Hablamos de llevar detenidos que no quedaron registrados. El subcomisario radicó una denuncia penal y administrativa. Están todos en disponibilidad salvo la oficial de guardia, que jerárquicamente es la que menos responsabilidad tiene. Se los apartó del servicio activo para garantizar imparcialidad y objetividad en la investigación. Entiendo que el sumario está en proceso de defensa.

“Yo la propuse”

-Por el aprecio que se ganó Mirantes en la comunidad, ¿es más complejo este caso?

-Es doloroso, yo propuse a Mirantes para jefa de Comisaría, venía teniendo una buena gestión en muy poco tiempo, y sucedió esto. Pero surgieron elementos indicadores prima facie de que algo había que investigar, más allá de lo doloroso no nos podíamos desprender de la objetividad ante una denuncia formal, no un chismerío.

-En sus redes sociales ella deslizó que ante situaciones peores dentro de la fuerza, las sanciones no fueron equivalentes de parte de las cúpulas….

-No tengo redes ni les presto atención. Ya tengo demasiado con el WhatsApp. Sí me llegó la información. Esta gestión del Ministerio y de esta Jefatura fue muy contundente con determinadas cosas. Ella dice que es una cuestión menor, no quiero decir que sí ni que no porque tengo que resolver, veré que me dicen, tal vez tenga razón y lo que se denuncia ojalá sea algo menor. No me atrevo a aseverarlo. Tuvimos un subcomisario que hace poco fue exonerado por servicios adicionales que estaba haciendo de manera irregular; tuvimos otro caso con un suboficial de Comodoro Rivadavia que sacó dos detenidos de la Alcaidía de forma irregular para reparaciones particulares. Fue expulsado. Hemos sido muy estrictos.

-¿Cuántos policías hay en disponibilidad?

-Por lo que firmé, en disponibilidad debemos tener 18 policías. No son muchos para una fuerza de 6.500 efectivos en total. No significa ser culpable ni inocentes, están apartados para que no influyan en la investigación.

El caso Tito Nichols

-Los criticaron por la distinción en 2019 para Tito Nichols por su paso por la Escuela de Personal Subalterno…

-Fuimos a un acto de reconocimiento a directores y en la dinámica nos enteramos que había que entregarle una distinción y nos vimos sorprendido. Es un retirado nuestro al cual recibí como a otros. No teníamos presente que se le iba a entregar.

-¿No sabían que iba a ser distinguido?

-No sabíamos. Pero si bien afrontaba un proceso, no había una sentencia, que debe quedar firme. No sabíamos de esa entrega y como jefe debo pedir disculpas al ministro por haberlo expuesto a esa situación. Hoy la justicia dice esto, lamentablemente para la Policía y para Nichols.

-¿Ahora piensan en otra cosa?

-Lo que hubo fue una propuesta del director de la Escuela. A todos se les entregó, sin distinción de motivos. Él fue director, es innegable y no lo podemos soslayar. Lamentablemente este fallo de lesa humanidad pone en crisis ese reconocimiento, sin duda alguna.

-¿Si queda firme se puede llegar a pensar en algo?

-Sí, una cuestión de lesa humanidad nos obliga a posicionarnos en ese sentido como institución.

-¿Tiene alguna crítica al Poder Judicial?

-Jueces y fiscales hacen lo que la ley marca. No pueden salirse de ahí. Lo que aflora es el planteo de flexibilidad, que entran por una puerta y salen por la otra. Eso genera escozor en la opinión pública. Sí hace falta entrar en el debate de cambiar las leyes para que esas cosas no se dan. Lo que habría que cambiar, que algunos fiscales hacen, y que resiente mucho a la victima de los delitos, es dar más dinámica en los allanamientos en algunos casos. Muchas veces te roban y decís “Está allá”, pero pasan 48 horas y se dificulta. A veces hay responsabilidades compartidas y Policía no hace bien el relevamiento, los pedidos y los informes. El Código Procesal dice que los allanamientos deben hacerse de día. Es lo que más resiente al particular cuando dice “Me robó fulano y las cosas están ahí” pero debe esperar 48 horas. Y uno quiere dinámica y contundencia.


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