Construyeron un avión experimental con la doble función de “transporte y diversión”

El proyecto “Correcaminos” empezó en 2013 y ya está certificado como experimental. Se realizó en el Aeroclub de Comodoro Rivadavia con la idea de dos jóvenes pilotos. Con tanque lleno llegaría sin escalas a Buenos Aires y en equivalencia, gasta el mismo combustible que una camioneta.

08 NOV 2020 - 22:06 | Actualizado

Por Ismael Tebes / @ismatebes

Un avión hecho en la tierra de los vientos, el sueño de cruzar el continente y la tecnología puesta al servicio de la aventura son los componentes del proyecto “Correcaminos”.

“Nos gusta recorrer muchos lugares y a veces, el tiempo es una variable determinante. Una de las ventajas que tiene el avión es poder transportarnos y estar en más lugares en menos tiempo. Estamos hablando de un avión que supera los 300 kilómetros por hora y que tiene una autonomía de 6 a 6 horas y medio dependiendo del régimen de vuelo”, explicó Juan Martín Escobar uno de los autores del proyecto junto a Guillermo Casamayú, piloto y radatilense como él.

Alentados por el espíritu indomable de Saint Exupery ensamblaron un Van’s RV-7 apodado por “El Correcaminos”, en honor a la eterna ave escapista, sagaz y veloz, inalcanzable para el Coyote. “Es un avión versátil y eficiente y responde a este apodo. Con tanque lleno de combustible llegaríamos sin escala a Buenos Aires”.

Todo comenzó en 2013 y recién este año pudieron realizarse los primeros vuelos y se está terminando de poner a punto. Ya tiene la certificación de ANAC4, el certificado de Aeronavegabilidad Especial otorgado por la Administración de Aviación Civil con la matricula LV-X610. Experimental pero listo para surcar los aires. “Seguimos haciendo pruebas. Ni bien se pueda, invitamos a la gente a acercarse al Aeroclub para poder conocerlo”.

Escobar expresó que entre las tres variables; diseño, construcción y ensamblado se debió demostrar más del 51 por ciento para defender la condición de experimental. “Este kit es uno de los más vendidos; es diseñado en Estados Unidos y hay muchísimos aviones de este tipo volando por el mundo”.

En cuanto a sus especificaciones, indicó que se construyó íntegramente en aluminio con remaches, largueros y cuadernas. “Tiene un solo motor y dos asientos, para piloto y copiloto o piloto y pasajero. Es un avión acrobático también porque su estructura es fuerte y resiste 6 veces su propio peso. Comparativamente gasta el mismo combustible que una camioneta pero va a casi 300 km/h en crucero o en términos aeronáuticos a 165 nudos”.

Este avión experimental es apropiado para cumplir con la doble función de transporte y diversión para volar por la Patagonia, el país y quizás por el mundo. “Fuimos aprendiendo distintas técnicas durante el proceso con el aluminio; la fibra y la electrónica pero ahora viene la parte que quizás más nos gusta a nosotros o la que mejor sabemos hacer, que es el vuelo. La idea es recorrer toda la provincia y la Patagonia. Lo más grande y motivador será unir Ushuaia con Alaska, teníamos pensado salir este año pero los planes van cambiando y lo trataremos de hacer. Hay otros planes pero nos gusta hablarlos cuando las cosas se van concretando”, expresó.

“Durante la construcción –dijo “Tinti” Escobar- conocimos a gente y pilotos que estaban en la misma que nosotros y que llevan parte de ese romanticismo y la pasión por el vuelo. Conocimos a Michel Gordillo, un español que dio la vuelta al mundo por los polos con un avión muy similar al nuestro y utilizaba al avión como herramienta para la ciencia y la investigación. Durante su vuelo medía la concentración de carbono en la atmósfera y en puntos remotos para una Universidad de España. También conocimos a los franceses del proyecto “Alas para la ciencia” que recopilaban imágenes para exponer en convenciones universitarias. Lo que nos fue motivando a lo largo de la construcción es tratar de lograr algo parecido”.

En cuanto a los proyectos todo parece pasar por el disfrute del viajar, pasear con amigos, darle rodaje al avión y “activarse” con energía positiva. “En la construcción tuvimos muchas visitas de amigos y conocidos que iban a visitarnos al Aeroclub y en la medida que avanzábamos y el avión se hacía cada vez más grande, cada uno dejaba una firma con un marcador indeleble y una frase”. Escobar aclaró que el proyecto fue independiente, sin aportes externos y que se realizó en el Aerotaller Comodoro donde Gerardo Pereiro facilitó herramientas y “horas de mate” motivadores. “Estamos muy contentos de haber concretado este proyecto. Lo resumimos en determinación y pasión por lo que hacemos”.#

08 NOV 2020 - 22:06

Por Ismael Tebes / @ismatebes

Un avión hecho en la tierra de los vientos, el sueño de cruzar el continente y la tecnología puesta al servicio de la aventura son los componentes del proyecto “Correcaminos”.

“Nos gusta recorrer muchos lugares y a veces, el tiempo es una variable determinante. Una de las ventajas que tiene el avión es poder transportarnos y estar en más lugares en menos tiempo. Estamos hablando de un avión que supera los 300 kilómetros por hora y que tiene una autonomía de 6 a 6 horas y medio dependiendo del régimen de vuelo”, explicó Juan Martín Escobar uno de los autores del proyecto junto a Guillermo Casamayú, piloto y radatilense como él.

Alentados por el espíritu indomable de Saint Exupery ensamblaron un Van’s RV-7 apodado por “El Correcaminos”, en honor a la eterna ave escapista, sagaz y veloz, inalcanzable para el Coyote. “Es un avión versátil y eficiente y responde a este apodo. Con tanque lleno de combustible llegaríamos sin escala a Buenos Aires”.

Todo comenzó en 2013 y recién este año pudieron realizarse los primeros vuelos y se está terminando de poner a punto. Ya tiene la certificación de ANAC4, el certificado de Aeronavegabilidad Especial otorgado por la Administración de Aviación Civil con la matricula LV-X610. Experimental pero listo para surcar los aires. “Seguimos haciendo pruebas. Ni bien se pueda, invitamos a la gente a acercarse al Aeroclub para poder conocerlo”.

Escobar expresó que entre las tres variables; diseño, construcción y ensamblado se debió demostrar más del 51 por ciento para defender la condición de experimental. “Este kit es uno de los más vendidos; es diseñado en Estados Unidos y hay muchísimos aviones de este tipo volando por el mundo”.

En cuanto a sus especificaciones, indicó que se construyó íntegramente en aluminio con remaches, largueros y cuadernas. “Tiene un solo motor y dos asientos, para piloto y copiloto o piloto y pasajero. Es un avión acrobático también porque su estructura es fuerte y resiste 6 veces su propio peso. Comparativamente gasta el mismo combustible que una camioneta pero va a casi 300 km/h en crucero o en términos aeronáuticos a 165 nudos”.

Este avión experimental es apropiado para cumplir con la doble función de transporte y diversión para volar por la Patagonia, el país y quizás por el mundo. “Fuimos aprendiendo distintas técnicas durante el proceso con el aluminio; la fibra y la electrónica pero ahora viene la parte que quizás más nos gusta a nosotros o la que mejor sabemos hacer, que es el vuelo. La idea es recorrer toda la provincia y la Patagonia. Lo más grande y motivador será unir Ushuaia con Alaska, teníamos pensado salir este año pero los planes van cambiando y lo trataremos de hacer. Hay otros planes pero nos gusta hablarlos cuando las cosas se van concretando”, expresó.

“Durante la construcción –dijo “Tinti” Escobar- conocimos a gente y pilotos que estaban en la misma que nosotros y que llevan parte de ese romanticismo y la pasión por el vuelo. Conocimos a Michel Gordillo, un español que dio la vuelta al mundo por los polos con un avión muy similar al nuestro y utilizaba al avión como herramienta para la ciencia y la investigación. Durante su vuelo medía la concentración de carbono en la atmósfera y en puntos remotos para una Universidad de España. También conocimos a los franceses del proyecto “Alas para la ciencia” que recopilaban imágenes para exponer en convenciones universitarias. Lo que nos fue motivando a lo largo de la construcción es tratar de lograr algo parecido”.

En cuanto a los proyectos todo parece pasar por el disfrute del viajar, pasear con amigos, darle rodaje al avión y “activarse” con energía positiva. “En la construcción tuvimos muchas visitas de amigos y conocidos que iban a visitarnos al Aeroclub y en la medida que avanzábamos y el avión se hacía cada vez más grande, cada uno dejaba una firma con un marcador indeleble y una frase”. Escobar aclaró que el proyecto fue independiente, sin aportes externos y que se realizó en el Aerotaller Comodoro donde Gerardo Pereiro facilitó herramientas y “horas de mate” motivadores. “Estamos muy contentos de haber concretado este proyecto. Lo resumimos en determinación y pasión por lo que hacemos”.#


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