En diálogo con Télam y otros medios internacionales, el español dio detalles sobre la producción junto a Esther Martínez Lobato, la otra realizadora a cargo de la serie, con quien trabajó previamente en éxitos como "La casa de papel" y "Vis a Vis".
La guionista agregó que en "Sky Rojo" la problemática de la trata de mujeres fue "la parte más dolorosa pero a la vez lírica" del desarrollo de la historia, y que tanto ella como Pina intentaron "abordar con elegancia el tema y encajarlo de la mejor manera en el contexto de la huida" de las protagonistas.
En la nueva apuesta de Netflix, Verónica Sánchez ("El embarcadero") interpreta a Coral, que sufre de una adicción a los ansiolíticos y es explotada sexualmente en el pomposo club nocturno Las Novias, ubicado en la isla de Tenerife y manejado por Romeo, el oscuro dueño del local interpretado por Asier Etxeandia ("Velvet").
Allí conoce a Wendy (Lali Espósito), una joven proveniente de un humilde barrio en Buenos Aires, y a Gina (Yany Prado), que viajó desde su Cuba natal a Europa engañada con una promesa de trabajo, otras víctimas con quienes se unirá a raíz de un violento episodio en el que se defienden de un ataque de Romeo, que queda gravemente herido y al borde de la muerte en su oficina.
A partir de ese momento, las tres mujeres emprenden una frenética huida mientras son perseguidas por Moisés (Miguel Ángel Silvestre) y Christian (Enric Auquer), los secuaces del jefe del club, que no piensan detenerse hasta encontrarlas y recapturarlas con la amenaza de terribles consecuencias a las que serían sometidas por su inaceptable intento de escapar del prostíbulo.
En relación a esta trama, Martínez Lobato contó que construirla "fue un poco complicado", porque "en lugar de tener una introducción presentando el universo y los personajes y cómo llegaron al club, comenzamos cuando se escapan".
"Fue compleja la orfebrería para construir las personalidades, ahí sí que tuvimos que frenar la dinámica y la cinética de la persecución y la fuga para adentrarnos en la humanidad de los personajes, con juegos temporales que nos permitieran meternos tanto en las emociones y las vidas de las chicas como en momentos concretos de las vejaciones y el secuestro en el que están sumidas estas mujeres", explicó.
Sobre ese trabajo de desarrollo de los personajes, la productora comentó que "incluso antes de conocer a los actores y actrices que les darán vida" los elaboran "como criaturas": "Son como nuestros hijos, intentamos entenderlos con cariño para poder dotarlos de emociones y de rasgos humanos reconocibles", dijo.
"Hay personajes que caen mal y con los que no se puede empatizar nunca, pero podemos llegar a conmover con alguna circunstancia que le pasa a esa persona. Hay mucha fascinación por parte de los autores hacia la psicología de sus personajes, lo más difícil para nosotros es viajar a través de la mirada de personalidades ajenas a las de las personas de nuestro día a día, y hacerlo a través de una ficción es muy estimulante y sorprendente", aseveró.
Por su parte, Álex Pina afirmó que desde el principio del proyecto se decidió "no utilizar el género de drama social o de denuncia para contar esta historia" y que se decantó por "un género más lúdico, con acción y con comedia negra", que funcionara como "un caballo de Troya" para que los espectadores tengan "un vehículo de entretenimiento frenético y de vez en cuando darles torpedos en la conciencia".
Además, en cuanto a ese tono lleno de contrastes con el que se aborda la problemática de la explotación de mujeres a lo largo y ancho del planeta -aunque sin posicionarse en el controversial debate sobre la prostitución-, consideró que todos los aspectos de la serie "forman parte de ese espíritu".
"La serie tiene un cromatismo con el neón, los fuegos artificiales, las chicas llenas de purpurina y maquillaje, en un club en el que todo es de colores, dorado, estéticamente bello, y sin embargo es toda una cortina de dramatismo que esconde una perversa y oscura realidad, con un dolor emocional muy profundo", subrayó.
Por último, Martínez Lobato se refirió a la duración de cada capítulo de "Sky Rojo", que se desarrolla en 25 minutos, y señaló que se trata de "un ejercicio necesario en la narrativa de hoy en día", porque "la gente consume la ficción de una manera muy variopinta", lo que "lleva a que las series tengan que estar plagadas constantemente de hitos, de acción y de emoción, porque el público puede dejar de verlas en cualquier momento".
"Existe esta tendencia a realizar metrajes más cortos o unidades de interés más cortas, lo cual también nos da la oportunidad de juntarlas todas y hacer una maratón. Es una forma de sumarse a la manera de ver las nuevas narrativas y una oportunidad de ser un poco osados, porque es un desafío repensar los formatos en los que llevamos trabajando tantos años", concluyó.
En diálogo con Télam y otros medios internacionales, el español dio detalles sobre la producción junto a Esther Martínez Lobato, la otra realizadora a cargo de la serie, con quien trabajó previamente en éxitos como "La casa de papel" y "Vis a Vis".
La guionista agregó que en "Sky Rojo" la problemática de la trata de mujeres fue "la parte más dolorosa pero a la vez lírica" del desarrollo de la historia, y que tanto ella como Pina intentaron "abordar con elegancia el tema y encajarlo de la mejor manera en el contexto de la huida" de las protagonistas.
En la nueva apuesta de Netflix, Verónica Sánchez ("El embarcadero") interpreta a Coral, que sufre de una adicción a los ansiolíticos y es explotada sexualmente en el pomposo club nocturno Las Novias, ubicado en la isla de Tenerife y manejado por Romeo, el oscuro dueño del local interpretado por Asier Etxeandia ("Velvet").
Allí conoce a Wendy (Lali Espósito), una joven proveniente de un humilde barrio en Buenos Aires, y a Gina (Yany Prado), que viajó desde su Cuba natal a Europa engañada con una promesa de trabajo, otras víctimas con quienes se unirá a raíz de un violento episodio en el que se defienden de un ataque de Romeo, que queda gravemente herido y al borde de la muerte en su oficina.
A partir de ese momento, las tres mujeres emprenden una frenética huida mientras son perseguidas por Moisés (Miguel Ángel Silvestre) y Christian (Enric Auquer), los secuaces del jefe del club, que no piensan detenerse hasta encontrarlas y recapturarlas con la amenaza de terribles consecuencias a las que serían sometidas por su inaceptable intento de escapar del prostíbulo.
En relación a esta trama, Martínez Lobato contó que construirla "fue un poco complicado", porque "en lugar de tener una introducción presentando el universo y los personajes y cómo llegaron al club, comenzamos cuando se escapan".
"Fue compleja la orfebrería para construir las personalidades, ahí sí que tuvimos que frenar la dinámica y la cinética de la persecución y la fuga para adentrarnos en la humanidad de los personajes, con juegos temporales que nos permitieran meternos tanto en las emociones y las vidas de las chicas como en momentos concretos de las vejaciones y el secuestro en el que están sumidas estas mujeres", explicó.
Sobre ese trabajo de desarrollo de los personajes, la productora comentó que "incluso antes de conocer a los actores y actrices que les darán vida" los elaboran "como criaturas": "Son como nuestros hijos, intentamos entenderlos con cariño para poder dotarlos de emociones y de rasgos humanos reconocibles", dijo.
"Hay personajes que caen mal y con los que no se puede empatizar nunca, pero podemos llegar a conmover con alguna circunstancia que le pasa a esa persona. Hay mucha fascinación por parte de los autores hacia la psicología de sus personajes, lo más difícil para nosotros es viajar a través de la mirada de personalidades ajenas a las de las personas de nuestro día a día, y hacerlo a través de una ficción es muy estimulante y sorprendente", aseveró.
Por su parte, Álex Pina afirmó que desde el principio del proyecto se decidió "no utilizar el género de drama social o de denuncia para contar esta historia" y que se decantó por "un género más lúdico, con acción y con comedia negra", que funcionara como "un caballo de Troya" para que los espectadores tengan "un vehículo de entretenimiento frenético y de vez en cuando darles torpedos en la conciencia".
Además, en cuanto a ese tono lleno de contrastes con el que se aborda la problemática de la explotación de mujeres a lo largo y ancho del planeta -aunque sin posicionarse en el controversial debate sobre la prostitución-, consideró que todos los aspectos de la serie "forman parte de ese espíritu".
"La serie tiene un cromatismo con el neón, los fuegos artificiales, las chicas llenas de purpurina y maquillaje, en un club en el que todo es de colores, dorado, estéticamente bello, y sin embargo es toda una cortina de dramatismo que esconde una perversa y oscura realidad, con un dolor emocional muy profundo", subrayó.
Por último, Martínez Lobato se refirió a la duración de cada capítulo de "Sky Rojo", que se desarrolla en 25 minutos, y señaló que se trata de "un ejercicio necesario en la narrativa de hoy en día", porque "la gente consume la ficción de una manera muy variopinta", lo que "lleva a que las series tengan que estar plagadas constantemente de hitos, de acción y de emoción, porque el público puede dejar de verlas en cualquier momento".
"Existe esta tendencia a realizar metrajes más cortos o unidades de interés más cortas, lo cual también nos da la oportunidad de juntarlas todas y hacer una maratón. Es una forma de sumarse a la manera de ver las nuevas narrativas y una oportunidad de ser un poco osados, porque es un desafío repensar los formatos en los que llevamos trabajando tantos años", concluyó.