La entrega voluntaria a cambio de un incentivo económico –que va de los 3 mil a los 9 mil pesos, según el arma- se realizó en las últimas dos semanas en las ciudades de Rosario y Venado Tuerto, plazo en el que también se cedieron unas 10.511 municiones.
"El plan de basa en reducir la circulación de armas de fuego: apuntamos a lo que es la violencia tanto dentro como fuera del hogar", dijo a Télam el director de la Agencia Provincial de Prevención de Violencia con Armas de Fuego, Lautaro Sappietro, quien agregó: "cuando hay un arma, las consecuencias de cualquier discusión, de cualquier pelea, pueden ser letales".
De acuerdo a los registros del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe, en los tres primeros meses del año hubo un promedio de 2,3 personas baleadas en la ciudad de Rosario, epicentro de la violencia interpersonal y de las disputas armadas de bandas narco.
El funcionario señaló que "el plan está apuntado a reducir la circulación de armas, que eventualmente pueden ser utilizadas para el delito", puesto que pueden ser robadas a sus legítimos usuarios o vendidas en el mercado ilegal.
Durante la primera semana del plan –que desarrollan en forma conjunta el Gobierno santafesino con la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac)- se montó en un puesto móvil en el club Caoba de Rosario.
En ese marco, los funcionarios no salían de su sorpresa cuando vieron llegar a un hombre de unos 80 años con un FAL (Fusil Automático Liviano), un arma empleada por las Fuerzas Armadas.
"Le voy a dejar un problema a mi familia, ¿qué van a hacer con esto?", les dijo el hombre, que era legítimo usuario del fusil.
"No lo pueden vender, no lo pueden transferir, solo pueden tirarlo y dejar un arma de grueso calibre para el mercado negro", agregó antes de llevarse los 9 mil pesos correspondientes por el tipo de armamento que entregó, que según Sappietro puede tener un valor de hasta 5 mil dólares en el circuito ilegal.
Otro caso similar fue el de un hombre que llegó hasta el club con una ametralladora FMK-3, un arma automática y de gran poder de fuego que adquirió en forma legal.
"Era una persona que sabía de armas, que las usó, y que tenía miedo que se la roben. Justamente porque conoce el poder de fuego, dijo que en manos equivocadas podría ser un desastre", contó Sappietro.
En la primera semana del plan en Rosario se entregaron voluntariamente 9.645 municiones y 358 armas, entre ellas 33 carabinas, 52 escopetas, 8 fusiles (incluido el FAL), 71 pistolas, una ametralladora FMK-3 y 187 revólveres.
A su vez, esta semana la sede Rosario de la Anmac recibió otras 100 armas, mientras que el puesto móvil de Venado Tuerto recibió 142, por la que había entregado unos 500 mil pesos.
"Los números de recepción de armas demuestran la existencia de una demanda real instalada en la comunidad, que procura la construcción de una sociedad menos violenta", indicó Sappietro.
Estos datos de entrega voluntaria resaltan su importancia si se los contrasta con las armas secuestradas por la Policía, que en Rosario ascendían a 267 hasta los primeros días de mayo.
En tanto, el funcionario consultado recordó que hasta la década del '90, cuando se modificó la legislación, "era muy fácil el acceso a un arma".
"Entonces hay una sedimentación de armas de la sociedad civil, armas viejas de abuelos y padres", dijo Sappietro y en ese sentido añadió que estas fueron heredadas y que el Estado quiere sacar de circulación.
El plan contempla tres categorías de amas, según su poder de fuego, por la que abona un incentivo de 3.000, 4.500 y 9.000 pesos, mientras que paga 3 pesos por munición, independientemente de su calibre.
Las armas entregadas por los particulares –que no están obligados a demostrar la licitud de su tenencia- son inutilizadas mediante una prensa hidráulica delante del titular, y luego enviadas a fundir para la reutilización de los metales.
Las municiones, en cambio, las reúne la Anmac y se dinamitan bajo tierra.
La entrega voluntaria a cambio de un incentivo económico –que va de los 3 mil a los 9 mil pesos, según el arma- se realizó en las últimas dos semanas en las ciudades de Rosario y Venado Tuerto, plazo en el que también se cedieron unas 10.511 municiones.
"El plan de basa en reducir la circulación de armas de fuego: apuntamos a lo que es la violencia tanto dentro como fuera del hogar", dijo a Télam el director de la Agencia Provincial de Prevención de Violencia con Armas de Fuego, Lautaro Sappietro, quien agregó: "cuando hay un arma, las consecuencias de cualquier discusión, de cualquier pelea, pueden ser letales".
De acuerdo a los registros del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe, en los tres primeros meses del año hubo un promedio de 2,3 personas baleadas en la ciudad de Rosario, epicentro de la violencia interpersonal y de las disputas armadas de bandas narco.
El funcionario señaló que "el plan está apuntado a reducir la circulación de armas, que eventualmente pueden ser utilizadas para el delito", puesto que pueden ser robadas a sus legítimos usuarios o vendidas en el mercado ilegal.
Durante la primera semana del plan –que desarrollan en forma conjunta el Gobierno santafesino con la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac)- se montó en un puesto móvil en el club Caoba de Rosario.
En ese marco, los funcionarios no salían de su sorpresa cuando vieron llegar a un hombre de unos 80 años con un FAL (Fusil Automático Liviano), un arma empleada por las Fuerzas Armadas.
"Le voy a dejar un problema a mi familia, ¿qué van a hacer con esto?", les dijo el hombre, que era legítimo usuario del fusil.
"No lo pueden vender, no lo pueden transferir, solo pueden tirarlo y dejar un arma de grueso calibre para el mercado negro", agregó antes de llevarse los 9 mil pesos correspondientes por el tipo de armamento que entregó, que según Sappietro puede tener un valor de hasta 5 mil dólares en el circuito ilegal.
Otro caso similar fue el de un hombre que llegó hasta el club con una ametralladora FMK-3, un arma automática y de gran poder de fuego que adquirió en forma legal.
"Era una persona que sabía de armas, que las usó, y que tenía miedo que se la roben. Justamente porque conoce el poder de fuego, dijo que en manos equivocadas podría ser un desastre", contó Sappietro.
En la primera semana del plan en Rosario se entregaron voluntariamente 9.645 municiones y 358 armas, entre ellas 33 carabinas, 52 escopetas, 8 fusiles (incluido el FAL), 71 pistolas, una ametralladora FMK-3 y 187 revólveres.
A su vez, esta semana la sede Rosario de la Anmac recibió otras 100 armas, mientras que el puesto móvil de Venado Tuerto recibió 142, por la que había entregado unos 500 mil pesos.
"Los números de recepción de armas demuestran la existencia de una demanda real instalada en la comunidad, que procura la construcción de una sociedad menos violenta", indicó Sappietro.
Estos datos de entrega voluntaria resaltan su importancia si se los contrasta con las armas secuestradas por la Policía, que en Rosario ascendían a 267 hasta los primeros días de mayo.
En tanto, el funcionario consultado recordó que hasta la década del '90, cuando se modificó la legislación, "era muy fácil el acceso a un arma".
"Entonces hay una sedimentación de armas de la sociedad civil, armas viejas de abuelos y padres", dijo Sappietro y en ese sentido añadió que estas fueron heredadas y que el Estado quiere sacar de circulación.
El plan contempla tres categorías de amas, según su poder de fuego, por la que abona un incentivo de 3.000, 4.500 y 9.000 pesos, mientras que paga 3 pesos por munición, independientemente de su calibre.
Las armas entregadas por los particulares –que no están obligados a demostrar la licitud de su tenencia- son inutilizadas mediante una prensa hidráulica delante del titular, y luego enviadas a fundir para la reutilización de los metales.
Las municiones, en cambio, las reúne la Anmac y se dinamitan bajo tierra.