Así no sólo nos indican los libros, sino también el sentido común; sobre todo de aquellos que conviven con la naturaleza en su máximo esplendor. Sin embargo hay casos en que esa premisa no se cumple e irrita.
El investigador del CONICET, Alejo Irigoyen, denunció públicamente y por las redes sociales la matanza furtiva de tiburones en la Península Valdés. Una práctica que se viene repitiendo hace varias semanas en la costa de propiedades privadas y que repercute peligrosamente en el ecosistema marino. Y es alarmante. Ya que esta matanza se está realizando en un contexto de poblaciones en deterioro y retroceso de especies de grandes tiburones que son claves en los ecosistemas marinos.
Aquí nadie cuestiona la práctica de la pesca en sí, sino en las masacres que se vienen cometiendo contra las especies de tiburones gatopardo y cazón y mostrando su “artículo de caza” en redes sociales. Sin pensar o meditar en que están dañando irreversiblemente a un ecosistema.
No evitarlo,sería demasiado tarde. No sólo para el escualo y su mundo marino, desde ya. Sino para nosotros mismos, también como especie que necesita de las otras.
Así no sólo nos indican los libros, sino también el sentido común; sobre todo de aquellos que conviven con la naturaleza en su máximo esplendor. Sin embargo hay casos en que esa premisa no se cumple e irrita.
El investigador del CONICET, Alejo Irigoyen, denunció públicamente y por las redes sociales la matanza furtiva de tiburones en la Península Valdés. Una práctica que se viene repitiendo hace varias semanas en la costa de propiedades privadas y que repercute peligrosamente en el ecosistema marino. Y es alarmante. Ya que esta matanza se está realizando en un contexto de poblaciones en deterioro y retroceso de especies de grandes tiburones que son claves en los ecosistemas marinos.
Aquí nadie cuestiona la práctica de la pesca en sí, sino en las masacres que se vienen cometiendo contra las especies de tiburones gatopardo y cazón y mostrando su “artículo de caza” en redes sociales. Sin pensar o meditar en que están dañando irreversiblemente a un ecosistema.
No evitarlo,sería demasiado tarde. No sólo para el escualo y su mundo marino, desde ya. Sino para nosotros mismos, también como especie que necesita de las otras.