La historia de Matilde Coñuel, la superheroína: vive sin gas, cría a sus hijos y brilla en el fútbol

Oriunda de Gastre, emigró a los cinco años en familia hacia Trelew en busca de un mejor porvenir. Empezó a jugar al fútbol a los 9 años a nivel barrial. Y también practicó atletismo.

“Matu”, una guerrera. Matilde Coñuel encuentra en el fútbol una vía de escapa a las tensiones de la vida.
20 AGO 2021 - 20:51 | Actualizado

Por Francisco Caputo / @fran_caputo

Los superhéroes y las superheroínas existen. Matilde Coñuel, futbolista de Mar-Che de Trelew, es la viva confirmación.

Nacida en el seno de una familia humilde, atravesó y atraviesa un cúmulo de circunstancias especiales. Por citar una de ellas, no tiene gas en su vivienda y debe nutrirse de leña para calefeccionar su hogar.

De 28 años, el fútbol le da placer y alivio. “Por eso juego al fútbol, porque me relaja, encuentro un lugar para despejarme”, le narró a Jornada. Se las ingenia para brillar.

Oriunda de Gastre, Matilde emigró a los cinco años en familia hacia Trelew en busca de un mejor porvenir. En el “Pueblo de Luis”, de muy joven, empezó a jugar al fútbol a los 9 años a nivel barrial. Hizo un alto a la pelota y empezó a hacer atletismo.

Conoció a Adrián, su marido actual a los 14 . Dos años después, fue madre de su hija Araceli. “Hubo complicaciones, pero mis padres siempre me ayudaron. Hicieron una pieza contigua para que pudiera vivir con mi marido. Luego fui mamá de mi hijo Javier, que tiene 10 años”, explicó.

Su vida adolescente sumó nuevas vivencias. “Mi hermana había tenido familia antes que yo. En mi casa se hicieron cargo”, comentó.

“Cuando mamá falleció, nos encargamos con mi marido de criar mi sobrina, que en ese momento tenía cuatro años. Milagros se llama”, explicó.

Otras situaciones empezaron aparecer. “Mi nena se enfermó, tenía problemas auditivos. El varón nació con problemas de neumonía”, dijo.

A leña y a pulmón

Las dificultades económicas complican el panorama. Y el desamparo de algunos organismos estatales, también. Tal como se narró, la casa de Matilde no posee gas. Eso implica obstáculos para acciones como bañarse, calefaccionarse en invierno y cocinar.

“No tenemos gas, usamos garrafas y leña. Todas las semanas buscamos leña y no es fácil conseguirla. Hay que rebuscárselas. Con mi marido vamos a buscar a una chacra. Mi marido me ayuda en todo”, explicó. “Tenemos un caloventor electríco para el nene, por sus problemas respiratorios. Eso ayuda”, indicó.

El fútbol

Ese cuadro implica una presión sofocante. Al año del nacimiento de su hijo, Matilde encontró una via particular para apaciguar las tensiones. “Jugar al fútbol es una vía de alivio. Te da aliento para seguir”, narró.

“Empecé jugar en barriales; hicimos un equipo llamado “Las Mellis”. Participamos en varios torneos salimos campeones, segundas”, explicó. El surgimiento del fútbol femenino oficial en 2014 le permitió a Matilde incorporarse a la vida federada y ser citada en 2018 para integrar el seleccionado femenino de la Liga del Valle en el Nacional de Mendoza.

“Primero fiché por Independiente, luego en Ever Ready. Estando en Ever Ready, me convocan a las Valletanas a jugar el torneo de Mendoza. Fue una experiencia increíble poder viajar jugando al fútbol”, explicó.

“Pude jugar con Eva Schmid y ´Maru´ Gallardo, a quienes admiro profundamente. Son dos cracks. Eva tiene más de 40 años y sigue. También me encanta como juega Florencia Fernández”, comentó.

“Ahora estoy en Mar-Che. No pude debutar por la pandemia. Ojalá podamos hacer un buen torneo”, acotó.

El debut oficial con la camiseta del “Naranja” incluye una recompensa. Lo hará con Milagros, su hija de crianza. “Será un momento muy lindo. Hemos jugado en los barrios, pero no en 11. Nunca jugó en once a nivel oficial. Le gustó de delantera Será muy especial para mí y para ella”, concluyó.

Quien ponga en tela de juicio la existencia de las superheroínas, desconce la historia de Matilde Coñuel. Afronta complicaciones, problemas con un fascinante superpoder: el amor por el fútbol.#

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“Matu”, una guerrera. Matilde Coñuel encuentra en el fútbol una vía de escapa a las tensiones de la vida.
20 AGO 2021 - 20:51

Por Francisco Caputo / @fran_caputo

Los superhéroes y las superheroínas existen. Matilde Coñuel, futbolista de Mar-Che de Trelew, es la viva confirmación.

Nacida en el seno de una familia humilde, atravesó y atraviesa un cúmulo de circunstancias especiales. Por citar una de ellas, no tiene gas en su vivienda y debe nutrirse de leña para calefeccionar su hogar.

De 28 años, el fútbol le da placer y alivio. “Por eso juego al fútbol, porque me relaja, encuentro un lugar para despejarme”, le narró a Jornada. Se las ingenia para brillar.

Oriunda de Gastre, Matilde emigró a los cinco años en familia hacia Trelew en busca de un mejor porvenir. En el “Pueblo de Luis”, de muy joven, empezó a jugar al fútbol a los 9 años a nivel barrial. Hizo un alto a la pelota y empezó a hacer atletismo.

Conoció a Adrián, su marido actual a los 14 . Dos años después, fue madre de su hija Araceli. “Hubo complicaciones, pero mis padres siempre me ayudaron. Hicieron una pieza contigua para que pudiera vivir con mi marido. Luego fui mamá de mi hijo Javier, que tiene 10 años”, explicó.

Su vida adolescente sumó nuevas vivencias. “Mi hermana había tenido familia antes que yo. En mi casa se hicieron cargo”, comentó.

“Cuando mamá falleció, nos encargamos con mi marido de criar mi sobrina, que en ese momento tenía cuatro años. Milagros se llama”, explicó.

Otras situaciones empezaron aparecer. “Mi nena se enfermó, tenía problemas auditivos. El varón nació con problemas de neumonía”, dijo.

A leña y a pulmón

Las dificultades económicas complican el panorama. Y el desamparo de algunos organismos estatales, también. Tal como se narró, la casa de Matilde no posee gas. Eso implica obstáculos para acciones como bañarse, calefaccionarse en invierno y cocinar.

“No tenemos gas, usamos garrafas y leña. Todas las semanas buscamos leña y no es fácil conseguirla. Hay que rebuscárselas. Con mi marido vamos a buscar a una chacra. Mi marido me ayuda en todo”, explicó. “Tenemos un caloventor electríco para el nene, por sus problemas respiratorios. Eso ayuda”, indicó.

El fútbol

Ese cuadro implica una presión sofocante. Al año del nacimiento de su hijo, Matilde encontró una via particular para apaciguar las tensiones. “Jugar al fútbol es una vía de alivio. Te da aliento para seguir”, narró.

“Empecé jugar en barriales; hicimos un equipo llamado “Las Mellis”. Participamos en varios torneos salimos campeones, segundas”, explicó. El surgimiento del fútbol femenino oficial en 2014 le permitió a Matilde incorporarse a la vida federada y ser citada en 2018 para integrar el seleccionado femenino de la Liga del Valle en el Nacional de Mendoza.

“Primero fiché por Independiente, luego en Ever Ready. Estando en Ever Ready, me convocan a las Valletanas a jugar el torneo de Mendoza. Fue una experiencia increíble poder viajar jugando al fútbol”, explicó.

“Pude jugar con Eva Schmid y ´Maru´ Gallardo, a quienes admiro profundamente. Son dos cracks. Eva tiene más de 40 años y sigue. También me encanta como juega Florencia Fernández”, comentó.

“Ahora estoy en Mar-Che. No pude debutar por la pandemia. Ojalá podamos hacer un buen torneo”, acotó.

El debut oficial con la camiseta del “Naranja” incluye una recompensa. Lo hará con Milagros, su hija de crianza. “Será un momento muy lindo. Hemos jugado en los barrios, pero no en 11. Nunca jugó en once a nivel oficial. Le gustó de delantera Será muy especial para mí y para ella”, concluyó.

Quien ponga en tela de juicio la existencia de las superheroínas, desconce la historia de Matilde Coñuel. Afronta complicaciones, problemas con un fascinante superpoder: el amor por el fútbol.#


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