Plantaciones de olivares en la estepa rionegrina, de alfalfa en la aridez riojana, o de mimbres y sauces en el monte pampeano, resultan verdaderamente difíciles de imaginar.
Sin embargo, cooperativas y empresas nacionales y estatales en estas provincias lograron llevarlas adelante a partir de sistemas de riego a base de aguas residuales previamente tratadas, con el objetivo de aprovechar al máximo un recurso hasta entonces desechado.
Ubicada en el balneario rionegrino de Las Grutas, a unos 170 kilómetros de Viedma, la empresa nacional Olivos Patagónicos es pionera en la reutilización de aguas residuales para el riego de unas 28 hectáreas de plantación de olivares desde el año 2002.
Cada año se desperdician toneladas de agua dulce a través del vertido de residuos cloacales, "los cuales contienen nutrientes, materia orgánica y sales, que son aprovechados para el riego de los cultivos", lo que evita además que "sean eliminados directamente al mar", explicó a Télam el fundador de la empresa, Carlos Silwan.
En la actualidad, con más de 10.000 plantas, la empresa produce unos 15.000 litros de aceite de oliva y una menor cantidad de aceitunas de mesa.
"A diferencia de las plantaciones de frutales, el olivo necesita agua todo el año, y no tenemos otra opción de riego que el uso de aguas residuales", precisó Silwan.
Y agregó: "En estos años hemos hecho un ahorro de muchos millones de pesos a la provincia en el uso de agua corriente".
Este método, explicó, fue adoptado tiempo después en el Parque Ecológico El Doradillo, en Chubut, a partir de la experiencia en Las Grutas, al igual que la provincia de La Pampa, que en 2013 fue pionera en legislar sobre el aprovechamiento racional de las aguas residuales.
En el marco de esa ley, en Santa Rosa, la Cooperativa de Trabajo "Caminando, caminando" se dedica hace cinco años a la plantación de mimbre, especialmente, y también de sauce, álamos, fresnos y otras especies que suponen un pulmón verde en medio del agreste natural.
"Con todo esto estamos logrando un mimbre pampeano, algo inédito (en la región) ya que es una especie típica de zonas de ríos, de humedales", expresaron a Télam Fabiana Albornoz y Horacio Puhl, presidenta y tesorero de la cooperativa respectivamente.
En diálogo con Télam, resaltaron los beneficios ambientales que estas plantaciones generan al funcionar sus raíces como "filtros verdes", a través de las cuales "transformamos un residuo en un recurso que, teniendo en cuenta que el agua es un bien escaso y finito, su aprovechamiento tiene un gran valor".
"Además de contribuir al no cambio climático, estamos generando en la zona un microclima y haciendo un aporte a la regeneración de la flora y la fauna del lugar", añadieron.
Al igual que los demás proyectos, esta es una actividad "generadora de mano de obra en toda la cadena", ligada a su vez a "la recuperación de técnicas ancestrales", como el tejido para cestería de mimbre y artesanías.
"Lo que se está desarrollando en pequeña escala es un círculo virtuoso que parte de minimizar los residuos y aprovechar al máximo los recursos y al mismo tiempo generar beneficios ambientales, de salud, sociales, culturales y económicos", aseguraron.
En tanto, a 120 kilómetros de la capital pampeana, en General Pico, la Cooperativa de Trabajo Bioregión Limitada desarrolló en la última década un sistema de humedales de 120 hectáreas para el tratamiento de efluentes cloacales, junto a la cooperativa Corpico, prestadora del servicio de saneamiento urbano y agua potable en la localidad.
"Se está conociendo mucho la importancia de los humedales, que son regeneradores de ecosistemas y purificadores del ambiente en general y del agua en este caso", explicó Jorge Carente, integrante de la cooperativa.
Además de aportar al tratamiento y gestión de las aguas servidas de la ciudad piquense, al sistema de humedales "le sumamos la parte silvopastoril, con forestaciones de árboles y pasturas para empezar a recuperar espacios naturales", amplió.
A su vez, como parte del proyecto, la cooperativa está desarrollando una "ecoaula", una escuela con diseño y materiales sustentables, el eje cultural y educativo de esta iniciativa que busca "resolver una problemática que tiene que ver con el agua residual de la ciudad con una mirada integral y sustentable", aseguró el cooperativista.
Y anticipó que "la idea es avanzar en producciones agroecológicas" a base de aguas residuales, como aprovechamiento de la madera, producciones de miel y plantaciones de frutales, como almendros, nogales, olivos.
Más al norte, en la provincia de La Rioja, la empresa estatal Alfa se dedica hace una década a la plantación de 70 hectáreas de forrajes como alfalfa y pronto lo hará para madera forestal.
"En La Rioja estamos en una zona árida y el recurso hídrico es uno de los elementos más críticos, (por lo que) esta reutilización de aguas residuales es sumamente importante", sostuvo Alfredo Zalazar, titular de Alfa.
"La tendencia mundial nos lleva a esto, el recurso hídrico es lo más crítico que tenemos en este momento", consideró Zalazar, y señaló que en Israel, por ejemplo, "el 98% de lo que se produce en agricultura lo hace con el reúso del agua residual".
Agregó que "hay que conservar las napas de agua buena para el consumo humano y después hay que buscar tecnología para reciclar todo".
Además de la producción de alfalfa, la empresa estatal riojana incorporará un proyecto de producción de madera forestal, como el álamo y el eucaliptus, variedades que "nos va a permitir poner después un aserradero para la producción de cajones para frutales", refirió el titular de Alfa.
Estos cultivos están dentro de los que se consideran "irrestrictos", que se pueden hacer con aguas residuales, indicó.
No sin resistencias al uso de aguas residuales para riego, los distintos proyectos demuestran la importancia de revalorizar el agua residual como un recurso valioso para mejorar el medio ambiente y la calidad de vida de las comunidades locales.
Plantaciones de olivares en la estepa rionegrina, de alfalfa en la aridez riojana, o de mimbres y sauces en el monte pampeano, resultan verdaderamente difíciles de imaginar.
Sin embargo, cooperativas y empresas nacionales y estatales en estas provincias lograron llevarlas adelante a partir de sistemas de riego a base de aguas residuales previamente tratadas, con el objetivo de aprovechar al máximo un recurso hasta entonces desechado.
Ubicada en el balneario rionegrino de Las Grutas, a unos 170 kilómetros de Viedma, la empresa nacional Olivos Patagónicos es pionera en la reutilización de aguas residuales para el riego de unas 28 hectáreas de plantación de olivares desde el año 2002.
Cada año se desperdician toneladas de agua dulce a través del vertido de residuos cloacales, "los cuales contienen nutrientes, materia orgánica y sales, que son aprovechados para el riego de los cultivos", lo que evita además que "sean eliminados directamente al mar", explicó a Télam el fundador de la empresa, Carlos Silwan.
En la actualidad, con más de 10.000 plantas, la empresa produce unos 15.000 litros de aceite de oliva y una menor cantidad de aceitunas de mesa.
"A diferencia de las plantaciones de frutales, el olivo necesita agua todo el año, y no tenemos otra opción de riego que el uso de aguas residuales", precisó Silwan.
Y agregó: "En estos años hemos hecho un ahorro de muchos millones de pesos a la provincia en el uso de agua corriente".
Este método, explicó, fue adoptado tiempo después en el Parque Ecológico El Doradillo, en Chubut, a partir de la experiencia en Las Grutas, al igual que la provincia de La Pampa, que en 2013 fue pionera en legislar sobre el aprovechamiento racional de las aguas residuales.
En el marco de esa ley, en Santa Rosa, la Cooperativa de Trabajo "Caminando, caminando" se dedica hace cinco años a la plantación de mimbre, especialmente, y también de sauce, álamos, fresnos y otras especies que suponen un pulmón verde en medio del agreste natural.
"Con todo esto estamos logrando un mimbre pampeano, algo inédito (en la región) ya que es una especie típica de zonas de ríos, de humedales", expresaron a Télam Fabiana Albornoz y Horacio Puhl, presidenta y tesorero de la cooperativa respectivamente.
En diálogo con Télam, resaltaron los beneficios ambientales que estas plantaciones generan al funcionar sus raíces como "filtros verdes", a través de las cuales "transformamos un residuo en un recurso que, teniendo en cuenta que el agua es un bien escaso y finito, su aprovechamiento tiene un gran valor".
"Además de contribuir al no cambio climático, estamos generando en la zona un microclima y haciendo un aporte a la regeneración de la flora y la fauna del lugar", añadieron.
Al igual que los demás proyectos, esta es una actividad "generadora de mano de obra en toda la cadena", ligada a su vez a "la recuperación de técnicas ancestrales", como el tejido para cestería de mimbre y artesanías.
"Lo que se está desarrollando en pequeña escala es un círculo virtuoso que parte de minimizar los residuos y aprovechar al máximo los recursos y al mismo tiempo generar beneficios ambientales, de salud, sociales, culturales y económicos", aseguraron.
En tanto, a 120 kilómetros de la capital pampeana, en General Pico, la Cooperativa de Trabajo Bioregión Limitada desarrolló en la última década un sistema de humedales de 120 hectáreas para el tratamiento de efluentes cloacales, junto a la cooperativa Corpico, prestadora del servicio de saneamiento urbano y agua potable en la localidad.
"Se está conociendo mucho la importancia de los humedales, que son regeneradores de ecosistemas y purificadores del ambiente en general y del agua en este caso", explicó Jorge Carente, integrante de la cooperativa.
Además de aportar al tratamiento y gestión de las aguas servidas de la ciudad piquense, al sistema de humedales "le sumamos la parte silvopastoril, con forestaciones de árboles y pasturas para empezar a recuperar espacios naturales", amplió.
A su vez, como parte del proyecto, la cooperativa está desarrollando una "ecoaula", una escuela con diseño y materiales sustentables, el eje cultural y educativo de esta iniciativa que busca "resolver una problemática que tiene que ver con el agua residual de la ciudad con una mirada integral y sustentable", aseguró el cooperativista.
Y anticipó que "la idea es avanzar en producciones agroecológicas" a base de aguas residuales, como aprovechamiento de la madera, producciones de miel y plantaciones de frutales, como almendros, nogales, olivos.
Más al norte, en la provincia de La Rioja, la empresa estatal Alfa se dedica hace una década a la plantación de 70 hectáreas de forrajes como alfalfa y pronto lo hará para madera forestal.
"En La Rioja estamos en una zona árida y el recurso hídrico es uno de los elementos más críticos, (por lo que) esta reutilización de aguas residuales es sumamente importante", sostuvo Alfredo Zalazar, titular de Alfa.
"La tendencia mundial nos lleva a esto, el recurso hídrico es lo más crítico que tenemos en este momento", consideró Zalazar, y señaló que en Israel, por ejemplo, "el 98% de lo que se produce en agricultura lo hace con el reúso del agua residual".
Agregó que "hay que conservar las napas de agua buena para el consumo humano y después hay que buscar tecnología para reciclar todo".
Además de la producción de alfalfa, la empresa estatal riojana incorporará un proyecto de producción de madera forestal, como el álamo y el eucaliptus, variedades que "nos va a permitir poner después un aserradero para la producción de cajones para frutales", refirió el titular de Alfa.
Estos cultivos están dentro de los que se consideran "irrestrictos", que se pueden hacer con aguas residuales, indicó.
No sin resistencias al uso de aguas residuales para riego, los distintos proyectos demuestran la importancia de revalorizar el agua residual como un recurso valioso para mejorar el medio ambiente y la calidad de vida de las comunidades locales.