Sobre la causa de Aluar

16 AGO 2012 - 22:00 | Actualizado

Por Esteban Gallo
La decisión del Fiscal Daniel Báez de archivar la causa contra Aluar por las condiciones en las que se encuentran los trabajadores del sector de Moliendas despertó un interés inusitado en algunos medios de la zona. La noticia fue resaltada con fruición y destacada con grandes títulos.
Ha existido además un interés palmario por subrayar especialmente que  el caso tuvo su génesis en el programa radial “Esta Boca es Mía” que conduzco en Madryn hace más de dos años. Mi nombre apareció mencionado cuatro veces en la crónica que ayer publicó el Diario El Chubut. No es habitual que un medio ponga  tanto énfasis en la figura de un periodista.
Es lógico… estos temas vinculados con el medio ambiente y la salud de nuestra gente solo pueden tener cabida en programas independientes que no estén amordazados por la influencia de una pauta publicitaria. Con lo que escribo, no estoy descubriendo nada nuevo. En Madryn todo el mundo sabe que Aluar goza de una prensa adicta a su pauta. No solo no se habla de la causa de Moliendas, tampoco de la causa de la chimenea que está en manos de la justicia federal, tampoco de la multa de 14 millones de dólares por el mal funcionamiento de la planta de tratamiento de humos,  ni de la contaminación sonora que han sufrido durante este tiempo los vecinos de la comunidad.
La historia se inició cuando el Dr. Hugo Trovant, un reconocido profesional de la ciudad y  ex médico de Aluar, cuestionó las condiciones de seguridad de los trabajadores del sector de ánodos. El facultativo señaló que los trabajadores trabajaban en contacto con sustancias cancerígenas y que a pesar de los requerimientos efectuados a la gerencia no se habían adoptado medidas para mejorar la seguridad de los mismos. Uno de los inconvenientes estaba en la carencia de un lavadero donde lavar la ropa de los trabajadores y un vestuario donde pudieran cambiarse para que no se llevaran los mamelucos a sus casas donde se ponían en contacto con esposas o hijos. También reveló la existencia de análisis de orina que habrían permitido constatar la alta exposición de los trabajadores a las sustancias contaminantes de la brea.
Tras el testimonio del Dr. Trovant al programa “Esta Boca es Mía”, el jefe de los fiscales Daniel Báez actuó de oficio y convocó al ex médico de Aluar para que ratificara o rectificara sus dichos. Luego de la ratificación correspondiente el investigador judicial abrió la causa y se abocó a la búsqueda de nuevos elementos. Está claro que Báez encontró en el testimonio de los trabajadores y ex operarios de la planta pruebas que lo llevaron a calificar el caso como “abandono de persona”. No fue el programa radial ni el Diario Jornada los que llevaron a los directivos de Aluar al procesamiento, fue el doctor Báez el que recolectó las pruebas que condujeron a Madanes Quintanilla, Ricci y compañía a los tribunales locales. Por lo tanto, será el fiscal el que tendrá que dar las explicaciones correspondientes.
No inventamos los testimonios de los trabajadores que estaban a disposición de cualquier periodista que quisiera verlos. Fueron más de un centenar de operarios los que expresaron que la empresa nunca les había informado que trabajaban con sustancias cancerígenas. También hubo claras referencias a la falta de capacitación para trabajar con sustancias peligrosas. El Dr. Báez señala en su escrito que algunos operarios aseguraron que la empresa les había dado información. Es llamativo ese dato. En las copias a las que accedió este periodista no aparecen definiciones de ese tipo. Nadie  explicó hasta el momento, cuándo aparecieron esos testimonios y cuántos trabajadores se expresaron de esa forma.
Como contrapartida, fue llamativo el silencio de Aluar. Apenas emitió un escueto comunicado sin hacer ninguna referencia a las acusaciones que se hicieron públicas.
Hay otro dato interesante. Las falencias que existieron en materia de seguridad quedan en evidencia  por las  obras que Aluar debió realizar. Si Aluar tuvo que construir  un vestuario y un lavadero para que los trabajadores no se llevaran la ropa contaminada por la brea, denota que estaba mal que no tuviera esos espacios para los trabajadores.
Por lo tanto, nuestra tarea no fue en vano. Y esto es algo que nos reconocen los propios trabajadores del sector.
Si no hubiésemos abierto el micrófono al Dr. Trovant  o escrito en Jornada lo que estaba pasando, probablemente los vestuarios y el lavadero no se hubiesen terminado, porque las obras recién se terminaron de ejecutar cuando estos periodistas lo hicieron público.
No fue lo único que cambió a partir del momento en que se brindó la noticia. La empresa puso carteles señalando  que la brea es contaminante y que los obreros trabajan con sustancias peligrosas. Por primera vez, en ese sector empezó a vincularse sin eufemismos la palabra cáncer con la brea.
Habría que preguntarle al Dr. Báez quién se hará cargo de los peligros a los que estuvieron expuestos los trabajadores que durante años carecieron de lavadero y vestuarios donde asearse y dejar sus ropas contaminadas con las sustancias cancerígenas de la brea.
Esta satisfacción que produce estar del lado de la gente y no de las grandes corporaciones es un sentimiento que muchos desconocen. Algunos han utilizado a Aluar para enfrentarse y sacar una buena pauta publicitaria. Otros no han necesitado enojarse,  porque siempre han sido recompensados generosamente.
Los vecinos de Madryn saben que no es el caso de este periodista, que además, encontró en FM Tiempo y diario Jornada, lugares ideales para ratificar convicciones y compromisos con la gente de mi comunidad.
Y con muchos resultados, aunque algunos intenten ningunearnos.
 Este  fue el único medio que planteó las quejas de los vecinos por los insoportables ruidos que producía de noche la planta de aluminio. Nosotros suponíamos que era un problema de turbina.
Suponíamos… Porque la empresa, como es su costumbre, no expresó una sola palabra sobre el tema. Los funcionarios tampoco se desviven por llamarles la atención o pedirles explicaciones a Aluar.
Según nos dijeron fuentes bien informadas, no era un problema de turbinas. El ruido lo habrían producido los motores de los ventiladores que se utilizan para aspirar el fluoruro de la planta. Y hay que reconocer que desde hace más de un mes se solucionó el problema. Dicen que se hicieron las reparaciones correspondientes y por eso desde un tiempo no hay más ruidos.
Fuimos el único medio que planteó el tema. No leí nada en el Diario El Chubut.
¿Es que acaso no los llamó ningún vecino? ¿O el ruido inteligente se desvió cuando llegó a la calle 25 de Mayo? Tal vez, ya no los llaman porque saben que si es algo que deja mal parado a Aluar no lo van a publicar.
Pero que nosotros lo hayamos planteado sí sirvió. Porque tuvieron  que salir a arreglar el problema. Gracias a que FM Tiempo y Jornada se hicieron eco de la preocupación de los vecinos, Aluar tuvo que hacer las mejoras correspondientes para solucionar el problema. De la misma manera, tuvieron que construir los vestuarios y el lavadero para mejorar las condiciones de los trabajadores de Moliendas.
Y una reflexión  más que quiero compartir.
Si nos ponen en contra de Aluar es la mejor publicidad que nos pueden hacer. En Madryn, la gente piensa que los que solo difunden que Aluar es bueno y dadivoso, están comprados. Y ponernos del lado de los que no se venden es buenísimo. No solo es la verdad sino que además es muy gratificante.
Que un fiscal haya archivado una causa no va a cambiar la relación de la gente con Aluar ni limpiará la imagen que los madrynenses tienen de la empresa, ni evitará que el grueso de la población siga vinculando a Aluar con la contaminación.
Tal vez cambie el día que Madanes y compañía  modifiquen el perfil de su política institucional. Aluar no informa, Aluar paga pautas para que los medios no hablen mal de la empresa y no se dan cuenta que eso no sirve, porque la gente sigue hablando mal de ellos y de los medios que se callan la boca.
No se imaginan qué placer produce estar en la vereda de enfrente. Y a los medios que me atacan, como si hubiese perdido una batalla, me hacen un gran favor. Es la mejor propaganda. Ponerme en el  lugar del tipo que no se vende, es el mejor elogio que le pueden hacer a un periodista.#

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16 AGO 2012 - 22:00

Por Esteban Gallo
La decisión del Fiscal Daniel Báez de archivar la causa contra Aluar por las condiciones en las que se encuentran los trabajadores del sector de Moliendas despertó un interés inusitado en algunos medios de la zona. La noticia fue resaltada con fruición y destacada con grandes títulos.
Ha existido además un interés palmario por subrayar especialmente que  el caso tuvo su génesis en el programa radial “Esta Boca es Mía” que conduzco en Madryn hace más de dos años. Mi nombre apareció mencionado cuatro veces en la crónica que ayer publicó el Diario El Chubut. No es habitual que un medio ponga  tanto énfasis en la figura de un periodista.
Es lógico… estos temas vinculados con el medio ambiente y la salud de nuestra gente solo pueden tener cabida en programas independientes que no estén amordazados por la influencia de una pauta publicitaria. Con lo que escribo, no estoy descubriendo nada nuevo. En Madryn todo el mundo sabe que Aluar goza de una prensa adicta a su pauta. No solo no se habla de la causa de Moliendas, tampoco de la causa de la chimenea que está en manos de la justicia federal, tampoco de la multa de 14 millones de dólares por el mal funcionamiento de la planta de tratamiento de humos,  ni de la contaminación sonora que han sufrido durante este tiempo los vecinos de la comunidad.
La historia se inició cuando el Dr. Hugo Trovant, un reconocido profesional de la ciudad y  ex médico de Aluar, cuestionó las condiciones de seguridad de los trabajadores del sector de ánodos. El facultativo señaló que los trabajadores trabajaban en contacto con sustancias cancerígenas y que a pesar de los requerimientos efectuados a la gerencia no se habían adoptado medidas para mejorar la seguridad de los mismos. Uno de los inconvenientes estaba en la carencia de un lavadero donde lavar la ropa de los trabajadores y un vestuario donde pudieran cambiarse para que no se llevaran los mamelucos a sus casas donde se ponían en contacto con esposas o hijos. También reveló la existencia de análisis de orina que habrían permitido constatar la alta exposición de los trabajadores a las sustancias contaminantes de la brea.
Tras el testimonio del Dr. Trovant al programa “Esta Boca es Mía”, el jefe de los fiscales Daniel Báez actuó de oficio y convocó al ex médico de Aluar para que ratificara o rectificara sus dichos. Luego de la ratificación correspondiente el investigador judicial abrió la causa y se abocó a la búsqueda de nuevos elementos. Está claro que Báez encontró en el testimonio de los trabajadores y ex operarios de la planta pruebas que lo llevaron a calificar el caso como “abandono de persona”. No fue el programa radial ni el Diario Jornada los que llevaron a los directivos de Aluar al procesamiento, fue el doctor Báez el que recolectó las pruebas que condujeron a Madanes Quintanilla, Ricci y compañía a los tribunales locales. Por lo tanto, será el fiscal el que tendrá que dar las explicaciones correspondientes.
No inventamos los testimonios de los trabajadores que estaban a disposición de cualquier periodista que quisiera verlos. Fueron más de un centenar de operarios los que expresaron que la empresa nunca les había informado que trabajaban con sustancias cancerígenas. También hubo claras referencias a la falta de capacitación para trabajar con sustancias peligrosas. El Dr. Báez señala en su escrito que algunos operarios aseguraron que la empresa les había dado información. Es llamativo ese dato. En las copias a las que accedió este periodista no aparecen definiciones de ese tipo. Nadie  explicó hasta el momento, cuándo aparecieron esos testimonios y cuántos trabajadores se expresaron de esa forma.
Como contrapartida, fue llamativo el silencio de Aluar. Apenas emitió un escueto comunicado sin hacer ninguna referencia a las acusaciones que se hicieron públicas.
Hay otro dato interesante. Las falencias que existieron en materia de seguridad quedan en evidencia  por las  obras que Aluar debió realizar. Si Aluar tuvo que construir  un vestuario y un lavadero para que los trabajadores no se llevaran la ropa contaminada por la brea, denota que estaba mal que no tuviera esos espacios para los trabajadores.
Por lo tanto, nuestra tarea no fue en vano. Y esto es algo que nos reconocen los propios trabajadores del sector.
Si no hubiésemos abierto el micrófono al Dr. Trovant  o escrito en Jornada lo que estaba pasando, probablemente los vestuarios y el lavadero no se hubiesen terminado, porque las obras recién se terminaron de ejecutar cuando estos periodistas lo hicieron público.
No fue lo único que cambió a partir del momento en que se brindó la noticia. La empresa puso carteles señalando  que la brea es contaminante y que los obreros trabajan con sustancias peligrosas. Por primera vez, en ese sector empezó a vincularse sin eufemismos la palabra cáncer con la brea.
Habría que preguntarle al Dr. Báez quién se hará cargo de los peligros a los que estuvieron expuestos los trabajadores que durante años carecieron de lavadero y vestuarios donde asearse y dejar sus ropas contaminadas con las sustancias cancerígenas de la brea.
Esta satisfacción que produce estar del lado de la gente y no de las grandes corporaciones es un sentimiento que muchos desconocen. Algunos han utilizado a Aluar para enfrentarse y sacar una buena pauta publicitaria. Otros no han necesitado enojarse,  porque siempre han sido recompensados generosamente.
Los vecinos de Madryn saben que no es el caso de este periodista, que además, encontró en FM Tiempo y diario Jornada, lugares ideales para ratificar convicciones y compromisos con la gente de mi comunidad.
Y con muchos resultados, aunque algunos intenten ningunearnos.
 Este  fue el único medio que planteó las quejas de los vecinos por los insoportables ruidos que producía de noche la planta de aluminio. Nosotros suponíamos que era un problema de turbina.
Suponíamos… Porque la empresa, como es su costumbre, no expresó una sola palabra sobre el tema. Los funcionarios tampoco se desviven por llamarles la atención o pedirles explicaciones a Aluar.
Según nos dijeron fuentes bien informadas, no era un problema de turbinas. El ruido lo habrían producido los motores de los ventiladores que se utilizan para aspirar el fluoruro de la planta. Y hay que reconocer que desde hace más de un mes se solucionó el problema. Dicen que se hicieron las reparaciones correspondientes y por eso desde un tiempo no hay más ruidos.
Fuimos el único medio que planteó el tema. No leí nada en el Diario El Chubut.
¿Es que acaso no los llamó ningún vecino? ¿O el ruido inteligente se desvió cuando llegó a la calle 25 de Mayo? Tal vez, ya no los llaman porque saben que si es algo que deja mal parado a Aluar no lo van a publicar.
Pero que nosotros lo hayamos planteado sí sirvió. Porque tuvieron  que salir a arreglar el problema. Gracias a que FM Tiempo y Jornada se hicieron eco de la preocupación de los vecinos, Aluar tuvo que hacer las mejoras correspondientes para solucionar el problema. De la misma manera, tuvieron que construir los vestuarios y el lavadero para mejorar las condiciones de los trabajadores de Moliendas.
Y una reflexión  más que quiero compartir.
Si nos ponen en contra de Aluar es la mejor publicidad que nos pueden hacer. En Madryn, la gente piensa que los que solo difunden que Aluar es bueno y dadivoso, están comprados. Y ponernos del lado de los que no se venden es buenísimo. No solo es la verdad sino que además es muy gratificante.
Que un fiscal haya archivado una causa no va a cambiar la relación de la gente con Aluar ni limpiará la imagen que los madrynenses tienen de la empresa, ni evitará que el grueso de la población siga vinculando a Aluar con la contaminación.
Tal vez cambie el día que Madanes y compañía  modifiquen el perfil de su política institucional. Aluar no informa, Aluar paga pautas para que los medios no hablen mal de la empresa y no se dan cuenta que eso no sirve, porque la gente sigue hablando mal de ellos y de los medios que se callan la boca.
No se imaginan qué placer produce estar en la vereda de enfrente. Y a los medios que me atacan, como si hubiese perdido una batalla, me hacen un gran favor. Es la mejor propaganda. Ponerme en el  lugar del tipo que no se vende, es el mejor elogio que le pueden hacer a un periodista.#


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