Bosque petrificado: está entre Dolavon y el Dique Ameghino

Fue descubierto en 1998 gracias a las inundaciones que provocaron una fuerte remoción de los sedimentos y dejaron al descubierto los troncos fosilizados.

06 NOV 2012 - 22:47 | Actualizado

El Bosque Petrificado Florentino Ameghino es un área protegida en las periferias del dique, en el campo Sierras del Sur. El hallazgo de este bosque ocurrió en 1998. Ese año hubo fuertes inundaciones en toda la provincia, que removieron sedimentos y permitieron que afloraran los pedazos de troncos fosilizados.
A partir de 2005, comenzaron estudios científicos sobre el bosque y recién en 2010 se diseñaron las primeras visitas turísticas, luego de que se aprobara en Legislatura la ley de Custodio Rural. Esta norma permite a privados explotar la zona, siempre y cuando también funcione como reserva natural. El campo donde se encuentra el Bosque Petrificado es de 220 mil hectáreas, de las cuales 223 se usan para investigaciones. De esas 223 hectáreas, 20 son utilizadas como recurso turístico, ya que el resto del paisaje es intangible, para preservación.
Esta reserva natural remonta la historia unos 60 millones de años, en el comienzo de la era Mesozoica. En el trayecto por la Ruta 25, el doctor Jorge Reinoso anticipa una historia fabulosa. La incertidumbre crece cuando explica que se trata de un bosque que en realidad no es tal, o que por lo menos no surgió en donde hoy yacen los restos de troncos petrificados. No es un bosque in situ. “En un principio el dueño del campo nos llamó porque le había llamado la atención encontrar lo que según él eran costillas de ballenas. Con el geólogo fuimos a investigar: en realidad esas tiras blancas eran los troncos, que con efectos químicos propios de la naturaleza tomaron ese color”, explica Reinoso. Esto llevó años, ya que desde 2005 que buscamos sacar una ley, que tardó 5 años. Estamos orgullosos porque somos el primer emprendimiento de la provincia bajo el esquema  Custodio Rural”.
El kilómetro 112 de la ruta es el lugar exacto donde por un camino de ripio se llega hasta la reserva. Allí espera el geólogo Roberto Lech – quien además se encarga de las tareas paleontológicas - , junto a un grupo de jóvenes investigadores y guías turísticos. Durante la expedición comienzan a develarse los secretos de este atractivo natural. Un bosque que no era tal y una playa marina donde llegarían los restos de troncos arrastrados por las furiosas mareas.
Los estudios para reconstruir la geografía del Bosque Petrificado, permiten entender que en realidad en ese terreno no yacía un bosque sino una playa marina, cuya costa estaba cerca del actual Dique Florentino Ameghino. Prueba son los restos de fósiles marinos, los dientes de tiburón, los erizos sedimentados y las ondulaciones que se observan en las rocas del lugar, que marcan el paso del mar. En las piedras también se ven las huellas de lo que eran otros animales del agua.
Hace 60 millones de años, a unos kilómetros al oeste de la zona donde fueron encontrados los fósiles, había grandes bosques de coníferas. La región central de la Patagonia gozaba de un clima cálido y húmedo, muy diferente al actual. Pasaban ríos caudalosos que desembocaban en el Océano Atlántico. Estos árboles, cuyos restos hoy están fosilizados, fueron en vida arrancados del suelo por los ríos, para ser depositados en las playas a la orilla del Atlántico. La sedimentación y el paso del tiempo formaría el bosque petrificado.  En aquella etapa histórica de la tierra, todavía no se había consolidado la Cordillera, con lo cual las mareas del Océano Pacífico caían en forma de precipitaciones sobre todo el sur del país, dando paso a una importante flora. De hecho en toda la Patagonia existen bosques petrificados de este tipo. Los primeros datan de 290 millones de años (en la era Paleozoica), en la provincia de Santa Cruz. Eran bosques de que se conocen como licófitos. 170 millones de años atrás aparecen los primeros bosques de araucarias en Chubut y hace 60 millones la vegetación ayudaría a construir el actual Bosque Petrificado de Ameghino.
Con las erupciones volcánicas y los movimientos de placas se formó la Cordillera. Las gotas que provenían del Pacífico ascendieron hasta los picos montañosos, se congelaron y cayeron como precipitaciones sobre las montañas. De esta forma del otro lado de la Cordillera llega una corriente seca, que fue dándole forma a las características secas y áridas de la Patagonia.
El viaje por el bosque

Dentro del predio se construyó un sendero de 1.400 metros para las visitas, que dura una hora y media, aunque la curiosidad del turista hace que los tiempos se prolonguen. Por lo general no hay ejemplares enteros de los árboles. En el recorrido no se observan hojas ni semillas y algunos de los troncos aparecen muy fragmentados, lo que da cuenta que las inundaciones que devastaron los bosques fueron de una fuerza inusitada.  
Uno de los primeros troncos del recorrido da noción de la magnitud de los bosques que rodeaban la Patagonia. Algunos superan los 30 metros de largo: con la copa, los árboles medían hasta 40 metros.
El diámetro de 1,5 metros de uno de los fósiles también pauta de la inmensa flora de la región. Aquella inmensidad contrasta con el terreno de tierra con excavaciones y arenisca.
Los investigadores del Ameghino relatan que “lo que empezó como una sencilla curiosidad por los troncos, rápidamente se expandió a querer conocer sobre la playa fosilizada y el terreno original hacia donde fueron a parar esos restos de árboles. Por eso decidimos que este bosque tiene una gran cantidad de atractivos, que lo hacen especial. Lo que lo hace distinto son las variedades de árboles: hablamos de espacios muy extensos que fueron arrasados por los ríos”.
Una playa marina, con troncos que se incrustaron en la roca, tras ser arrastrados por las feroces corrientes desde los ríos que circundaban una frondosa arboleda. Esa  es también la historia de Patagonia.#

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06 NOV 2012 - 22:47

El Bosque Petrificado Florentino Ameghino es un área protegida en las periferias del dique, en el campo Sierras del Sur. El hallazgo de este bosque ocurrió en 1998. Ese año hubo fuertes inundaciones en toda la provincia, que removieron sedimentos y permitieron que afloraran los pedazos de troncos fosilizados.
A partir de 2005, comenzaron estudios científicos sobre el bosque y recién en 2010 se diseñaron las primeras visitas turísticas, luego de que se aprobara en Legislatura la ley de Custodio Rural. Esta norma permite a privados explotar la zona, siempre y cuando también funcione como reserva natural. El campo donde se encuentra el Bosque Petrificado es de 220 mil hectáreas, de las cuales 223 se usan para investigaciones. De esas 223 hectáreas, 20 son utilizadas como recurso turístico, ya que el resto del paisaje es intangible, para preservación.
Esta reserva natural remonta la historia unos 60 millones de años, en el comienzo de la era Mesozoica. En el trayecto por la Ruta 25, el doctor Jorge Reinoso anticipa una historia fabulosa. La incertidumbre crece cuando explica que se trata de un bosque que en realidad no es tal, o que por lo menos no surgió en donde hoy yacen los restos de troncos petrificados. No es un bosque in situ. “En un principio el dueño del campo nos llamó porque le había llamado la atención encontrar lo que según él eran costillas de ballenas. Con el geólogo fuimos a investigar: en realidad esas tiras blancas eran los troncos, que con efectos químicos propios de la naturaleza tomaron ese color”, explica Reinoso. Esto llevó años, ya que desde 2005 que buscamos sacar una ley, que tardó 5 años. Estamos orgullosos porque somos el primer emprendimiento de la provincia bajo el esquema  Custodio Rural”.
El kilómetro 112 de la ruta es el lugar exacto donde por un camino de ripio se llega hasta la reserva. Allí espera el geólogo Roberto Lech – quien además se encarga de las tareas paleontológicas - , junto a un grupo de jóvenes investigadores y guías turísticos. Durante la expedición comienzan a develarse los secretos de este atractivo natural. Un bosque que no era tal y una playa marina donde llegarían los restos de troncos arrastrados por las furiosas mareas.
Los estudios para reconstruir la geografía del Bosque Petrificado, permiten entender que en realidad en ese terreno no yacía un bosque sino una playa marina, cuya costa estaba cerca del actual Dique Florentino Ameghino. Prueba son los restos de fósiles marinos, los dientes de tiburón, los erizos sedimentados y las ondulaciones que se observan en las rocas del lugar, que marcan el paso del mar. En las piedras también se ven las huellas de lo que eran otros animales del agua.
Hace 60 millones de años, a unos kilómetros al oeste de la zona donde fueron encontrados los fósiles, había grandes bosques de coníferas. La región central de la Patagonia gozaba de un clima cálido y húmedo, muy diferente al actual. Pasaban ríos caudalosos que desembocaban en el Océano Atlántico. Estos árboles, cuyos restos hoy están fosilizados, fueron en vida arrancados del suelo por los ríos, para ser depositados en las playas a la orilla del Atlántico. La sedimentación y el paso del tiempo formaría el bosque petrificado.  En aquella etapa histórica de la tierra, todavía no se había consolidado la Cordillera, con lo cual las mareas del Océano Pacífico caían en forma de precipitaciones sobre todo el sur del país, dando paso a una importante flora. De hecho en toda la Patagonia existen bosques petrificados de este tipo. Los primeros datan de 290 millones de años (en la era Paleozoica), en la provincia de Santa Cruz. Eran bosques de que se conocen como licófitos. 170 millones de años atrás aparecen los primeros bosques de araucarias en Chubut y hace 60 millones la vegetación ayudaría a construir el actual Bosque Petrificado de Ameghino.
Con las erupciones volcánicas y los movimientos de placas se formó la Cordillera. Las gotas que provenían del Pacífico ascendieron hasta los picos montañosos, se congelaron y cayeron como precipitaciones sobre las montañas. De esta forma del otro lado de la Cordillera llega una corriente seca, que fue dándole forma a las características secas y áridas de la Patagonia.
El viaje por el bosque

Dentro del predio se construyó un sendero de 1.400 metros para las visitas, que dura una hora y media, aunque la curiosidad del turista hace que los tiempos se prolonguen. Por lo general no hay ejemplares enteros de los árboles. En el recorrido no se observan hojas ni semillas y algunos de los troncos aparecen muy fragmentados, lo que da cuenta que las inundaciones que devastaron los bosques fueron de una fuerza inusitada.  
Uno de los primeros troncos del recorrido da noción de la magnitud de los bosques que rodeaban la Patagonia. Algunos superan los 30 metros de largo: con la copa, los árboles medían hasta 40 metros.
El diámetro de 1,5 metros de uno de los fósiles también pauta de la inmensa flora de la región. Aquella inmensidad contrasta con el terreno de tierra con excavaciones y arenisca.
Los investigadores del Ameghino relatan que “lo que empezó como una sencilla curiosidad por los troncos, rápidamente se expandió a querer conocer sobre la playa fosilizada y el terreno original hacia donde fueron a parar esos restos de árboles. Por eso decidimos que este bosque tiene una gran cantidad de atractivos, que lo hacen especial. Lo que lo hace distinto son las variedades de árboles: hablamos de espacios muy extensos que fueron arrasados por los ríos”.
Una playa marina, con troncos que se incrustaron en la roca, tras ser arrastrados por las feroces corrientes desde los ríos que circundaban una frondosa arboleda. Esa  es también la historia de Patagonia.#


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