Chubut: el colapso de los centros de detención, reflejado en un demoledor informe oficial

Es un documento de casi 600 páginas, que repasa las malas condiciones edilicias para alojar a los presos. Advierte que no es culpa de la actual gestión ya que “fueron años de desatención”. Riesgo de incendios, poca higiene y casi nulas posibilidades de estudiar o aprender un oficio, entre los defectos.

23 JUN 2013 - 21:31 | Actualizado

Por Rolando Tobarez.

No por nada se titula “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Se trata de un informe que escribió la Defensoría Pública del Chubut, casi 600 páginas que sin responsabilizar al actual Gobierno provincial, sí dan cuenta de las malas condiciones edilicias y de organización de los centros de detención que funcionan en nuestra provincia. Algunos aspectos podrían resolverse a corto plazo; otros, en cambio, muestran un colapso en la vida cotidiana de los presos provinciales.

Un problema grave es la vulnerabilidad ante posibles incendios: no existen protocolos de abordaje ni de evacuación, y no hay mecanismos para detectar humo o llamas, alertas y señalización de evacuación y elementos de extinción. El 87,3 por ciento de los colchones no son ignífugos; el 29 por ciento de los dormitorios tienen un tendido eléctrico mal instalado; en el 28 por ciento hay cables al descubierto; el 66 por ciento de las sillas son de madera o plástico, como el 48 por ciento de las mesas. Sólo en las comisarías de Puerto Madryn y en los COSE (Trelew y Esquel), todos los colchones son ignífugos.

En los dormitorios –pabellones y celdas- los presos pasan todo el día, debido a la falta de otros espacios, y pese a la voluntad del personal. Más de la mitad no realiza actividad cultural, musical, informática, deportiva o gimnástica. Y casi una tercera parte no dispone de tiempo diario para estar al aire libre. Más de la tercera parte de los policías reconoce este dato.

Los dormitorios carecen de mobiliario, más allá de las camas. Una tercera parte tiene poca o nula luz natural, y temperatura medianamente apropiada o inapropiada. La ventilación es regular o mala en el 61 por ciento; en el 36 por ciento de los dormitorios la higiene general es mala o regular y de los que tienen luz eléctrica, sólo el 68,5% es apta para lectura.

Los baños presentan problemas importantes de equipamiento básico y mantenimiento. Algunos detenidos tienen dificultades para acceder y usan recipientes dentro de los dormitorios para orinar o defecar.

De las 112 duchas observadas, funciona el 74,1 por ciento. Si funcionaran todas implicaría que hay una ducha cada tres presos. Hoy, con la cantidad que realmente funciona, hay una ducha cada 5 detenidos. Esta situación se agrava en algunos centros: en la Comisaría 4ª de Trelew hay una ducha para un cupo de 16 presos.

La higiene general es regular o mala en el 66,7% de los casos y la temperatura no es apropiada en el 41,9% de los casos. De los baños que tienen luz, el 40% tiene cables colgando al descubierto. El 35,4% del personal dijo que no hay mantenimiento sistemático o que es irregular, y el 42% que las reparaciones de los baños no son rápidas. Más de la mitad del personal consultado afirmó que la provisión de elementos de higiene personal a los detenidos es mala, regular o no existe.

El 57,1% de los baños que tienen agua no tiene caliente; el 33,3% no tiene calefacción y el 45,2% tiene mala o regular iluminación natural y la ventilación es regular o mala en el 64,3% de los casos.

Las ofertas de educación obligatoria -primaria y secundaria-, de capacitación laboral o de otro tipo, son mínimas. No hay espacios para capacitaciones y talleres. En el 94,3% no se detectó gabinete informático y gimnasio.

Poco menos de la mitad de los presos dijo que no se les ofrece completar la primaria y dos de cada tres, que no tienen ofertas de secundario. Sólo uno de cada cuatro recibe capacitación laboral y uno de veinte, de otro tipo. El 85,9% de los detenidos no trabaja.

Del personal consultado, el 66,7% dijo que no hay ofertas de educación, el 88,2% cree que las mujeres no tienen las mismas posibilidades que los varones para cursar estudios y el 84,3%, que en los centros donde trabaja no se promueven actividades laborales.

Las únicas aulas están en el COSE de Trelew y en las Alcaidías de Comodoro Rivadavia y de Trelew. Todas pequeñas. Se detectó una sola biblioteca, en el COSE Trelew. Sólo el 13,7% de los entrevistados consideran que las ofertas educativas tienen la misma calidad que las ofrecidas al resto de los ciudadanos.

El 91,4% de los lugares no cuenta con enfermería ni consultorio odontológico. Las enfermedades con mayor incidencia son los cuadros gripales y problemas odontológicos. No hay políticas sanitarias uniformes en toda la provincia. Tampoco instrucciones o protocolos para emergencias. Con las mujeres se agrava, ya que afirman que la atención ginecológica se realiza en condiciones inadecuadas.

La mayoría de los consultados no conoce la implementación de Programas Nacionales de Salud. El 68,4% del personal consultado dice que no existen servicios médicos las 24 horas. El 24,5% reconoció quejas de los detenidos y el personal no sabe si los médicos fueron capacitados para trabajar con detenidos.

Más de la mitad de los policías afirma que no hay un protocolo para emergencias de traslado de presos al Hospital. El 66% afirmó que no existe servicio de enfermería y el 82%, que no tiene servicio odontológico. Sólo el 25% afirma que los enfermeros fueron capacitados.

Uno de cada cuatro detenidos vio en el mes como un custodio golpeaba a un preso; 1 de cada cuatro fue víctima de malos tratos de parte del personal. El trato está plagado de decisiones sin políticas, planes, programas, instrucciones o protocolos. Esto se verifica en las profundas diferencias detectadas entre los centros y dentro de ellos.

Los tipos de agresión son: golpes de puño, patadas, golpes con algún elemento, aislamiento, posición incómoda en traslados largos, amenazas, “discriminación”, maltrato verbal, “tortura psicológica”, “cortes con una punta”, ducha de agua fría.

Los detenidos agregaron violencia física, agresiones verbales, quita de beneficio, aislamiento, maltrato a familiares, requisa a niños, sentadillas, gas pimienta a los ojos, “se quedan con las cosas que dejan los familiares”, “correr bajando la cabeza”, interferencia a las salidas laborales, espiar a las mujeres detenidas cuando se bañan, hostigamiento.

No se observa un criterio uniforme acerca de la información que se brinda a los detenidos: sólo a uno de cada diez presos se le brindó información escrita sobre las normas internas del centro de detención al ingresar. Casi la mitad al ser sancionado no recibió información sobre los hechos.

Las sanciones más recurrentes son: suspensión de visitas, beneficios y recreo; aislamiento; suspensión de actividades educativas, de actividades de capacitación y laborales; traslado a otro centro y suspensión de salidas transitorias. El 51,4% del personal dice que no hay exámenes médicos ni antes, ni durante, ni tras una sanción; el 68%, que el centro no tiene un procedimiento de queja.

La mayoría de los detenidos afirma que no les dan libros, periódicos, revistas u otras publicaciones gratis. El 89,6% accede comprándolas. El 70,8% del personal coincide. No existe un criterio uniforme el control del uso del teléfono y límites horarios. El 45,5% del personal consultado considera que se controla con quién se comunican los detenidos.

Más de la mitad de los presos considera que las condiciones materiales del lugar de visitas son inadecuadas y la mayoría que no existe un lugar especial para visitas de niños y adolescentes. Más de la mitad considera que el lugar de espera es inadecuado y que las requisas se realizan inapropiadamente. El 37,5% de los policías entrevistados coincide.

El 71,4% de los centros no tiene sala de visitas. Y el único centro con un ámbito para visitas con niños y niñas es el COSE de Esquel. Los dos únicos centros con sala para visitas íntimas son la Alcaidía de Trelew y la U- 14.

Datos curiosos

La Asociación para la Prevención de la Tortura brinda estándares mínimos para evaluar sobrepoblación. El 23,3% de los pabellones no las cumple, ni el 39% de las celdas. Sólo la Alcaidía de Comodoro Rivadavia posee espacio específico de asistencia jurídica.

22 metros

Sólo el 10% de los policías dijo que en el centro donde trabaja hay presas y en todos lo casos están separadas de los varones a un promedio de 22 metros.

Comida fría

Los presos reciben almuerzo y cena pero al menú no lo define un nutricionista y su elaboración no se monitorea. Sólo la tercera parte de los policías entrevistados afirmó que hay desayuno y merienda. La mitad de los detenidos dijo que los alimentos no están calientes. En la mitad de los casos que el Equipo de Monitoreo probó la comida, la calificó como regular. Sólo 5 centros tienen comedores. En el resto, los presos comen en los dormitorios.

Mala ropa

La mayoría de los presos y el personal dijo que no se provee ropa a los detenidos, más allá de su condición económica. Más de una tercera parte de los detenidos consideró que la ropa que usan no es adecuada al clima.

Quemá esas cartas

El 77,1% del personal cree que alguien controla las cartas a los presos y un 52,3%, la que envían.

Sin entrenamiento

Según la percepción de la mayoría de los agentes consultados, no existen criterios para incorporar personal y no reciben capacitación inicial, regular y continua. Sólo el 16% afirmó que hay una capacitación inicial y según el 12,2 por ciento, una regular.

Más de 7.000 páginas de datos y revelaciones

El Informe del Monitoreo de los Centros de Detención es el primer relevamiento integral de estos lugares en Chubut y detectó problemas estructurales y circunstanciales en cada uno de los espacios que, más allá de su propósito original, en la práctica funcionan para detención. Fueron más de 7.000 páginas de recolección de datos, con observaciones directas, y entrevistas a detenidos y a personal.

Al monitoreo lo hicieron 62 personas. El 80 por ciento de los lugares fueron monitoreados en una sola visita, en un solo día y con una duración promedio de 2 horas y 25 minutos. El resto duró más de un día.

Se entrevistó a 79 detenidos, incluidas 4 presas, el 80% del total de detenidas en Chubut. Cada charla duró un promedio de 45 minutos. Y se habló con 51 agentes que trabajan en 27 centros de detención.

Se monitorearon 35 lugares: las comisarías 1ª, 2ª, 3ª con su centro de detención anexo, y 4ª de Trelew; la Alcaidía y el COSE de Trelew; las comisarías de Rawson y Playa Unión; las comisarías de Dolavon, 28 de Julio y Paso de Indios; las comisarías 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 7ª de Comodoro Rivadavia; las comisaría de Diadema, Laprida y General Mosconi de Comodoro, y la Alcaidía de Comodoro.

También las comisarías de Rada Tilly; la 1ª, 2ª y 3ª de Puerto Madryn, la comisaría 1ª de Esquel, el COSE y la Unidad Penitenciaria Federal N° 14 de Esquel; las comisarías de Trevelin, Tecka, El Maitén, Gualjaina, Paso del Sapo y Río Pico.

“Era muy importante escuchar al personal de custodia, que comparte el mismo lugar de encierro, para que manifieste sus inquietudes, problemas y sugerencias”, dicen las conclusiones. “Estos controles son herramientas útiles para prevenir la tortura y el maltrato institucional, y transparentar lo que sucede”.

Cabe recordar que Chubut no tiene un Servicio Penitenciario para la custodia y traslado de los presos. Lo hace la Policía. Por eso la Defensoría destaca la voluntad del personal que participó.

“Nos encontramos ante una delicada situación, ya que la cantidad, complejidad y profundidad de los problemas detectados hace sumamente dificultoso realizar recomendaciones específicas”.

No es responsabilidad de la actual gestión provincial “sino que devienen de muchos años de desatención del problema carcelario, y son por ello de dificultosa resolución”.

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23 JUN 2013 - 21:31

Por Rolando Tobarez.

No por nada se titula “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Se trata de un informe que escribió la Defensoría Pública del Chubut, casi 600 páginas que sin responsabilizar al actual Gobierno provincial, sí dan cuenta de las malas condiciones edilicias y de organización de los centros de detención que funcionan en nuestra provincia. Algunos aspectos podrían resolverse a corto plazo; otros, en cambio, muestran un colapso en la vida cotidiana de los presos provinciales.

Un problema grave es la vulnerabilidad ante posibles incendios: no existen protocolos de abordaje ni de evacuación, y no hay mecanismos para detectar humo o llamas, alertas y señalización de evacuación y elementos de extinción. El 87,3 por ciento de los colchones no son ignífugos; el 29 por ciento de los dormitorios tienen un tendido eléctrico mal instalado; en el 28 por ciento hay cables al descubierto; el 66 por ciento de las sillas son de madera o plástico, como el 48 por ciento de las mesas. Sólo en las comisarías de Puerto Madryn y en los COSE (Trelew y Esquel), todos los colchones son ignífugos.

En los dormitorios –pabellones y celdas- los presos pasan todo el día, debido a la falta de otros espacios, y pese a la voluntad del personal. Más de la mitad no realiza actividad cultural, musical, informática, deportiva o gimnástica. Y casi una tercera parte no dispone de tiempo diario para estar al aire libre. Más de la tercera parte de los policías reconoce este dato.

Los dormitorios carecen de mobiliario, más allá de las camas. Una tercera parte tiene poca o nula luz natural, y temperatura medianamente apropiada o inapropiada. La ventilación es regular o mala en el 61 por ciento; en el 36 por ciento de los dormitorios la higiene general es mala o regular y de los que tienen luz eléctrica, sólo el 68,5% es apta para lectura.

Los baños presentan problemas importantes de equipamiento básico y mantenimiento. Algunos detenidos tienen dificultades para acceder y usan recipientes dentro de los dormitorios para orinar o defecar.

De las 112 duchas observadas, funciona el 74,1 por ciento. Si funcionaran todas implicaría que hay una ducha cada tres presos. Hoy, con la cantidad que realmente funciona, hay una ducha cada 5 detenidos. Esta situación se agrava en algunos centros: en la Comisaría 4ª de Trelew hay una ducha para un cupo de 16 presos.

La higiene general es regular o mala en el 66,7% de los casos y la temperatura no es apropiada en el 41,9% de los casos. De los baños que tienen luz, el 40% tiene cables colgando al descubierto. El 35,4% del personal dijo que no hay mantenimiento sistemático o que es irregular, y el 42% que las reparaciones de los baños no son rápidas. Más de la mitad del personal consultado afirmó que la provisión de elementos de higiene personal a los detenidos es mala, regular o no existe.

El 57,1% de los baños que tienen agua no tiene caliente; el 33,3% no tiene calefacción y el 45,2% tiene mala o regular iluminación natural y la ventilación es regular o mala en el 64,3% de los casos.

Las ofertas de educación obligatoria -primaria y secundaria-, de capacitación laboral o de otro tipo, son mínimas. No hay espacios para capacitaciones y talleres. En el 94,3% no se detectó gabinete informático y gimnasio.

Poco menos de la mitad de los presos dijo que no se les ofrece completar la primaria y dos de cada tres, que no tienen ofertas de secundario. Sólo uno de cada cuatro recibe capacitación laboral y uno de veinte, de otro tipo. El 85,9% de los detenidos no trabaja.

Del personal consultado, el 66,7% dijo que no hay ofertas de educación, el 88,2% cree que las mujeres no tienen las mismas posibilidades que los varones para cursar estudios y el 84,3%, que en los centros donde trabaja no se promueven actividades laborales.

Las únicas aulas están en el COSE de Trelew y en las Alcaidías de Comodoro Rivadavia y de Trelew. Todas pequeñas. Se detectó una sola biblioteca, en el COSE Trelew. Sólo el 13,7% de los entrevistados consideran que las ofertas educativas tienen la misma calidad que las ofrecidas al resto de los ciudadanos.

El 91,4% de los lugares no cuenta con enfermería ni consultorio odontológico. Las enfermedades con mayor incidencia son los cuadros gripales y problemas odontológicos. No hay políticas sanitarias uniformes en toda la provincia. Tampoco instrucciones o protocolos para emergencias. Con las mujeres se agrava, ya que afirman que la atención ginecológica se realiza en condiciones inadecuadas.

La mayoría de los consultados no conoce la implementación de Programas Nacionales de Salud. El 68,4% del personal consultado dice que no existen servicios médicos las 24 horas. El 24,5% reconoció quejas de los detenidos y el personal no sabe si los médicos fueron capacitados para trabajar con detenidos.

Más de la mitad de los policías afirma que no hay un protocolo para emergencias de traslado de presos al Hospital. El 66% afirmó que no existe servicio de enfermería y el 82%, que no tiene servicio odontológico. Sólo el 25% afirma que los enfermeros fueron capacitados.

Uno de cada cuatro detenidos vio en el mes como un custodio golpeaba a un preso; 1 de cada cuatro fue víctima de malos tratos de parte del personal. El trato está plagado de decisiones sin políticas, planes, programas, instrucciones o protocolos. Esto se verifica en las profundas diferencias detectadas entre los centros y dentro de ellos.

Los tipos de agresión son: golpes de puño, patadas, golpes con algún elemento, aislamiento, posición incómoda en traslados largos, amenazas, “discriminación”, maltrato verbal, “tortura psicológica”, “cortes con una punta”, ducha de agua fría.

Los detenidos agregaron violencia física, agresiones verbales, quita de beneficio, aislamiento, maltrato a familiares, requisa a niños, sentadillas, gas pimienta a los ojos, “se quedan con las cosas que dejan los familiares”, “correr bajando la cabeza”, interferencia a las salidas laborales, espiar a las mujeres detenidas cuando se bañan, hostigamiento.

No se observa un criterio uniforme acerca de la información que se brinda a los detenidos: sólo a uno de cada diez presos se le brindó información escrita sobre las normas internas del centro de detención al ingresar. Casi la mitad al ser sancionado no recibió información sobre los hechos.

Las sanciones más recurrentes son: suspensión de visitas, beneficios y recreo; aislamiento; suspensión de actividades educativas, de actividades de capacitación y laborales; traslado a otro centro y suspensión de salidas transitorias. El 51,4% del personal dice que no hay exámenes médicos ni antes, ni durante, ni tras una sanción; el 68%, que el centro no tiene un procedimiento de queja.

La mayoría de los detenidos afirma que no les dan libros, periódicos, revistas u otras publicaciones gratis. El 89,6% accede comprándolas. El 70,8% del personal coincide. No existe un criterio uniforme el control del uso del teléfono y límites horarios. El 45,5% del personal consultado considera que se controla con quién se comunican los detenidos.

Más de la mitad de los presos considera que las condiciones materiales del lugar de visitas son inadecuadas y la mayoría que no existe un lugar especial para visitas de niños y adolescentes. Más de la mitad considera que el lugar de espera es inadecuado y que las requisas se realizan inapropiadamente. El 37,5% de los policías entrevistados coincide.

El 71,4% de los centros no tiene sala de visitas. Y el único centro con un ámbito para visitas con niños y niñas es el COSE de Esquel. Los dos únicos centros con sala para visitas íntimas son la Alcaidía de Trelew y la U- 14.

Datos curiosos

La Asociación para la Prevención de la Tortura brinda estándares mínimos para evaluar sobrepoblación. El 23,3% de los pabellones no las cumple, ni el 39% de las celdas. Sólo la Alcaidía de Comodoro Rivadavia posee espacio específico de asistencia jurídica.

22 metros

Sólo el 10% de los policías dijo que en el centro donde trabaja hay presas y en todos lo casos están separadas de los varones a un promedio de 22 metros.

Comida fría

Los presos reciben almuerzo y cena pero al menú no lo define un nutricionista y su elaboración no se monitorea. Sólo la tercera parte de los policías entrevistados afirmó que hay desayuno y merienda. La mitad de los detenidos dijo que los alimentos no están calientes. En la mitad de los casos que el Equipo de Monitoreo probó la comida, la calificó como regular. Sólo 5 centros tienen comedores. En el resto, los presos comen en los dormitorios.

Mala ropa

La mayoría de los presos y el personal dijo que no se provee ropa a los detenidos, más allá de su condición económica. Más de una tercera parte de los detenidos consideró que la ropa que usan no es adecuada al clima.

Quemá esas cartas

El 77,1% del personal cree que alguien controla las cartas a los presos y un 52,3%, la que envían.

Sin entrenamiento

Según la percepción de la mayoría de los agentes consultados, no existen criterios para incorporar personal y no reciben capacitación inicial, regular y continua. Sólo el 16% afirmó que hay una capacitación inicial y según el 12,2 por ciento, una regular.

Más de 7.000 páginas de datos y revelaciones

El Informe del Monitoreo de los Centros de Detención es el primer relevamiento integral de estos lugares en Chubut y detectó problemas estructurales y circunstanciales en cada uno de los espacios que, más allá de su propósito original, en la práctica funcionan para detención. Fueron más de 7.000 páginas de recolección de datos, con observaciones directas, y entrevistas a detenidos y a personal.

Al monitoreo lo hicieron 62 personas. El 80 por ciento de los lugares fueron monitoreados en una sola visita, en un solo día y con una duración promedio de 2 horas y 25 minutos. El resto duró más de un día.

Se entrevistó a 79 detenidos, incluidas 4 presas, el 80% del total de detenidas en Chubut. Cada charla duró un promedio de 45 minutos. Y se habló con 51 agentes que trabajan en 27 centros de detención.

Se monitorearon 35 lugares: las comisarías 1ª, 2ª, 3ª con su centro de detención anexo, y 4ª de Trelew; la Alcaidía y el COSE de Trelew; las comisarías de Rawson y Playa Unión; las comisarías de Dolavon, 28 de Julio y Paso de Indios; las comisarías 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 7ª de Comodoro Rivadavia; las comisaría de Diadema, Laprida y General Mosconi de Comodoro, y la Alcaidía de Comodoro.

También las comisarías de Rada Tilly; la 1ª, 2ª y 3ª de Puerto Madryn, la comisaría 1ª de Esquel, el COSE y la Unidad Penitenciaria Federal N° 14 de Esquel; las comisarías de Trevelin, Tecka, El Maitén, Gualjaina, Paso del Sapo y Río Pico.

“Era muy importante escuchar al personal de custodia, que comparte el mismo lugar de encierro, para que manifieste sus inquietudes, problemas y sugerencias”, dicen las conclusiones. “Estos controles son herramientas útiles para prevenir la tortura y el maltrato institucional, y transparentar lo que sucede”.

Cabe recordar que Chubut no tiene un Servicio Penitenciario para la custodia y traslado de los presos. Lo hace la Policía. Por eso la Defensoría destaca la voluntad del personal que participó.

“Nos encontramos ante una delicada situación, ya que la cantidad, complejidad y profundidad de los problemas detectados hace sumamente dificultoso realizar recomendaciones específicas”.

No es responsabilidad de la actual gestión provincial “sino que devienen de muchos años de desatención del problema carcelario, y son por ello de dificultosa resolución”.


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