Madryn: la crisis de la pesca y la suba del boleto de pasajeros

El periodista Esteban Gallo analiza los temas centrales de la semana política en la ciudad del Golfo.

06 OCT 2013 - 23:05 | Actualizado

Por Esteban Gallo

El interés de los madrynenses estuvo centrado la semana pasada en dos temas que también generaron una gran incertidumbre. Por un lado, la crisis de Alpesca, un conflicto irresuelto que preocupa a más de mil familias, afectadas por los vaivenes de una empresa a la deriva.

En el otro andarivel, la interminable discusión parlamentaria relacionada al pedido de incremento del boleto urbano de pasajeros.

El futuro de Alpesca es incierto y el intríngulis sobre su futuro golpea a los trabajadores del sector y a la comunidad de Madryn en su conjunto, que directa o indirectamente, sufre los efectos de la crisis. La intervención de la Provincia con el aporte de 10 millones de pesos a través de CORFO para garantizar el pago de los salarios adeudados a los trabajadores es un aliciente, pero no soluciona el problema de fondo y a esta altura del partido, lo importante es resolver el destino de la empresa pesquera más importante de la Patagonia.

El Gobierno conminó a la empresa a presentar hoy un plan integral que contemple soluciones definitivas, pero el ultimátum no despierta buenas expectativas en los trabajadores del sector, quienes curtidos en el engaño y la mentira, ya no se comen ningún sapo más. Y es lógico que estén desconfiados, porque si hasta el momento no surgió ninguna alternativa plausible, ¿qué poder divino va a iluminar a Omar Segundo y compañía para pergeñar en 48 o 72 horas lo que no pudieron elaborar en todos estos meses?

Y como si fuéramos pocos, parió mi abuela. La aparición en escena de Guillermo Di Costanzo cayó como un baldazo de agua fría. El hombre que desató la ira de una trabajadora que hace un año atrás se prendió fuego frente a sus narices, tiene la insolencia de mostrarse como el salvador. No tiene cara ni vergüenza. Como si los trabajadores no supieran quién es quién y qué papel cumplió cada cual, en la triste historia de Alpesca de los últimos años. Con el comunicado de Di Costanzo quedó revelado qué personajes estaban detrás de Guigus, el grupo empresario que fue descartado por impresentable. Es de suponer que, moviendo los hilos, entre bastidores, se encuentra la figura del inefable Pedro Baldino. Esa posibilidad tiene muy mal a los trabajadores. Baldino es el personaje que cuando este periodista le preguntó si Alpesca tenía una salida posible, contestó sin ponerse colorado: “Sí, con ayuda de Dios y de unos créditos blandos”.

Horacio Trezza, titular del SOMU, opina que la empresa que se haga cargo de Alpesca tiene que poseer un capital muy importante y los medios necesarios para reconvertir la actividad. Ninguno de los grupos que andan dando vuelta por la zona está en condiciones de cubrir esos requerimientos. En la búsqueda de ese objetivo, los gobiernos nacional y provincial tendrán que estar compenetrados y muy despiertos. No puede repetirse lo que ocurrió la semana pasada, cuando se anunció con bombos y platillos que un grupo europeo, “con espaldas anchas”, venía a solucionar los problemas de Alpesca y a los pocos días, el presagio se cayó como un castillo de naipes. No importa tanto el chasco del Gobierno provincial como la frustración que provoca en los trabajadores. Y con las ilusiones de los trabajadores no se puede jugar, porque ya no están para sufrir más desencantos.

El otro tema que dejó perplejos a los madrynenses es la novela que se generó en torno al pedido de incremento del boleto urbano de pasajeros.

Finalmente, se necesitó el voto del presidente del cuerpo Alejandro Pagani para que el aumento fuera aprobado. Las demoras se generaron por el interés de los ediles de que la propuesta se aprobara por unanimidad para que el cuerpo en su conjunto pagara el costo político de la medida. Una pretensión disparatada porque cada concejal debería tener la libertad para decidir qué es lo más conveniente para la ciudad. ¿Desde cuándo un proyecto de ordenanza tiene que salir con los votos de todos los concejales?

Con el correr de los días la situación se volvió insostenible porque se sumaron las presiones de los choferes y de la empresa, que ni lerda ni perezosa, aprovechó la situación para amenazar con disminuir las frecuencias y despedir a una decena de trabajadores si no se aplicaba el aumento.

Enojos

El incremento se aprobó en un clima de enojos, recriminaciones y ausencias y tuvo que votar el presidente el Concejo Deliberante, Alejandro Pagani, para desempatar. La concejal del Frente para la Victoria, Mabel Del Mármol, estalló en ira y pidió reprimendas para los concejales que no asistieron a la sesión. Tiene razón la edil en enojarse y pedir sanciones, porque alguien tiene que ponerle límites a las conductas de los concejales que no asumen sus obligaciones. Los concejales representan al pueblo y la comunidad que los eligió espera que sus representantes no se borren cuando las papas queman.

En este caso, la gente quería saber quién estaba a favor o en contra del incremento del boleto urbano y escuchar las argumentaciones correspondientes. Nadie iba a ser colgado como un hereje si votaba a favor, como de hecho no ocurrió. De lo que no se puede escapar es de la obligación de legislar con valentía y responsabilidad. Tampoco de la mirada crítica de la sociedad que aborrece a los timoratos. Por algo escribió el profeta en el libro bíblico de Apocalipsis: “Por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.

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06 OCT 2013 - 23:05

Por Esteban Gallo

El interés de los madrynenses estuvo centrado la semana pasada en dos temas que también generaron una gran incertidumbre. Por un lado, la crisis de Alpesca, un conflicto irresuelto que preocupa a más de mil familias, afectadas por los vaivenes de una empresa a la deriva.

En el otro andarivel, la interminable discusión parlamentaria relacionada al pedido de incremento del boleto urbano de pasajeros.

El futuro de Alpesca es incierto y el intríngulis sobre su futuro golpea a los trabajadores del sector y a la comunidad de Madryn en su conjunto, que directa o indirectamente, sufre los efectos de la crisis. La intervención de la Provincia con el aporte de 10 millones de pesos a través de CORFO para garantizar el pago de los salarios adeudados a los trabajadores es un aliciente, pero no soluciona el problema de fondo y a esta altura del partido, lo importante es resolver el destino de la empresa pesquera más importante de la Patagonia.

El Gobierno conminó a la empresa a presentar hoy un plan integral que contemple soluciones definitivas, pero el ultimátum no despierta buenas expectativas en los trabajadores del sector, quienes curtidos en el engaño y la mentira, ya no se comen ningún sapo más. Y es lógico que estén desconfiados, porque si hasta el momento no surgió ninguna alternativa plausible, ¿qué poder divino va a iluminar a Omar Segundo y compañía para pergeñar en 48 o 72 horas lo que no pudieron elaborar en todos estos meses?

Y como si fuéramos pocos, parió mi abuela. La aparición en escena de Guillermo Di Costanzo cayó como un baldazo de agua fría. El hombre que desató la ira de una trabajadora que hace un año atrás se prendió fuego frente a sus narices, tiene la insolencia de mostrarse como el salvador. No tiene cara ni vergüenza. Como si los trabajadores no supieran quién es quién y qué papel cumplió cada cual, en la triste historia de Alpesca de los últimos años. Con el comunicado de Di Costanzo quedó revelado qué personajes estaban detrás de Guigus, el grupo empresario que fue descartado por impresentable. Es de suponer que, moviendo los hilos, entre bastidores, se encuentra la figura del inefable Pedro Baldino. Esa posibilidad tiene muy mal a los trabajadores. Baldino es el personaje que cuando este periodista le preguntó si Alpesca tenía una salida posible, contestó sin ponerse colorado: “Sí, con ayuda de Dios y de unos créditos blandos”.

Horacio Trezza, titular del SOMU, opina que la empresa que se haga cargo de Alpesca tiene que poseer un capital muy importante y los medios necesarios para reconvertir la actividad. Ninguno de los grupos que andan dando vuelta por la zona está en condiciones de cubrir esos requerimientos. En la búsqueda de ese objetivo, los gobiernos nacional y provincial tendrán que estar compenetrados y muy despiertos. No puede repetirse lo que ocurrió la semana pasada, cuando se anunció con bombos y platillos que un grupo europeo, “con espaldas anchas”, venía a solucionar los problemas de Alpesca y a los pocos días, el presagio se cayó como un castillo de naipes. No importa tanto el chasco del Gobierno provincial como la frustración que provoca en los trabajadores. Y con las ilusiones de los trabajadores no se puede jugar, porque ya no están para sufrir más desencantos.

El otro tema que dejó perplejos a los madrynenses es la novela que se generó en torno al pedido de incremento del boleto urbano de pasajeros.

Finalmente, se necesitó el voto del presidente del cuerpo Alejandro Pagani para que el aumento fuera aprobado. Las demoras se generaron por el interés de los ediles de que la propuesta se aprobara por unanimidad para que el cuerpo en su conjunto pagara el costo político de la medida. Una pretensión disparatada porque cada concejal debería tener la libertad para decidir qué es lo más conveniente para la ciudad. ¿Desde cuándo un proyecto de ordenanza tiene que salir con los votos de todos los concejales?

Con el correr de los días la situación se volvió insostenible porque se sumaron las presiones de los choferes y de la empresa, que ni lerda ni perezosa, aprovechó la situación para amenazar con disminuir las frecuencias y despedir a una decena de trabajadores si no se aplicaba el aumento.

Enojos

El incremento se aprobó en un clima de enojos, recriminaciones y ausencias y tuvo que votar el presidente el Concejo Deliberante, Alejandro Pagani, para desempatar. La concejal del Frente para la Victoria, Mabel Del Mármol, estalló en ira y pidió reprimendas para los concejales que no asistieron a la sesión. Tiene razón la edil en enojarse y pedir sanciones, porque alguien tiene que ponerle límites a las conductas de los concejales que no asumen sus obligaciones. Los concejales representan al pueblo y la comunidad que los eligió espera que sus representantes no se borren cuando las papas queman.

En este caso, la gente quería saber quién estaba a favor o en contra del incremento del boleto urbano y escuchar las argumentaciones correspondientes. Nadie iba a ser colgado como un hereje si votaba a favor, como de hecho no ocurrió. De lo que no se puede escapar es de la obligación de legislar con valentía y responsabilidad. Tampoco de la mirada crítica de la sociedad que aborrece a los timoratos. Por algo escribió el profeta en el libro bíblico de Apocalipsis: “Por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.


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