La necesidad de un cambio profundo para que no se muera el fútbol local

La realidad es brutal. Equipos que desertan en primera e inferiores, escaso interés de los participantes y del público. La necesidad de conformar dos divisionales y evitar que el fútbol doméstico languidezca cada día más con torneos en donde da lo mismo salir primero que último.

20 ENE 2014 - 21:45 | Actualizado

Equipos que desertan sin finalizar su participación en los campeonatos, ausencias de las divisiones inferiores en varios de los partidos; certámenes sin motivación alguna, muy poca concurrencia de gente y altos gastos y paridad para abajo, son un combo inexpresivo que hace languidecer el fútbol doméstico, que, a mediados de marzo o en abril comenzará a desandar el primer torneo del año.

Con el desinterés palmariamente demostrado por aquellos clubes que aspiran un poco más y que intervienen -con desigual suerte y expectativas económicas y deportivas diferentes- en los campeonatos federales llamados pomposamente Argentinos, cuya estructura piramidal obliga a gastar cada vez más para cada vez menos ascensos; el balompié de todos los días languidece entre la promoción de algunos chicos que pueden integrar el plantel superior del Argentino o participar por participar, sin premios ni castigos.

Es que jugar los torneos caseros no deja nada de nada. Da lo mismo ser primero que último. Ya que ser el campeón no habilita, necesariamente, ser el representante de la Liga de Fútbol Valle del Chubut en algún eventual Torneo del Interior y terminar en el pozo, tampoco significa mucho drama porque no hay descenso alguno.

Precisamente, la conformación de dos categorías en la Liga sería una iniciativa interesante. Para aquellos que les interese que el fútbol local progrese. Y también para aquellos clubes que recién comienzan y no padezcan sufrimientos como le tocó a Alberdi que, al final, decidió abandonar a dos fechas del final.

Hoy en día, da lo mismo un voto de Racing, Independiente, Germinal, los dos de Madryn, Dolavon o Gaiman FC, para citar a algunas de las entidades fundadoras de la Liga que los de Alberdi, Mar-che o Ever Ready, más allá del extraoridnario trabajo que llevan a cabo los dirigentes de esos noveles clubes, que tendrían que cumplir los requisitos del debutante: comenzar por la categoría más baja y no intentar modificar programaciones ante los clubes considerados con más raigambre histórica en nuestra comarca.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero éstas dejan de serlo, cuando se especifican bien las diferencias.

¿O acaso eso sucede en la AFA con las instituciones de más convocatoria? Ni a palos. ¿O se produce algo similar en la FIFA? Jamás.

Los clubes que apostaron al progreso (algunos mejor y otros no tanto), tienen que recibir el lugar que les corresponde. Caso contrario, el fútbol seguirá estancado y a expensas de algunos inventos como fueron los emblemáticos casos de Soltex o Almirante Storni; ambos campeones y hoy desaparecidos. Las dos cosas en un suspiro.

Depende no sólo de la conducción de la Liga, que de esto sabe y bastante; sino también de los clubes que en ella están afiliados, cuyos delegados, muchas veces, están más preocupados en ver el árbol y no el bosque y perder importantes lugares en el ámbito nacional, como aquella vez que abortaron la posibilidad que Javier Treuque, presidente de la Liga del Valle y con proyección federal, no ocupara el sitial que le corresponde por tantos años de militancia como era la Federación Patagónica de Fútbol, hoy dominada por los rionegrinos, como desde hace muchos años.

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20 ENE 2014 - 21:45

Equipos que desertan sin finalizar su participación en los campeonatos, ausencias de las divisiones inferiores en varios de los partidos; certámenes sin motivación alguna, muy poca concurrencia de gente y altos gastos y paridad para abajo, son un combo inexpresivo que hace languidecer el fútbol doméstico, que, a mediados de marzo o en abril comenzará a desandar el primer torneo del año.

Con el desinterés palmariamente demostrado por aquellos clubes que aspiran un poco más y que intervienen -con desigual suerte y expectativas económicas y deportivas diferentes- en los campeonatos federales llamados pomposamente Argentinos, cuya estructura piramidal obliga a gastar cada vez más para cada vez menos ascensos; el balompié de todos los días languidece entre la promoción de algunos chicos que pueden integrar el plantel superior del Argentino o participar por participar, sin premios ni castigos.

Es que jugar los torneos caseros no deja nada de nada. Da lo mismo ser primero que último. Ya que ser el campeón no habilita, necesariamente, ser el representante de la Liga de Fútbol Valle del Chubut en algún eventual Torneo del Interior y terminar en el pozo, tampoco significa mucho drama porque no hay descenso alguno.

Precisamente, la conformación de dos categorías en la Liga sería una iniciativa interesante. Para aquellos que les interese que el fútbol local progrese. Y también para aquellos clubes que recién comienzan y no padezcan sufrimientos como le tocó a Alberdi que, al final, decidió abandonar a dos fechas del final.

Hoy en día, da lo mismo un voto de Racing, Independiente, Germinal, los dos de Madryn, Dolavon o Gaiman FC, para citar a algunas de las entidades fundadoras de la Liga que los de Alberdi, Mar-che o Ever Ready, más allá del extraoridnario trabajo que llevan a cabo los dirigentes de esos noveles clubes, que tendrían que cumplir los requisitos del debutante: comenzar por la categoría más baja y no intentar modificar programaciones ante los clubes considerados con más raigambre histórica en nuestra comarca.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero éstas dejan de serlo, cuando se especifican bien las diferencias.

¿O acaso eso sucede en la AFA con las instituciones de más convocatoria? Ni a palos. ¿O se produce algo similar en la FIFA? Jamás.

Los clubes que apostaron al progreso (algunos mejor y otros no tanto), tienen que recibir el lugar que les corresponde. Caso contrario, el fútbol seguirá estancado y a expensas de algunos inventos como fueron los emblemáticos casos de Soltex o Almirante Storni; ambos campeones y hoy desaparecidos. Las dos cosas en un suspiro.

Depende no sólo de la conducción de la Liga, que de esto sabe y bastante; sino también de los clubes que en ella están afiliados, cuyos delegados, muchas veces, están más preocupados en ver el árbol y no el bosque y perder importantes lugares en el ámbito nacional, como aquella vez que abortaron la posibilidad que Javier Treuque, presidente de la Liga del Valle y con proyección federal, no ocupara el sitial que le corresponde por tantos años de militancia como era la Federación Patagónica de Fútbol, hoy dominada por los rionegrinos, como desde hace muchos años.


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