Luis Díaz, el hombre que le hizo un gol a la muerte

En un diálogo a corazón abierto, el técnico bahiense, ex Racing de Trelew, dialogó en exclusiva con Jornada. Recibió a este medio amablemente en su casa, donde se habló de fútbol, de Dios, la familia. Anécdotas de todo tipo y color. “Le pido perdón a todos. Fue muy duro. Pero pude salir adelante”, remarcó.

02 MAR 2014 - 23:55 | Actualizado

El día 30 de septiembre de 2013 se sintió un fuerte terremoto. Luis Díaz, por entonces técnico de Racing de Trelew, era internado de urgencia. Tras haber dirigido el debut de la “Academia” en el Argentino B en el 0-3 ante Deportivo Madryn, Díaz comenzó a sentirse mal. Y fue trasladado a un centro asistencial.

Allí, el paso de las horas y el desarrollo de los estudios determinaron que Díaz padecía una severa enfermedad: leucemia. El DT bahiense debió dejar su puesto de técnico para someterse a un arduo tratamiento médico para lograr la cura.

Tras meses de medicamentos, sesiones de quimioterapia, logró superar la enfermadad. Aferrado a la ciencia, pero también a la fe, a la familia, a los amigos y al amor por el fútbol, se recuperó. Y a un mes de su alta, Luis Díaz recibió en en living de su casa a Jornada, para dialogar de un repertorio variado, para conversar sobre la vida, la muerte, la pelota y la religión.

“Nunca jamás tuve una enfermadad grave. Hace siete meses me hice análisis porque había vuelto a fumar, hacia trece años que no fumaba y había agarado el cigarro de nuevo. En los entremientos no sentía nada. El domingo ese de Madryn, le dije a Mario Fernández, que no tengo ganas de nada y encima perdimos. Y allí empezó todo”. relató Díaz, mate en mano.

“Al enterarme, es como todo, todo te asusta. cualquier enfermedad te asusta. Pero los médicos están muy avanzados, hay tratamientos mas rapidos y curables”, añadió. E hizo agradecimientos.

“Me trataron muy bien la doctora María Presman como y los enfermeros y médicos de Trelew, de ahí el traslado a Bahía donde me curé del todo. Ahora estoy tranquilo. Tengo que hacer un tratamiento suave ahora”, agregó.

-¿Pensaste en algún momento que no la contabas?

-A uno se le pasan un monton de cosas por la cabeza en ese momento. Pero soy una persona sana. Creo mucho en Dios y en mi familia.

-¿Sentís que le ganaste a la muerte?

-No se sí eso. Pero sí le tengo miedo a la muerte. No se porque no le tengo miedo a la vejez, pero sí a la muerte. Y a esta enfermedad. A través de mi suegro que fue una gran persona que tuvo esa enfermedad y de algunos amigos que tuvieron esa enfermedad, era un enfermedad a la que le tenia mucho miedo y justo me vino a tocar lo que más miedo me daba.

-La vida puede ser cruel.

-Pero fue un mensaje que me mandaron de que no tuviera tanto miedo porque no es tan asi. Hablá, divulga, decí para otra gente que la pueda tener que se puede salir, con voluntad y mucha esfuerzo. Porque es duro por las medicaciones, pero salís, siempre salís, en este tipo leucemia que tocó a mi y es curable.

-A veces, la vida pone pruebas.

-La vida siempre te pone obstáculos. Tengo 55 años, uno tiene que estar preparado. Ahora que me pasó esto he ido al hospital y he encontrado chicos de meses, de un año, de cinco de diez , de quince con esta enfermedad.

-No dejan de ser desafíos arduos.

-Siempre que a uno le toca algo, tiene que poner el pecho, sentirse bien, seguir para adelante. Cuando tenia la posibilidad de dirigir un equipo, siempre les pedía a mis jugadores amor propiao, entrega. Esta vez me tocó a mi, con una enfermedad dura pero no imposible, gracias a Dios pude salir rápido de eso.

Dios y el fútbol

La pelota forma parte del credo de Luis Díaz. Es un hombre que vive y respira fútbol. Y el destino quiso que uno de los médicos que lo tratara en Bahía, haya sido un jugador de fútbol, que había sido dirigido por él hacía un tiempo.

“Estuve con un medico que fue jugador mio. Martín Becaccece, lo había dirigido en Sporting, Me senté con él. Le dije que nunca le habiua mentido ni traicionado. Le dije que esperaba lo mismo de él. Me dijo sinceramente “Esto es asi y asi, te podés curar siempre y cuando hagas las cosas como las tenes que hacer”, relataba Díaz.

“Al mes, la médula que no funcionba empezó a funcionar. Después de cuatro o cinco ciclos de quimioterapia llegó la hora de hacerme el estudio final y el estudio señaló que no tenia la enfermedad”, exclamó.

-El fútbol te ayudó, claramente.

-Es lo primordial también,, se me pone la piel de gallina, me emociono mucho. El fútbol es mi vida, mi casa ,mi auto mi familia mis amigos. Tengo mucha gente conocida, eso es muy bueno, todo lo recorrí con el fútbol, Córdoba, Chaco, Ecuador, estuve en todos en todos lados gracias al fútbol, como jugador, como técnico.

-Es una pasión que te ayudó a sobrevivir en un momento muy duro.

-A los jugadores les hacía sentir en la manera especial en laque yo sentía el fútbol. Les decía a veces que si toca morir que sea adentro de una cancha. Siempre se los dije. Tal vez no quiero que se pongan como yo cuando perdía. Cuando perdía no me soportaba ni yo. Cuando ganaba, no tenés ganas de dormirte para seguir disfrutando. Eso es lo que me pasa con el fútbol.

-¿Y que te pasa con Dios?

-Eso esta por sobre todas las cosas., Dios siempre está por sobre todas las cosas. El jugador de fútbol, lo primera que hace antes de jugar, es persignarse., No se si reza tanto, reza de una manera distinta. Ahora, a los 55, aprendí a rezar bien el Rosario

-¿Durante el tratamiento en el hospital en Bahía?

-Yo rezaba siempre de la misma manera. Viene una monjita a la habitación y me enseñó el rosario. Y lo empecé a rezar como se debe.

Los afectos

En una lucha sin cuartel, ante la enfermedad mencionada, la cercanía con los seres queridos, es fundamental. Y Luis Díaz no estuvo solo en ningún momento.

“Mi mujer y una de mis hijas estuvieran internadas conmigo. Otro hijo iba y venía constantemente, estaba también mi hija de trece años”, comentó Díaz.

*Se necesita fuerza de voluntad.Mucho, mucho apoyo de todo. En Bahía Blanca, soy una persona conocida y querible. Vine a trabajar a Trelew, también fui una persona buena y quierible. Recib muchos mensajes de aca, gente que me hablaba por teléfono, gente que no conocia, técnicos de esta division, técnicos de otros clubes, hinchas de otros clubes, mucha gente fue a donar sangre en Trelew y en Bahia”, citó con alegría.

-¿Y de Racing?

-La gente del club se preocupó. Enseguida hicieron todo lo necesario para que estuviera aníimica y físicamente bien. Enseguida viajé, y siempre estuvieron al lado mio. Y siempre quiero volver.

-Me comentaron, que pese a todo, te las ingeniabas para seguir a la “Academia”.

-No querían que me vinculara con el fútbol durante el tratamiento. En los tres cuatro meses hablaba a escondidas, no querían que hablara de fútbol. No querían que me involucraron por el futbol porque saben que sufro mucho.

-¿Cómo hacías? ¿Como viviste toda esta etapa de Racing con Mario Fernández, tu ayudante como técnico?

-A escondida hablaba. Por ahí cuando estaba solo y me estaban dando con una “quimio”, hablaba por teléfono. Sabia que “Marito” estaba mal. Y me llamó el presidente para decirme que lo de Marito no iba y que había una posibilidad de que llegara Guillermo Samso, lo hicimos de común de acuerdo. Luego, no salió. Pero es el fútbol.

-La campaña de Racing no fue buena. Gustavo Caamaño, el capitán del equipo, dijo que una de las causas era porque el conductor no estaba. Y sentían tu ausencia por la dura enfermdad que padeciste. Y se preocupaban...

-Quiero pedir perdón a la familia por esto que les hcie pasar, a los hiunchas, a los jugadores y a los dirigentes que no pude estar con ellos, con los jugadores. Son cosas que pasan. Estoy muy agracecido a este plantel una lastima que haya quedado afuera muy agradecido a los jugadores de mayor experiencia de ese equipo. Y a los jugadores del club, que trabajan y juegan al fútbol y cobran menos que un jugador de afuera y por lo general sufren mucho mucho las derrotas de su equipo, al ser de casa.

La muerte no tiene piedad. Y acecha No hay distanción de clases, géneros, profesiones, religiones. La muerte, aparece, y causa dolor. Pero antes de que aparezca, si se les puede hacer un par de goles, mucho mejor,

En lo posible, todos los días, con una sonrisa. Luis Díaz, le pudo hacer uno exquisito. Para seguir sonriendo, para seguir viviendo, para seguir honrando a la vida.

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02 MAR 2014 - 23:55

El día 30 de septiembre de 2013 se sintió un fuerte terremoto. Luis Díaz, por entonces técnico de Racing de Trelew, era internado de urgencia. Tras haber dirigido el debut de la “Academia” en el Argentino B en el 0-3 ante Deportivo Madryn, Díaz comenzó a sentirse mal. Y fue trasladado a un centro asistencial.

Allí, el paso de las horas y el desarrollo de los estudios determinaron que Díaz padecía una severa enfermedad: leucemia. El DT bahiense debió dejar su puesto de técnico para someterse a un arduo tratamiento médico para lograr la cura.

Tras meses de medicamentos, sesiones de quimioterapia, logró superar la enfermadad. Aferrado a la ciencia, pero también a la fe, a la familia, a los amigos y al amor por el fútbol, se recuperó. Y a un mes de su alta, Luis Díaz recibió en en living de su casa a Jornada, para dialogar de un repertorio variado, para conversar sobre la vida, la muerte, la pelota y la religión.

“Nunca jamás tuve una enfermadad grave. Hace siete meses me hice análisis porque había vuelto a fumar, hacia trece años que no fumaba y había agarado el cigarro de nuevo. En los entremientos no sentía nada. El domingo ese de Madryn, le dije a Mario Fernández, que no tengo ganas de nada y encima perdimos. Y allí empezó todo”. relató Díaz, mate en mano.

“Al enterarme, es como todo, todo te asusta. cualquier enfermedad te asusta. Pero los médicos están muy avanzados, hay tratamientos mas rapidos y curables”, añadió. E hizo agradecimientos.

“Me trataron muy bien la doctora María Presman como y los enfermeros y médicos de Trelew, de ahí el traslado a Bahía donde me curé del todo. Ahora estoy tranquilo. Tengo que hacer un tratamiento suave ahora”, agregó.

-¿Pensaste en algún momento que no la contabas?

-A uno se le pasan un monton de cosas por la cabeza en ese momento. Pero soy una persona sana. Creo mucho en Dios y en mi familia.

-¿Sentís que le ganaste a la muerte?

-No se sí eso. Pero sí le tengo miedo a la muerte. No se porque no le tengo miedo a la vejez, pero sí a la muerte. Y a esta enfermedad. A través de mi suegro que fue una gran persona que tuvo esa enfermedad y de algunos amigos que tuvieron esa enfermedad, era un enfermedad a la que le tenia mucho miedo y justo me vino a tocar lo que más miedo me daba.

-La vida puede ser cruel.

-Pero fue un mensaje que me mandaron de que no tuviera tanto miedo porque no es tan asi. Hablá, divulga, decí para otra gente que la pueda tener que se puede salir, con voluntad y mucha esfuerzo. Porque es duro por las medicaciones, pero salís, siempre salís, en este tipo leucemia que tocó a mi y es curable.

-A veces, la vida pone pruebas.

-La vida siempre te pone obstáculos. Tengo 55 años, uno tiene que estar preparado. Ahora que me pasó esto he ido al hospital y he encontrado chicos de meses, de un año, de cinco de diez , de quince con esta enfermedad.

-No dejan de ser desafíos arduos.

-Siempre que a uno le toca algo, tiene que poner el pecho, sentirse bien, seguir para adelante. Cuando tenia la posibilidad de dirigir un equipo, siempre les pedía a mis jugadores amor propiao, entrega. Esta vez me tocó a mi, con una enfermedad dura pero no imposible, gracias a Dios pude salir rápido de eso.

Dios y el fútbol

La pelota forma parte del credo de Luis Díaz. Es un hombre que vive y respira fútbol. Y el destino quiso que uno de los médicos que lo tratara en Bahía, haya sido un jugador de fútbol, que había sido dirigido por él hacía un tiempo.

“Estuve con un medico que fue jugador mio. Martín Becaccece, lo había dirigido en Sporting, Me senté con él. Le dije que nunca le habiua mentido ni traicionado. Le dije que esperaba lo mismo de él. Me dijo sinceramente “Esto es asi y asi, te podés curar siempre y cuando hagas las cosas como las tenes que hacer”, relataba Díaz.

“Al mes, la médula que no funcionba empezó a funcionar. Después de cuatro o cinco ciclos de quimioterapia llegó la hora de hacerme el estudio final y el estudio señaló que no tenia la enfermedad”, exclamó.

-El fútbol te ayudó, claramente.

-Es lo primordial también,, se me pone la piel de gallina, me emociono mucho. El fútbol es mi vida, mi casa ,mi auto mi familia mis amigos. Tengo mucha gente conocida, eso es muy bueno, todo lo recorrí con el fútbol, Córdoba, Chaco, Ecuador, estuve en todos en todos lados gracias al fútbol, como jugador, como técnico.

-Es una pasión que te ayudó a sobrevivir en un momento muy duro.

-A los jugadores les hacía sentir en la manera especial en laque yo sentía el fútbol. Les decía a veces que si toca morir que sea adentro de una cancha. Siempre se los dije. Tal vez no quiero que se pongan como yo cuando perdía. Cuando perdía no me soportaba ni yo. Cuando ganaba, no tenés ganas de dormirte para seguir disfrutando. Eso es lo que me pasa con el fútbol.

-¿Y que te pasa con Dios?

-Eso esta por sobre todas las cosas., Dios siempre está por sobre todas las cosas. El jugador de fútbol, lo primera que hace antes de jugar, es persignarse., No se si reza tanto, reza de una manera distinta. Ahora, a los 55, aprendí a rezar bien el Rosario

-¿Durante el tratamiento en el hospital en Bahía?

-Yo rezaba siempre de la misma manera. Viene una monjita a la habitación y me enseñó el rosario. Y lo empecé a rezar como se debe.

Los afectos

En una lucha sin cuartel, ante la enfermedad mencionada, la cercanía con los seres queridos, es fundamental. Y Luis Díaz no estuvo solo en ningún momento.

“Mi mujer y una de mis hijas estuvieran internadas conmigo. Otro hijo iba y venía constantemente, estaba también mi hija de trece años”, comentó Díaz.

*Se necesita fuerza de voluntad.Mucho, mucho apoyo de todo. En Bahía Blanca, soy una persona conocida y querible. Vine a trabajar a Trelew, también fui una persona buena y quierible. Recib muchos mensajes de aca, gente que me hablaba por teléfono, gente que no conocia, técnicos de esta division, técnicos de otros clubes, hinchas de otros clubes, mucha gente fue a donar sangre en Trelew y en Bahia”, citó con alegría.

-¿Y de Racing?

-La gente del club se preocupó. Enseguida hicieron todo lo necesario para que estuviera aníimica y físicamente bien. Enseguida viajé, y siempre estuvieron al lado mio. Y siempre quiero volver.

-Me comentaron, que pese a todo, te las ingeniabas para seguir a la “Academia”.

-No querían que me vinculara con el fútbol durante el tratamiento. En los tres cuatro meses hablaba a escondidas, no querían que hablara de fútbol. No querían que me involucraron por el futbol porque saben que sufro mucho.

-¿Cómo hacías? ¿Como viviste toda esta etapa de Racing con Mario Fernández, tu ayudante como técnico?

-A escondida hablaba. Por ahí cuando estaba solo y me estaban dando con una “quimio”, hablaba por teléfono. Sabia que “Marito” estaba mal. Y me llamó el presidente para decirme que lo de Marito no iba y que había una posibilidad de que llegara Guillermo Samso, lo hicimos de común de acuerdo. Luego, no salió. Pero es el fútbol.

-La campaña de Racing no fue buena. Gustavo Caamaño, el capitán del equipo, dijo que una de las causas era porque el conductor no estaba. Y sentían tu ausencia por la dura enfermdad que padeciste. Y se preocupaban...

-Quiero pedir perdón a la familia por esto que les hcie pasar, a los hiunchas, a los jugadores y a los dirigentes que no pude estar con ellos, con los jugadores. Son cosas que pasan. Estoy muy agracecido a este plantel una lastima que haya quedado afuera muy agradecido a los jugadores de mayor experiencia de ese equipo. Y a los jugadores del club, que trabajan y juegan al fútbol y cobran menos que un jugador de afuera y por lo general sufren mucho mucho las derrotas de su equipo, al ser de casa.

La muerte no tiene piedad. Y acecha No hay distanción de clases, géneros, profesiones, religiones. La muerte, aparece, y causa dolor. Pero antes de que aparezca, si se les puede hacer un par de goles, mucho mejor,

En lo posible, todos los días, con una sonrisa. Luis Díaz, le pudo hacer uno exquisito. Para seguir sonriendo, para seguir viviendo, para seguir honrando a la vida.


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