Historia de un crimen con el sello de la mafia

Le cruzaron un auto y lo mataron de cuatro disparos con un arma robada a un policía. Le decían “Pajarito”. La víctima se había ido de Trelew por enfrentamientos anteriores y la casa de su madre habría sido baleada hace pocas semanas.

15 MAR 2014 - 22:46 | Actualizado

Por Darío Roberts.

Un testigo que se dio a la fuga y el ataque con armas de fuego a una casa en Trelew podrían ser claves en la investigación del crimen de Raúl “Pajarito” Barra, ocurrido el lunes de la semana pasada en Puerto Madryn. La víctima viajaba en su motocicleta junto a otro hombre cuando un vehículo se le cruzó y desde el interior le dispararon cuatro balazos. Los atacantes huyeron del lugar y también se fue la persona que acompañaba a Barra, quien murió pocos minutos a raíz de las heridas sufridas.

Las personas que pudieron ver el ataque dieron datos precisos a la policía sobre las características del vehículo involucrado en el crimen y minutos después la policía detuvo a cuatro personas, secuestró el auto e incautó el supuesto arma homicida. Desde el inicio de la investigación las pesquisas apuntan a un presunto ajuste de cuentas, pero determinar sus causas es quizás la tarea más compleja para los investigadores.

Hay dos datos que en principio la policía y la justicia logran determinar para armar el hilo conductor de la historia. El primero surge de la propia víctima: Raúl “Pajarito” Barra, propietario de un bar en Trelew, se fue a vivir a Puerto Madryn hace poco tiempo y según versiones surgidas en el entorno de la víctima esa decisión estuvo ligada al hostigamiento que recibía de un grupo de personas, entre quienes estarían sus homicidas. Semanas antes de la muerte de Barra, el domicilio de su madre en Trelew habría sido atacado por desconocidos que utilizaron armas de fuego con tal fin y ahora los investigadores intentan establecer si aquel hecho vandálico está asociado con el crimen del joven.

El otro elemento vital es conocer quién es la persona que acompañaba a Barra al momento de su muerte y porque se escapó del lugar antes de que llegara la policía. El hombre, del cual no se conocen mayores datos, se habría fugado del escenario del crimen sin haber sufrido heridas y hasta ahora no se sabe su identidad ni su paradero. ¿Se asustó? ¿Era un entregador? ¿Se llevó algún elemento de valor para la investigación? Son varios los interrogantes que tienen los investigadores sobre este individuo y consideran que ubicarlo podría ser importante para esclarecer el hecho.

Un objetivo claro

Los atacantes fueron contundentes. La autopsia reveló que “Pajarito” Barra falleció de un shock hipovolémico producto de recibir 4 disparos en su cuerpo. Uno de ellos, le provocó la ruptura de aorta del lado izquierdo. La policía encontró en la escena del crimen un número similar de balas servidas. El ataque fue directo y certero, con un objetivo claro: matar a Barra.

¿Droga, viejas deudas o crimen pasional?

Los encargados de investigar el caso en Puerto Madryn ya habrían solicitado informes en otras dependencias judiciales de la provincia e incluso en la Justicia Federal, con el fin de establecer un perfil sobre la víctima y sus verdugos.

Si bien no se descartan hipótesis, las pesquisas apuntan a enfrentamientos y pases de facturas vinculados al manejo de la droga en algunos sectores de Trelew o en su defecto un ajuste de cuentas por hechos policiales anteriores. Menos fuerte es la posibilidad de un crimen derivado de un conflicto por cuestiones pasionales.

Una gran variedad de elementos

La investigación tiene una gran variedad de datos, aunque la tarea es ordenarlos para su análisis. Al informe de autopsia se suman los testimonios recabados por la policía, el secuestro de la motocicleta marca Kymco de Barra y el auto Fiat Siena Color Gris en el cual fueron detenidos sus supuestos atacantes. También las pericias que se realizarán sobre el arma encontrada en el interior del vehículo para verificar si fue la utilizada en el crimen, a lo que se suman los exámenes forenses a realizar en los imputados, en especial las pruebas para determinar si alguno de los cuatro fue el que disparó el arma homicida.

Tras la primera audiencia de control de detención uno de los imputados declaró y “complicó” a los otros involucrados. En su declaración ante el Juez el imputado Jonathan Millapi dijo que su padre apareció con 3 amigos -que conocía- y le pidió que le prestara el auto. A las 18, volvió y le pidió que lo lleve a Trelew. “En el transcurso de ese tiempo nos agarraron”, indicó el joven continuando con su relato. Asimismo, Millapi, declaró que no vio el arma que fue secuestrada del vehículo donde se movilizaban. “Mi papá siempre usa arma”, dijo. Igualmente, manifestó que a la víctima la conocía de nombre, y confirmó que su padre tenía relación con el fallecido.

Por la declaración, la fiscal del caso, Marcela Pérez, indicó que al magistrado había intereses contrapuestos, velando por la legítima defensa en juicio y proceso, debería asistir otro defensor a los imputados.

El defensor público Custodio Gómez se opuso, pero finalmente el juez le dio la razón a la fiscalía; al entender que otro defensor debía velar por los intereses del resto de los imputados#

Una familia de temer

Los cuatro detenidos por el homicidio de Raúl “Pajarito” Barra tiene importantes antecedentes judiciales, pero quienes se destacan son los Millapi, tanto Héctor como su hijo Jonathan. El más grande tiene varios procesos judiciales en su contra e incluso al momento de su detención por el crimen, el lunes de la semana pasada, se habría encontrado gozando de salidas transitorias.

En los tribunales de la zona el nombre de Héctor Javier Millapi está ligado a causas por homicidio, tentativa de homicidio, lesiones y amenaza. El 6 de diciembre de 1999 cometió un homicidio, hecho por el cual fue condenado a 12 años y 9 meses de prisión por los delitos de daño, robo y homicidio simple. Por esos hechos purgó condena y salió en libertad condicional el 21 de mayo de 2007.

Casi dos años después, el 2 de Mayo de 2009 junto a otra persona participó de una serie de hechos delictivos en la ciudad de Trelew. En la madrugada de ese intentaron incendiar un vehículo y dos horas después efectuaron disparos contra una vivienda ubicada en el sector sur de esa ciudad, propiedad de la misma persona que el auto afectado por el fuego. No contentos con eso, Millapi y un sujeto de apellido García volvieron al lugar e intentaron ingresar a la morada a fuerza de golpes de puño y patadas en el mismo lugar. La policía llegó al lugar y al intentar detenerlos, los atacantes se resistieron y amenazaron con un arma blanca a los uniformados e incluso dieron a entender que también tenían un arma de fuego.

A las pocas semanas Millapi atacó con un arma blanca a un joven en medio de un confuso hecho del cual la policía tuvo conocimiento a partir de un accidente automovilístico. El hecho ocurrió el 17 de mayo de 2009, cuando a bordo de un vehículo Ford Escort propiedad de Héctor Millapi, viajaban el nombrado junto a otras dos personas. En momentos en que el auto era manejado por Gustavo Avallay, se produjo un accidente y el rodado fue a parar en una grieta de la banquina de la ruta 25. Ante lo ocurrido, Millapi habría sacado un arma blanca y le propinó a Avallay varias puñaladas, especialmente en el abdomen, los brazos y el rostro.

El herido pudo escapar del lugar y dio aviso a la policía de la policía, quien minutos después atrapó a Millapi y a otra persona de apellido Medina, además de secuestrar el arma utilizada en la agresión. El agredido fue internado en Terapia Intensiva del nosocomio local y los detenidos fueron procesados por tentativa de homicidio. Sin embargo pocas semanas después y tras varias audiencias de revisión, Millapi recuperó la libertad, ya que tras recuperarse de las heridas Avallay le dijo a los funcionarios judiciales no recordar lo ocurrido ni quienes lo habían agredido y esto fue suficiente argumento para que los jueces resolvieran dejar sin efecto la prisión preventiva.

San La Muerte

No pasó mucho tiempo hasta que Héctor Javier Millapi se vio vinculado en un nuevo hecho de gravedad. En la noche del 24 de octubre de 2009 atacó a un parroquiano en el interior del bar denominado “El Jabalí Rojo”. Millapi, sin mediar palabra, disparó con un arma de fuego contra otro individuo, provocándole graves lesiones en la cabeza. Cuando el herido cayó al piso y ante la mirada de otras personas, el atacante siguió su agresión con puntapiés, para luego retirarse del lugar.

Uno de los puntos más destacados de este caso es que el abogado defensor de Millapi pidió pericias psicológicas para su defendido, ya que el mismo esgrimió en una audiencia que “a veces hago cosas que no quisiera y tengo este tatuaje en el pecho, “San La Muerte”, me hace hacer cosas malas...”, agregando que a propósito de eso sentía un fuego en el pecho. Pese a que durante meses la defensa trató de lograr que se declare inimputable al acusado, finalmente se rechazó esa petición.

Las causas por el ataque a Avallay y por la agresión al parroquiano en el bar quedaron resumidas en un juicio abreviado, en el que se determinó una condena de ocho años de prisión para Millapi como autor del delito de tentativa de homicidio. En el año 2011 y luego de cumplir parte de esta condena, a Héctor Javier Millapi se le permitió iniciar un proceso de salidas laborales, pero mientras gozaba de esos beneficios intentó robar un comercio de Trelew, pero una mujer que se encontraba en el interior le disparó en las piernas, provocándole lesiones de importancia.

Por las heridas recibidas en sus extremidades, la defensa de Millapi pidió el beneficio del régimen de prisión domiciliaria y la justicia aceptó la petición, pero a las pocas semanas la medida fue revocada cuando el condenado fue arrestado al ser hallado transitando por las calles y hostigando a la comerciante que lo baleó.

detenido permaneció varios días en el Hospital Zonal, hasta que el 19 de noviembre y teniendo en cuenta su estado de salud se dispuso el arresto domiciliario. Pero días atrás Millapi fue arrestado cuando se hallaba transitando por las calles y hostigando a la comerciante que lo baleó.

Según se supo, tras aquellos episodios y pese a la oposición del Ministerio Público Fiscal, Millapi padre habría logrado nuevamente el beneficio de las salidas transitorias. En ese situación se habría encontrado días pasados cuando fue detenidos junto a su hijo y otras dos personas, ahora acusados de asesinar a Raúl “Pajarito Barra”.

De tal palo tal astilla

Jonathan, el hijo de Héctor Javier Millapi, también es conocido también hace años en el ámbito policial. Siendo menor estuvo involucrado en varias causas, incluida una de homicidio, pero su identidad salió a la luz pública el domingo 13 de marzo de 2011. Fue en las primeras horas de ese día que dio muerte a su tío Cristian Millapi en medio de una reunión familiar que se desarrollaba en un departamento del Barrio Constitución de Trelew.

La investigación determinó que aquella madrugada y en el marco de una reunión donde se había ingerido una importante cantidad de alcohol, la víctima estaba agrediendo a su pareja y Jonathan Millapi efectuó un disparo de arma de fuego al piso como forma de disuadir la acción de su tío, pero el proyectil rebotó en el suelo e ingreso en el muslo de Cristian Millapi, quien falleció desangrado minutos más tarde.

El agresor fue detenido, confesó el asesinato y dijo que no tuvo intención de matar a su tío. Finalmente fue condenado por homicidio preterintencional mediante un juicio abreviado y como la pena fue de dos años de prisión de cumplimiento condicional, recuperó la libertad.

Meses después Jonathan Millapi fue baleado por un desconocido mientras salía del predio de la Sociedad Rural Valle del Chubut. Aquel episodio, ocurrido a principios de noviembre de 2011 cuando el joven había concurrido junto a su pareja y unos amigos a la Expo Trelew, pero en momentos que se dirigía a su vehículo fue interceptado por un desconocido, quien utilizando un arma de grueso calibre le disparó en reiteradas oportunidades, recibiendo la víctima impactos en el abdomen y en el tórax.

Millapi, herido, fue trasladado en un patrullero al Hospital de Trelew, pero el vehículo policial a las pocas cuadras. El baleado no agravó su condición por el accidente, y posteriormente fue operado tras ser liberado del automóvil. Tras aquel episodio acumula en Puerto Madryn dos legajos de investigación por tentativa de hurto y tentativa de robo, todos delitos menores.

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15 MAR 2014 - 22:46

Por Darío Roberts.

Un testigo que se dio a la fuga y el ataque con armas de fuego a una casa en Trelew podrían ser claves en la investigación del crimen de Raúl “Pajarito” Barra, ocurrido el lunes de la semana pasada en Puerto Madryn. La víctima viajaba en su motocicleta junto a otro hombre cuando un vehículo se le cruzó y desde el interior le dispararon cuatro balazos. Los atacantes huyeron del lugar y también se fue la persona que acompañaba a Barra, quien murió pocos minutos a raíz de las heridas sufridas.

Las personas que pudieron ver el ataque dieron datos precisos a la policía sobre las características del vehículo involucrado en el crimen y minutos después la policía detuvo a cuatro personas, secuestró el auto e incautó el supuesto arma homicida. Desde el inicio de la investigación las pesquisas apuntan a un presunto ajuste de cuentas, pero determinar sus causas es quizás la tarea más compleja para los investigadores.

Hay dos datos que en principio la policía y la justicia logran determinar para armar el hilo conductor de la historia. El primero surge de la propia víctima: Raúl “Pajarito” Barra, propietario de un bar en Trelew, se fue a vivir a Puerto Madryn hace poco tiempo y según versiones surgidas en el entorno de la víctima esa decisión estuvo ligada al hostigamiento que recibía de un grupo de personas, entre quienes estarían sus homicidas. Semanas antes de la muerte de Barra, el domicilio de su madre en Trelew habría sido atacado por desconocidos que utilizaron armas de fuego con tal fin y ahora los investigadores intentan establecer si aquel hecho vandálico está asociado con el crimen del joven.

El otro elemento vital es conocer quién es la persona que acompañaba a Barra al momento de su muerte y porque se escapó del lugar antes de que llegara la policía. El hombre, del cual no se conocen mayores datos, se habría fugado del escenario del crimen sin haber sufrido heridas y hasta ahora no se sabe su identidad ni su paradero. ¿Se asustó? ¿Era un entregador? ¿Se llevó algún elemento de valor para la investigación? Son varios los interrogantes que tienen los investigadores sobre este individuo y consideran que ubicarlo podría ser importante para esclarecer el hecho.

Un objetivo claro

Los atacantes fueron contundentes. La autopsia reveló que “Pajarito” Barra falleció de un shock hipovolémico producto de recibir 4 disparos en su cuerpo. Uno de ellos, le provocó la ruptura de aorta del lado izquierdo. La policía encontró en la escena del crimen un número similar de balas servidas. El ataque fue directo y certero, con un objetivo claro: matar a Barra.

¿Droga, viejas deudas o crimen pasional?

Los encargados de investigar el caso en Puerto Madryn ya habrían solicitado informes en otras dependencias judiciales de la provincia e incluso en la Justicia Federal, con el fin de establecer un perfil sobre la víctima y sus verdugos.

Si bien no se descartan hipótesis, las pesquisas apuntan a enfrentamientos y pases de facturas vinculados al manejo de la droga en algunos sectores de Trelew o en su defecto un ajuste de cuentas por hechos policiales anteriores. Menos fuerte es la posibilidad de un crimen derivado de un conflicto por cuestiones pasionales.

Una gran variedad de elementos

La investigación tiene una gran variedad de datos, aunque la tarea es ordenarlos para su análisis. Al informe de autopsia se suman los testimonios recabados por la policía, el secuestro de la motocicleta marca Kymco de Barra y el auto Fiat Siena Color Gris en el cual fueron detenidos sus supuestos atacantes. También las pericias que se realizarán sobre el arma encontrada en el interior del vehículo para verificar si fue la utilizada en el crimen, a lo que se suman los exámenes forenses a realizar en los imputados, en especial las pruebas para determinar si alguno de los cuatro fue el que disparó el arma homicida.

Tras la primera audiencia de control de detención uno de los imputados declaró y “complicó” a los otros involucrados. En su declaración ante el Juez el imputado Jonathan Millapi dijo que su padre apareció con 3 amigos -que conocía- y le pidió que le prestara el auto. A las 18, volvió y le pidió que lo lleve a Trelew. “En el transcurso de ese tiempo nos agarraron”, indicó el joven continuando con su relato. Asimismo, Millapi, declaró que no vio el arma que fue secuestrada del vehículo donde se movilizaban. “Mi papá siempre usa arma”, dijo. Igualmente, manifestó que a la víctima la conocía de nombre, y confirmó que su padre tenía relación con el fallecido.

Por la declaración, la fiscal del caso, Marcela Pérez, indicó que al magistrado había intereses contrapuestos, velando por la legítima defensa en juicio y proceso, debería asistir otro defensor a los imputados.

El defensor público Custodio Gómez se opuso, pero finalmente el juez le dio la razón a la fiscalía; al entender que otro defensor debía velar por los intereses del resto de los imputados#

Una familia de temer

Los cuatro detenidos por el homicidio de Raúl “Pajarito” Barra tiene importantes antecedentes judiciales, pero quienes se destacan son los Millapi, tanto Héctor como su hijo Jonathan. El más grande tiene varios procesos judiciales en su contra e incluso al momento de su detención por el crimen, el lunes de la semana pasada, se habría encontrado gozando de salidas transitorias.

En los tribunales de la zona el nombre de Héctor Javier Millapi está ligado a causas por homicidio, tentativa de homicidio, lesiones y amenaza. El 6 de diciembre de 1999 cometió un homicidio, hecho por el cual fue condenado a 12 años y 9 meses de prisión por los delitos de daño, robo y homicidio simple. Por esos hechos purgó condena y salió en libertad condicional el 21 de mayo de 2007.

Casi dos años después, el 2 de Mayo de 2009 junto a otra persona participó de una serie de hechos delictivos en la ciudad de Trelew. En la madrugada de ese intentaron incendiar un vehículo y dos horas después efectuaron disparos contra una vivienda ubicada en el sector sur de esa ciudad, propiedad de la misma persona que el auto afectado por el fuego. No contentos con eso, Millapi y un sujeto de apellido García volvieron al lugar e intentaron ingresar a la morada a fuerza de golpes de puño y patadas en el mismo lugar. La policía llegó al lugar y al intentar detenerlos, los atacantes se resistieron y amenazaron con un arma blanca a los uniformados e incluso dieron a entender que también tenían un arma de fuego.

A las pocas semanas Millapi atacó con un arma blanca a un joven en medio de un confuso hecho del cual la policía tuvo conocimiento a partir de un accidente automovilístico. El hecho ocurrió el 17 de mayo de 2009, cuando a bordo de un vehículo Ford Escort propiedad de Héctor Millapi, viajaban el nombrado junto a otras dos personas. En momentos en que el auto era manejado por Gustavo Avallay, se produjo un accidente y el rodado fue a parar en una grieta de la banquina de la ruta 25. Ante lo ocurrido, Millapi habría sacado un arma blanca y le propinó a Avallay varias puñaladas, especialmente en el abdomen, los brazos y el rostro.

El herido pudo escapar del lugar y dio aviso a la policía de la policía, quien minutos después atrapó a Millapi y a otra persona de apellido Medina, además de secuestrar el arma utilizada en la agresión. El agredido fue internado en Terapia Intensiva del nosocomio local y los detenidos fueron procesados por tentativa de homicidio. Sin embargo pocas semanas después y tras varias audiencias de revisión, Millapi recuperó la libertad, ya que tras recuperarse de las heridas Avallay le dijo a los funcionarios judiciales no recordar lo ocurrido ni quienes lo habían agredido y esto fue suficiente argumento para que los jueces resolvieran dejar sin efecto la prisión preventiva.

San La Muerte

No pasó mucho tiempo hasta que Héctor Javier Millapi se vio vinculado en un nuevo hecho de gravedad. En la noche del 24 de octubre de 2009 atacó a un parroquiano en el interior del bar denominado “El Jabalí Rojo”. Millapi, sin mediar palabra, disparó con un arma de fuego contra otro individuo, provocándole graves lesiones en la cabeza. Cuando el herido cayó al piso y ante la mirada de otras personas, el atacante siguió su agresión con puntapiés, para luego retirarse del lugar.

Uno de los puntos más destacados de este caso es que el abogado defensor de Millapi pidió pericias psicológicas para su defendido, ya que el mismo esgrimió en una audiencia que “a veces hago cosas que no quisiera y tengo este tatuaje en el pecho, “San La Muerte”, me hace hacer cosas malas...”, agregando que a propósito de eso sentía un fuego en el pecho. Pese a que durante meses la defensa trató de lograr que se declare inimputable al acusado, finalmente se rechazó esa petición.

Las causas por el ataque a Avallay y por la agresión al parroquiano en el bar quedaron resumidas en un juicio abreviado, en el que se determinó una condena de ocho años de prisión para Millapi como autor del delito de tentativa de homicidio. En el año 2011 y luego de cumplir parte de esta condena, a Héctor Javier Millapi se le permitió iniciar un proceso de salidas laborales, pero mientras gozaba de esos beneficios intentó robar un comercio de Trelew, pero una mujer que se encontraba en el interior le disparó en las piernas, provocándole lesiones de importancia.

Por las heridas recibidas en sus extremidades, la defensa de Millapi pidió el beneficio del régimen de prisión domiciliaria y la justicia aceptó la petición, pero a las pocas semanas la medida fue revocada cuando el condenado fue arrestado al ser hallado transitando por las calles y hostigando a la comerciante que lo baleó.

detenido permaneció varios días en el Hospital Zonal, hasta que el 19 de noviembre y teniendo en cuenta su estado de salud se dispuso el arresto domiciliario. Pero días atrás Millapi fue arrestado cuando se hallaba transitando por las calles y hostigando a la comerciante que lo baleó.

Según se supo, tras aquellos episodios y pese a la oposición del Ministerio Público Fiscal, Millapi padre habría logrado nuevamente el beneficio de las salidas transitorias. En ese situación se habría encontrado días pasados cuando fue detenidos junto a su hijo y otras dos personas, ahora acusados de asesinar a Raúl “Pajarito Barra”.

De tal palo tal astilla

Jonathan, el hijo de Héctor Javier Millapi, también es conocido también hace años en el ámbito policial. Siendo menor estuvo involucrado en varias causas, incluida una de homicidio, pero su identidad salió a la luz pública el domingo 13 de marzo de 2011. Fue en las primeras horas de ese día que dio muerte a su tío Cristian Millapi en medio de una reunión familiar que se desarrollaba en un departamento del Barrio Constitución de Trelew.

La investigación determinó que aquella madrugada y en el marco de una reunión donde se había ingerido una importante cantidad de alcohol, la víctima estaba agrediendo a su pareja y Jonathan Millapi efectuó un disparo de arma de fuego al piso como forma de disuadir la acción de su tío, pero el proyectil rebotó en el suelo e ingreso en el muslo de Cristian Millapi, quien falleció desangrado minutos más tarde.

El agresor fue detenido, confesó el asesinato y dijo que no tuvo intención de matar a su tío. Finalmente fue condenado por homicidio preterintencional mediante un juicio abreviado y como la pena fue de dos años de prisión de cumplimiento condicional, recuperó la libertad.

Meses después Jonathan Millapi fue baleado por un desconocido mientras salía del predio de la Sociedad Rural Valle del Chubut. Aquel episodio, ocurrido a principios de noviembre de 2011 cuando el joven había concurrido junto a su pareja y unos amigos a la Expo Trelew, pero en momentos que se dirigía a su vehículo fue interceptado por un desconocido, quien utilizando un arma de grueso calibre le disparó en reiteradas oportunidades, recibiendo la víctima impactos en el abdomen y en el tórax.

Millapi, herido, fue trasladado en un patrullero al Hospital de Trelew, pero el vehículo policial a las pocas cuadras. El baleado no agravó su condición por el accidente, y posteriormente fue operado tras ser liberado del automóvil. Tras aquel episodio acumula en Puerto Madryn dos legajos de investigación por tentativa de hurto y tentativa de robo, todos delitos menores.


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