El comité ejecutivo de Syriza respondió de ese modo a la convocatoria que le hizo el premier griego ante la fuerte oposición que encontró en su ala izquierda después de firmar un nuevo paquete de ajuste con draconianas medidas neoliberales.
Al mismo tiempo, sin embargo, y ante una interpelación parlamentaria, Tsipras respaldó con vehemencia a uno de los críticos internos en Syriza que no están de acuerdo con el tercer rescate, el ex ministro de finanzas, Yanis Varufakis.
La resolución del ejecutivo no elimina las tensiones pero brinda un espacio para la pulseada entre Tsipras y el ala izquierda, que reclama romper con los acreedores internacionales y salir del euro.
"Creo que podemos encontrar las soluciones correctas para proteger a las clases sociales que representamos y a la vez mantener la unidad de nuestro partido", aseguró el jefe de estado.
A Tsipras, que pidió cuidar "el primer gobierno de izquierdas de Europa después de la Segunda Guerra Mundial" se opuso sin éxito la Plataforma de Izquierda, cuyo portavoz -el ex ministro de Energía, Panayotis Lafazanis- criticó que el Gobierno se haya aferrado a mantener a Grecia en la Eurozona y de haber "elevado el euro a un dogma religioso"
Después de un largo y a veces acalorado debate, el comité ejecutivo partidario aprobó por amplia mayoría la propuesta de Tsipras frente a los que pidieron la celebración inmediata de un congreso para decidir si se autoriza al Gobierno a seguir negociando.
El premier griego abogó por celebrar un congreso extraordinario basado en la nueva composición de las bases de la coalición, que se triplicaron desde que llegó al poder, y no con los delegados permanentes, elegidos en el congreso fundacional en 2013.
Tsipras planteó la paradoja que surge de la convivencia de diputados que apoyan al gobierno y otros que no lo hacen, e instó a los miembros a aclarar la estrategia del partido ahora que perdió la mayoría parlamentaria por la rebeldía de unos treinta diputados remisos a aceptar el acuerdo con la Eurozona.
"El primer gobierno de izquierdas en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, o bien recibe el respaldo de los diputados de la izquierda o cae por los diputados de la izquierda porque creen que (el Gobierno) dejó de ser de izquierdas", manifestó el primer ministro.
En discrepancia y después de criticar el "dogma del euro", el líder de la Plataforma de Izquierda, Lafazanis, calificó de "burla" y fuera de sentido querer hacer un congreso después de firmar del rescate.
"Si alguien cree que se puede conseguir algo mejor con otro primer ministro y otro Gobierno que lo diga", replicó Tsipras.
Pero el cisma quedó patente con la dimisión de 17 miembros del Comité Central que en una carta hecha pública durante la reunión acusaron al liderazgo de querer convertir Syriza en un "partido de los programas de rescate".
En tanto, Tsipras defendió duramente a su ex ministro de finanzas, Yanis Varufakis -muy crítico del acuerdo con el Eurogrupo-, contra una oposición pro-ajuste que lo acusa de haber planeado un "Grexit" (la salida griega del euro).
Tsipras aclaró que el entonces ministro de Finanzas Yanis Varufakis preparó por orden suya un plan de emergencia para el caso de que se hubieran agravado los problemas de liquidez, y negó con vehemencia que el objetivo fuera la salida de la eurozona.
"Nunca tuvimos un plan de salida del euro y nunca elaboramos tales planes", pero sí hubo planes de "emergencia" y "era mi obligación" pedirlos, dijo Tsipras en una interpelación parlamentaria.
Varufakis, en la misma línea y previamente, había insistido en que su "plan B" solo buscaba afrontar eventuales problemas de liquidez del Estado y del sistema bancario griegos, y había culpado a la oposición y a algunos medios de pretender una persecución política.
El primer ministro recalcó que el "plan B" pretendía enfrentar una situación de emergencia a la vista de que los socios, y no Grecia, perseguían la salida de Atenas de la eurozona, y recordó que hasta lo reconoció el presidente de la Comisión europea, Jean-Claude Juncker.
El comité ejecutivo de Syriza respondió de ese modo a la convocatoria que le hizo el premier griego ante la fuerte oposición que encontró en su ala izquierda después de firmar un nuevo paquete de ajuste con draconianas medidas neoliberales.
Al mismo tiempo, sin embargo, y ante una interpelación parlamentaria, Tsipras respaldó con vehemencia a uno de los críticos internos en Syriza que no están de acuerdo con el tercer rescate, el ex ministro de finanzas, Yanis Varufakis.
La resolución del ejecutivo no elimina las tensiones pero brinda un espacio para la pulseada entre Tsipras y el ala izquierda, que reclama romper con los acreedores internacionales y salir del euro.
"Creo que podemos encontrar las soluciones correctas para proteger a las clases sociales que representamos y a la vez mantener la unidad de nuestro partido", aseguró el jefe de estado.
A Tsipras, que pidió cuidar "el primer gobierno de izquierdas de Europa después de la Segunda Guerra Mundial" se opuso sin éxito la Plataforma de Izquierda, cuyo portavoz -el ex ministro de Energía, Panayotis Lafazanis- criticó que el Gobierno se haya aferrado a mantener a Grecia en la Eurozona y de haber "elevado el euro a un dogma religioso"
Después de un largo y a veces acalorado debate, el comité ejecutivo partidario aprobó por amplia mayoría la propuesta de Tsipras frente a los que pidieron la celebración inmediata de un congreso para decidir si se autoriza al Gobierno a seguir negociando.
El premier griego abogó por celebrar un congreso extraordinario basado en la nueva composición de las bases de la coalición, que se triplicaron desde que llegó al poder, y no con los delegados permanentes, elegidos en el congreso fundacional en 2013.
Tsipras planteó la paradoja que surge de la convivencia de diputados que apoyan al gobierno y otros que no lo hacen, e instó a los miembros a aclarar la estrategia del partido ahora que perdió la mayoría parlamentaria por la rebeldía de unos treinta diputados remisos a aceptar el acuerdo con la Eurozona.
"El primer gobierno de izquierdas en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, o bien recibe el respaldo de los diputados de la izquierda o cae por los diputados de la izquierda porque creen que (el Gobierno) dejó de ser de izquierdas", manifestó el primer ministro.
En discrepancia y después de criticar el "dogma del euro", el líder de la Plataforma de Izquierda, Lafazanis, calificó de "burla" y fuera de sentido querer hacer un congreso después de firmar del rescate.
"Si alguien cree que se puede conseguir algo mejor con otro primer ministro y otro Gobierno que lo diga", replicó Tsipras.
Pero el cisma quedó patente con la dimisión de 17 miembros del Comité Central que en una carta hecha pública durante la reunión acusaron al liderazgo de querer convertir Syriza en un "partido de los programas de rescate".
En tanto, Tsipras defendió duramente a su ex ministro de finanzas, Yanis Varufakis -muy crítico del acuerdo con el Eurogrupo-, contra una oposición pro-ajuste que lo acusa de haber planeado un "Grexit" (la salida griega del euro).
Tsipras aclaró que el entonces ministro de Finanzas Yanis Varufakis preparó por orden suya un plan de emergencia para el caso de que se hubieran agravado los problemas de liquidez, y negó con vehemencia que el objetivo fuera la salida de la eurozona.
"Nunca tuvimos un plan de salida del euro y nunca elaboramos tales planes", pero sí hubo planes de "emergencia" y "era mi obligación" pedirlos, dijo Tsipras en una interpelación parlamentaria.
Varufakis, en la misma línea y previamente, había insistido en que su "plan B" solo buscaba afrontar eventuales problemas de liquidez del Estado y del sistema bancario griegos, y había culpado a la oposición y a algunos medios de pretender una persecución política.
El primer ministro recalcó que el "plan B" pretendía enfrentar una situación de emergencia a la vista de que los socios, y no Grecia, perseguían la salida de Atenas de la eurozona, y recordó que hasta lo reconoció el presidente de la Comisión europea, Jean-Claude Juncker.