Una salida a la primera crisis que tuvo que negociar Das Neves con la Casa Rosada

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Dos para triunfar. Das Neves y Frigerio manejaron con habilidad la crisis petrolera para salir de un pozo profundo.
06 FEB 2016 - 22:15 | Actualizado

La perinola no quedó del lado de “Todos Ponen” y finalmente serán el Estado nacional y la Provincia del Chubut los que aportarán los 10 dólares de subsidio por barril para sostener la actividad petrolera en Chubut sin despidos por los próximos seis meses.

En medio de semejante crisis, otra vez fue la política la que sacó las papas del fuego y aportó la cuota de racionalidad para alcanzar una solución de corto plazo que era imprescindible conseguir para continuar discutiendo una de más largo alcance en la que verdaderamente “todos pongan”, con las operadoras petroleras a la cabeza.

El bálsamo para la crisis petrolera de Chubut se logró, principalmente, por el papel que jugaron dos políticos: el gobernador Mario Das Neves y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Sin la pericia, firmeza y sentido común que pusieron ambos en estas últimas semanas, la mesa de negociación del lunes pasado en Buenos Aires hubiera volado por los aires y hoy el sur de Chubut sería un polvorín.

No habría que olvidarse tampoco de Jorge “Loma” Ávila, el poderoso líder de los Petroleros de Chubut y titular de la estatal Petrominera, que alzó la voz cuando fue necesario y el día del acuerdo no se cansó de repartir elogios para el rol que le cupo a Das Neves.

Ávila no quiso en ningún momento eclipsar el papel del gobernador pero no pudo evitar ser recibido en Comodoro Rivadavia como un héroe por miles de trabajadores, que lo llevaron en andas y hasta tiraron fuegos artificiales.

“Juanjo”, el talibán

Es verdad que tanto Das Neves como Frigerio y Ávila están en sus cargos para eso, para solucionar los problemas, pero no todos los funcionarios que participaron de las negociaciones en las últimas semanas parecieron estar a la altura de las circunstancias.

Uno de ellos es Juan José Aranguren, el ministro de Energía y Minería, un “talibán” del negocio energético –fue durante muchos años CEO de la multinacional angloholandesa Shell- que desde que fue puesto a gestionar políticas públicas no ha hecho más que poner en riesgo el delicado estado de salud de la “paz social”, afectada por la ola de despidos en el sector público y privado, y por el aumento de tarifas de servicios públicos, que han sido responsabilidad de “Juanjo”, como lo conocen los íntimos a Aranguren.

Si Das Neves no pegaba el lunes pasado un par de palmazos sobre la mesa de la Casa Rosada en donde se llevaron a cabo las negociaciones, el acuerdo naufragaba.

El fuerte tono que el gobernador de Chubut utilizó en un momento de la reunión no tuvo como destinatarios al ministro Frigerio o a los popes de las operadoras petroleras, sino a Aranguren. La posición intransigente del ministro hartó al gobernador y “Juanjo” se quedó sin palabras. Frigerio calmó los ánimos y lo que pasó ya es historia conocida.

Política vs. negocios

El problema de Aranguren es que cree que las crisis sectoriales se solucionan con lógica empresarial solamente. Es un déficit político bastante común en el joven gobierno de Mauricio Macri, lleno de CEO’s exitosos que conocen de gestión pública tanto como física cuántica.

Por eso fue fundamental el rol de Frigerio, que pese a su perfil economicista echó mano a un interesante perfil político y a sus genes desarrollistas para pararle el carro a Aranguren y redondear con Das Neves un acuerdo que dista de ser la solución definitiva del problema pero es el comienzo.

Frigerio es uno de los pocos en el Gobierno nacional que entiende que el fuego se apaga con agua, no con leña y nafta. Lo peor que le puede pasar a la gestión de Macri es exagerar el neoliberalismo de sus principales “generales” para intentar solucionar los desarreglos que quedaron del gobierno anterior.

Si la única estrategia es profundizar los errores del kirchnerismo y conspirar brutalmente contra los aciertos de los últimos doce años, Macri tendrá por delante muchas barreras que superar. Escollos políticos en el Congreso Nacional y cuestionamientos de la sociedad en la calle. Inclusive, de buena parte de la clase media recuperada durante el kirchnerismo, que le dio la espalda al modelo “nacional y popular” y votó el “cambio.”

El aliado del sur

El contrapunto de Das Neves y Aranguren no hizo más que confirmarles a varios laderos del Presidente y al propio Macri que el chubutense puede ser un aliado estratégico en la construcción del poder que Cambiemos necesita tener para atravesar la primera etapa de su gestión de gobierno.

Además, el chubutense tiene una banca en el Senado (Alfredo González Luenzo) y tres en Diputados (Nelly Lagoria, Sixto Bermejo yJorge Taboada) que podrían ser muy importantes a la hora de la intensa negociación parlamentaria que comenzará en marzo, cuando cada mano levantada valga tanto como un vaso de agua en el desierto.

Macri llamó al menos tres veces a Das Neves en los últimos diez días. Una de ellas para decirle que en los próximos días desembarcará en Comodoro Rivadavia –se hablaba de este miércoles, pero por ahora no hay confirmación oficial-, en donde el Jefe de Estado piensa matar dos pájaros de un tiro: anunciar la finalización de obras inconclusas en el sur de Chubut y en el norte de Santa Cruz, agobiada en las últimas semanas por piquetes de la UOCRA.

A Macri le cayó bien que Das Neves no se sume a la “liga de gobernadores” peronistas que quiere marcarle la cancha al Presidente con el tema de la nueva ley de Coparticipación Federal.

Das Neves no lo hizo porque esa actitud le cayera bien a Macri sino porque tiene su propia idea acerca del tema, que no es para nada condescendiente con el Gobierno nacional pero está alejada del juego de presiones que están aplicando los mandatarios provinciales cercanos al kirchnerismo.

El chubutense, además, todavía tiene cuentas pendientes con muchos dirigentes del Partido Justicialista. Aunque no tiene ninguna intención de volver al PJ, le seduce la idea de jugar un rol importante en esa “liga” de dirigentes de origen peronista que integran el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que no quiere hundirle la canoa a Macri en la primera etapa de la travesía y que pretenden ponerle un freno al kirchnerismo.

Por eso tampoco sorprende que Massa, un dirigente que hoy parece más un embajador del gobierno nacional que un dirigente de la oposición, también le haya anunciado a Das Neves que vendrá en los próximos días a Chubut.

Das Neves entiende de política más que de ninguna otra cosa. Y de las crisis económicas se sale con política, no con economistas.

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Dos para triunfar. Das Neves y Frigerio manejaron con habilidad la crisis petrolera para salir de un pozo profundo.
06 FEB 2016 - 22:15

La perinola no quedó del lado de “Todos Ponen” y finalmente serán el Estado nacional y la Provincia del Chubut los que aportarán los 10 dólares de subsidio por barril para sostener la actividad petrolera en Chubut sin despidos por los próximos seis meses.

En medio de semejante crisis, otra vez fue la política la que sacó las papas del fuego y aportó la cuota de racionalidad para alcanzar una solución de corto plazo que era imprescindible conseguir para continuar discutiendo una de más largo alcance en la que verdaderamente “todos pongan”, con las operadoras petroleras a la cabeza.

El bálsamo para la crisis petrolera de Chubut se logró, principalmente, por el papel que jugaron dos políticos: el gobernador Mario Das Neves y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Sin la pericia, firmeza y sentido común que pusieron ambos en estas últimas semanas, la mesa de negociación del lunes pasado en Buenos Aires hubiera volado por los aires y hoy el sur de Chubut sería un polvorín.

No habría que olvidarse tampoco de Jorge “Loma” Ávila, el poderoso líder de los Petroleros de Chubut y titular de la estatal Petrominera, que alzó la voz cuando fue necesario y el día del acuerdo no se cansó de repartir elogios para el rol que le cupo a Das Neves.

Ávila no quiso en ningún momento eclipsar el papel del gobernador pero no pudo evitar ser recibido en Comodoro Rivadavia como un héroe por miles de trabajadores, que lo llevaron en andas y hasta tiraron fuegos artificiales.

“Juanjo”, el talibán

Es verdad que tanto Das Neves como Frigerio y Ávila están en sus cargos para eso, para solucionar los problemas, pero no todos los funcionarios que participaron de las negociaciones en las últimas semanas parecieron estar a la altura de las circunstancias.

Uno de ellos es Juan José Aranguren, el ministro de Energía y Minería, un “talibán” del negocio energético –fue durante muchos años CEO de la multinacional angloholandesa Shell- que desde que fue puesto a gestionar políticas públicas no ha hecho más que poner en riesgo el delicado estado de salud de la “paz social”, afectada por la ola de despidos en el sector público y privado, y por el aumento de tarifas de servicios públicos, que han sido responsabilidad de “Juanjo”, como lo conocen los íntimos a Aranguren.

Si Das Neves no pegaba el lunes pasado un par de palmazos sobre la mesa de la Casa Rosada en donde se llevaron a cabo las negociaciones, el acuerdo naufragaba.

El fuerte tono que el gobernador de Chubut utilizó en un momento de la reunión no tuvo como destinatarios al ministro Frigerio o a los popes de las operadoras petroleras, sino a Aranguren. La posición intransigente del ministro hartó al gobernador y “Juanjo” se quedó sin palabras. Frigerio calmó los ánimos y lo que pasó ya es historia conocida.

Política vs. negocios

El problema de Aranguren es que cree que las crisis sectoriales se solucionan con lógica empresarial solamente. Es un déficit político bastante común en el joven gobierno de Mauricio Macri, lleno de CEO’s exitosos que conocen de gestión pública tanto como física cuántica.

Por eso fue fundamental el rol de Frigerio, que pese a su perfil economicista echó mano a un interesante perfil político y a sus genes desarrollistas para pararle el carro a Aranguren y redondear con Das Neves un acuerdo que dista de ser la solución definitiva del problema pero es el comienzo.

Frigerio es uno de los pocos en el Gobierno nacional que entiende que el fuego se apaga con agua, no con leña y nafta. Lo peor que le puede pasar a la gestión de Macri es exagerar el neoliberalismo de sus principales “generales” para intentar solucionar los desarreglos que quedaron del gobierno anterior.

Si la única estrategia es profundizar los errores del kirchnerismo y conspirar brutalmente contra los aciertos de los últimos doce años, Macri tendrá por delante muchas barreras que superar. Escollos políticos en el Congreso Nacional y cuestionamientos de la sociedad en la calle. Inclusive, de buena parte de la clase media recuperada durante el kirchnerismo, que le dio la espalda al modelo “nacional y popular” y votó el “cambio.”

El aliado del sur

El contrapunto de Das Neves y Aranguren no hizo más que confirmarles a varios laderos del Presidente y al propio Macri que el chubutense puede ser un aliado estratégico en la construcción del poder que Cambiemos necesita tener para atravesar la primera etapa de su gestión de gobierno.

Además, el chubutense tiene una banca en el Senado (Alfredo González Luenzo) y tres en Diputados (Nelly Lagoria, Sixto Bermejo yJorge Taboada) que podrían ser muy importantes a la hora de la intensa negociación parlamentaria que comenzará en marzo, cuando cada mano levantada valga tanto como un vaso de agua en el desierto.

Macri llamó al menos tres veces a Das Neves en los últimos diez días. Una de ellas para decirle que en los próximos días desembarcará en Comodoro Rivadavia –se hablaba de este miércoles, pero por ahora no hay confirmación oficial-, en donde el Jefe de Estado piensa matar dos pájaros de un tiro: anunciar la finalización de obras inconclusas en el sur de Chubut y en el norte de Santa Cruz, agobiada en las últimas semanas por piquetes de la UOCRA.

A Macri le cayó bien que Das Neves no se sume a la “liga de gobernadores” peronistas que quiere marcarle la cancha al Presidente con el tema de la nueva ley de Coparticipación Federal.

Das Neves no lo hizo porque esa actitud le cayera bien a Macri sino porque tiene su propia idea acerca del tema, que no es para nada condescendiente con el Gobierno nacional pero está alejada del juego de presiones que están aplicando los mandatarios provinciales cercanos al kirchnerismo.

El chubutense, además, todavía tiene cuentas pendientes con muchos dirigentes del Partido Justicialista. Aunque no tiene ninguna intención de volver al PJ, le seduce la idea de jugar un rol importante en esa “liga” de dirigentes de origen peronista que integran el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que no quiere hundirle la canoa a Macri en la primera etapa de la travesía y que pretenden ponerle un freno al kirchnerismo.

Por eso tampoco sorprende que Massa, un dirigente que hoy parece más un embajador del gobierno nacional que un dirigente de la oposición, también le haya anunciado a Das Neves que vendrá en los próximos días a Chubut.

Das Neves entiende de política más que de ninguna otra cosa. Y de las crisis económicas se sale con política, no con economistas.


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