Por Bernardo Stamateas / bernardoresponde@gmail.com
Hoy en día muchas canciones y programas de televisión giran en torno a la larga búsqueda y el eventual descubrimiento del ser amado.
La frase “felices para siempre” implica un resultado singular: dos vidas que están cada vez mejor en virtud de su unión. No importa demasiado la cantidad de matrimonios que terminan en divorcio, o que muchos otros permanezcan juntos siendo infelices.
La realidad es que en la vida es posible esforzarse y triunfar, independientemente del estado civil que tengamos. Sin embargo, aun existen personas que creen que son seres incompletos por no tener pareja. Ellos ignoran que todos los seres humanos nacemos completos. Lo que sucede cuando estamos en pareja es que compartimos la vida con alguien, tenemos un compañero/a de vida, pero seguimos siendo personas completas y autónomas. Tristemente he conocido a mujeres, y también hombres, que sienten pánico de estar solos y prefieren vivir con alguien, aunque no haya amor entre ellos, por el solo hecho de estar acompañados. Culturalmente, aquellos que forman pareja después de cierta edad reciben presiones que ejercen una fuerte influencia provocándoles ansiedad, tristeza o angustia.
Es bueno hacer frente a lo que nos genera angustia pero no deberíamos apresurarnos a tomar este tipo de decisiones tan trascendentes como formar pareja. Si estando solos no podemos ser felices, entonces corremos un alto riesgo de vivir amargados... pero acompañados. Si en este momento te encontrás sin pareja, te aconsejo no entrar en pánico ni permitir que la ansiedad te domine, sino saber que es “tu” momento para estar con vos mismo/a. Es fundamental conocernos a nosotros mismos, ya que somos el único factor determinante de nuestro éxito. Y, por otro lado, al saber quiénes somos y qué queremos, podremos relacionarnos mejor con los demás. Hay gente que prefiere llenarse de actividades con tal de no encontrarse consigo misma. ¿Por qué? Porque temen lo que puedan descubrir. Necesitan estar siempre con alguien y, cuando están solos en casa, necesitan tener la compañía de la radio, la tele o las redes sociales. ¡No pueden convivir con la soledad! Pasarla bien con nosotros mismos es clave en nuestras vidas. Debemos aprovechar ese tiempo y dedicarnos a nosotros mismos, disfrutarnos, darnos un gusto. Solo uno sabe qué es lo que lo hace sentir bien. Y si no, nunca es tarde para descubrirlo. Disfrutá los momentos de soledad como un regalo, aprovechalos para cambiar los hábitos de dependencia de los demás por hábitos que te permitan ser feliz, solo o acompañado. Necesitamos entender que la felicidad no está en las cosas, ni en las personas, sino en nuestro interior. Cada vínculo que establecemos es distinto. Hay personas con quienes compartimos ideas, sueños y afectos. Y otras con quien solo compartimos trabajo o estudio. Pero la pregunta más importante que deberíamos hacernos es: “¿Qué quiero yo?” para, a partir de ahí, enfocarnos en nuestras metas y ser felices, con o sin compañía.#
Por Bernardo Stamateas / bernardoresponde@gmail.com
Hoy en día muchas canciones y programas de televisión giran en torno a la larga búsqueda y el eventual descubrimiento del ser amado.
La frase “felices para siempre” implica un resultado singular: dos vidas que están cada vez mejor en virtud de su unión. No importa demasiado la cantidad de matrimonios que terminan en divorcio, o que muchos otros permanezcan juntos siendo infelices.
La realidad es que en la vida es posible esforzarse y triunfar, independientemente del estado civil que tengamos. Sin embargo, aun existen personas que creen que son seres incompletos por no tener pareja. Ellos ignoran que todos los seres humanos nacemos completos. Lo que sucede cuando estamos en pareja es que compartimos la vida con alguien, tenemos un compañero/a de vida, pero seguimos siendo personas completas y autónomas. Tristemente he conocido a mujeres, y también hombres, que sienten pánico de estar solos y prefieren vivir con alguien, aunque no haya amor entre ellos, por el solo hecho de estar acompañados. Culturalmente, aquellos que forman pareja después de cierta edad reciben presiones que ejercen una fuerte influencia provocándoles ansiedad, tristeza o angustia.
Es bueno hacer frente a lo que nos genera angustia pero no deberíamos apresurarnos a tomar este tipo de decisiones tan trascendentes como formar pareja. Si estando solos no podemos ser felices, entonces corremos un alto riesgo de vivir amargados... pero acompañados. Si en este momento te encontrás sin pareja, te aconsejo no entrar en pánico ni permitir que la ansiedad te domine, sino saber que es “tu” momento para estar con vos mismo/a. Es fundamental conocernos a nosotros mismos, ya que somos el único factor determinante de nuestro éxito. Y, por otro lado, al saber quiénes somos y qué queremos, podremos relacionarnos mejor con los demás. Hay gente que prefiere llenarse de actividades con tal de no encontrarse consigo misma. ¿Por qué? Porque temen lo que puedan descubrir. Necesitan estar siempre con alguien y, cuando están solos en casa, necesitan tener la compañía de la radio, la tele o las redes sociales. ¡No pueden convivir con la soledad! Pasarla bien con nosotros mismos es clave en nuestras vidas. Debemos aprovechar ese tiempo y dedicarnos a nosotros mismos, disfrutarnos, darnos un gusto. Solo uno sabe qué es lo que lo hace sentir bien. Y si no, nunca es tarde para descubrirlo. Disfrutá los momentos de soledad como un regalo, aprovechalos para cambiar los hábitos de dependencia de los demás por hábitos que te permitan ser feliz, solo o acompañado. Necesitamos entender que la felicidad no está en las cosas, ni en las personas, sino en nuestro interior. Cada vínculo que establecemos es distinto. Hay personas con quienes compartimos ideas, sueños y afectos. Y otras con quien solo compartimos trabajo o estudio. Pero la pregunta más importante que deberíamos hacernos es: “¿Qué quiero yo?” para, a partir de ahí, enfocarnos en nuestras metas y ser felices, con o sin compañía.#