Un avión de la NASA se sumó a la búsqueda del submarino que lleva dos días perdido

Se trata de una aeronave P-3 que se encontraba realizando estudios en la Antártida y cuenta con instrumental y cámaras de última generación.

17 NOV 2017 - 14:36 | Actualizado

Una aeronave de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) fue sumada  en las últimas horas a la búsqueda del submarino argentino “ARA” San Juan, con el cual se perdió contacto el último miércoles por la mañana a unos 400 kilómetros mar adentro, a la altura del Golfo San Jorge.

Se trata de un avión P-3 que durante las últimas semanas se encontraba en Ushuaia como parte del programa IceBridge, un estudio internacional de prospección del mar antártico y el hielo terrestre para comprender los procesos que conectan las regiones polares con el sistema climático global.


La aeronave cuenta con tres sondas de radar, una cámara de alta resolución y una cámara de infrarrojos para medir la temperatura de la superficie. El avión también lleva un gravímetro y magnetómetro capaces de registrar pequeñas variaciones tanto de gravedad como de campos magnéticos.



Esta aeronave se suma a los recursos que ha dispuesto el gobierno de Argentina a través del Ministerio de Defensa para dar con el submarino.
 


El submarino S-42 ARA "San Juan", Clase TR-1700 que perdió contacto con la Armada Argentina hace dos días, es un buque de ataque construido en Alemania al servicio del país desde 1985, cuando comenzó con pruebas de mar para abocarse luego a operaciones navales en aguas del Caribe, Atlántico Norte y ejercicios desde su apostadero en la Base Naval de Mar del Plata, informaron hoy fuentes militares.

Contiene 6 Tubos Lanza Torpedos en proa; carga 22 Torpedos tipo SST-4 filoguiados, y de 40 a 80 minas de fondo.

Concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado, la nave es de propulsión diésel eléctrica convencional y sistema snorkel, tiene 66 metros de eslora y siete metros y medio de manga (ancho).



Fue construido en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke de Edem, desde donde partió para ser recibido por la Armada Argentina en diciembre de 1985.

En 2008 ingresó en una "reparación de media vida", por lo que fue sometido a dos años de trabajos de ingeniería en las instalaciones del Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar), donde para reemplazar los motores fue necesario cortar el casco de la embarcación por la mitad con oxigeno-acetileno y separarlo en dos partes.

Además se reemplazaron los cuatro motores diesel MTU de 16 cilindros en V y 1200 Kw de potencia, que mueven una igual cantidad de alternadores de 4000 amperes, según información del astillero Tandanor.
 


Los motores eléctricos responsables del movimiento de la hélice recibieron un mantenimiento integral -que incluyó su desarmado completo, limpieza, medido, calibrado y posterior rearmado- con un reemplazo de los montajes que amortiguan la vibración.

También se le realizó un replacado y la reparación integral de cada una de las 960 baterías que hacen funcionar al submarino y se repararon las válvulas y demás mecanismos.

La tarea de volver a unir el submarino, que se realizó a fines de 2011, entrañó complejidades desde el punto de vista técnico: no podía haber ningún error que comprometiera la vida y la seguridad de los tripulantes del buque.

 
 

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17 NOV 2017 - 14:36

Una aeronave de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) fue sumada  en las últimas horas a la búsqueda del submarino argentino “ARA” San Juan, con el cual se perdió contacto el último miércoles por la mañana a unos 400 kilómetros mar adentro, a la altura del Golfo San Jorge.

Se trata de un avión P-3 que durante las últimas semanas se encontraba en Ushuaia como parte del programa IceBridge, un estudio internacional de prospección del mar antártico y el hielo terrestre para comprender los procesos que conectan las regiones polares con el sistema climático global.


La aeronave cuenta con tres sondas de radar, una cámara de alta resolución y una cámara de infrarrojos para medir la temperatura de la superficie. El avión también lleva un gravímetro y magnetómetro capaces de registrar pequeñas variaciones tanto de gravedad como de campos magnéticos.



Esta aeronave se suma a los recursos que ha dispuesto el gobierno de Argentina a través del Ministerio de Defensa para dar con el submarino.
 


El submarino S-42 ARA "San Juan", Clase TR-1700 que perdió contacto con la Armada Argentina hace dos días, es un buque de ataque construido en Alemania al servicio del país desde 1985, cuando comenzó con pruebas de mar para abocarse luego a operaciones navales en aguas del Caribe, Atlántico Norte y ejercicios desde su apostadero en la Base Naval de Mar del Plata, informaron hoy fuentes militares.

Contiene 6 Tubos Lanza Torpedos en proa; carga 22 Torpedos tipo SST-4 filoguiados, y de 40 a 80 minas de fondo.

Concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado, la nave es de propulsión diésel eléctrica convencional y sistema snorkel, tiene 66 metros de eslora y siete metros y medio de manga (ancho).



Fue construido en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke de Edem, desde donde partió para ser recibido por la Armada Argentina en diciembre de 1985.

En 2008 ingresó en una "reparación de media vida", por lo que fue sometido a dos años de trabajos de ingeniería en las instalaciones del Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar), donde para reemplazar los motores fue necesario cortar el casco de la embarcación por la mitad con oxigeno-acetileno y separarlo en dos partes.

Además se reemplazaron los cuatro motores diesel MTU de 16 cilindros en V y 1200 Kw de potencia, que mueven una igual cantidad de alternadores de 4000 amperes, según información del astillero Tandanor.
 


Los motores eléctricos responsables del movimiento de la hélice recibieron un mantenimiento integral -que incluyó su desarmado completo, limpieza, medido, calibrado y posterior rearmado- con un reemplazo de los montajes que amortiguan la vibración.

También se le realizó un replacado y la reparación integral de cada una de las 960 baterías que hacen funcionar al submarino y se repararon las válvulas y demás mecanismos.

La tarea de volver a unir el submarino, que se realizó a fines de 2011, entrañó complejidades desde el punto de vista técnico: no podía haber ningún error que comprometiera la vida y la seguridad de los tripulantes del buque.

 
 


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