Editorial / La épica cipaya y entreguista

A sus pies rendido el león. El presidente Javier Milei y una reverencia más para la generala de los Estados Unidos Laura Richardson.
06 ABR 2024 - 20:15 | Actualizado 07 ABR 2024 - 0:54

Es tan brutal que no hay modo de mensurar en tiempo real el daño que le está haciendo Javier Milei y su troupe de libertarios entreguistas a la política, la economía, la educación, la salud y la sociedad argentina en general. El país va a tardar muchos años en recomponerse del desastre que están haciendo los libertarios, en alianza con la derecha reaccionaria y conservadora.

Es posible que Milei termine teniendo “éxito”, según la visión libertaria y cipaya con la que se conduce; inclusive, que pueda imponer por la fuerza su retrógrada “Ley Bases”, que mantenga a raya las protestas sociales con gases y palos, y hasta que tenga un relativo éxito electoral en las parlamentarias del año próximo, pero nada podrá evitar el desastre que está acometiendo en nombre de la “libertad” y del “libre mercado”, que no tienen nada de libertad ni de libre mercado.

Tampoco se puede soslayar que el Presidente sigue teniendo altos índices de aceptación popular en todo el país (en Chubut, según la consultora cordobesa CB, aún tiene 50% de imagen positiva), pero esa contradicción bien argentina sólo la puede explicar la profundización de una grieta que primero abrieron algunos para exterminar al kirchnerismo y ahora les sirve a otros para dividir a una parte mayoritaria de la sociedad que por ahora asiste atónita al fracaso del país y los libertarios que creen haber llegado para cambiar el rumbo de la historia argentina. En verdad, apenas se trata de un puñado de fanáticos libertarios que llegaron al poder con el apoyo de los que odian visceralmente al peronismo y a cualquier tipo de manifestación nacional y popular, hasta el extremo de seguir sonriendo por la derrota de sus adversarios mientras el gobierno que ellos ayudaron a ungir les pisa la cabeza en nombre de una presunta épica del ajuste que no es más que una falacia consumida como verdad revelada por alguna parte de la clase media argentina.

I love Laura

Si algo le faltaba al desquicio con el que gobierna Milei era profundizar con hechos más que elocuentes su alineamiento irrestricto con Estados Unidos. Si bien ya tuvo un ruido con la administración de Joe Biden tras su visita de febrero pasado en la que se abrazó con Donald Trump, el enemigo número uno de los demócratas que gobiernan y pretenden ser reelegidos en las elecciones de noviembre próximo, la pasión libertaria por ser el perro faldero de los norteamericanos no parece tener límites.

El viaje de Milei a Tierra del Fuego para reunirse con la generala norteamericana Laura Richardson es uno de los gestos más entreguistas que haya tenido un presidente argentino: viajar hasta el sur de su propio país, que recorre poco y nada, para “visitar” a una militar extranjera y al siempre listo embajador Marc Stanley, será difícil de superar.

Milei no sólo se disfrazó con ropa militar en el confín de la Patria e hizo sonar el himno yanki en Ushuaia antes de presentarles sus respetos a la enviada militar, sino que en su discurso dio a entender que la mejor forma de defender la soberanía era alinearse sin fisuras e incondicionalmente a los “americanos”.

Detrás de toda esa puesta en escena hubo, además, un compromiso para la instalación de una base norteamericana en suelo argentino, para lo cual se levantó tierra de nuevo con la famosa “base china” de Neuquén, que hace rato se sabe que no tiene ninguna connotación militar.
Si algo les faltaba a los argentinos era quedar en medio de la disputa entre dos de los ejes que manipulan el mundo poniendo y sacando fichas como si se tratara de un TEG. Milei es una ficha insignificante que más temprano que tarde desaparecerá del tablero. El resto de los argentinos tendremos que pagar la cuenta.

Lambiscón

El siempre lúcido y certero filósofo, politólogo, escritor y periodista Atilio Boron escribió por estas horas un descarnado análisis de lo que significa semejante gesto de entreguismo de parte de Milei: “¿A qué demonios viene, otra vez, la jefa del siniestro Comando Sur? ¿Y qué decir de la lambisconería de Javier Milei, que se disfraza de comando para ‘ir al pie’ de la generala, cuando las reglas de la diplomacia indican que es ésta quien debe acudir a dónde está un jefe de estado y no al revés? Admitámoslo: el proyecto de la ultraderecha es hacer de la Argentina una colonia de EE.UU., un portaaviones terrestre para desde allí ser un ariete de la ofensiva de Washington en contra de China, sabotear toda iniciativa orientada a promover la integración latinoamericana, atacar a los gobiernos que resisten el embate norteamericano y apoyar al régimen genocida israelí. ¡Una imperdonable y suicida inmoralidad de nuestro gobierno!”.

Fin.#

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A sus pies rendido el león. El presidente Javier Milei y una reverencia más para la generala de los Estados Unidos Laura Richardson.
06 ABR 2024 - 20:15

Es tan brutal que no hay modo de mensurar en tiempo real el daño que le está haciendo Javier Milei y su troupe de libertarios entreguistas a la política, la economía, la educación, la salud y la sociedad argentina en general. El país va a tardar muchos años en recomponerse del desastre que están haciendo los libertarios, en alianza con la derecha reaccionaria y conservadora.

Es posible que Milei termine teniendo “éxito”, según la visión libertaria y cipaya con la que se conduce; inclusive, que pueda imponer por la fuerza su retrógrada “Ley Bases”, que mantenga a raya las protestas sociales con gases y palos, y hasta que tenga un relativo éxito electoral en las parlamentarias del año próximo, pero nada podrá evitar el desastre que está acometiendo en nombre de la “libertad” y del “libre mercado”, que no tienen nada de libertad ni de libre mercado.

Tampoco se puede soslayar que el Presidente sigue teniendo altos índices de aceptación popular en todo el país (en Chubut, según la consultora cordobesa CB, aún tiene 50% de imagen positiva), pero esa contradicción bien argentina sólo la puede explicar la profundización de una grieta que primero abrieron algunos para exterminar al kirchnerismo y ahora les sirve a otros para dividir a una parte mayoritaria de la sociedad que por ahora asiste atónita al fracaso del país y los libertarios que creen haber llegado para cambiar el rumbo de la historia argentina. En verdad, apenas se trata de un puñado de fanáticos libertarios que llegaron al poder con el apoyo de los que odian visceralmente al peronismo y a cualquier tipo de manifestación nacional y popular, hasta el extremo de seguir sonriendo por la derrota de sus adversarios mientras el gobierno que ellos ayudaron a ungir les pisa la cabeza en nombre de una presunta épica del ajuste que no es más que una falacia consumida como verdad revelada por alguna parte de la clase media argentina.

I love Laura

Si algo le faltaba al desquicio con el que gobierna Milei era profundizar con hechos más que elocuentes su alineamiento irrestricto con Estados Unidos. Si bien ya tuvo un ruido con la administración de Joe Biden tras su visita de febrero pasado en la que se abrazó con Donald Trump, el enemigo número uno de los demócratas que gobiernan y pretenden ser reelegidos en las elecciones de noviembre próximo, la pasión libertaria por ser el perro faldero de los norteamericanos no parece tener límites.

El viaje de Milei a Tierra del Fuego para reunirse con la generala norteamericana Laura Richardson es uno de los gestos más entreguistas que haya tenido un presidente argentino: viajar hasta el sur de su propio país, que recorre poco y nada, para “visitar” a una militar extranjera y al siempre listo embajador Marc Stanley, será difícil de superar.

Milei no sólo se disfrazó con ropa militar en el confín de la Patria e hizo sonar el himno yanki en Ushuaia antes de presentarles sus respetos a la enviada militar, sino que en su discurso dio a entender que la mejor forma de defender la soberanía era alinearse sin fisuras e incondicionalmente a los “americanos”.

Detrás de toda esa puesta en escena hubo, además, un compromiso para la instalación de una base norteamericana en suelo argentino, para lo cual se levantó tierra de nuevo con la famosa “base china” de Neuquén, que hace rato se sabe que no tiene ninguna connotación militar.
Si algo les faltaba a los argentinos era quedar en medio de la disputa entre dos de los ejes que manipulan el mundo poniendo y sacando fichas como si se tratara de un TEG. Milei es una ficha insignificante que más temprano que tarde desaparecerá del tablero. El resto de los argentinos tendremos que pagar la cuenta.

Lambiscón

El siempre lúcido y certero filósofo, politólogo, escritor y periodista Atilio Boron escribió por estas horas un descarnado análisis de lo que significa semejante gesto de entreguismo de parte de Milei: “¿A qué demonios viene, otra vez, la jefa del siniestro Comando Sur? ¿Y qué decir de la lambisconería de Javier Milei, que se disfraza de comando para ‘ir al pie’ de la generala, cuando las reglas de la diplomacia indican que es ésta quien debe acudir a dónde está un jefe de estado y no al revés? Admitámoslo: el proyecto de la ultraderecha es hacer de la Argentina una colonia de EE.UU., un portaaviones terrestre para desde allí ser un ariete de la ofensiva de Washington en contra de China, sabotear toda iniciativa orientada a promover la integración latinoamericana, atacar a los gobiernos que resisten el embate norteamericano y apoyar al régimen genocida israelí. ¡Una imperdonable y suicida inmoralidad de nuestro gobierno!”.

Fin.#


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