Despedida a un amigo, por Jorge Aidar Bestene

20 MAR 2016 - 1:43 | Actualizado

Conocía a Gustavo Di Benedetto hacía más de veinte años. Pero por esas cosas de la vida, desde el año 2000 construimos una relación de afecto y respeto personal que iba más allá de lo político.

A pesar de su reconocida militancia en el radicalismo y de la mía en el peronismo, y de tener puntos de vista distintos en algunos temas, con Gustavo siempre coincidimos en muchísimas cuestiones centrales, sobre todo en la forma de ver la política.

En los últimos años, dos o tres veces por semana tomábamos una lágrima en mi oficina, donde hablábamos de la vida, de nuestros hijos, de los desafíos y, por supuesto, de política.

En esa largas charlas comenzamos a alumbrar en 2012 una idea que nos rondaba a ambos por la cabeza y que a Gustavo le fluyó como el agua: la necesidad de impulsar un grupo de pensamiento, un partido o alguna acción con sentido político que pensara en los intereses de Chubut por encima de los de la Unión Cívica Radical, el Partido Justicialista, el PACh o cualquier fuerza política existente.

Recuerdo que hablamos mucho de la experiencia del Movimiento Popular Neuquino y de la necesidad de recrear en Chubut una idea similar. Creíamos, con bastantes argumentos, que los tiempos que se avecinaban requerían de aperturas mentales, gestos de desprendimiento político y mucho trabajo en equipo.

Gustavo terminó poniendo en práctica lo que declamaba y en 2014 fue uno de los fundadores de Chubut Somos Todos junto al actual gobernador Mario Das Neves. Peronistas, radicales, pachistas, todos unidos detrás de una idea de provincia. Eso era lo que quería Gustavo y lo consiguió.

Siempre admiré de él su pulcritud y humildad. La política y la personal. Su forma de ser, su tranquilidad y el amor incondicional por su familia.

Se murió un gran dirigente político. Y también se murió un gran amigo.#

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20 MAR 2016 - 1:43

Conocía a Gustavo Di Benedetto hacía más de veinte años. Pero por esas cosas de la vida, desde el año 2000 construimos una relación de afecto y respeto personal que iba más allá de lo político.

A pesar de su reconocida militancia en el radicalismo y de la mía en el peronismo, y de tener puntos de vista distintos en algunos temas, con Gustavo siempre coincidimos en muchísimas cuestiones centrales, sobre todo en la forma de ver la política.

En los últimos años, dos o tres veces por semana tomábamos una lágrima en mi oficina, donde hablábamos de la vida, de nuestros hijos, de los desafíos y, por supuesto, de política.

En esa largas charlas comenzamos a alumbrar en 2012 una idea que nos rondaba a ambos por la cabeza y que a Gustavo le fluyó como el agua: la necesidad de impulsar un grupo de pensamiento, un partido o alguna acción con sentido político que pensara en los intereses de Chubut por encima de los de la Unión Cívica Radical, el Partido Justicialista, el PACh o cualquier fuerza política existente.

Recuerdo que hablamos mucho de la experiencia del Movimiento Popular Neuquino y de la necesidad de recrear en Chubut una idea similar. Creíamos, con bastantes argumentos, que los tiempos que se avecinaban requerían de aperturas mentales, gestos de desprendimiento político y mucho trabajo en equipo.

Gustavo terminó poniendo en práctica lo que declamaba y en 2014 fue uno de los fundadores de Chubut Somos Todos junto al actual gobernador Mario Das Neves. Peronistas, radicales, pachistas, todos unidos detrás de una idea de provincia. Eso era lo que quería Gustavo y lo consiguió.

Siempre admiré de él su pulcritud y humildad. La política y la personal. Su forma de ser, su tranquilidad y el amor incondicional por su familia.

Se murió un gran dirigente político. Y también se murió un gran amigo.#


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