Autoconocimiento y superación: proceso vs. suceso
Muchas personas, cuando finalmente alcanzan una meta que se han propuesto, cometen el error de “creérsela” (como decimos en Argentina).
Por Bernardo Stamateas
Por muy importante que sea tu logro, ¡nunca te la creas! Una de las maneras más efectivas de ser rechazados es siendo orgulloso. La gente detecta fácilmente a los que se creen más que los demás, y se aleja de ellos. Además, creer que ya lo sabemos todo, que no hay nada más por aprender, nos cierra la puerta a la posibilidad de ser promocionados para cosas más grandes.
Por lo general, las personas que se llenan de orgullo se comparan y compiten con otros. Pero en la carrera de la vida, con el único que hay que competir es con uno mismo, es decir, buscar superarnos a nosotros mismos sin importar lo que haga el de al lado.
Un rasgo de la gente exitosa es precisamente la humildad. Esta es una cualidad mal entendida. Muchos asocian humildad con pobreza o carencia pero ser humilde, en realidad, es “tener ganas de aprender”.
Los humildes son eternos alumnos y aprenden de todo y de todos, todo el tiempo. Una actitud que les abre puertas y les brinda conexiones de oro.
La humildad suele ir acompañada por la honestidad y la transparencia. Algunos creen que ser transparente es decir lo primero que les viene a la mente, sin filtros de ningún tipo. Esto no es así. Quien dice todo lo que piensa de los demás se gana muchos enemigos.
Los seres humanos necesitamos ser honestos: decir la verdad cuando sirva. La gente exitosa dice aquello que resulta útil para construir algo mejor a lo que hay, y esa actitud le permite conectar con los mejores.
Y, sobre todo, la gente exitosa sabe que llegar a la cima no se trata de un suceso, sino de un proceso. Ellos están dispuestos a atravesarlo, les lleve el tiempo que les lleve. En dicho proceso, desarrollan uno de los hábitos más maravillosos que puede tener una persona: sembrar. Pero no siembran de cualquier manera, siembran para cosechar. Cuando salgas a sembrar, que sea para ganar. Todo lo que hagas, hacelo con excelencia, porque vas a tener cosecha.
La gente que tiene resultados en su vida no acciona por suerte, no hace “para ver qué pasa”; sino que se mueve con confianza porque sabe que hay cosecha disponible. No importa lo que hagan los demás, o lo que opinen, si anhelás disfrutar de una vida llena de significado, te dejo dos actitudes a perseguir:
Todo lo que hagas, hacelo para que te vaya bien. Un sembrador sale a sembrar porque está seguro de que habrá cosecha.
Todo lo que hagas, rodealo de un deseo inmenso de ver resultados positivos, es decir, con expectativa y seguridad. ¡Llená todos tus sueños de fe!
Y si hasta ahora te fue mal, seguí adelante. Porque cuando aparezca la “buena tierra”, con tu siembra vas a recuperar todo lo perdido. Todos tenemos semillas de diversas clases para sembrar (dinero, tiempo, oídos para oír, brazos para abrazar, etc). Sembrá tus semillas con inteligencia, no emocionalmente. Sembrá en la mejor tierra y, tarde o temprano, cosecharás al ciento por uno.
Por Bernardo Stamateas
Por muy importante que sea tu logro, ¡nunca te la creas! Una de las maneras más efectivas de ser rechazados es siendo orgulloso. La gente detecta fácilmente a los que se creen más que los demás, y se aleja de ellos. Además, creer que ya lo sabemos todo, que no hay nada más por aprender, nos cierra la puerta a la posibilidad de ser promocionados para cosas más grandes.
Por lo general, las personas que se llenan de orgullo se comparan y compiten con otros. Pero en la carrera de la vida, con el único que hay que competir es con uno mismo, es decir, buscar superarnos a nosotros mismos sin importar lo que haga el de al lado.
Un rasgo de la gente exitosa es precisamente la humildad. Esta es una cualidad mal entendida. Muchos asocian humildad con pobreza o carencia pero ser humilde, en realidad, es “tener ganas de aprender”.
Los humildes son eternos alumnos y aprenden de todo y de todos, todo el tiempo. Una actitud que les abre puertas y les brinda conexiones de oro.
La humildad suele ir acompañada por la honestidad y la transparencia. Algunos creen que ser transparente es decir lo primero que les viene a la mente, sin filtros de ningún tipo. Esto no es así. Quien dice todo lo que piensa de los demás se gana muchos enemigos.
Los seres humanos necesitamos ser honestos: decir la verdad cuando sirva. La gente exitosa dice aquello que resulta útil para construir algo mejor a lo que hay, y esa actitud le permite conectar con los mejores.
Y, sobre todo, la gente exitosa sabe que llegar a la cima no se trata de un suceso, sino de un proceso. Ellos están dispuestos a atravesarlo, les lleve el tiempo que les lleve. En dicho proceso, desarrollan uno de los hábitos más maravillosos que puede tener una persona: sembrar. Pero no siembran de cualquier manera, siembran para cosechar. Cuando salgas a sembrar, que sea para ganar. Todo lo que hagas, hacelo con excelencia, porque vas a tener cosecha.
La gente que tiene resultados en su vida no acciona por suerte, no hace “para ver qué pasa”; sino que se mueve con confianza porque sabe que hay cosecha disponible. No importa lo que hagan los demás, o lo que opinen, si anhelás disfrutar de una vida llena de significado, te dejo dos actitudes a perseguir:
Todo lo que hagas, hacelo para que te vaya bien. Un sembrador sale a sembrar porque está seguro de que habrá cosecha.
Todo lo que hagas, rodealo de un deseo inmenso de ver resultados positivos, es decir, con expectativa y seguridad. ¡Llená todos tus sueños de fe!
Y si hasta ahora te fue mal, seguí adelante. Porque cuando aparezca la “buena tierra”, con tu siembra vas a recuperar todo lo perdido. Todos tenemos semillas de diversas clases para sembrar (dinero, tiempo, oídos para oír, brazos para abrazar, etc). Sembrá tus semillas con inteligencia, no emocionalmente. Sembrá en la mejor tierra y, tarde o temprano, cosecharás al ciento por uno.