El día llegó. A las 12 los jueces José Pérez, Patricia Reyes y Marcelo Nieto di Biase ingresarán a la sala de la Cámara del Crimen de Puerto Madryn para dar lectura a la sentencia sobre uno de los casos más resonantes de la historia criminal de la provincia. El veredicto permitiría llegar a conclusiones que se aguardan desde hace 12 años y que están relacionadas a quién mató de un balazo al empresario pesquero Raúl Rubén Espinosa. Tras una prolongada investigación y un fallido juicio en 2011, la presunta responsabilidad del crimen recayó sobre tres imputados: Ademar Araujo, José Domingo Segundo y José Remigio Guevara.
Acusaciones
La Fiscalía acusó a Araujo y pidió 18 años de cárcel por considerarle “partícipe necesario” del homicidio. La querella de Gabarrús, por su parte, acusó a Segundo, Araujo y Guevara como coautores y solicitó perpetua. El dato es que en la elevación a juicio solamente había presentado cargos contra Segundo y por lo tanto su acusación podría ser declarada nula. En cambio, la querella de Alicia Martinez, primera mujer de Espinosa, quien también solamente había acusado inicialmente a Segundo, en el juicio no presentó cargos por considerar que no hay pruebas.
Muerte en enero
Raúl “Cacho” Espinosa fue asesinado de un balazo cuando cerraba el portón del garaje de la casa de sus suegros. Ocurrió la noche del 30 de enero de 2003. Lo llamaron por su apodo y, al girar, recibió un disparo calibre 9 milímetros que le atravesó el corazón. A pesar de eso, logró luchar contra su agresor. A sus pies quedó la billetera del sicario, caída durante el forcejeo.
Espinosa murió en el Hospital pero antes alcanzó a decirle a un policía: “Esto lo arreglo yo cuando me cure”. Excéntrico y extrovertido, tenía 52 años y era socio de la pesquera San Isidro junto a Carlos Rocca y Guillermo Schmid, fallecido en 2010. La única testigo del crimen fue Lorena Gabarrús, quien era su pareja y estaba embarazada de mellizos.
Tras más de una década del crimen en Puerto Madryn, hoy se puede cerrar una etapa oscura de un hecho que conmocionó no sólo a la provincia, sino a todo el país.
El día llegó. A las 12 los jueces José Pérez, Patricia Reyes y Marcelo Nieto di Biase ingresarán a la sala de la Cámara del Crimen de Puerto Madryn para dar lectura a la sentencia sobre uno de los casos más resonantes de la historia criminal de la provincia. El veredicto permitiría llegar a conclusiones que se aguardan desde hace 12 años y que están relacionadas a quién mató de un balazo al empresario pesquero Raúl Rubén Espinosa. Tras una prolongada investigación y un fallido juicio en 2011, la presunta responsabilidad del crimen recayó sobre tres imputados: Ademar Araujo, José Domingo Segundo y José Remigio Guevara.
Acusaciones
La Fiscalía acusó a Araujo y pidió 18 años de cárcel por considerarle “partícipe necesario” del homicidio. La querella de Gabarrús, por su parte, acusó a Segundo, Araujo y Guevara como coautores y solicitó perpetua. El dato es que en la elevación a juicio solamente había presentado cargos contra Segundo y por lo tanto su acusación podría ser declarada nula. En cambio, la querella de Alicia Martinez, primera mujer de Espinosa, quien también solamente había acusado inicialmente a Segundo, en el juicio no presentó cargos por considerar que no hay pruebas.
Muerte en enero
Raúl “Cacho” Espinosa fue asesinado de un balazo cuando cerraba el portón del garaje de la casa de sus suegros. Ocurrió la noche del 30 de enero de 2003. Lo llamaron por su apodo y, al girar, recibió un disparo calibre 9 milímetros que le atravesó el corazón. A pesar de eso, logró luchar contra su agresor. A sus pies quedó la billetera del sicario, caída durante el forcejeo.
Espinosa murió en el Hospital pero antes alcanzó a decirle a un policía: “Esto lo arreglo yo cuando me cure”. Excéntrico y extrovertido, tenía 52 años y era socio de la pesquera San Isidro junto a Carlos Rocca y Guillermo Schmid, fallecido en 2010. La única testigo del crimen fue Lorena Gabarrús, quien era su pareja y estaba embarazada de mellizos.
Tras más de una década del crimen en Puerto Madryn, hoy se puede cerrar una etapa oscura de un hecho que conmocionó no sólo a la provincia, sino a todo el país.