Informe Especial: Gitanos en la ciudad

Considerados hombres de mundo, existen gitanos en todos lados. Se dice que son originarios del noreste de la India y que descienden de los egipcios. Forman parte de una sociedad que parece, sin proponérselo, alejarlos de sus hábitos ancestrales.

20 SEP 2014 - 22:17 | Actualizado

Por Ismael Tebes

Las tradiciones cuentan pero puertas adentro de cada hogar. El húngaro es la lengua universal que a su vez, tiene múltiples adaptaciones y dialectos de acuerdo al país en el que se viva.

Los gitanos respetan como nadie, la sabiduría de los “mayores” a quienes se considera una parte fundamental de cada familia. Son ellos los que aportan su opinión en casos de diferencias o conflictos. Y los que hacen cumplir las costumbres más antiguas.

La familia y los negocios

Son una fuente de consulta constante para los jefes de familia y una referencia para opinar especialmente de negocios. Delante de un adulto, no se le permite a la mujer caminar adelante y ésta debe, en todos los casos, solicitarle permiso considerándose ésta una falta grave.

La mayoría de los gitanos hace de la compra y venta de automóviles, casi un doctorado. Muchos se ufanan de haber vendido su primer auto a los 13 años a partir de su conocimiento para “describir” el producto y ofrecerlo al mejor postor. “Siempre tratamos de manejarnos con gente que nos recomienda alguien que ya haya hecho una operación. Hay más confianza de las dos partes. ¿Los papeles?. Nos manejamos legales pero es como todo. Hay gitanos buenos y otros que no lo son”.

Los gitanos y los autos

El “mercadeo” de autos se lleva en la sangre aunque reconocen que hay casos en la comunidad de personas que realizan distintos tipos de reparaciones mecánicas o venta ambulante. En el norte del país, concretamente en Buenos Aires o Rosario, hay gitanos nómades que suelen dedicarse a la fotografía, utilizando a distintos animales como “atractivo”.

Se perdieron casi en medio de los nuevos tiempos, los casamientos a la antigua que incluían largas fiestas –de hasta tres días- en donde se compartía y se daba paso a lo más solemne de las tradiciones: la ceremonia del pañuelo en la que se comprobaba la virginidad de la novia, el requisito excluyente.

Aunque su cónyuge quedaba excento de éste rito y hasta podía llegar con algún tipo de experiencia previa, debía realizar una promesa de fidelidad hasta el final de su vida.

Los gitanos en general, no escapan de los habituales conflictos de pareja pero rara vez, se divorcian o se separan.

Del mismo modo, suelen observarse muy pocos casos de madres solteras en la comunidad, un rasgo de transgresión que suele provocar enemistades y hasta peleas pero nunca otro compromisos judiciales como reclamos por mantención o alimentos.

Las mujeres son sagradas

Aunque pareciera observarse un rasgo marcadamente machista en la sociedad zíngara, la mujer ocupa un rol fundamental en la conformación de la familia.

Es “sagrada” a la vista de cualquier otro hombre y goza de un espacio de respeto por su rol de madre y líder del hogar. Rara vez suelen realizar trabajos independientes y suelen acompañar a sus esposos en la actividad comercial, siempre atendiendo y cuidando a los hijos como prioridad.

La ropa forma parte de la costumbre. El atuendo femenino con pañuelos de seda –las casadas- y amplias polleras es inalterable inclusive para las “criollas” que pretenden ingresar a una familia. En todos los casos, en una reunión de grupo deberán vestirse a la usanza gitana como un signo de absoluto respeto.

Es una costumbre la precosidad en otros aspectos. Los hombres suelen conducir autos desde su niñez y son expertos en el volante a edades llamativas: lejos de la edad mínima para obtener el registro, suelen ser los hijos menores los encargados de estacionar los vehículos en exposición para la venta en las agencias y concesionarias gitanas.

Concientes de que eso puede ocasionarles algún tipo de multa o sanción municipal, lo asumen como una parte valiosa del “aprendizaje”.

Costumbres milenarias

Y en esa misma línea, desde adolescentes casi están facultados para “pedir” mujer y poder casarse, previo pago de la dote.

“Antes los padres decidían eso, se hacía el arreglo y los novios casi no tenían opción de opinar. Hoy en día eso cambió. La novia hasta puede negarse si no le gusta el pretendiente.

Hay integrantes de nuestra familia que se casaron con 12 o 13 años y en algunos casos con mujeres más jóvenes. Es parte de la costumbre”.

Los gitanos van a la escuela primaria casi como una cuestión de formalismo y para mejorar su vinculación con la gente, pero no por obligación. Rara vez, solían avanzar con los estudios secundarios y mucho menos con los universitarios. La formación –cuentan- les permite socializar y adquirir un mayor conocimiento ante futuras cuestiones administrativas del rubro comercial.

Sin conocer los números, ni las letras de manera convencional, en la mayoría de los casos adquirieron una especial habilidad para hacer negocios y administrar su economía. “Creemos en Dios, en el único Dios que existe”, cuentan a la hora de fundamentar sus creencias religiosas más ligadas al Evangelio que al cristianismo.

20 SEP 2014 - 22:17

Por Ismael Tebes

Las tradiciones cuentan pero puertas adentro de cada hogar. El húngaro es la lengua universal que a su vez, tiene múltiples adaptaciones y dialectos de acuerdo al país en el que se viva.

Los gitanos respetan como nadie, la sabiduría de los “mayores” a quienes se considera una parte fundamental de cada familia. Son ellos los que aportan su opinión en casos de diferencias o conflictos. Y los que hacen cumplir las costumbres más antiguas.

La familia y los negocios

Son una fuente de consulta constante para los jefes de familia y una referencia para opinar especialmente de negocios. Delante de un adulto, no se le permite a la mujer caminar adelante y ésta debe, en todos los casos, solicitarle permiso considerándose ésta una falta grave.

La mayoría de los gitanos hace de la compra y venta de automóviles, casi un doctorado. Muchos se ufanan de haber vendido su primer auto a los 13 años a partir de su conocimiento para “describir” el producto y ofrecerlo al mejor postor. “Siempre tratamos de manejarnos con gente que nos recomienda alguien que ya haya hecho una operación. Hay más confianza de las dos partes. ¿Los papeles?. Nos manejamos legales pero es como todo. Hay gitanos buenos y otros que no lo son”.

Los gitanos y los autos

El “mercadeo” de autos se lleva en la sangre aunque reconocen que hay casos en la comunidad de personas que realizan distintos tipos de reparaciones mecánicas o venta ambulante. En el norte del país, concretamente en Buenos Aires o Rosario, hay gitanos nómades que suelen dedicarse a la fotografía, utilizando a distintos animales como “atractivo”.

Se perdieron casi en medio de los nuevos tiempos, los casamientos a la antigua que incluían largas fiestas –de hasta tres días- en donde se compartía y se daba paso a lo más solemne de las tradiciones: la ceremonia del pañuelo en la que se comprobaba la virginidad de la novia, el requisito excluyente.

Aunque su cónyuge quedaba excento de éste rito y hasta podía llegar con algún tipo de experiencia previa, debía realizar una promesa de fidelidad hasta el final de su vida.

Los gitanos en general, no escapan de los habituales conflictos de pareja pero rara vez, se divorcian o se separan.

Del mismo modo, suelen observarse muy pocos casos de madres solteras en la comunidad, un rasgo de transgresión que suele provocar enemistades y hasta peleas pero nunca otro compromisos judiciales como reclamos por mantención o alimentos.

Las mujeres son sagradas

Aunque pareciera observarse un rasgo marcadamente machista en la sociedad zíngara, la mujer ocupa un rol fundamental en la conformación de la familia.

Es “sagrada” a la vista de cualquier otro hombre y goza de un espacio de respeto por su rol de madre y líder del hogar. Rara vez suelen realizar trabajos independientes y suelen acompañar a sus esposos en la actividad comercial, siempre atendiendo y cuidando a los hijos como prioridad.

La ropa forma parte de la costumbre. El atuendo femenino con pañuelos de seda –las casadas- y amplias polleras es inalterable inclusive para las “criollas” que pretenden ingresar a una familia. En todos los casos, en una reunión de grupo deberán vestirse a la usanza gitana como un signo de absoluto respeto.

Es una costumbre la precosidad en otros aspectos. Los hombres suelen conducir autos desde su niñez y son expertos en el volante a edades llamativas: lejos de la edad mínima para obtener el registro, suelen ser los hijos menores los encargados de estacionar los vehículos en exposición para la venta en las agencias y concesionarias gitanas.

Concientes de que eso puede ocasionarles algún tipo de multa o sanción municipal, lo asumen como una parte valiosa del “aprendizaje”.

Costumbres milenarias

Y en esa misma línea, desde adolescentes casi están facultados para “pedir” mujer y poder casarse, previo pago de la dote.

“Antes los padres decidían eso, se hacía el arreglo y los novios casi no tenían opción de opinar. Hoy en día eso cambió. La novia hasta puede negarse si no le gusta el pretendiente.

Hay integrantes de nuestra familia que se casaron con 12 o 13 años y en algunos casos con mujeres más jóvenes. Es parte de la costumbre”.

Los gitanos van a la escuela primaria casi como una cuestión de formalismo y para mejorar su vinculación con la gente, pero no por obligación. Rara vez, solían avanzar con los estudios secundarios y mucho menos con los universitarios. La formación –cuentan- les permite socializar y adquirir un mayor conocimiento ante futuras cuestiones administrativas del rubro comercial.

Sin conocer los números, ni las letras de manera convencional, en la mayoría de los casos adquirieron una especial habilidad para hacer negocios y administrar su economía. “Creemos en Dios, en el único Dios que existe”, cuentan a la hora de fundamentar sus creencias religiosas más ligadas al Evangelio que al cristianismo.


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