Dejó de golpearme cuando creyó que ya había cumplido con su propósito de matarme”, así inició Ivana Rosales su contacto con “La Revuelta” por FM Tiempo 99.1. La mujer es una sobreviviente de la violencia machista: su exesposo Mario Garoglio quiso matarla dos veces en la misma noche en 2002 y pensó que lo había logrado.
La justicia machista de Neuquén le dio una pena atenuada porque entendió que ella le había sido infiel y justificó así sus deseos de matarla: fue condenado a sólo 5 años de prisión por intento de homicidio. Pero Garoglio nunca cumplió la pena y el caso quedó impune. Con la representación del CELS, Rosales denunció al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un trámite que sigue en curso.
Una vida de lucha
El 18 de abril de 2002 Garoglio golpeó brutalmente a Ivana. Cuando pensó que ella ya no respiraba “entró a la casa a buscar una pala y piedras para enterrarme. Un vecino llamó a la policía porque vio que algo pasaba y logró que no me enterrara. Con eso él se dio cuenta que tenía que entregarse”, afirmó la mujer a FM Tiempo 99.1. Desde ese día hasta hoy, “pasaron muchas cosas, una vida de golpear puertas, dar vueltas por juzgados, porque a pesar de estar herida tenía que seguir. Mi cara tiene clavos, tuve fracturas grandes, mi cabeza tiene placas de platino. Tuve que rearmar mi cuerpo y pese a eso tuve que pelear la tenencia de mis hijos, tenía tres en ese momento y tuve que pelearla porque él igual pidió la tenencia a pesar de lo que hizo”, relató Ivana.
“Para el juez de Menores de Neuquén Martín Gallardo, la violencia había sido hacia mí y no hacia los menores, por lo tanto tuve que pelear y demostrar lo peligrosa que era la convivencia de mis hijos con ese hombre, que pese a haber hecho lo que hizo nunca estuvo preso”, comentó recordando que durante 4 años esperó el juicio y tras la sentencia de 5 años se fugó y no cumplió esa condena.
Hasta el momento en que sucedió todo, Ivana no trabajaba. “Respetaba sus mandatos de que la mujer era para cuidar hijos y no podían salir a trabajar”. Se encontró con tres hijos, sin trabajo, sin casa porque se la usurparon, y peleando por su salud hasta que la causa penal pudiera avanzar. “Estuve 4 meses sin ver a mis hijos porque si yo los iba a ver, violaba la orden de no acercamiento que él tenía. En ese tiempo él abusó de mis criaturas, porque nunca nadie controló ni supervisó”, señaló la mujer, relatando el camino necesario que tuvo que hacer para demostrar que tenía una casa, un trabajo y que sus hijos pudieran volver con ella.
“Me pude reencontrar con mis criaturas, y en su tratamiento psicológico se evidenció lo que habían pasado. Ellas tenían miedo de decírmelo porque el padre las amenazó de que si me contaban él iba a terminar lo que empezó”, comentó Ivana, remarcando la impotencia ante la Justicia que se mostraba cómplice de Garoglio. “Cajonearon la denuncia de abuso porque ellos pusieron a mis hijos al lado de él. Estuvo cajoneada hasta que él reapareció cuando prescribió la causa de femicidio, y pidió nuevas visitas. Ahí llevé la denuncia por abuso a Río Negro, porque ocurrió en esa provincia, y entonces al trasladarla lo juzgaron y lo condenaron simplemente a 4 años por abuso”, explicó.
Después de lo que vivió la mujer aconseja: “Escuchen a las criaturas y denle el curso legal que corresponda. Mi hija no fue escuchada. A mi hija no la dejaron hablar, no consideraron que sólo le restaban 4 meses para sus 17 años. Ella no quería una cámara Gesell, quería decir que su padre le arruinó la vida”, explicó. “Mi hija cargó todo lo que pudo con esa mochila hasta que se terminó suicidando. Yo tuve una crisis en mi trabajo, por la epilepsia postraumática que me quedó, ella pensó que yo estaba en coma, porque me tenían en terapia, y su crisis depresiva que estaba pasando la hizo no soportar más. Mis hijos pasaron mucho dolor. Y no aguantó más, se ahorcó en esta casa donde hoy sigo viviendo”. “Mi hija dejó en claro en su carta que ella estaba muerta desde ese día. Y Garoglio hoy está libre, y no nos han notificado de nada, pero sin embargo lo he visto pasar por el frente de mi casa”, agregó.
Rosales aseguró que no quiere volver a sentarse “a lamer las heridas”, sino que continúa su lucha, por sus hijos, y por todas aquellas mujeres que no pueden ver que están siendo tratadas como una propiedad: “Nuestra vida vale, no somos propiedad de nadie”.
Sobre el documental
Hoy a las 13.30 la TV Pública emitirá el documental “Ella se lo buscó”, basado en el caso de Ivana Rosales, en el marco de una programación especial de marzo por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
“Ella se lo buscó” es la tercera película de Susana Nieri, directora de El Toro x las astas. Esta nueva película, que cuenta con la producción de Luis Rey, habla sobre la violencia de género a través de la historia de Ivana.
Garoglio fue condenado por abuso sexual de sus hijas. Y en noviembre recuperó la libertad.
Dejó de golpearme cuando creyó que ya había cumplido con su propósito de matarme”, así inició Ivana Rosales su contacto con “La Revuelta” por FM Tiempo 99.1. La mujer es una sobreviviente de la violencia machista: su exesposo Mario Garoglio quiso matarla dos veces en la misma noche en 2002 y pensó que lo había logrado.
La justicia machista de Neuquén le dio una pena atenuada porque entendió que ella le había sido infiel y justificó así sus deseos de matarla: fue condenado a sólo 5 años de prisión por intento de homicidio. Pero Garoglio nunca cumplió la pena y el caso quedó impune. Con la representación del CELS, Rosales denunció al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un trámite que sigue en curso.
Una vida de lucha
El 18 de abril de 2002 Garoglio golpeó brutalmente a Ivana. Cuando pensó que ella ya no respiraba “entró a la casa a buscar una pala y piedras para enterrarme. Un vecino llamó a la policía porque vio que algo pasaba y logró que no me enterrara. Con eso él se dio cuenta que tenía que entregarse”, afirmó la mujer a FM Tiempo 99.1. Desde ese día hasta hoy, “pasaron muchas cosas, una vida de golpear puertas, dar vueltas por juzgados, porque a pesar de estar herida tenía que seguir. Mi cara tiene clavos, tuve fracturas grandes, mi cabeza tiene placas de platino. Tuve que rearmar mi cuerpo y pese a eso tuve que pelear la tenencia de mis hijos, tenía tres en ese momento y tuve que pelearla porque él igual pidió la tenencia a pesar de lo que hizo”, relató Ivana.
“Para el juez de Menores de Neuquén Martín Gallardo, la violencia había sido hacia mí y no hacia los menores, por lo tanto tuve que pelear y demostrar lo peligrosa que era la convivencia de mis hijos con ese hombre, que pese a haber hecho lo que hizo nunca estuvo preso”, comentó recordando que durante 4 años esperó el juicio y tras la sentencia de 5 años se fugó y no cumplió esa condena.
Hasta el momento en que sucedió todo, Ivana no trabajaba. “Respetaba sus mandatos de que la mujer era para cuidar hijos y no podían salir a trabajar”. Se encontró con tres hijos, sin trabajo, sin casa porque se la usurparon, y peleando por su salud hasta que la causa penal pudiera avanzar. “Estuve 4 meses sin ver a mis hijos porque si yo los iba a ver, violaba la orden de no acercamiento que él tenía. En ese tiempo él abusó de mis criaturas, porque nunca nadie controló ni supervisó”, señaló la mujer, relatando el camino necesario que tuvo que hacer para demostrar que tenía una casa, un trabajo y que sus hijos pudieran volver con ella.
“Me pude reencontrar con mis criaturas, y en su tratamiento psicológico se evidenció lo que habían pasado. Ellas tenían miedo de decírmelo porque el padre las amenazó de que si me contaban él iba a terminar lo que empezó”, comentó Ivana, remarcando la impotencia ante la Justicia que se mostraba cómplice de Garoglio. “Cajonearon la denuncia de abuso porque ellos pusieron a mis hijos al lado de él. Estuvo cajoneada hasta que él reapareció cuando prescribió la causa de femicidio, y pidió nuevas visitas. Ahí llevé la denuncia por abuso a Río Negro, porque ocurrió en esa provincia, y entonces al trasladarla lo juzgaron y lo condenaron simplemente a 4 años por abuso”, explicó.
Después de lo que vivió la mujer aconseja: “Escuchen a las criaturas y denle el curso legal que corresponda. Mi hija no fue escuchada. A mi hija no la dejaron hablar, no consideraron que sólo le restaban 4 meses para sus 17 años. Ella no quería una cámara Gesell, quería decir que su padre le arruinó la vida”, explicó. “Mi hija cargó todo lo que pudo con esa mochila hasta que se terminó suicidando. Yo tuve una crisis en mi trabajo, por la epilepsia postraumática que me quedó, ella pensó que yo estaba en coma, porque me tenían en terapia, y su crisis depresiva que estaba pasando la hizo no soportar más. Mis hijos pasaron mucho dolor. Y no aguantó más, se ahorcó en esta casa donde hoy sigo viviendo”. “Mi hija dejó en claro en su carta que ella estaba muerta desde ese día. Y Garoglio hoy está libre, y no nos han notificado de nada, pero sin embargo lo he visto pasar por el frente de mi casa”, agregó.
Rosales aseguró que no quiere volver a sentarse “a lamer las heridas”, sino que continúa su lucha, por sus hijos, y por todas aquellas mujeres que no pueden ver que están siendo tratadas como una propiedad: “Nuestra vida vale, no somos propiedad de nadie”.
Sobre el documental
Hoy a las 13.30 la TV Pública emitirá el documental “Ella se lo buscó”, basado en el caso de Ivana Rosales, en el marco de una programación especial de marzo por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
“Ella se lo buscó” es la tercera película de Susana Nieri, directora de El Toro x las astas. Esta nueva película, que cuenta con la producción de Luis Rey, habla sobre la violencia de género a través de la historia de Ivana.
Garoglio fue condenado por abuso sexual de sus hijas. Y en noviembre recuperó la libertad.