Dura advertencia de la Justicia Federal por los policías que desobedecen y no van a los juicios

Los tres jueces le enviaron un oficio al jefe de la fuerza, Rubén Cifuentes, reclamando por la “reiterada conducta policial” de no presentarse cuando son citados para testificar en los juicios, sin brindar explicación alguna. Si esta postura sigue “habrá acciones judiciales más severas”, escribieron.

15 MAR 2015 - 21:08 | Actualizado

Por Rolando Tobarez.

El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia le envió un oficio a la Jefatura de la Policía de la Provincia para advertir sobre “la reiterada conducta policial reacia a la concurrencia de las audiencias judiciales sin razones que la justifiquen”.

Según los jueces Pedro de Diego, Nora Cabrera de Monella y Enrique Guanziroli, “las citaciones son cursadas invariablemente por intermedio de las Jefaturas de las Unidades Regionales respectivas”. Por eso “cabe solicitar a la autoridad provincial competente en la materia, que se extremen los recaudos para que dichos funcionarios cumplan la manda judicial y su deber”. Esta exigencia se produjo “bajo apercibimiento de adoptarse oportunamente, acorde a la ley penal, acciones judiciales más severas”.

La molestia de los jueces se generó luego de la inasistencia del policía Agente Félix Treuquil, quien debía testificar en un juicio por drogas. Su actitud “deberá ponerse en conocimiento de la Jefatura de Policía del Chubut”.

El caso en cuestión se generó el 15 de febrero de 2013, cuando a las 22.30 un llamado a la Brigada de Investigaciones alertó sobre disparos de los ocupantes de un Gol azul en el barrio Km. 5 de Comodoro. La Policía identificó a Martín Vargas y Lucas Willatowski. El primero arrojó un objeto debajo del vehículo, que contenía cocaína. Se secuestró un envoltorio pequeño, metalizado, con un trozo de igual sustancia, un teléfono Samsung táctil con chip de Claro, y otros dos celulares. La jueza federal Eva Parcio los imputó.

Willatowski –albañil- declaró que ese día salió a comprar y cuando subió Vargas, le dio un pedacito de cocaína que dejó en la puerta del auto. Era consumidor. Luego de comprar suben de nuevo, aparece un auto y ve que Vargas tira algo. Los reduce la Policía y los bajan del auto. A Vargas lo conocía del Km.5 y cumplía detención domiciliaria. La Policía los metió en el patrullero.

Al leerle un extracto de los mensajes, Willatowski dijo que a veces mandaba pero para compartir el consumo, en un asado. El fiscal Horacio Arranz le preguntó si conocía el término “Ramón”. Respondió que su ex suegro se llama así. No consume más por un problema de presión.

Según los testigos, la Policía revisó el coche y halló un arma, un celular y droga en tizas, además de un MP4. Habían tirado afuera un paquetito, del lado del acompañante.

El oficial subinspector Carlos Sendon recordó que todo sucedió en Avenida Gutiérrez, con móviles no identificables. El paquete chico estaba en el panel de la puerta del conductor, envuelto con papel plateado. Y su colega Jorge Cayul relató que el acompañante, cuando los van a identificar, arroja algo al suelo. Era sustancia blanca compactada. Había un trozo más pequeño en la puerta del conductor. Los palpan y encuentran un arma.

Al oficial inspector Pablo González le avisaron que Willatowski “andaba a los tiros” en Km. 5. Salieron a buscarlo en una de las avenidas principales del barrio.

Según la defensa, la droga se la dio Vargas y era para consumo personal. Pero los jueces consideraron que si bien la cantidad de droga hallada era compatible con el consumo personal, otras evidencias muestran que era para vender. Por ejemplo, los mensajes de texto en jerga típica: “Hola Lucas tenés 100 de ramón soy Junior”, “Quiero ver a la tía, tengo plata”, “150 traéme mejor”, “Te la dejo a 5”, “Da para aguantarme una”, “Lucsa tráeme la balanza la necesito sino ni te la pido”, “Qerés fumar churo”, “Nos juntamos a tomar y kmar algo”, “Yo tengo un violeta lo matamos juntos” y “Toy medio duro”.

“No es mensajería inocente sino la transmisión de requerimientos de droga, en varios casos de marihuana (“Ramón”) y en otros de cocaína (“Centolla” y la “Tía Blanca”)”.

Como Willatowski tenía antecedentes, no era posible aplicar el mínimo de la pena ni que fuera condicional. La amenaza de una nueva condena no lo había amedrentado sino que fue detenido con droga y armado en la vía pública. En 2007 había sido condenado por robo con resistencia a la autoridad a un año de prisión en suspenso. “Esto demuestra su tenacidad para inmiscuirse en conductas en conflicto con la ley”, dice el fallo.

“La circunstancia de hallarse al acusado en una zona lateral al centro, con una escasa cantidad de droga encima, en la vía pública, frente al contenido de los mensajes que le eran enviados y respondidos, más el hecho de hallarse en su poder un arma de funcionamiento regular y poder ofensivo, sin motivo más aparente que asegurar su actividad cuando menos marginal, en compañía de otro que arrojó al suelo más droga de la misma característica, impiden considerar esa posesión para consumo singular adictivo, sino orientada a la tenencia simple”.

Finalmente, Willatowski fue condenado por el TOF por tenencia de droga a dos años de prisión y multa de 3 mil pesos.

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15 MAR 2015 - 21:08

Por Rolando Tobarez.

El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia le envió un oficio a la Jefatura de la Policía de la Provincia para advertir sobre “la reiterada conducta policial reacia a la concurrencia de las audiencias judiciales sin razones que la justifiquen”.

Según los jueces Pedro de Diego, Nora Cabrera de Monella y Enrique Guanziroli, “las citaciones son cursadas invariablemente por intermedio de las Jefaturas de las Unidades Regionales respectivas”. Por eso “cabe solicitar a la autoridad provincial competente en la materia, que se extremen los recaudos para que dichos funcionarios cumplan la manda judicial y su deber”. Esta exigencia se produjo “bajo apercibimiento de adoptarse oportunamente, acorde a la ley penal, acciones judiciales más severas”.

La molestia de los jueces se generó luego de la inasistencia del policía Agente Félix Treuquil, quien debía testificar en un juicio por drogas. Su actitud “deberá ponerse en conocimiento de la Jefatura de Policía del Chubut”.

El caso en cuestión se generó el 15 de febrero de 2013, cuando a las 22.30 un llamado a la Brigada de Investigaciones alertó sobre disparos de los ocupantes de un Gol azul en el barrio Km. 5 de Comodoro. La Policía identificó a Martín Vargas y Lucas Willatowski. El primero arrojó un objeto debajo del vehículo, que contenía cocaína. Se secuestró un envoltorio pequeño, metalizado, con un trozo de igual sustancia, un teléfono Samsung táctil con chip de Claro, y otros dos celulares. La jueza federal Eva Parcio los imputó.

Willatowski –albañil- declaró que ese día salió a comprar y cuando subió Vargas, le dio un pedacito de cocaína que dejó en la puerta del auto. Era consumidor. Luego de comprar suben de nuevo, aparece un auto y ve que Vargas tira algo. Los reduce la Policía y los bajan del auto. A Vargas lo conocía del Km.5 y cumplía detención domiciliaria. La Policía los metió en el patrullero.

Al leerle un extracto de los mensajes, Willatowski dijo que a veces mandaba pero para compartir el consumo, en un asado. El fiscal Horacio Arranz le preguntó si conocía el término “Ramón”. Respondió que su ex suegro se llama así. No consume más por un problema de presión.

Según los testigos, la Policía revisó el coche y halló un arma, un celular y droga en tizas, además de un MP4. Habían tirado afuera un paquetito, del lado del acompañante.

El oficial subinspector Carlos Sendon recordó que todo sucedió en Avenida Gutiérrez, con móviles no identificables. El paquete chico estaba en el panel de la puerta del conductor, envuelto con papel plateado. Y su colega Jorge Cayul relató que el acompañante, cuando los van a identificar, arroja algo al suelo. Era sustancia blanca compactada. Había un trozo más pequeño en la puerta del conductor. Los palpan y encuentran un arma.

Al oficial inspector Pablo González le avisaron que Willatowski “andaba a los tiros” en Km. 5. Salieron a buscarlo en una de las avenidas principales del barrio.

Según la defensa, la droga se la dio Vargas y era para consumo personal. Pero los jueces consideraron que si bien la cantidad de droga hallada era compatible con el consumo personal, otras evidencias muestran que era para vender. Por ejemplo, los mensajes de texto en jerga típica: “Hola Lucas tenés 100 de ramón soy Junior”, “Quiero ver a la tía, tengo plata”, “150 traéme mejor”, “Te la dejo a 5”, “Da para aguantarme una”, “Lucsa tráeme la balanza la necesito sino ni te la pido”, “Qerés fumar churo”, “Nos juntamos a tomar y kmar algo”, “Yo tengo un violeta lo matamos juntos” y “Toy medio duro”.

“No es mensajería inocente sino la transmisión de requerimientos de droga, en varios casos de marihuana (“Ramón”) y en otros de cocaína (“Centolla” y la “Tía Blanca”)”.

Como Willatowski tenía antecedentes, no era posible aplicar el mínimo de la pena ni que fuera condicional. La amenaza de una nueva condena no lo había amedrentado sino que fue detenido con droga y armado en la vía pública. En 2007 había sido condenado por robo con resistencia a la autoridad a un año de prisión en suspenso. “Esto demuestra su tenacidad para inmiscuirse en conductas en conflicto con la ley”, dice el fallo.

“La circunstancia de hallarse al acusado en una zona lateral al centro, con una escasa cantidad de droga encima, en la vía pública, frente al contenido de los mensajes que le eran enviados y respondidos, más el hecho de hallarse en su poder un arma de funcionamiento regular y poder ofensivo, sin motivo más aparente que asegurar su actividad cuando menos marginal, en compañía de otro que arrojó al suelo más droga de la misma característica, impiden considerar esa posesión para consumo singular adictivo, sino orientada a la tenencia simple”.

Finalmente, Willatowski fue condenado por el TOF por tenencia de droga a dos años de prisión y multa de 3 mil pesos.


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