Jornada presenta un trabajo especial por los 150 años de la gesta galesa

Un trabajo digno de colección que recorre la historia sin olvidar el presente, con testimonios, recopilación de archivos, revisiones, imágenes y columnistas de lujo, incluido el Primer Ministro de Gales, Carwyn Jones.

Historia. El suplemento incluirá testimonios, archivos y columnistas.
25 JUL 2015 - 20:48 | Actualizado

El día que los galeses pisaron Patagonia empezó la historia que le daría sustento a buena parte de esta provincia tal como la conocemos. Hubo en la gesta cierto toque épico, es verdad, pero también mucho de humanidad y no poco de necesidad, pues su llegada está tan ligada a la tierra prometida que los esperaba allende el mar como a la vida de opresión a la que eran sometidos por el yugo británico, allá en el norte del mundo. Aquellos galeses que se subieron al Mimosa para cruzar el Atlántico primero y construir después un valle fértil en donde había sólo un río desnudo de toda vegetación no eran ni marineros ni agricultores, pero tenían la fortaleza de su fe, en Dios y a partir de ahí en todo lo demás, y la obsesión por conservar sus tradiciones, su cultura, su identidad.

Pero también cargaban con las miserias propias de la raza humana. Y lo fantástico de la gesta es que fue construida por personas de carne y hueso, con algunas virtudes pero también muchos defectos, y no por ídolos con estatura de deidades como no pocas veces la historia se encarga de transmitir a partir de idealizar en el afán –innecesario- de robustecer el cuento.

Un siglo y medio después de aquel viaje la provincia está de festejo. Lo está en Puerto Madryn, cuna del desembarco, pero también en Gaiman, en Rawson, en Trelew, en Trevelin, en Esquel, en Colonia Sarmiento, en Dolavon, en 28 de Julio, en Comodoro Rivadavia y en cada paraje en donde la impronta de esta gente quedó impregnada para siempre, en los cientos de lugares con nombres galeses que se ubican en el Valle inferior del Río Chubut y también en la cordillera, cuyos hielos eternos siguen de este lado de la frontera gracias a su presencia allí, también hace más de cien años.

Merecía ser contada una vez más. Con el prisma de la historia, con la mirada que deja el paso del tiempo, que todo lo tamiza pero que también lo macera, acaso dándole una dimensión más acertada. Pero también la historia escrita por sus protagonistas, en primera persona, a partir de testimonios, textos, a veces en forma de libro y otras con simples cartas, que han cruzado los años para llegar hasta nuestros días.

Diario Jornada ha sido algo más que un simple observador de la cosa galesa a través del tiempo. Desde que nació, hace más de 60 años, se ha encargado de reconstruir la historia –a partir de la impronta de su fundador, Luis Feldman Josin- y también de acompañar su esfuerzo, incluso en alguna época imprimiendo Y Drafod en sus talleres.

Este martes presentaremos un trabajo que a lo largo de 48 páginas recorrerá su camino aun antes del viaje en barco de 1865, pero que sobre todo busca reflejar costados de la gesta que si bien pueden no resultar totalmente inéditos, desconocidos, sí es probable que hayan quedado en la tangente de la historia. Una tarea que tiene, claro, la impronta de este diario pero también la colaboración inestimable de mucha gente que ha sido y es protagonista de los hechos, u observador agudo de lo que significan estos 150 años.

El lector encontrará, en ese marco, mucha documentación. Pero también imágenes acaso desconocidas, mapas de época y testimonios reveladores, desde la preparación del viaje hasta el desembarco, los primeros días, y la construcción de su nuevo mundo en una tierra entonces desconocida e inhóspita que incluye el encuentro entre dos culturas que significó la convivencia pacífica con los pueblos originarios, las luchas por sobrevivir, el hambre, el clima, las frustraciones y también el éxito.

Desde entrevistas hasta revisión de archivos y manuscritos en universidades de Gales, hay toda una tarea de búsqueda, acopio y selección. Conforma un trabajo digno de colección, y resulta un orgullo presentaron en estos 150 años de la llegada de los galeses, que es un poco la historia de los chubutenses.

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Historia. El suplemento incluirá testimonios, archivos y columnistas.
25 JUL 2015 - 20:48

El día que los galeses pisaron Patagonia empezó la historia que le daría sustento a buena parte de esta provincia tal como la conocemos. Hubo en la gesta cierto toque épico, es verdad, pero también mucho de humanidad y no poco de necesidad, pues su llegada está tan ligada a la tierra prometida que los esperaba allende el mar como a la vida de opresión a la que eran sometidos por el yugo británico, allá en el norte del mundo. Aquellos galeses que se subieron al Mimosa para cruzar el Atlántico primero y construir después un valle fértil en donde había sólo un río desnudo de toda vegetación no eran ni marineros ni agricultores, pero tenían la fortaleza de su fe, en Dios y a partir de ahí en todo lo demás, y la obsesión por conservar sus tradiciones, su cultura, su identidad.

Pero también cargaban con las miserias propias de la raza humana. Y lo fantástico de la gesta es que fue construida por personas de carne y hueso, con algunas virtudes pero también muchos defectos, y no por ídolos con estatura de deidades como no pocas veces la historia se encarga de transmitir a partir de idealizar en el afán –innecesario- de robustecer el cuento.

Un siglo y medio después de aquel viaje la provincia está de festejo. Lo está en Puerto Madryn, cuna del desembarco, pero también en Gaiman, en Rawson, en Trelew, en Trevelin, en Esquel, en Colonia Sarmiento, en Dolavon, en 28 de Julio, en Comodoro Rivadavia y en cada paraje en donde la impronta de esta gente quedó impregnada para siempre, en los cientos de lugares con nombres galeses que se ubican en el Valle inferior del Río Chubut y también en la cordillera, cuyos hielos eternos siguen de este lado de la frontera gracias a su presencia allí, también hace más de cien años.

Merecía ser contada una vez más. Con el prisma de la historia, con la mirada que deja el paso del tiempo, que todo lo tamiza pero que también lo macera, acaso dándole una dimensión más acertada. Pero también la historia escrita por sus protagonistas, en primera persona, a partir de testimonios, textos, a veces en forma de libro y otras con simples cartas, que han cruzado los años para llegar hasta nuestros días.

Diario Jornada ha sido algo más que un simple observador de la cosa galesa a través del tiempo. Desde que nació, hace más de 60 años, se ha encargado de reconstruir la historia –a partir de la impronta de su fundador, Luis Feldman Josin- y también de acompañar su esfuerzo, incluso en alguna época imprimiendo Y Drafod en sus talleres.

Este martes presentaremos un trabajo que a lo largo de 48 páginas recorrerá su camino aun antes del viaje en barco de 1865, pero que sobre todo busca reflejar costados de la gesta que si bien pueden no resultar totalmente inéditos, desconocidos, sí es probable que hayan quedado en la tangente de la historia. Una tarea que tiene, claro, la impronta de este diario pero también la colaboración inestimable de mucha gente que ha sido y es protagonista de los hechos, u observador agudo de lo que significan estos 150 años.

El lector encontrará, en ese marco, mucha documentación. Pero también imágenes acaso desconocidas, mapas de época y testimonios reveladores, desde la preparación del viaje hasta el desembarco, los primeros días, y la construcción de su nuevo mundo en una tierra entonces desconocida e inhóspita que incluye el encuentro entre dos culturas que significó la convivencia pacífica con los pueblos originarios, las luchas por sobrevivir, el hambre, el clima, las frustraciones y también el éxito.

Desde entrevistas hasta revisión de archivos y manuscritos en universidades de Gales, hay toda una tarea de búsqueda, acopio y selección. Conforma un trabajo digno de colección, y resulta un orgullo presentaron en estos 150 años de la llegada de los galeses, que es un poco la historia de los chubutenses.


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