Bajo el liderazgo de Corbyn, abren los laboristas su Congreso anual

Durante cuatro días, el nuevo líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, tendrá la difícil tarea de torcer el rumbo ideológico de la principal fuerza de la oposición del país en el congreso anual que comenzó hoy en Brighton, en el sur de Inglaterra.

27 SEP 2015 - 13:48 | Actualizado

Las bases del partido, que se expandieron significativamente tras la elección interna de Corbyn, llegaron hoy al centro de conferencias para participar de los intensos debates, que podrían concluir con un renovado programa político, que incluya políticas que combinen crecimiento económico, menores niveles de pobreza y una política exterior más diplomática y menos bélica.

Corbyn ya adelantó que, a diferencia de congresos partidarios pasados, esta vez la militancia de base debe tener una voz más fuerte y una participación más directa en la formación del nuevo programa político, que será la bandera partidaria para ganar las próximas elecciones generales en 2020.

Pero no hay dudas de que el nuevo líder del partido y las bases que lo acompañan chocarán con la oposición del ala más moderada y abiertamente volcada hacia la derecha que supo construir el ex primer ministro Tony Blair desde los años 90.

Este sector posee la fuerza de ser la mayoría de la bancada del partido en el Parlamento nacional y, por ende, es parte de la cúpula de facto del laborismo.

En declaraciones al diario dominical The Observer, Corbyn, el veterano diputado de 66 años, adelantó que espera convencer en los próximos cuatro días del congreso, "incluso a aquellos que no son votantes laboristas", que él ofrece "algo muy distinto", más políticas de inversiones en infraestructuras en vez de medidas de austeridad.

"Espero que ellos entiendan que soy el representante y el producto de un creciente movimiento democrático", agregó Corbyn.

La tensión interna es tan fuerte que a horas de comenzar el congreso partidario, Corbyn tuvo que descartar una eventual renuncia si las presiones demuestran ser muy grandes para la única fuerza política hoy en Reino Unido con posibilidad electoral de sacar del poder a los conservadores.

"¿Que si voy dimitir? No, por supuesto que no. No, no. Voy a seguir", aclaró, según reprodujo la agencia de noticias EFE.

Pese a la determinación del veterano diputado rebelde, los temas de la agenda para los cuatro días no serán fáciles.

El Laborismo, que perdió las elecciones generales de mayo pasado bajo el liderazgo de Ed Miliband deberá discutir temas espinosos como el futuro de la flota de submarinos nucleares Trident, el referéndum sobre la permanencia o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) y políticas económicas centrales, sobre todo en materia fiscal y del Estado de bienestar.

No está claro si en la agenda de los próximos días aparecerá el tema del conflicto con Argentina por las islas Malvinas y la posición de Corbyn de abrir un diálogo con Buenos Aires.

En cambio, Corbyn ya adelantó que buscará que el partido apoye continuar dentro de la UE, aunque sostiene que deben haber reformas en el bloque regional, al que considera demasiado orientado por los principios de economía de mercado en vez de una unión política solidaria.

Al mismo tiempo, los sindicatos británicos, que han dado un fuerte respaldo a Corbyn en la elección interna, ya anunciaron que estarán a favor de una salida de la UE, si el primer ministro, David Cameron, negociara con sus socios europeos, como se espera, una mayor flexibilización de los derechos de los trabajadores británicos.

Como si esto no fuera suficiente, Corbyn adelantó en la prensa hace unos días que buscará renacionalizar algunos sectores claves para la economía, como el sistema ferroviario, lo que significaría dar marcha atrás con uno de los principales legados neoliberales de la ex primer ministra Margaret Thatcher.

Para proponer su programa económico, Corbyn contará con algunos reconocidos expertos internacionales, como el economista francés Thomas Piketty y el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, dos férreos críticos al modelo de ajuste promovido por la UE y las principales potencias europeas.

27 SEP 2015 - 13:48

Las bases del partido, que se expandieron significativamente tras la elección interna de Corbyn, llegaron hoy al centro de conferencias para participar de los intensos debates, que podrían concluir con un renovado programa político, que incluya políticas que combinen crecimiento económico, menores niveles de pobreza y una política exterior más diplomática y menos bélica.

Corbyn ya adelantó que, a diferencia de congresos partidarios pasados, esta vez la militancia de base debe tener una voz más fuerte y una participación más directa en la formación del nuevo programa político, que será la bandera partidaria para ganar las próximas elecciones generales en 2020.

Pero no hay dudas de que el nuevo líder del partido y las bases que lo acompañan chocarán con la oposición del ala más moderada y abiertamente volcada hacia la derecha que supo construir el ex primer ministro Tony Blair desde los años 90.

Este sector posee la fuerza de ser la mayoría de la bancada del partido en el Parlamento nacional y, por ende, es parte de la cúpula de facto del laborismo.

En declaraciones al diario dominical The Observer, Corbyn, el veterano diputado de 66 años, adelantó que espera convencer en los próximos cuatro días del congreso, "incluso a aquellos que no son votantes laboristas", que él ofrece "algo muy distinto", más políticas de inversiones en infraestructuras en vez de medidas de austeridad.

"Espero que ellos entiendan que soy el representante y el producto de un creciente movimiento democrático", agregó Corbyn.

La tensión interna es tan fuerte que a horas de comenzar el congreso partidario, Corbyn tuvo que descartar una eventual renuncia si las presiones demuestran ser muy grandes para la única fuerza política hoy en Reino Unido con posibilidad electoral de sacar del poder a los conservadores.

"¿Que si voy dimitir? No, por supuesto que no. No, no. Voy a seguir", aclaró, según reprodujo la agencia de noticias EFE.

Pese a la determinación del veterano diputado rebelde, los temas de la agenda para los cuatro días no serán fáciles.

El Laborismo, que perdió las elecciones generales de mayo pasado bajo el liderazgo de Ed Miliband deberá discutir temas espinosos como el futuro de la flota de submarinos nucleares Trident, el referéndum sobre la permanencia o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) y políticas económicas centrales, sobre todo en materia fiscal y del Estado de bienestar.

No está claro si en la agenda de los próximos días aparecerá el tema del conflicto con Argentina por las islas Malvinas y la posición de Corbyn de abrir un diálogo con Buenos Aires.

En cambio, Corbyn ya adelantó que buscará que el partido apoye continuar dentro de la UE, aunque sostiene que deben haber reformas en el bloque regional, al que considera demasiado orientado por los principios de economía de mercado en vez de una unión política solidaria.

Al mismo tiempo, los sindicatos británicos, que han dado un fuerte respaldo a Corbyn en la elección interna, ya anunciaron que estarán a favor de una salida de la UE, si el primer ministro, David Cameron, negociara con sus socios europeos, como se espera, una mayor flexibilización de los derechos de los trabajadores británicos.

Como si esto no fuera suficiente, Corbyn adelantó en la prensa hace unos días que buscará renacionalizar algunos sectores claves para la economía, como el sistema ferroviario, lo que significaría dar marcha atrás con uno de los principales legados neoliberales de la ex primer ministra Margaret Thatcher.

Para proponer su programa económico, Corbyn contará con algunos reconocidos expertos internacionales, como el economista francés Thomas Piketty y el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, dos férreos críticos al modelo de ajuste promovido por la UE y las principales potencias europeas.


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