Destacan los avances en la relación entre China y América Latina

El secretario general de una de las mayores ONG chinas dijo hoy en Beijing que las relaciones entre América Latina y China pasan por "el mejor momento de su historia", al inaugurar una serie de reuniones sobre el tema ante una delegación de representantes de Argentina y otras naciones latinoamericanas.

La Argentina ha sabido capitalizar la cercanía con el poder de Beijing.
03 NOV 2015 - 13:28 | Actualizado

Zhu Rui, secretario general de la Asociación China por la Paz y el Desarme (CPAPD, por sus siglas en inglés), se refirió extensamente a la importancia estratégica de América Latina en los planes del gigante asiático y subrayó los aspectos más relevantes de esta integración multilateral.

La CPAPD, que coordina a más de 300 "think tank" e institutos de investigación en más de 90 países de los cinco continentes, es la ONG de promoción de la paz más grande de China, y convocó las reuniones con delegados argentinos, chilenos, mexicanos, cubanos y colombianos para "fortalecer la confianza mutua".

Motorizado por el crecimiento del comercio interregional con China, el inicio del nuevo siglo fue escenario de cambios trascendentales en América Latina, que vio multiplicado este intercambio por 20 entre el año 2000 y el 2013, desde 12.600 millones hasta 261.000 millones de dólares.

De la serie de reuniones de trabajo, que buscan “tender puentes” y “fortalecer la confianza mutua”, participaron también el Director General de la megaempresa estatal china MCC, y prestigiosos académicos como el director de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Renmin, de Beijing, Zhang Yu.

Todos ellos calificaron como “crucial” y ”piedra angular” el vínculo con América Latina y destacaron el “beneficio recíproco” que la profundización de esta relación traerá a sus poblaciones.

También aseguraron que la visita del presidente Xi Jinping el año pasado a la región, que el 18 de julio lo llevó a Argentina, se enmarca en ese desafío de la política exterior del país.

Consultado por Télam sobre cuánto se ve afectada esta perspectiva de integración sino-latinoamericana por la heterogeneidad política de la región y los cambios de timón que a veces se viven en ella, Zhu recurrió a la diplomacia china para explicar que su pueblo respeta esas particularidades.

No obstante, subrayó con sutileza su preferencia por establecer planes que contemplen “el largo plazo y la estabilidad” como marco de implementación.

“China no interviene en los asuntos extranjeros y colabora con los líderes que sus pueblos elijan”, subrayó el líder de CPAPD.

Al mismo tiempo, defendió la estabilidad en el tiempo de los proyectos y políticas chinas donde “la democracia socialista” o la “economía de mercado socialista”, como la definió Zhang durante su ponencia, no están expuestas a la renovación o los bruscos cambios de un nuevo régimen político de otro partido.

Zhang explicó el actual sistema político chino, que abarca la estructura estatal, el sistema electoral, el sistema de asamblea popular, el sistema administrativo, el judicial, el militar, el sistema de consulta política y el de democracia de base.

El profesor rechazó a quienes califican este sistema de gobierno como “totalitario”, dijo que la democracia china “no es perfecta” y reconoció los crecientes niveles de desigualdad en el país.

Sin embargo, hizo hincapié en que el sistema de poder chino pone énfasis en los derechos colectivos por sobre los individuales y que la toma de decisiones se realiza a través de otras instituciones y otras modalidades no siempre comprendidas por otras naciones.

El mayor peso de China en las tendencias comerciales mundiales -actualmente es la segunda economía del mundo después de Estados Unidos y antes de Japón- llega para América Latina en un momento de desaceleración de la demanda de energía y materias primas, es decir en el marco de una gran complementariedad entre sus demandas y necesidades recíprocas.

El desafío, para Argentina y los otros países -concluyeron los anfitriones y delegados- es que esta complementariedad no persista en sus característica de “intercambio desigual” (materias primas contra productos manufacturados), que echa por tierra las perspectivas de desarrollo argentino, además de traer efectos medioambientales nocivos que amenazan su sustentabilidad.

La Argentina ha sabido capitalizar la cercanía con el poder de Beijing.
03 NOV 2015 - 13:28

Zhu Rui, secretario general de la Asociación China por la Paz y el Desarme (CPAPD, por sus siglas en inglés), se refirió extensamente a la importancia estratégica de América Latina en los planes del gigante asiático y subrayó los aspectos más relevantes de esta integración multilateral.

La CPAPD, que coordina a más de 300 "think tank" e institutos de investigación en más de 90 países de los cinco continentes, es la ONG de promoción de la paz más grande de China, y convocó las reuniones con delegados argentinos, chilenos, mexicanos, cubanos y colombianos para "fortalecer la confianza mutua".

Motorizado por el crecimiento del comercio interregional con China, el inicio del nuevo siglo fue escenario de cambios trascendentales en América Latina, que vio multiplicado este intercambio por 20 entre el año 2000 y el 2013, desde 12.600 millones hasta 261.000 millones de dólares.

De la serie de reuniones de trabajo, que buscan “tender puentes” y “fortalecer la confianza mutua”, participaron también el Director General de la megaempresa estatal china MCC, y prestigiosos académicos como el director de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Renmin, de Beijing, Zhang Yu.

Todos ellos calificaron como “crucial” y ”piedra angular” el vínculo con América Latina y destacaron el “beneficio recíproco” que la profundización de esta relación traerá a sus poblaciones.

También aseguraron que la visita del presidente Xi Jinping el año pasado a la región, que el 18 de julio lo llevó a Argentina, se enmarca en ese desafío de la política exterior del país.

Consultado por Télam sobre cuánto se ve afectada esta perspectiva de integración sino-latinoamericana por la heterogeneidad política de la región y los cambios de timón que a veces se viven en ella, Zhu recurrió a la diplomacia china para explicar que su pueblo respeta esas particularidades.

No obstante, subrayó con sutileza su preferencia por establecer planes que contemplen “el largo plazo y la estabilidad” como marco de implementación.

“China no interviene en los asuntos extranjeros y colabora con los líderes que sus pueblos elijan”, subrayó el líder de CPAPD.

Al mismo tiempo, defendió la estabilidad en el tiempo de los proyectos y políticas chinas donde “la democracia socialista” o la “economía de mercado socialista”, como la definió Zhang durante su ponencia, no están expuestas a la renovación o los bruscos cambios de un nuevo régimen político de otro partido.

Zhang explicó el actual sistema político chino, que abarca la estructura estatal, el sistema electoral, el sistema de asamblea popular, el sistema administrativo, el judicial, el militar, el sistema de consulta política y el de democracia de base.

El profesor rechazó a quienes califican este sistema de gobierno como “totalitario”, dijo que la democracia china “no es perfecta” y reconoció los crecientes niveles de desigualdad en el país.

Sin embargo, hizo hincapié en que el sistema de poder chino pone énfasis en los derechos colectivos por sobre los individuales y que la toma de decisiones se realiza a través de otras instituciones y otras modalidades no siempre comprendidas por otras naciones.

El mayor peso de China en las tendencias comerciales mundiales -actualmente es la segunda economía del mundo después de Estados Unidos y antes de Japón- llega para América Latina en un momento de desaceleración de la demanda de energía y materias primas, es decir en el marco de una gran complementariedad entre sus demandas y necesidades recíprocas.

El desafío, para Argentina y los otros países -concluyeron los anfitriones y delegados- es que esta complementariedad no persista en sus característica de “intercambio desigual” (materias primas contra productos manufacturados), que echa por tierra las perspectivas de desarrollo argentino, además de traer efectos medioambientales nocivos que amenazan su sustentabilidad.


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