Ushuaia: 10 años después reabren la única procesadora de pescado

Un grupo de pescadores artesanales de Ushuaia, en Tierra del Fuego, logró la reapertura de la única planta de procesamiento de pescado de la ciudad, que permanecía inactiva desde hace 10 años, lo que reimpulsó al sector y permitió la incorporación de trabajadores y servicios vinculados a la actividad, informaron a Télam fuentes ligadas al proyecto.

03 NOV 2015 - 15:56 | Actualizado

La iniciativa fue gestada por agrupaciones nucleadas en la Federación de Cooperativas de Tierra del Fuego, que se asociaron con el municipio de Ushuaia para poner en funcionamiento y administrar en conjunto la “Planta de Procesamiento de Pescadores Artesanales del Fin del Mundo”.

El establecimiento había sido entregado en concesión por la propia municipalidad, a una Unión Transitoria de Empresas (UTE) que logró varias renovaciones desde el año 2001.

“La realidad es que durante 10 años funcionó unos tres o cuatro meses. Apenas se llenaron un par de contenedores con productos que fueron exportados. Y hasta el día de hoy hay pescadores que aportaron a esa operatoria y nunca cobraron”, dijo Diana Méndez, integrante de la cooperativa de pescadores y presidente de la federación provincial, en dialogo con Télam.

La dirigente mencionó que luego de “muchos esfuerzos personales sin respuesta, entendimos que juntándonos éramos más fuertes. Y hace 5 años, 18 compañeros coincidimos en la idea de la cooperativa con el objetivo de recuperar la planta”.

Los pescadores presionaron para normalizar una actividad que se venía desarrollando de manera marginal e ilegal, sin controles y, además, sin instalaciones como un muelle o banquina.

Las autoridades municipales aceptaron cancelar la concesión privada en junio de 2014, y realizaron una inversión en el edificio y en maquinaria para reabrir la planta procesadora.

"Fue difícil porque el edificio estaba muy venido abajo. El objetivo es impulsar a los productores locales y darle un reordenamiento al procesamiento de los productos que más busca el fueguino y los turistas que nos visitan", señaló Oscar Rubinos, secretario de gobierno de la Municipalidad de Ushuaia.

La planta comenzó a ser administrada por una junta normalizadora, conformada por un directorio con un 60 % de integrantes del municipio y un 40 % de la cooperativa de pescadores.

“Pero la producción es realizada por otra cooperativa de procesadores contratada por el gobierno municipal. Trabajadores que eran ilegales y que bajo esta figura ahora son monotributistas, tiene seguro y obra social”, remarcó Méndez.

Por su parte los pescadores, una decena dedicados a los crustáceos, 3 marisqueros y 3 a la pesca con red, “se dedican exclusivamente a esa tarea”, agregó la dirigente.

“El productor artesanal trae su producto a la planta y lo entrega controlado por la autoridad provincial. Se lo pesa y se lo trabaja en función del requerimiento. Si se precisa el animal vivo, se certifica la calidad y se precinta. Si se lo requiere procesado, se lo sacrifica, se lo cocina, se lo envasa en bandejas, se lo etiqueta y se lo entrega fresco o congelado", detalló Francisco Núñez, ingeniero y jefe responsable de las instalaciones.

Según Méndez, la clave es que “el pescador sigue siendo dueño de su pesca, y sólo paga por cada kilo procesado”.

El presidente de la cooperativa de pescadores, Sergio Carrera, contó que “van a procesar crustáceos (centolla y centollones) mejillones y pescado”, aunque aclaró que la actividad se irá incrementando con el paso de los meses.

El funcionamiento de la planta permitirá garantizar la trazabilidad y con ello las garantías sanitarias de los productos, al tiempo que comenzarán a controlarse desde las embarcaciones hasta el transporte y la venta en comercios.

“Será un proceso paulatino. No se logra de un día para el otro”, advirtió la titular de la federación de cooperativas fueguinas, aunque adelantó que ya se trabaja en la habilitación de dos muelles de pescadores y de dos puntos de venta directa al público en Ushuaia y Río Grande.

Otros proyectos paralelos, como una campaña educativa y de difusión de los recursos marítimos, y un estudio científico para cuantificar los recursos pesqueros en el Canal Beagle, también avanzan con la colaboración de instituciones públicas y organizaciones ligadas a la actividad.

“Nadie se olvida de lo que vivimos, pero ahora estamos concentrados en darle vuelo a esta iniciativa. Aunque costó mucho, para nosotros la historia recién comienza”, aseveró Méndez.

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03 NOV 2015 - 15:56

La iniciativa fue gestada por agrupaciones nucleadas en la Federación de Cooperativas de Tierra del Fuego, que se asociaron con el municipio de Ushuaia para poner en funcionamiento y administrar en conjunto la “Planta de Procesamiento de Pescadores Artesanales del Fin del Mundo”.

El establecimiento había sido entregado en concesión por la propia municipalidad, a una Unión Transitoria de Empresas (UTE) que logró varias renovaciones desde el año 2001.

“La realidad es que durante 10 años funcionó unos tres o cuatro meses. Apenas se llenaron un par de contenedores con productos que fueron exportados. Y hasta el día de hoy hay pescadores que aportaron a esa operatoria y nunca cobraron”, dijo Diana Méndez, integrante de la cooperativa de pescadores y presidente de la federación provincial, en dialogo con Télam.

La dirigente mencionó que luego de “muchos esfuerzos personales sin respuesta, entendimos que juntándonos éramos más fuertes. Y hace 5 años, 18 compañeros coincidimos en la idea de la cooperativa con el objetivo de recuperar la planta”.

Los pescadores presionaron para normalizar una actividad que se venía desarrollando de manera marginal e ilegal, sin controles y, además, sin instalaciones como un muelle o banquina.

Las autoridades municipales aceptaron cancelar la concesión privada en junio de 2014, y realizaron una inversión en el edificio y en maquinaria para reabrir la planta procesadora.

"Fue difícil porque el edificio estaba muy venido abajo. El objetivo es impulsar a los productores locales y darle un reordenamiento al procesamiento de los productos que más busca el fueguino y los turistas que nos visitan", señaló Oscar Rubinos, secretario de gobierno de la Municipalidad de Ushuaia.

La planta comenzó a ser administrada por una junta normalizadora, conformada por un directorio con un 60 % de integrantes del municipio y un 40 % de la cooperativa de pescadores.

“Pero la producción es realizada por otra cooperativa de procesadores contratada por el gobierno municipal. Trabajadores que eran ilegales y que bajo esta figura ahora son monotributistas, tiene seguro y obra social”, remarcó Méndez.

Por su parte los pescadores, una decena dedicados a los crustáceos, 3 marisqueros y 3 a la pesca con red, “se dedican exclusivamente a esa tarea”, agregó la dirigente.

“El productor artesanal trae su producto a la planta y lo entrega controlado por la autoridad provincial. Se lo pesa y se lo trabaja en función del requerimiento. Si se precisa el animal vivo, se certifica la calidad y se precinta. Si se lo requiere procesado, se lo sacrifica, se lo cocina, se lo envasa en bandejas, se lo etiqueta y se lo entrega fresco o congelado", detalló Francisco Núñez, ingeniero y jefe responsable de las instalaciones.

Según Méndez, la clave es que “el pescador sigue siendo dueño de su pesca, y sólo paga por cada kilo procesado”.

El presidente de la cooperativa de pescadores, Sergio Carrera, contó que “van a procesar crustáceos (centolla y centollones) mejillones y pescado”, aunque aclaró que la actividad se irá incrementando con el paso de los meses.

El funcionamiento de la planta permitirá garantizar la trazabilidad y con ello las garantías sanitarias de los productos, al tiempo que comenzarán a controlarse desde las embarcaciones hasta el transporte y la venta en comercios.

“Será un proceso paulatino. No se logra de un día para el otro”, advirtió la titular de la federación de cooperativas fueguinas, aunque adelantó que ya se trabaja en la habilitación de dos muelles de pescadores y de dos puntos de venta directa al público en Ushuaia y Río Grande.

Otros proyectos paralelos, como una campaña educativa y de difusión de los recursos marítimos, y un estudio científico para cuantificar los recursos pesqueros en el Canal Beagle, también avanzan con la colaboración de instituciones públicas y organizaciones ligadas a la actividad.

“Nadie se olvida de lo que vivimos, pero ahora estamos concentrados en darle vuelo a esta iniciativa. Aunque costó mucho, para nosotros la historia recién comienza”, aseveró Méndez.


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