Tras 47 años de servicio se jubiló “Calvito”

El reconocido mozo de la ciudad de Puerto Madryn.

“Desde que empecé lo sentí como algo mío”, contó “Calvito” a Jornada.
07 NOV 2015 - 21:55 | Actualizado

José Calvo, “Calvito para todo el mundo”. Así se define el conocido mozo de Puerto Madryn, un personaje que forma parte de la comunidad portuaria desde hace más de 40 años y que tiene en su haber un sinfín de anécdotas que incluyen a generaciones de madrynenses.

Uniforme y mate en mano, “Calvito” recibió a Jornada en su casa. Hoy sus días son como jubilado, palabra que le hace ruido todavía, pero que de a poco internaliza como propia.

Gracias al papá de Ariel Bordenave allá por el año 70, yo vivía frente a Prefectura, un día pasa Angelito y me dice “vos tenés que ser mozo”, yo le dije que estaba loco. Pero bueno, así fue como empecé a trabajar. Tenía 19 años, hoy tengo 66. Saca la cuenta de cuantos años trabajé: 47 años de mosaico, y gracias a Dios es algo que sentí mío, desde que empecé lo sentí como mío. Hoy no lo hago porque mi hermosa mujer no quiere que trabaje de noche, pero yo lo seguiría haciendo”, dice Calvito para abrir la charla sobre su nueva etapa, la de jubilado.

Hoy, recuerda sus días de trabajo, y señala que hoy “todo esto que tengo con el paso de los años es gracias a mi señora, siempre me ha acompañado. Desde que nos conocimos en el año 82, cuando trabajábamos en el Motel del Automóvil Club Argentino, ella en la cocina y yo de mozo. ¡Me costó un trabajo!”, recuerda entre risas agregando: “desde esa época esta hermosa mujer me acompaña. Tengo tres hijos, dos con ella, y una más grande anterior”, cuenta Calvito entre mates.

Primeros pasos

Arrancó sus pasos en el Club Náutico, en la Avenida Rawson, hasta que, también de la mano de Angelito Bordenave, se fue a “Restaurant París”, mientras terminaban la actual cantina el náutico en Roca y Lugones, “dicho sea de paso hasta hace un mes estuve trabajando con Ariel yo, ahí donde empecé es donde termino mi carrera. Que la estoy asumiendo porque me cuesta decir que estoy jubilado, agarro y cambio todo de lugar en casa, la mesita para acá después para allá”, señaló entre risas.

Siguiendo con historia, destacó que “luego fui al Hostal del Rey con un grande de la gastronomía, Alfredo Fernández, trabajé en los clásicos de esa época “Águila”, “Restaurant París”, gracias a Dios trabajo nunca me faltó”, dijo Calvito agregando que “mi único problema era el cumplimiento de horario por la mañana. Imaginate que trabajaba a las 5 de la tarde y llegaba tarde, en esa época se me complicaba. Ahora ya no, ya soy viejito y si me dicen a las 11 llego 10 y media”, comenta entre risas recordando sus etapas iniciales como mozo, que más de una anécdota le han dejado, “tengo tantas como para escribir un libro” agregó.

Diversión

“Para mí el trabajo es divertirme. Porque yo corro con una ventaja sobre el resto, yo canto, soy una máquina de hablar pavadas y eso a la gente le gusta. Yo me siento bien y quiero que vos te sientas bien. No te voy a decir que no me he equivocado, que he traído liebre por gato, parezco un ser humano casi normal”, dice Calvito con risas remarcando que “podés llegar mal a comer pero intento que no te vayas mal”.

“Yo me divierto trabajando, y hace un mes me preguntaban cuándo te vas a jubilar vos. Mirá, la nena tenía 5 años vos la sentabas en la sillita y ya tiene 25 años y seguís trabajando”, recordó entre risas, como parte de su decisión también de colgar el delantal, aunque los fines de semana intenta realizar algún que otro evento para no perder el contacto con la gente.

Un clásico

“Es muy raro el que no conoce a Calvito acá en Madryn”, dice recordando situaciones donde la gente lo reconoce, “hasta un día un comisario me dijo, Calvito si vos llegás a robar por favor cambiate los pantalones”, dice a carcajadas señalando sus clásicos pantalones Oxford “estos los uso desde la época, siempre me vestí igual, jamás los cambié, este estilo es el mío”, remarcó el mozo.

Para él su forma de vida siempre fue el trabajo y la vocación, por ello afirma que “este trabajo ha de ser muy triste hacerlo por obligación. Esto si te gusta es lo más lindo que hay, pero bueno podés decirme es Navidad, mi cumpleaños, feriado y tengo que laburar. Y todos los trabajos tienen su pro y su contra”, dijo y agregó: “gracias a Dios la gastronomía ha evolucionado muchísimo, hace 30 años me decían mirá allá hay en Trelew un curso, y hoy lo tenemos acá, tienen la posibilidad de ir al gremio en las instalaciones y practicar, formarse”.

“Por ejemplo antes me decían que tenía que aprender inglés, yo decía para qué, pero acá es fundamental, yo tengo un librito donde todos los días me leo una frase para poder ofrecer bien el servicio a un extranjero”, remarcó Calvito comentando que ha evolucionado, ha avanzado y se atiende de otra forma al cliente, siempre teniendo en cuenta que ser mozo también es estar informado y conocer la ciudad para poder dejar una buena impresión en el visitante.

Vida diaria

El día de hoy Calvito está jubilado, y aunque al principio le costaba y generaba resistencia, reconoce que “le estoy agarrando el gustito”. Los fines de semana despunta el vicio si algún conocido lo contrata para algún evento, aprovecha para socializar y no perder la magia que lo caracteriza.

“Salgo a pasear los perros, a caminar, y lo lindo es ir al centro en Barbarians, a tomar un café”, dice Calvito que hoy está en la vereda de enfrente, hoy no atiende, lo atienden, “un veterano como yo mira todo, uno se da cuenta en el gesto de los chicos que están trabajando hoy que no a todos les gusta”.

“Uno mira eso, son los años, te dan esa habilidad”, comentó.

Ser mozo para él es una forma de vida, una profesión que la siente como propia, una actividad que desde el primer día le generó sonrisas, aunque también hayan existido los malos momentos. Calvito es “el mozo” de Puerto Madryn, y aunque las mesas no lo vean pasar para atender a algún cliente, siempre está presente como una figura reconocida y un trabajador histórico de la ciudad.#

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“Desde que empecé lo sentí como algo mío”, contó “Calvito” a Jornada.
07 NOV 2015 - 21:55

José Calvo, “Calvito para todo el mundo”. Así se define el conocido mozo de Puerto Madryn, un personaje que forma parte de la comunidad portuaria desde hace más de 40 años y que tiene en su haber un sinfín de anécdotas que incluyen a generaciones de madrynenses.

Uniforme y mate en mano, “Calvito” recibió a Jornada en su casa. Hoy sus días son como jubilado, palabra que le hace ruido todavía, pero que de a poco internaliza como propia.

Gracias al papá de Ariel Bordenave allá por el año 70, yo vivía frente a Prefectura, un día pasa Angelito y me dice “vos tenés que ser mozo”, yo le dije que estaba loco. Pero bueno, así fue como empecé a trabajar. Tenía 19 años, hoy tengo 66. Saca la cuenta de cuantos años trabajé: 47 años de mosaico, y gracias a Dios es algo que sentí mío, desde que empecé lo sentí como mío. Hoy no lo hago porque mi hermosa mujer no quiere que trabaje de noche, pero yo lo seguiría haciendo”, dice Calvito para abrir la charla sobre su nueva etapa, la de jubilado.

Hoy, recuerda sus días de trabajo, y señala que hoy “todo esto que tengo con el paso de los años es gracias a mi señora, siempre me ha acompañado. Desde que nos conocimos en el año 82, cuando trabajábamos en el Motel del Automóvil Club Argentino, ella en la cocina y yo de mozo. ¡Me costó un trabajo!”, recuerda entre risas agregando: “desde esa época esta hermosa mujer me acompaña. Tengo tres hijos, dos con ella, y una más grande anterior”, cuenta Calvito entre mates.

Primeros pasos

Arrancó sus pasos en el Club Náutico, en la Avenida Rawson, hasta que, también de la mano de Angelito Bordenave, se fue a “Restaurant París”, mientras terminaban la actual cantina el náutico en Roca y Lugones, “dicho sea de paso hasta hace un mes estuve trabajando con Ariel yo, ahí donde empecé es donde termino mi carrera. Que la estoy asumiendo porque me cuesta decir que estoy jubilado, agarro y cambio todo de lugar en casa, la mesita para acá después para allá”, señaló entre risas.

Siguiendo con historia, destacó que “luego fui al Hostal del Rey con un grande de la gastronomía, Alfredo Fernández, trabajé en los clásicos de esa época “Águila”, “Restaurant París”, gracias a Dios trabajo nunca me faltó”, dijo Calvito agregando que “mi único problema era el cumplimiento de horario por la mañana. Imaginate que trabajaba a las 5 de la tarde y llegaba tarde, en esa época se me complicaba. Ahora ya no, ya soy viejito y si me dicen a las 11 llego 10 y media”, comenta entre risas recordando sus etapas iniciales como mozo, que más de una anécdota le han dejado, “tengo tantas como para escribir un libro” agregó.

Diversión

“Para mí el trabajo es divertirme. Porque yo corro con una ventaja sobre el resto, yo canto, soy una máquina de hablar pavadas y eso a la gente le gusta. Yo me siento bien y quiero que vos te sientas bien. No te voy a decir que no me he equivocado, que he traído liebre por gato, parezco un ser humano casi normal”, dice Calvito con risas remarcando que “podés llegar mal a comer pero intento que no te vayas mal”.

“Yo me divierto trabajando, y hace un mes me preguntaban cuándo te vas a jubilar vos. Mirá, la nena tenía 5 años vos la sentabas en la sillita y ya tiene 25 años y seguís trabajando”, recordó entre risas, como parte de su decisión también de colgar el delantal, aunque los fines de semana intenta realizar algún que otro evento para no perder el contacto con la gente.

Un clásico

“Es muy raro el que no conoce a Calvito acá en Madryn”, dice recordando situaciones donde la gente lo reconoce, “hasta un día un comisario me dijo, Calvito si vos llegás a robar por favor cambiate los pantalones”, dice a carcajadas señalando sus clásicos pantalones Oxford “estos los uso desde la época, siempre me vestí igual, jamás los cambié, este estilo es el mío”, remarcó el mozo.

Para él su forma de vida siempre fue el trabajo y la vocación, por ello afirma que “este trabajo ha de ser muy triste hacerlo por obligación. Esto si te gusta es lo más lindo que hay, pero bueno podés decirme es Navidad, mi cumpleaños, feriado y tengo que laburar. Y todos los trabajos tienen su pro y su contra”, dijo y agregó: “gracias a Dios la gastronomía ha evolucionado muchísimo, hace 30 años me decían mirá allá hay en Trelew un curso, y hoy lo tenemos acá, tienen la posibilidad de ir al gremio en las instalaciones y practicar, formarse”.

“Por ejemplo antes me decían que tenía que aprender inglés, yo decía para qué, pero acá es fundamental, yo tengo un librito donde todos los días me leo una frase para poder ofrecer bien el servicio a un extranjero”, remarcó Calvito comentando que ha evolucionado, ha avanzado y se atiende de otra forma al cliente, siempre teniendo en cuenta que ser mozo también es estar informado y conocer la ciudad para poder dejar una buena impresión en el visitante.

Vida diaria

El día de hoy Calvito está jubilado, y aunque al principio le costaba y generaba resistencia, reconoce que “le estoy agarrando el gustito”. Los fines de semana despunta el vicio si algún conocido lo contrata para algún evento, aprovecha para socializar y no perder la magia que lo caracteriza.

“Salgo a pasear los perros, a caminar, y lo lindo es ir al centro en Barbarians, a tomar un café”, dice Calvito que hoy está en la vereda de enfrente, hoy no atiende, lo atienden, “un veterano como yo mira todo, uno se da cuenta en el gesto de los chicos que están trabajando hoy que no a todos les gusta”.

“Uno mira eso, son los años, te dan esa habilidad”, comentó.

Ser mozo para él es una forma de vida, una profesión que la siente como propia, una actividad que desde el primer día le generó sonrisas, aunque también hayan existido los malos momentos. Calvito es “el mozo” de Puerto Madryn, y aunque las mesas no lo vean pasar para atender a algún cliente, siempre está presente como una figura reconocida y un trabajador histórico de la ciudad.#


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