La tensión por los refugiados se trasladó a París

El gobierno de Francia dio hoy por finalizado el desmantelamiento del precario e improvisado campo de refugiados del norte del país, que llegó a albergar hasta 8.000 personas que esperaban para cruzar al Reino Unido, y de inmediato la tensión se trasladó a la capital, París, donde muchos de los recién llegados se instalaron.

31 OCT 2016 - 19:50 | Actualizado

El desmantelamiento del ya emblemático campamento, conocido como la jungla de Calais, comenzó la semana pasada y nunca contempló una alternativa aceptada por las miles de personas que vivían allí. Prueba de ello es que el cierre de Calais se tradujo en la multiplicación de asentamientos informales en París, donde hoy hubo incidentes durante una operación de "control administrativo".

La prefectura del departamento de Pas-de-Calais señaló en un comunicado que la empresa a la que el Estado encargó acabar con todas las construcciones levantadas en el lugar -la mayoría carpas y tiendas precarias- acabó hoy sus labores y que sólo quedaron en pie tres "lugares de culto" para uso de los menores alojados en el cercano Centro de Acogida Provisional.

Hasta la semana pasada, en Calais había entre 6.000 y 8.000 migrantes, la gran mayoría refugiados de los países más violentos y pobres de Medio Oriente, Asia Central y África, según la agencia de noticias EFE.

Las autoridades francesas aseguran haber reubicado a más de 5.000 personas que vivían en Calais en más de 400 centros de acogida repartidos por Francia.

Además, y luego de una fuerte presión mediática y popular, París reubicó a unos 1.500 menores de edad en un centro provisional contiguo a lo que queda de la jungla mientras las autoridades determinarán si podrán quedarse en el país.

Muchos de estos menores, que viajan solos, aseguran tener parientes en Reino Unido, por lo cual según la legislación europea, podrían hacer valer su derecho a la reunificación familiar.

Pese a que el gobierno francés dijo haber garantizado un lugar seguro para todos aquellos que eran expulsados de Calais, ni bien el campamento fue desmantelado, la tensión se trasladó a París, en donde desde hace unos días los nuevos campamentos improvisados de migrantes en un barrio popular del norte de la capital no han dejado de crecer.

En total, unas 2.000 personas se instalaron en tiendas de campaña en plena calle en la capital francesa.

Ante la creciente tensión en las calles, las autoridades francesas lanzaron hoy una operación de "control administrativo" para identificar a estos 2.000 inmigrantes y refugiados.

La proliferación de centenas de tiendas de campaña en los alrededores de las estaciones de metro Stalingrad y Jaurés -en el noreste de la capital- pone en entredicho la posición del gobierno de que el desalojo de Calais no ha supuesto un traslado masiva de inmigrantes y refugiados a París, sin ninguna contención estatal.

Entre escombros, basura y cartones, varios cientos de refugiados, en su mayoría provenientes de la zona del cuerno de África -Sudán, Eritrea, Etiopía- y Asia -Afganistán y Pakistán- han instalado sus carpas.

Las condiciones de vida en los campamentos improvisados levantados a lo largo del canal Saint Martin o la avenida de Flandres son espejo de la miseria en la que han quedado atrapados los cientos de refugiados, que llegaron a entrar a Francia, luego que gran parte de los países del sur y este europeo cerraran sus fronteras y el paso hacia el norte más rico del continente.

Poco antes de salir el sol, la policía antidisturbios interrumpió hoy el sueño de los refugiados e inmigrantes que se instalaron en la capital para conducir una "operación de control", en la que solicitaron documentos de identidad a los inmigrantes.

Como era previsible, muchos no tenían papeles.

En el operativo de hoy, sólo unas 40 personas fueron trasladadas en colectivos de la comisaría para continuar su proceso de solicitud de asilo político, mientras que otros cientos siguen a la espera, informó EFE.

A seis meses de las elecciones presidenciales francesas y en un intento por hacer olvidar su gestión tardía de la crisis de refugiados que tomó por sorpresa a Europa, el presidente François Hollande prometió el sábado pasado que ya no ya tolerará en el país campamentos improvisados de migrantes, como el de Calais, algo "que no es digno" de Francia.

Más de 300.000 migrantes y refugiados han cruzado el Mediterráneo para llegar a las costas europeas en 2016.

Al menos 3.800 murieron o desaparecieron durante esta peligrosa travesía, según las últimas cifras del Agencia de la ONU para los Refugiados, Acnur.

31 OCT 2016 - 19:50

El desmantelamiento del ya emblemático campamento, conocido como la jungla de Calais, comenzó la semana pasada y nunca contempló una alternativa aceptada por las miles de personas que vivían allí. Prueba de ello es que el cierre de Calais se tradujo en la multiplicación de asentamientos informales en París, donde hoy hubo incidentes durante una operación de "control administrativo".

La prefectura del departamento de Pas-de-Calais señaló en un comunicado que la empresa a la que el Estado encargó acabar con todas las construcciones levantadas en el lugar -la mayoría carpas y tiendas precarias- acabó hoy sus labores y que sólo quedaron en pie tres "lugares de culto" para uso de los menores alojados en el cercano Centro de Acogida Provisional.

Hasta la semana pasada, en Calais había entre 6.000 y 8.000 migrantes, la gran mayoría refugiados de los países más violentos y pobres de Medio Oriente, Asia Central y África, según la agencia de noticias EFE.

Las autoridades francesas aseguran haber reubicado a más de 5.000 personas que vivían en Calais en más de 400 centros de acogida repartidos por Francia.

Además, y luego de una fuerte presión mediática y popular, París reubicó a unos 1.500 menores de edad en un centro provisional contiguo a lo que queda de la jungla mientras las autoridades determinarán si podrán quedarse en el país.

Muchos de estos menores, que viajan solos, aseguran tener parientes en Reino Unido, por lo cual según la legislación europea, podrían hacer valer su derecho a la reunificación familiar.

Pese a que el gobierno francés dijo haber garantizado un lugar seguro para todos aquellos que eran expulsados de Calais, ni bien el campamento fue desmantelado, la tensión se trasladó a París, en donde desde hace unos días los nuevos campamentos improvisados de migrantes en un barrio popular del norte de la capital no han dejado de crecer.

En total, unas 2.000 personas se instalaron en tiendas de campaña en plena calle en la capital francesa.

Ante la creciente tensión en las calles, las autoridades francesas lanzaron hoy una operación de "control administrativo" para identificar a estos 2.000 inmigrantes y refugiados.

La proliferación de centenas de tiendas de campaña en los alrededores de las estaciones de metro Stalingrad y Jaurés -en el noreste de la capital- pone en entredicho la posición del gobierno de que el desalojo de Calais no ha supuesto un traslado masiva de inmigrantes y refugiados a París, sin ninguna contención estatal.

Entre escombros, basura y cartones, varios cientos de refugiados, en su mayoría provenientes de la zona del cuerno de África -Sudán, Eritrea, Etiopía- y Asia -Afganistán y Pakistán- han instalado sus carpas.

Las condiciones de vida en los campamentos improvisados levantados a lo largo del canal Saint Martin o la avenida de Flandres son espejo de la miseria en la que han quedado atrapados los cientos de refugiados, que llegaron a entrar a Francia, luego que gran parte de los países del sur y este europeo cerraran sus fronteras y el paso hacia el norte más rico del continente.

Poco antes de salir el sol, la policía antidisturbios interrumpió hoy el sueño de los refugiados e inmigrantes que se instalaron en la capital para conducir una "operación de control", en la que solicitaron documentos de identidad a los inmigrantes.

Como era previsible, muchos no tenían papeles.

En el operativo de hoy, sólo unas 40 personas fueron trasladadas en colectivos de la comisaría para continuar su proceso de solicitud de asilo político, mientras que otros cientos siguen a la espera, informó EFE.

A seis meses de las elecciones presidenciales francesas y en un intento por hacer olvidar su gestión tardía de la crisis de refugiados que tomó por sorpresa a Europa, el presidente François Hollande prometió el sábado pasado que ya no ya tolerará en el país campamentos improvisados de migrantes, como el de Calais, algo "que no es digno" de Francia.

Más de 300.000 migrantes y refugiados han cruzado el Mediterráneo para llegar a las costas europeas en 2016.

Al menos 3.800 murieron o desaparecieron durante esta peligrosa travesía, según las últimas cifras del Agencia de la ONU para los Refugiados, Acnur.


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