Una historia de la Guerra de las Malvinas: el héroe que no fue

Carlos Tamargo es DT del club Ever Ready de Trelew. Hizo el servicio militar, le impidieron ir a las islas tres veces y se sublevó. Fue preso y maltratado. Pide reconocimiento.

Malvinas Argentinas. Carlos Tamargo, soldado continental oriundo de Trelew, posa con una bandera especial.
01 ABR 2017 - 21:13 | Actualizado

A 35 años de la efímera reconquista de las Islas Malvinas, la guerra es una herida aún abierta. De hecho, para el protagonista de esta historia, el 2 de abril es el día más doloroso de su vida. Lo es a pesar de que un 2/4 nació uno de sus hijos (ver aparte).

Hoy, Jornada presenta a Carlos Raúl Tamargo, conscripto por aquel entonces en Comodoro Rivadavia. Tamargo, de 54 años y nacido en Trelew, sufrió tres arrestos internos y tratos cercanos a la tortura por querer ir a combatir a las Malvinas. Tal como se lee.

Por esta circunstancia, Tamargo no pisó las islas durante el conflicto. Esa cuestión lo ubicó en la categoría de soldado continental. En ese rubro, ingresaron los efectivos militares que desempeñaron tareas sin haber desembarcado en el archipiélago. Tamargo, actual DT y preparador físico de Ever Ready, narra a Jornada su historia, donde demanda un reconocimiento.

"Queremos un reconocimiento, tanto del Estado como de la sociedad. No nos queremos equiparar con los veteranos que combatieron en Malvinas A ellos les caían las bombas cerca. Ni queremos que les quiten nada. Son nuestros hermanos. Solo queremos que se reconozca que fuimos parte de la historia", recalcó Tamargo, también exjugador de Independiente.

Castigo por valentía

El destino no le permitió participar en el teatro de operaciones en las Islas Soledad y Gran Malvina. Pero no por falta de deseo. Y ese anhelo fue penado.

"A mí me hubiese gustado estar en Malvinas. Es más, fui arrestado tres veces por querer ir. En tres ocasiones, estuve por ir. Pero en todas ellas, un sargento dio la orden de que no viajara. Me sublevé, le discutí. Yo quería ir. Y terminé en el calabozo en todas esas oportunidades", reseñó.

"No solo me encerraron en el calabozo. También me bailaron (sic). Eran moneda corriente los bailes (NdR: maltrato cercano a la tortura). Yo como tenía la llave de un depósito de comida, me las ingeniaba para evitarlos. Pero esas tres veces, no pude escapar de los bailes", indicó.

"Duele mucho que te digan que si no estuviste en las islas, no hiciste nada. No es así. Hice las tareas que me encomendaron. Y me gustaría haber hecho más", resaltó al borde del llanto.

Su rol en la guerra

La imposibilidad de haber estado en el teatro de operaciones, no impidió que Tamargo realizara tareas. "En febrero comencé el Servicio Militar en Comodoro Rivadavia. Y allí fue el lugar donde se encontraba el comando principal de la guerra. Galtieri se pasaba cinco de los siete días de la semana en Comodoro", señaló.

"A nivel personal, yo estaba designado al Casino de Oficiales. Integraba el retén de guardia. Éramos los encargados de hacer los patrullajes en la costa si había alerta roja o si había alarma por posible presencia inglesa", reseñó.

"Eso tenía mucho riesgo. Hubo comandos británicos en la costa argentina. Libros publicados en Gran Bretaña dan cuenta de muertos en Río Grande. Hubo un helicóptero caído en Caleta Olivia, que figura como accidente, entre otros hechos", comentó Tamargo, actualmente desempleado.

"Alguna secuela tengo además. En un primer momento, no dejaba que nadie se situara detrás de mí. Y tras el final de la guerra, sufrí de insomnio prolongado. Aún se mantiene, pero en menor medida", remarcó.

"Lloramos el día de la rendición. No nos pasó de costado. Estábamos con mucha bronca. Una renidición no se supera", remarcó. "Duele mucho la forma en la que se pierde, a mí me quedó la sensación de que todo podría haber sido distinto. No había mucha diferencia de armamento. Así lo dijo Jeremy Moore, el jefe de las tropas británicas. Duele mucho. Por eso, el 2 de abril es el día más triste de mi vida. Cada vez que llega, se afloja todo", puntualizó.

El deseo frustrado

Los años transcurrieron. Esa imposibilidad de ir, es una frustración constante que acompaña a Tamargo, día tras días.

"Repito. Me hubiese gustado hacer mucho más de lo que hice por defender a mi país. Es un dolor permamente no haber podido estar ahí. Sigue siendo dolor, me hubiese gustado estar", puntualizó.

"Hubiese querido estar en las islas, pese a lo que se supo después, que hubo frío y falta de comida, entre otras cosas. Había que estar en ese momento histórico", pronunció.

Ese deseo frustrado no se transforma en un anhelo de una nueva guerra. "El conflicto bélico hay que evitarlo por todos los medios. No queremos otra guerra para recuperar las Islas Malvinas. Se debe apelar a la diplomacia", remarcó.

"Yo la veo difícil. No creo que el Reino Unido quiera devolver las Malvinas. Pensar que se filtró un documento de la CIA que indicaba que pretendían cedernos las islas. Increíble. Ahora esa realidad es bien diferente", expresó Tamargo.

"Malvinas es un sentimiento, que a lo largo del tiempo ha ido cambiando, mutando. Y ese sentimiento es compartido por todo el pueblo argentino", puntualizó.

"En este día tan especial, honor y gloria a todos los veteranos. Pero también pido respeto a nosotros, los soldados continentales, que jugamos nuestro papel también. Y en lo personal, sepan que no me dejaron ir. Pido respeto a esa circunstancia también ", concluyó Tamargo. #

El hijo del 2 de abril

En 1991, cuando se cumplían nueve años del inicio de la guerra, nació su primer hijo, Emanuel. "Ese día me olvidé de todo, de Malvinas, del acontecimiento. Estaba al 100% con el parto", expresó. Carlos tiene otros tres hjos: Cristian, Araceli y Vanesa. Además, está casado con Mary Pereyra. "Les agradezco a todos ellos porque me dan muchos ánimos y fuerzas", reseñó Tamargo. "También le agradezco al club Ever Ready", agregó.

Las más leídas

Malvinas Argentinas. Carlos Tamargo, soldado continental oriundo de Trelew, posa con una bandera especial.
01 ABR 2017 - 21:13

A 35 años de la efímera reconquista de las Islas Malvinas, la guerra es una herida aún abierta. De hecho, para el protagonista de esta historia, el 2 de abril es el día más doloroso de su vida. Lo es a pesar de que un 2/4 nació uno de sus hijos (ver aparte).

Hoy, Jornada presenta a Carlos Raúl Tamargo, conscripto por aquel entonces en Comodoro Rivadavia. Tamargo, de 54 años y nacido en Trelew, sufrió tres arrestos internos y tratos cercanos a la tortura por querer ir a combatir a las Malvinas. Tal como se lee.

Por esta circunstancia, Tamargo no pisó las islas durante el conflicto. Esa cuestión lo ubicó en la categoría de soldado continental. En ese rubro, ingresaron los efectivos militares que desempeñaron tareas sin haber desembarcado en el archipiélago. Tamargo, actual DT y preparador físico de Ever Ready, narra a Jornada su historia, donde demanda un reconocimiento.

"Queremos un reconocimiento, tanto del Estado como de la sociedad. No nos queremos equiparar con los veteranos que combatieron en Malvinas A ellos les caían las bombas cerca. Ni queremos que les quiten nada. Son nuestros hermanos. Solo queremos que se reconozca que fuimos parte de la historia", recalcó Tamargo, también exjugador de Independiente.

Castigo por valentía

El destino no le permitió participar en el teatro de operaciones en las Islas Soledad y Gran Malvina. Pero no por falta de deseo. Y ese anhelo fue penado.

"A mí me hubiese gustado estar en Malvinas. Es más, fui arrestado tres veces por querer ir. En tres ocasiones, estuve por ir. Pero en todas ellas, un sargento dio la orden de que no viajara. Me sublevé, le discutí. Yo quería ir. Y terminé en el calabozo en todas esas oportunidades", reseñó.

"No solo me encerraron en el calabozo. También me bailaron (sic). Eran moneda corriente los bailes (NdR: maltrato cercano a la tortura). Yo como tenía la llave de un depósito de comida, me las ingeniaba para evitarlos. Pero esas tres veces, no pude escapar de los bailes", indicó.

"Duele mucho que te digan que si no estuviste en las islas, no hiciste nada. No es así. Hice las tareas que me encomendaron. Y me gustaría haber hecho más", resaltó al borde del llanto.

Su rol en la guerra

La imposibilidad de haber estado en el teatro de operaciones, no impidió que Tamargo realizara tareas. "En febrero comencé el Servicio Militar en Comodoro Rivadavia. Y allí fue el lugar donde se encontraba el comando principal de la guerra. Galtieri se pasaba cinco de los siete días de la semana en Comodoro", señaló.

"A nivel personal, yo estaba designado al Casino de Oficiales. Integraba el retén de guardia. Éramos los encargados de hacer los patrullajes en la costa si había alerta roja o si había alarma por posible presencia inglesa", reseñó.

"Eso tenía mucho riesgo. Hubo comandos británicos en la costa argentina. Libros publicados en Gran Bretaña dan cuenta de muertos en Río Grande. Hubo un helicóptero caído en Caleta Olivia, que figura como accidente, entre otros hechos", comentó Tamargo, actualmente desempleado.

"Alguna secuela tengo además. En un primer momento, no dejaba que nadie se situara detrás de mí. Y tras el final de la guerra, sufrí de insomnio prolongado. Aún se mantiene, pero en menor medida", remarcó.

"Lloramos el día de la rendición. No nos pasó de costado. Estábamos con mucha bronca. Una renidición no se supera", remarcó. "Duele mucho la forma en la que se pierde, a mí me quedó la sensación de que todo podría haber sido distinto. No había mucha diferencia de armamento. Así lo dijo Jeremy Moore, el jefe de las tropas británicas. Duele mucho. Por eso, el 2 de abril es el día más triste de mi vida. Cada vez que llega, se afloja todo", puntualizó.

El deseo frustrado

Los años transcurrieron. Esa imposibilidad de ir, es una frustración constante que acompaña a Tamargo, día tras días.

"Repito. Me hubiese gustado hacer mucho más de lo que hice por defender a mi país. Es un dolor permamente no haber podido estar ahí. Sigue siendo dolor, me hubiese gustado estar", puntualizó.

"Hubiese querido estar en las islas, pese a lo que se supo después, que hubo frío y falta de comida, entre otras cosas. Había que estar en ese momento histórico", pronunció.

Ese deseo frustrado no se transforma en un anhelo de una nueva guerra. "El conflicto bélico hay que evitarlo por todos los medios. No queremos otra guerra para recuperar las Islas Malvinas. Se debe apelar a la diplomacia", remarcó.

"Yo la veo difícil. No creo que el Reino Unido quiera devolver las Malvinas. Pensar que se filtró un documento de la CIA que indicaba que pretendían cedernos las islas. Increíble. Ahora esa realidad es bien diferente", expresó Tamargo.

"Malvinas es un sentimiento, que a lo largo del tiempo ha ido cambiando, mutando. Y ese sentimiento es compartido por todo el pueblo argentino", puntualizó.

"En este día tan especial, honor y gloria a todos los veteranos. Pero también pido respeto a nosotros, los soldados continentales, que jugamos nuestro papel también. Y en lo personal, sepan que no me dejaron ir. Pido respeto a esa circunstancia también ", concluyó Tamargo. #

El hijo del 2 de abril

En 1991, cuando se cumplían nueve años del inicio de la guerra, nació su primer hijo, Emanuel. "Ese día me olvidé de todo, de Malvinas, del acontecimiento. Estaba al 100% con el parto", expresó. Carlos tiene otros tres hjos: Cristian, Araceli y Vanesa. Además, está casado con Mary Pereyra. "Les agradezco a todos ellos porque me dan muchos ánimos y fuerzas", reseñó Tamargo. "También le agradezco al club Ever Ready", agregó.


NOTICIAS RELACIONADAS