El Congreso del PC chino eleva a Jinping al nivel de Mao

El Congreso Nacional del Partido Comunista de China colocó hoy el pensamiento del presidente chino, Xi Jinping, a la altura de los dos grandes líderes de la historia moderna de ese país, el artífice de la Revolución Cultural, Mao Tse-Tung, y el reformista económico Deng Xiaoping, y abrió la nueva era del “socialismo con características chinas” como guía de acción del partido y de las riendas del gigante asiático.

24 OCT 2017 - 9:06 | Actualizado


A media mañana de hoy, el imponente Gran Palacio del Pueblo en Beijing fue escenario de la clausura formal del Congreso –que se realiza cada cinco años- donde los más de 2.000 delegados, el Comité Central del partido y el Politburó establecieron de modo unánime seguir “la posición histórica del pensamiento de Xi sobre el socialismo con características chinas de la nueva era con la culminación de una sociedad modestamente acomodada”. 

Así, el discurso sobre las líneas de acción políticas del líder que abrió este histórico congreso el miércoles pasado quedó inmortalizado con esta enmienda en la carta magna del partido que “constituye un documento programático marxista”, además de considerar los cinco años pasados como “onmidireccionales y de carácter emprendedor, subyacente y esencial”. 

Mientras una locutora leía en mandarín la resolución, Xi –calificado como el “exponente principal”- escuchaba apacible, flanqueado por los nuevos miembros del Comité Central –unos 204- y alineado a los 25 del Politburó. 

A ambos lados de Xi, estaban los ex presidentes chinos y ex líderes del PCCh, que no lograron llegar a la instancia histórica de figurar con nombre y apellido en la carta magna del partido: Hu Hintao y Jian Zemin, de 91 años y con lupa en mano para leer los documentos. 

"Este pensamiento debe ser adherido y desarrollado constantemente a largo plazo", expresó el documento y “es una guía de acción para todos nuestros miembros y todo el pueblo chino en nuestro esfuerzo por lograr la revitalización nacional".

Esta enmienda que tiene como norte el “pensamiento marxista-leninista de Mao” y la teoría de Deng, es, según la nueva resolución, “el fruto más reciente de la chinización del marxismo”. 

A grandes líneas, el pensamiento del nuevo “Gran Timonel”, proclama la “profundización integral de la reforma; la nueva concepción de desarrollo, la condición del pueblo como dueño del país, el gobierno según la ley, el sistema de valores esenciales socialistas, la coexistencia armoniosa de las personas y la naturaleza”.

Xi, de 64 años, tranquilo, mesurado y confiado, tomó la palabra y les habló a sus “camaradas”. “Este informe es una cristalización de la sabiduría del partido y el pueblo de las diversas etnias del país –en China hay 55, pero los Han son el 90%- para conducirlos en el mantenimiento y desarrollo”, dijo y habló de “materializar el sueño chino”, su gran desvelo y consigna, y de “un país socialista moderno”.

“Hoy, los 1.300 millones de chinos estamos pletóricos de orgullo; la civilización china de más de cinco milenios de historia irradia deslumbrantes esplendores y la dirección de nuestro partido y el sistema socialista son firmes y sólidos y a la espera de un futuro brillante”. 

Minutos después miles, de pie, entonaron el himno de La Internacional. 
Mañana se espera el anuncio de la nueva configuración del Politburó y del Comité Permanente, la mesa chica del poder chino en la que se vislumbra al sucesor del poderoso Xi, el hombre del que todos hablan por estas horas. El hombre que pasó su adolescencia en la ruralidad china, siguiendo los preceptos maoístas y que, ahora, se configura como el nuevo Gran Timonel de la segunda potencia mundial.

Siguiendo el devenir chino, Mao fue el revolucionario, Deng el gran reformista, ahora Xi quedará en la historia como el hombre que llevó a China a ser una potencia y que, además, en marzo de 2018 será reconfirmado como presidente por la Asamblea Popular Nacional. 

Pero el próximo reto político llegará los primeros días de noviembre cuando un robustecido y casi mítico Xi reciba al presidente estadounidense, Donald Trump.

24 OCT 2017 - 9:06


A media mañana de hoy, el imponente Gran Palacio del Pueblo en Beijing fue escenario de la clausura formal del Congreso –que se realiza cada cinco años- donde los más de 2.000 delegados, el Comité Central del partido y el Politburó establecieron de modo unánime seguir “la posición histórica del pensamiento de Xi sobre el socialismo con características chinas de la nueva era con la culminación de una sociedad modestamente acomodada”. 

Así, el discurso sobre las líneas de acción políticas del líder que abrió este histórico congreso el miércoles pasado quedó inmortalizado con esta enmienda en la carta magna del partido que “constituye un documento programático marxista”, además de considerar los cinco años pasados como “onmidireccionales y de carácter emprendedor, subyacente y esencial”. 

Mientras una locutora leía en mandarín la resolución, Xi –calificado como el “exponente principal”- escuchaba apacible, flanqueado por los nuevos miembros del Comité Central –unos 204- y alineado a los 25 del Politburó. 

A ambos lados de Xi, estaban los ex presidentes chinos y ex líderes del PCCh, que no lograron llegar a la instancia histórica de figurar con nombre y apellido en la carta magna del partido: Hu Hintao y Jian Zemin, de 91 años y con lupa en mano para leer los documentos. 

"Este pensamiento debe ser adherido y desarrollado constantemente a largo plazo", expresó el documento y “es una guía de acción para todos nuestros miembros y todo el pueblo chino en nuestro esfuerzo por lograr la revitalización nacional".

Esta enmienda que tiene como norte el “pensamiento marxista-leninista de Mao” y la teoría de Deng, es, según la nueva resolución, “el fruto más reciente de la chinización del marxismo”. 

A grandes líneas, el pensamiento del nuevo “Gran Timonel”, proclama la “profundización integral de la reforma; la nueva concepción de desarrollo, la condición del pueblo como dueño del país, el gobierno según la ley, el sistema de valores esenciales socialistas, la coexistencia armoniosa de las personas y la naturaleza”.

Xi, de 64 años, tranquilo, mesurado y confiado, tomó la palabra y les habló a sus “camaradas”. “Este informe es una cristalización de la sabiduría del partido y el pueblo de las diversas etnias del país –en China hay 55, pero los Han son el 90%- para conducirlos en el mantenimiento y desarrollo”, dijo y habló de “materializar el sueño chino”, su gran desvelo y consigna, y de “un país socialista moderno”.

“Hoy, los 1.300 millones de chinos estamos pletóricos de orgullo; la civilización china de más de cinco milenios de historia irradia deslumbrantes esplendores y la dirección de nuestro partido y el sistema socialista son firmes y sólidos y a la espera de un futuro brillante”. 

Minutos después miles, de pie, entonaron el himno de La Internacional. 
Mañana se espera el anuncio de la nueva configuración del Politburó y del Comité Permanente, la mesa chica del poder chino en la que se vislumbra al sucesor del poderoso Xi, el hombre del que todos hablan por estas horas. El hombre que pasó su adolescencia en la ruralidad china, siguiendo los preceptos maoístas y que, ahora, se configura como el nuevo Gran Timonel de la segunda potencia mundial.

Siguiendo el devenir chino, Mao fue el revolucionario, Deng el gran reformista, ahora Xi quedará en la historia como el hombre que llevó a China a ser una potencia y que, además, en marzo de 2018 será reconfirmado como presidente por la Asamblea Popular Nacional. 

Pero el próximo reto político llegará los primeros días de noviembre cuando un robustecido y casi mítico Xi reciba al presidente estadounidense, Donald Trump.


NOTICIAS RELACIONADAS