De inundados a vecinalistas para recuperar el barrio

El barrio Juan XXIII resultó uno de los más afectados por el temporal de marzo pasado. Y a poco de cumplirse un año de aquella triste circunstancia, se sigue apostando a la recuperación del sector. Un grupo de vecinos autoconvocados asumió la conducción en la Asociación Vecinal. Otro rol, el mismo objetivo.

En el Juan XXIII ex autoconvocados asumieron el desafío de trabajar por un barrio asolado por el temporal.
15 ENE 2018 - 20:58 | Actualizado

Por Ismael Tebes

El dolor en primera persona desde las primeras gotas amenazantes hasta al paso de los tanques del Ejército Argentino, evacuando a los vecinos. Esas imágenes que fueron intransferibles y que marcaron para muchos una mudanza obligada resulta hoy uno de los principales motivos para doblar la apuesta y trabajar por el saneamiento y la recuperación del barrio Juan XXIII. A poco de cumplirse un año de aquel fenómeno climático, sigue habiendo obras pendientes y casas que no volvieron a ser habitadas. Calles que le ganaron al barro; mucha inseguridad y temor por nuevas lluvias.
Jimena Cores es la nueva presidente de la Vecinal, inundada “como todos” pero con el estímulo de haber encontrado a un equipo que atravesó por el mismo proceso traumático. “Todo se fue dando. Empezamos como inundados quejándonos por nosotros y por los vecinos, porque a la gente le cuesta salir y expresarse para defender lo suyo. Estuve catorce días sin poder sacar el barro de mi casa y por eso empecé a hablar con los funcionarios en donde estuvieran porque nadie venía. Así empezamos a hacer cosas, trajimos donaciones y como los vecinos no sabían gestionar subsidios, los empezamos a ayudar”.
“Nos dimos cuenta –dijo Jimena- que desde el rol de vecinalistas se pueden tener otras herramientas. Hay más responsabilidad claro pero es más “oficial” que ser un autoconvocado. Igual hay un límite para todo ya que nos piden por obras y explicamos que solamente podemos gestionar e insistir con los pedidos. Creo que se pueden hacer muchas cosas”. En el Juan XXIII la situación ha mejorado pero no se volvió a recuperar el ritmo normal. Muchos damnificados aguardan el cobro de una ayuda económica pendiente y la demanda por obras de reparaciones básicas es repetida.

Temor por lluvias

Aunque el Juan XXIII pretende reactivarse, existe el temor latente de que se vuelvan a producir lluvias fuertes en los primeros meses del 2108, una situación que provocaría quizás un daño mayor. “Hace como diez años que llueve siempre en febrero pero nunca como en el temporal del año pasado. La gente escucha lluvia y se asusta. Igual están diciendo que en marzo se viene una tormenta muy fuerte aunque es algo muy poco probable”, indicó Cores quien no obstante advirtió que de producirse, las consecuencias serían aún mayores. “Si volviera a ocurrir sería mucho peor. Esa es la realidad. Creo que no va a pasar. Hoy llueve un poco y el Canal de la Avda. Roca se inunda igual que todos los sectores cercanos. En el barrio el canal no tiene mucha fuerza para llevar agua y se inundaría, además hoy transporta líquidos cloacales”, adelantó la flamante dirigente barrial.
“Lo más feo –agregó Jimena- fue ver a los vecinos evacuar. En lo personal tenemos un segundo piso pero en una noche se fueron casi todos en la cuadra, quedamos tres casas nada más. Los militares nos decían que debíamos irnos porque íbamos a quedar aislados por semanas. Fue traumático porque la gente dejaba sus casas llorando, se enterraban hasta la cabeza y eso fue horrible. Un antes y un después en lo personal”.
Al margen de las pérdidas materiales y afectivas que el barro se llevó, en el Juan XXIII hubo antiguos vecinos que pagaron con su salud, los tristes momentos vividos. “Nadie me lo cuenta, yo lo viví. Vi como mis vecinos de toda la vida perdieron todo y familiares enfermarse hasta morir por el temporal. Hay muchos que están deprimidos por lo que pasó. Con la bronca uno se olvida pero cuando hay gente grande que ya había hecho su vida y debió volver a empezar de cero; eso se ve y dan ganas de hacer algo por la gente”.

Inundados y sin llave
 
La nueva conducción de la Vecinal Juan XXIII asumió por la “necesidad” de organizar su trabajo post-temporal con un respaldo más genuino. Y en la comisión, todos los integrantes atravesaron el mismo proceso en el temporal con casas inundadas. “Con muchos nos fuimos conociendo durante el temporal. Todos estuvimos inundados y muchos aún no viven en el barrio porque se tuvieron que mudar transitoriamente”. El propio edificio de la Asociación fue afectado por el agua y el lodo al margen de haber estado durante gestiones anteriores en un estado de deterioro. “El abandono del edificio ya venía de antes. Cuando asumimos tuvimos que abrir con un cerrajero porque nunca nos entregaron ni llave, ni documentación. Y aunque invitamos a muchos funcionarios, ninguno vino a ponernos en funciones. Lamentablemente en dos meses se cumplirá un año de la tormenta y las cosas en el barrio están igual”.#

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15 ENE 2018 - 20:58

Por Ismael Tebes

El dolor en primera persona desde las primeras gotas amenazantes hasta al paso de los tanques del Ejército Argentino, evacuando a los vecinos. Esas imágenes que fueron intransferibles y que marcaron para muchos una mudanza obligada resulta hoy uno de los principales motivos para doblar la apuesta y trabajar por el saneamiento y la recuperación del barrio Juan XXIII. A poco de cumplirse un año de aquel fenómeno climático, sigue habiendo obras pendientes y casas que no volvieron a ser habitadas. Calles que le ganaron al barro; mucha inseguridad y temor por nuevas lluvias.
Jimena Cores es la nueva presidente de la Vecinal, inundada “como todos” pero con el estímulo de haber encontrado a un equipo que atravesó por el mismo proceso traumático. “Todo se fue dando. Empezamos como inundados quejándonos por nosotros y por los vecinos, porque a la gente le cuesta salir y expresarse para defender lo suyo. Estuve catorce días sin poder sacar el barro de mi casa y por eso empecé a hablar con los funcionarios en donde estuvieran porque nadie venía. Así empezamos a hacer cosas, trajimos donaciones y como los vecinos no sabían gestionar subsidios, los empezamos a ayudar”.
“Nos dimos cuenta –dijo Jimena- que desde el rol de vecinalistas se pueden tener otras herramientas. Hay más responsabilidad claro pero es más “oficial” que ser un autoconvocado. Igual hay un límite para todo ya que nos piden por obras y explicamos que solamente podemos gestionar e insistir con los pedidos. Creo que se pueden hacer muchas cosas”. En el Juan XXIII la situación ha mejorado pero no se volvió a recuperar el ritmo normal. Muchos damnificados aguardan el cobro de una ayuda económica pendiente y la demanda por obras de reparaciones básicas es repetida.

Temor por lluvias

Aunque el Juan XXIII pretende reactivarse, existe el temor latente de que se vuelvan a producir lluvias fuertes en los primeros meses del 2108, una situación que provocaría quizás un daño mayor. “Hace como diez años que llueve siempre en febrero pero nunca como en el temporal del año pasado. La gente escucha lluvia y se asusta. Igual están diciendo que en marzo se viene una tormenta muy fuerte aunque es algo muy poco probable”, indicó Cores quien no obstante advirtió que de producirse, las consecuencias serían aún mayores. “Si volviera a ocurrir sería mucho peor. Esa es la realidad. Creo que no va a pasar. Hoy llueve un poco y el Canal de la Avda. Roca se inunda igual que todos los sectores cercanos. En el barrio el canal no tiene mucha fuerza para llevar agua y se inundaría, además hoy transporta líquidos cloacales”, adelantó la flamante dirigente barrial.
“Lo más feo –agregó Jimena- fue ver a los vecinos evacuar. En lo personal tenemos un segundo piso pero en una noche se fueron casi todos en la cuadra, quedamos tres casas nada más. Los militares nos decían que debíamos irnos porque íbamos a quedar aislados por semanas. Fue traumático porque la gente dejaba sus casas llorando, se enterraban hasta la cabeza y eso fue horrible. Un antes y un después en lo personal”.
Al margen de las pérdidas materiales y afectivas que el barro se llevó, en el Juan XXIII hubo antiguos vecinos que pagaron con su salud, los tristes momentos vividos. “Nadie me lo cuenta, yo lo viví. Vi como mis vecinos de toda la vida perdieron todo y familiares enfermarse hasta morir por el temporal. Hay muchos que están deprimidos por lo que pasó. Con la bronca uno se olvida pero cuando hay gente grande que ya había hecho su vida y debió volver a empezar de cero; eso se ve y dan ganas de hacer algo por la gente”.

Inundados y sin llave
 
La nueva conducción de la Vecinal Juan XXIII asumió por la “necesidad” de organizar su trabajo post-temporal con un respaldo más genuino. Y en la comisión, todos los integrantes atravesaron el mismo proceso en el temporal con casas inundadas. “Con muchos nos fuimos conociendo durante el temporal. Todos estuvimos inundados y muchos aún no viven en el barrio porque se tuvieron que mudar transitoriamente”. El propio edificio de la Asociación fue afectado por el agua y el lodo al margen de haber estado durante gestiones anteriores en un estado de deterioro. “El abandono del edificio ya venía de antes. Cuando asumimos tuvimos que abrir con un cerrajero porque nunca nos entregaron ni llave, ni documentación. Y aunque invitamos a muchos funcionarios, ninguno vino a ponernos en funciones. Lamentablemente en dos meses se cumplirá un año de la tormenta y las cosas en el barrio están igual”.#


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