Grooming, no es tan importante el castigo… leer antes de enojarse

Reflexiones de Derecho Informático.

17 FEB 2018 - 20:55 | Actualizado

Por  Guillermo M. Zamora  /  Twitter: @gmzamora

Hace unos días vimos en cadena nacional un nuevo caso de grooming. Para los desprevenidos o distraídos les cuento que es, según el artículo 131 del Código Penal argentino, cuando un adulto contacta a un menor por cualquier medio electrónico o de trasmisión de datos con el fin de cometer cualquier delito contra la integridad sexual del mismo, o sea, un pedófilo que desea corromper a un menor, dicho en términos poco jurídicos y más bien simples.
Este caso se hizo especialmente relevante por algo que al final tomó más relevancia que el grooming mismo, que fue que el padre de la víctima se hizo pasar por ella, entabló conversación con el agresor, concertó una cita, fue a ella y lo molió a palos. Moraleja de los hechos, el agresor sexual detenido y liberado, el padre detenido y liberado, y todo el mundo horrorizado porque el padre era un héroe y no merecía ser procesado por lesiones.

El análisis

Lo que hizo el padre está mal. Se entiende desde la posición de padre. El nivel de furia y odio es “lógico” pero su accionar provocó que no solo él fuera procesado, sino que el agresor sexual tuviera que ser liberado, porque no había pruebas que ameritaran su detención, y déjenme decirles que “No”, el chat en un celular de un particular, sin peritar ni con los debidos recaudos legales no es prueba suficiente.
¿Y si el agresor sexual aparte de ser un degenerado era un asesino? Hay cuestiones incontrastables. El padre, por más furioso que hubiera estado, no se iba a convertir en el increíble Hulk y no hubiera podido parar balas, así que no solo podría haber dejado una nena traumatizada por un degenerado, sino que podría haber dejado una nena huérfana.
Se entiende todo, la furia, la frustración, las ganas de molerlo a palos, pero eso no hace justicia, eso es venganza y la venganza es la que nos tiene varados en este país, no nos importa nada que la ley actúe, porque la consideramos lenta, injusta e insuficiente. Aun así sigo creyendo que es el camino. No es el único, pero sin justicia no somos más que una horda de enemigos buscando el ojo por ojo.
La pregunta razonable es ¿Qué debería haber hecho el padre entonces? Simple, ir a una fiscalía, radicar la denuncia, pedir que se perite el celular y coordinar con algún abogado que sepa del tema y la fiscalía para la captura del sujeto. La respuesta que espero a esto es tan razonable como la pregunta: ¡¡Pero eso demora mucho tiempo!! y la respuesta es sí, demora, porque las cosas bien hechas, demoran, porque lo que se hace pensado, ajustado a las normas y como corresponde no es algo que pueda ser inmediato, porque las leyes están para ser cumplidas, sino prescindamos de ellas siempre, no solo cuando nos conviene.
Es bastante sencillo buscar excusas para hacer lo que nos parece prescindiendo de las normas, lo difícil es hacer lo que corresponde aunque la impaciencia nos gane. Entiendo que debe ser una cuestión cultural (hermoso argumento usado hasta el hartazgo pero siempre efectivo), queremos ser como Suiza pero nos negamos a comportarnos como ellos y así es complicado.

Normas

Ya se comentó que el grooming está contemplado en el artículo 131 del código Penal Argentino, y no lo dije en esta columna, pero sí lo he dicho en otras que me parece un espanto, lo creo por incorporar una figura que básicamente es corrupción de menores, pero con menor pena, un espanto como todo aquello que se hace para la tribuna, es decir para quedar bien y decir a todo el mundo lo moderno que somos; un espanto por una redacción deficiente, incompleta y complicada de interpretar, deja demasiados agujeros que los jueces penales no tienen por qué tapar, ni nadie imaginar cómo los tapa.
Tuve el honor de colaborar con la redacción del Código Contravencional de la Provincia del Chubut, y allí a instancias de la diputada Papaiani pude dar mi opinión sobre cómo debe atarse no solo esta conducta sino toda aquella que tenga que ver con acciones que perjudiquen a terceros en Internet. La solución -según mi subjetivo punto de vista- no está en agregar figuras nuevas o inventar delitos, sino en tomar los que hay y colocar al uso de la tecnología como un agravante de los mismos, con ello nos evitamos que colisionen y se mezclen tipos penales, evitamos confusión y simplificamos algo ya de por si complicado, no sancionamos a alguien por la herramienta que usa, sino por el delito que comete y establecemos como una conducta más grave a aquella que se comete valiéndose de determinadas herramientas (en este caso internet o medios de transferencia de datos).
No digo que sea una solución al problema, pero sí es un paso adelante en materia de legislación de los tipos contravencionales establecidos; dicho esto, creo, sostengo e insisto que el código penal argentino, debería seguir la misma tónica y dejarse de vender mentiras haciendo creer que con una pena mayor se va a solucionar. Va a mantener alejado a los agresores sexuales por más tiempo, pero nada más, la verdadera ayuda a esto lo voy a comentar en el siguiente título y, como todo lo que digo, es una opinión personal, nada más, algo más que subjetivo y cuestionable, pero que no dudo ayuda más que seguir parchando con aumentos de penas que no van a evitar que lloremos desgracias de nuestros hijos.

#leyCER – mi propuesta

Hace ya un buen tiempo vengo dando charlas en diferentes establecimientos de la provincia y afuera del país, me enorgullezco de conversar con chicos de distintas edades y aprender de ellos, me genera un placer enorme dejar las palabras para pasar a los hechos, hace rato por suerte dejé mi enorme ego de lado y no conté más cm de prensa o minutos de televisión o radio, me entusiasman mucho más los hechos, concretar propuestas, generar conciencia en los chicos y adultos que salir a hablar teoría vacía (algunos/as parecen más preocupados en cómo les sale el jopo en tele que en ayudar a la gente).
Desde una ONG que fundamos diferentes personas de todo el país (Conciencia En Red) y la mía que tengo hace 9 años ElDerechoInformatico.com estamos abocados a la redacción de un proyecto de ley que contemple la concientización en el uso de las herramientas tecnológicas a los chicos desde primer grado, y desde esa edad porque desde esa edad se le enseña a usar computadoras, no sirve de mucho hablarle a un chico de 13 años o más, no porque no lo entienda, sino porque creció con otro concepto; el trabajo es casi imposible, hay que avanzar desde muy chicos, que crezcan con talleres de concientización en materia de herramientas tecnológicas, como puede ser una red social. El chico tiene que crecer sabiendo que la violencia digital es grave, que la solución no es el insulto, tiene que darse cuenta que el que está del otro lado de la pantalla puede ser un agresor, que debe educar a su padre para que haya confianza mutua.
Con la #leyCER buscamos la obligatoriedad de talleres de uso consciente de tecnología para niños y padres, un trabajo continuado, permanente y constante que año a año nos permita ver un crecimiento armónico de nuestros chicos. No esperemos soluciones mágicas de un día para el otro, tengamos la paciencia que nos merecemos y que se merecen nuestros chicos, seamos implacables con los que se nieguen a ayudar de esta o cualquier otra manera a nuestros hijos, porque como bien se sabe ellos son el futuro, aunque la canción diga que el futuro llegó hace rato.
#leyCER – generemos Consciencia En Red.#

(*) Guillermo Zamora es  director ElDerechoInformatico.com y presidente Asociación de Derecho Informático de Argentina (ADIAr)

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17 FEB 2018 - 20:55

Por  Guillermo M. Zamora  /  Twitter: @gmzamora

Hace unos días vimos en cadena nacional un nuevo caso de grooming. Para los desprevenidos o distraídos les cuento que es, según el artículo 131 del Código Penal argentino, cuando un adulto contacta a un menor por cualquier medio electrónico o de trasmisión de datos con el fin de cometer cualquier delito contra la integridad sexual del mismo, o sea, un pedófilo que desea corromper a un menor, dicho en términos poco jurídicos y más bien simples.
Este caso se hizo especialmente relevante por algo que al final tomó más relevancia que el grooming mismo, que fue que el padre de la víctima se hizo pasar por ella, entabló conversación con el agresor, concertó una cita, fue a ella y lo molió a palos. Moraleja de los hechos, el agresor sexual detenido y liberado, el padre detenido y liberado, y todo el mundo horrorizado porque el padre era un héroe y no merecía ser procesado por lesiones.

El análisis

Lo que hizo el padre está mal. Se entiende desde la posición de padre. El nivel de furia y odio es “lógico” pero su accionar provocó que no solo él fuera procesado, sino que el agresor sexual tuviera que ser liberado, porque no había pruebas que ameritaran su detención, y déjenme decirles que “No”, el chat en un celular de un particular, sin peritar ni con los debidos recaudos legales no es prueba suficiente.
¿Y si el agresor sexual aparte de ser un degenerado era un asesino? Hay cuestiones incontrastables. El padre, por más furioso que hubiera estado, no se iba a convertir en el increíble Hulk y no hubiera podido parar balas, así que no solo podría haber dejado una nena traumatizada por un degenerado, sino que podría haber dejado una nena huérfana.
Se entiende todo, la furia, la frustración, las ganas de molerlo a palos, pero eso no hace justicia, eso es venganza y la venganza es la que nos tiene varados en este país, no nos importa nada que la ley actúe, porque la consideramos lenta, injusta e insuficiente. Aun así sigo creyendo que es el camino. No es el único, pero sin justicia no somos más que una horda de enemigos buscando el ojo por ojo.
La pregunta razonable es ¿Qué debería haber hecho el padre entonces? Simple, ir a una fiscalía, radicar la denuncia, pedir que se perite el celular y coordinar con algún abogado que sepa del tema y la fiscalía para la captura del sujeto. La respuesta que espero a esto es tan razonable como la pregunta: ¡¡Pero eso demora mucho tiempo!! y la respuesta es sí, demora, porque las cosas bien hechas, demoran, porque lo que se hace pensado, ajustado a las normas y como corresponde no es algo que pueda ser inmediato, porque las leyes están para ser cumplidas, sino prescindamos de ellas siempre, no solo cuando nos conviene.
Es bastante sencillo buscar excusas para hacer lo que nos parece prescindiendo de las normas, lo difícil es hacer lo que corresponde aunque la impaciencia nos gane. Entiendo que debe ser una cuestión cultural (hermoso argumento usado hasta el hartazgo pero siempre efectivo), queremos ser como Suiza pero nos negamos a comportarnos como ellos y así es complicado.

Normas

Ya se comentó que el grooming está contemplado en el artículo 131 del código Penal Argentino, y no lo dije en esta columna, pero sí lo he dicho en otras que me parece un espanto, lo creo por incorporar una figura que básicamente es corrupción de menores, pero con menor pena, un espanto como todo aquello que se hace para la tribuna, es decir para quedar bien y decir a todo el mundo lo moderno que somos; un espanto por una redacción deficiente, incompleta y complicada de interpretar, deja demasiados agujeros que los jueces penales no tienen por qué tapar, ni nadie imaginar cómo los tapa.
Tuve el honor de colaborar con la redacción del Código Contravencional de la Provincia del Chubut, y allí a instancias de la diputada Papaiani pude dar mi opinión sobre cómo debe atarse no solo esta conducta sino toda aquella que tenga que ver con acciones que perjudiquen a terceros en Internet. La solución -según mi subjetivo punto de vista- no está en agregar figuras nuevas o inventar delitos, sino en tomar los que hay y colocar al uso de la tecnología como un agravante de los mismos, con ello nos evitamos que colisionen y se mezclen tipos penales, evitamos confusión y simplificamos algo ya de por si complicado, no sancionamos a alguien por la herramienta que usa, sino por el delito que comete y establecemos como una conducta más grave a aquella que se comete valiéndose de determinadas herramientas (en este caso internet o medios de transferencia de datos).
No digo que sea una solución al problema, pero sí es un paso adelante en materia de legislación de los tipos contravencionales establecidos; dicho esto, creo, sostengo e insisto que el código penal argentino, debería seguir la misma tónica y dejarse de vender mentiras haciendo creer que con una pena mayor se va a solucionar. Va a mantener alejado a los agresores sexuales por más tiempo, pero nada más, la verdadera ayuda a esto lo voy a comentar en el siguiente título y, como todo lo que digo, es una opinión personal, nada más, algo más que subjetivo y cuestionable, pero que no dudo ayuda más que seguir parchando con aumentos de penas que no van a evitar que lloremos desgracias de nuestros hijos.

#leyCER – mi propuesta

Hace ya un buen tiempo vengo dando charlas en diferentes establecimientos de la provincia y afuera del país, me enorgullezco de conversar con chicos de distintas edades y aprender de ellos, me genera un placer enorme dejar las palabras para pasar a los hechos, hace rato por suerte dejé mi enorme ego de lado y no conté más cm de prensa o minutos de televisión o radio, me entusiasman mucho más los hechos, concretar propuestas, generar conciencia en los chicos y adultos que salir a hablar teoría vacía (algunos/as parecen más preocupados en cómo les sale el jopo en tele que en ayudar a la gente).
Desde una ONG que fundamos diferentes personas de todo el país (Conciencia En Red) y la mía que tengo hace 9 años ElDerechoInformatico.com estamos abocados a la redacción de un proyecto de ley que contemple la concientización en el uso de las herramientas tecnológicas a los chicos desde primer grado, y desde esa edad porque desde esa edad se le enseña a usar computadoras, no sirve de mucho hablarle a un chico de 13 años o más, no porque no lo entienda, sino porque creció con otro concepto; el trabajo es casi imposible, hay que avanzar desde muy chicos, que crezcan con talleres de concientización en materia de herramientas tecnológicas, como puede ser una red social. El chico tiene que crecer sabiendo que la violencia digital es grave, que la solución no es el insulto, tiene que darse cuenta que el que está del otro lado de la pantalla puede ser un agresor, que debe educar a su padre para que haya confianza mutua.
Con la #leyCER buscamos la obligatoriedad de talleres de uso consciente de tecnología para niños y padres, un trabajo continuado, permanente y constante que año a año nos permita ver un crecimiento armónico de nuestros chicos. No esperemos soluciones mágicas de un día para el otro, tengamos la paciencia que nos merecemos y que se merecen nuestros chicos, seamos implacables con los que se nieguen a ayudar de esta o cualquier otra manera a nuestros hijos, porque como bien se sabe ellos son el futuro, aunque la canción diga que el futuro llegó hace rato.
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(*) Guillermo Zamora es  director ElDerechoInformatico.com y presidente Asociación de Derecho Informático de Argentina (ADIAr)


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