El Producto Bruto Interno (PBI) de la mayor economía latinoamericana registró una expansión de un 2,1 por ciento en el cuarto trimestre del año pasado ante el mismo periodo de 2016, agregó el IBGE.
El PBI de Brasil llegó a los 6,6 billones de reales (unos dos billones de dólares), impulsado principalmente por el robusto crecimiento del sector agropecuario.
Las cifras parciales de los meses anteriores ya señalaban que Brasil había salido de la recesión el año pasado.
Un retroceso acumulado del siete por ciento bianual
Según los datos del IBGE, la economía brasileña se había desplomado en un acumulado de 7,0 por ciento entre 2015 y 2016, en una de las peores recesiones de la historia del país.
El deterioro económico a partir de 2015, tras un "boom" de alrededor de una década impulsado por los altos precios del petróleo, derivó también en una grave crisis política. Después de la destitución en 2016 de la presidenta Dilma Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores, su sucesor, el centrista Michel Temer, impulsó un duro programa de ajustes para intentar reflotar la economía.
"Asumimos (el gobierno de) Brasil con una recesión fuerte y hoy estamos con índices muy favorables", celebró el presidente en su cuenta de Twitter. Temer impulsó también la flexibilización de las leyes laborales.
El Producto Bruto Interno (PBI) de la mayor economía latinoamericana registró una expansión de un 2,1 por ciento en el cuarto trimestre del año pasado ante el mismo periodo de 2016, agregó el IBGE.
El PBI de Brasil llegó a los 6,6 billones de reales (unos dos billones de dólares), impulsado principalmente por el robusto crecimiento del sector agropecuario.
Las cifras parciales de los meses anteriores ya señalaban que Brasil había salido de la recesión el año pasado.
Un retroceso acumulado del siete por ciento bianual
Según los datos del IBGE, la economía brasileña se había desplomado en un acumulado de 7,0 por ciento entre 2015 y 2016, en una de las peores recesiones de la historia del país.
El deterioro económico a partir de 2015, tras un "boom" de alrededor de una década impulsado por los altos precios del petróleo, derivó también en una grave crisis política. Después de la destitución en 2016 de la presidenta Dilma Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores, su sucesor, el centrista Michel Temer, impulsó un duro programa de ajustes para intentar reflotar la economía.
"Asumimos (el gobierno de) Brasil con una recesión fuerte y hoy estamos con índices muy favorables", celebró el presidente en su cuenta de Twitter. Temer impulsó también la flexibilización de las leyes laborales.