En Diadema, un cine de barrio resiste al tiempo y al olvido

En Diadema Argentina el Cine Teatro del barrio conserva detalles de su origen y también su función social. Los vecinos lo mantienen activo con propuestas culturales y diversos proyectos.

El cine de Diadema es pate del patrimonio cultural. Vecinos conformaron una comisión para mantenerlo y generar propuestas culturales.
14 OCT 2018 - 21:47 | Actualizado

En Diadema Argentina, casi todo tiene que ver con el pasado. Con las empresas extranjeras que le dieron vida al barrio; con apellidos europeos entremezclados, con viejas casas con sótanos de corte original y por una distancia que nunca lo termina de alejar. Lejos del centro quizás, pero siempre muy cerca de la historia.<br /> <br /> No es casual que sean los jóvenes, los defensores de su patrimonio. Los hacedores de lo nuevo se han encargado de estudiar, recordar y difundir cada pequeño relato: las miles de anécdotas de funciones, proyecciones y maratones para cubrir cada fin de semana, la demanda de aquel mini circuito de entretenimiento en barrios que se conformaban por el trabajo. Ese radio específico donde la familia no siempre podía tener algunas horas de esparcimiento, el cine y las películas llenaban tiempos y rompían una rutina que sólo sabía de cumplir horarios; trabajar y estudiar.<br /> <br /> El cine de Diadema fue construido por la empresa Shell y era un punto de encuentro social casi obligado para quienes vivían en Kilómetro 27. A fines de la década de 1960, paso a manos de la entonces recientemente creada CoViDiAr (Cooperativa de telefonía, viviendas y servicios públicos de Diadema Argentina) y en los últimos años, se ha logrado reabrir la sala y realizar trabajos de mantenimiento y preservación. “La Cooperativa sigue con las refacciones que puede llevar adelante con su personal. Y con gastos que formen parte de los gastos corrientes”, cuenta Maite Luque, joven vecina e impulsora del proyecto Cine Diadema.<br /> <br /> Se proyectaban películas tres veces por semana: martes, viernes y domingos a las 18 y 21 horas para proyecciones y con carácter gratuito. El programa semanal se imprimía en la oficina de correspondencia y se repartía en los lugares de trabajo de la empresa.<br /> <br /> Según refiere el libro “Diadema, historia urbana y herencia industrial” las ubicaciones dentro del edificio ponían de manifiesto el rango dentro de la empresa. Los asientos inferiores de madera estaban destinados a los obreros mientras que las butacas de cuerina, ubicadas en el balcón superior, eran para los empleados de mayor jerarquía. Recién en 1954, el delegado regional de Trabajo y Previsión emitió un comunicado a la compañía para que asigne las medidas necesarias para evitar ésta discriminación hacia los obreros en la sala de espectáculos del campamento.<br /> <br /> Se conservan los detalles arquitectónicos; coronamientos y encuadres de planos verticales con la mampostería. Y la estética del lugar marca los detalles de aquella época glamorosa del boom industrial. “Hay un proyecto para hacer las grandes restauraciones como paredes, luminarias y calefacción pero esto requiere fondos adicionales con los que hoy no se cuentan”, agregó Maite Luque quien agregó que la agenda se impone durante primavera y verano, porque el clima –y la falta de calefacción- así lo determinan. “Ahora estamos también planificando trabajar en el mejoramiento del espacio de recreación enfrente al cine y al club, que está formado por una cancha de paddle, una de básquet, una de futbol y juegos infantiles”, destacó.<br /> <br /> El Cine Teatro, permaneció cerrado al público y sin actividad permanente durante casi dos décadas. Hubo sí actividades culturales esporádicas y se utilizaba el espacio para realizar actos escolares.<br /> <br /> El Consejo de Administración de la Cooperativa se encargó de convocar a los vecinos para trabajar en comisiones: patrimonio histórico, espacios verdes, comunicaciones e internet y educación cooperativa entre otras para decidir finalmente un plan integral de restauración dada la importancia del espacio para el barrio. “No soy nacida en Diadema pero elegí éste lugar para vivir y para crecer con mi familia. Este barrio tiene el plus de ser parte del circuito histórico. Muchos de sus edificios fueron declarados patrimonio. El desafío que nos toca con tanta historia es mantener eso vigente. No sirve el trabajo de una persona o una organización. Por eso queremos acercar distintas expresiones artísticas; colaborar para que los chicos puedan vivirlo, internalizarlo y hacerlo parte de sus vivencias. Eso hará que esto se mantenga”.

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El cine de Diadema es pate del patrimonio cultural. Vecinos conformaron una comisión para mantenerlo y generar propuestas culturales.
14 OCT 2018 - 21:47

En Diadema Argentina, casi todo tiene que ver con el pasado. Con las empresas extranjeras que le dieron vida al barrio; con apellidos europeos entremezclados, con viejas casas con sótanos de corte original y por una distancia que nunca lo termina de alejar. Lejos del centro quizás, pero siempre muy cerca de la historia.<br /> <br /> No es casual que sean los jóvenes, los defensores de su patrimonio. Los hacedores de lo nuevo se han encargado de estudiar, recordar y difundir cada pequeño relato: las miles de anécdotas de funciones, proyecciones y maratones para cubrir cada fin de semana, la demanda de aquel mini circuito de entretenimiento en barrios que se conformaban por el trabajo. Ese radio específico donde la familia no siempre podía tener algunas horas de esparcimiento, el cine y las películas llenaban tiempos y rompían una rutina que sólo sabía de cumplir horarios; trabajar y estudiar.<br /> <br /> El cine de Diadema fue construido por la empresa Shell y era un punto de encuentro social casi obligado para quienes vivían en Kilómetro 27. A fines de la década de 1960, paso a manos de la entonces recientemente creada CoViDiAr (Cooperativa de telefonía, viviendas y servicios públicos de Diadema Argentina) y en los últimos años, se ha logrado reabrir la sala y realizar trabajos de mantenimiento y preservación. “La Cooperativa sigue con las refacciones que puede llevar adelante con su personal. Y con gastos que formen parte de los gastos corrientes”, cuenta Maite Luque, joven vecina e impulsora del proyecto Cine Diadema.<br /> <br /> Se proyectaban películas tres veces por semana: martes, viernes y domingos a las 18 y 21 horas para proyecciones y con carácter gratuito. El programa semanal se imprimía en la oficina de correspondencia y se repartía en los lugares de trabajo de la empresa.<br /> <br /> Según refiere el libro “Diadema, historia urbana y herencia industrial” las ubicaciones dentro del edificio ponían de manifiesto el rango dentro de la empresa. Los asientos inferiores de madera estaban destinados a los obreros mientras que las butacas de cuerina, ubicadas en el balcón superior, eran para los empleados de mayor jerarquía. Recién en 1954, el delegado regional de Trabajo y Previsión emitió un comunicado a la compañía para que asigne las medidas necesarias para evitar ésta discriminación hacia los obreros en la sala de espectáculos del campamento.<br /> <br /> Se conservan los detalles arquitectónicos; coronamientos y encuadres de planos verticales con la mampostería. Y la estética del lugar marca los detalles de aquella época glamorosa del boom industrial. “Hay un proyecto para hacer las grandes restauraciones como paredes, luminarias y calefacción pero esto requiere fondos adicionales con los que hoy no se cuentan”, agregó Maite Luque quien agregó que la agenda se impone durante primavera y verano, porque el clima –y la falta de calefacción- así lo determinan. “Ahora estamos también planificando trabajar en el mejoramiento del espacio de recreación enfrente al cine y al club, que está formado por una cancha de paddle, una de básquet, una de futbol y juegos infantiles”, destacó.<br /> <br /> El Cine Teatro, permaneció cerrado al público y sin actividad permanente durante casi dos décadas. Hubo sí actividades culturales esporádicas y se utilizaba el espacio para realizar actos escolares.<br /> <br /> El Consejo de Administración de la Cooperativa se encargó de convocar a los vecinos para trabajar en comisiones: patrimonio histórico, espacios verdes, comunicaciones e internet y educación cooperativa entre otras para decidir finalmente un plan integral de restauración dada la importancia del espacio para el barrio. “No soy nacida en Diadema pero elegí éste lugar para vivir y para crecer con mi familia. Este barrio tiene el plus de ser parte del circuito histórico. Muchos de sus edificios fueron declarados patrimonio. El desafío que nos toca con tanta historia es mantener eso vigente. No sirve el trabajo de una persona o una organización. Por eso queremos acercar distintas expresiones artísticas; colaborar para que los chicos puedan vivirlo, internalizarlo y hacerlo parte de sus vivencias. Eso hará que esto se mantenga”.


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