El conocido empresario trelewense Rubén Villagra, presidente de la CICECh, fue víctima de un secuestro virtual. Este martes, una persona que tenía datos básicos de la familia de Villagra llamó a uno de sus hijos, Sebastián, a las oficinas de la empresa familiar en Trelew y le anunció que sus padres habían fallecido en un accidente. Como el hijo había estado en contacto con sus padres y sabía que estaban en perfectas condiciones, cortó la llamada y se preparó para una segunda comunicación, que fue grabada.
En el segundo llamado, el “secuestrador” le dice a Sebastián que sus padres se habían accidentado y que junto a él estaba la madre. Al pasarle el teléfono, se escucha la voz de una mujer entre sollozos. Cuando el secuestrador virtual retoma el teléfono, cambia la versión y le anuncia al hijo de las presuntas víctimas que integra una banda delictiva que había viajado a Esquel a secuestrar a un empresario y que en el camino se encontraron con Villagra y su esposa.
El tono del “secuestrador” siempre fue calmo, salvo sobre el final cuando se torna más amenazante y le advierte a la víctima que si llama a alguien para pedir ayuda, “automáticamente le vuelo la cabeza a tu mamá”, y sobre el final le recomienda que “se olviden de nuestras caras.”
El llamado se interrumpió antes de que los delincuentes llegaran a pedir un rescate.
El conocido empresario trelewense Rubén Villagra, presidente de la CICECh, fue víctima de un secuestro virtual. Este martes, una persona que tenía datos básicos de la familia de Villagra llamó a uno de sus hijos, Sebastián, a las oficinas de la empresa familiar en Trelew y le anunció que sus padres habían fallecido en un accidente. Como el hijo había estado en contacto con sus padres y sabía que estaban en perfectas condiciones, cortó la llamada y se preparó para una segunda comunicación, que fue grabada.
En el segundo llamado, el “secuestrador” le dice a Sebastián que sus padres se habían accidentado y que junto a él estaba la madre. Al pasarle el teléfono, se escucha la voz de una mujer entre sollozos. Cuando el secuestrador virtual retoma el teléfono, cambia la versión y le anuncia al hijo de las presuntas víctimas que integra una banda delictiva que había viajado a Esquel a secuestrar a un empresario y que en el camino se encontraron con Villagra y su esposa.
El tono del “secuestrador” siempre fue calmo, salvo sobre el final cuando se torna más amenazante y le advierte a la víctima que si llama a alguien para pedir ayuda, “automáticamente le vuelo la cabeza a tu mamá”, y sobre el final le recomienda que “se olviden de nuestras caras.”
El llamado se interrumpió antes de que los delincuentes llegaran a pedir un rescate.