Esta semana se sabrá cuán débil está la economía de Brasil

La debilidad de la economía brasileña debe ser confirmada el jueves por los datos del primer trimestre, que podrían incluso mostrar su primera contracción desde fines de 2016, frustrando la expectativa de despegue rápido creada por la elección del presidente Jair Bolsonaro con un programa promercado.

29 MAY 2019 - 13:01 | Actualizado

El presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, admitió este mes "una posibilidad relevante de un ligero retroceso del PIB en el primer trimestre respecto al trimestre anterior".

La estimación promedio de 32 analistas consultados por el diario Valor es de una contracción de 0,2%, después de un tímido avance de 0,1% en el cuarto trimestre de 2018.

Brasil se vería en ese caso a las puertas de una nueva recesión (definida por dos contracciones trimestrales consecutivas), después de la de 2015-2016.

La mayor economía latinoamericana, con unos 13 millones de desocupados, siente aún las consecuencias de esa crisis, que fue seguida por dos años de débil crecimiento (+1,1% tanto en 2017 como en 2018).

Bolsonaro, que asumió el poder en enero, supo unir a corrientes ultraconservadoras con los partidarios de duros ajustes para equilibrar las cuentas públicas.

Pero el entusiasmo de estos últimos duró poco, con un gobierno que dio marchas y contramarchas en todos los campos y se vio inmerso en frecuentes polémicas con sus propios aliados. El clima de campaña permanente creó fricciones con el Congreso, urgido a aprobar una reforma de las jubilaciones que prevé el ahorro de un billón de reales (260.000 millones de dólares) en diez años.

"Con la elección de Bolsonaro, existía la expectativa de que el gobierno tuviera condiciones políticas para avanzar rápidamente con las reformas, sobre todo la de las jubilaciones", afirma el economista Alexandre Teixeira, de la consultora MCM.

"Pero sucedió todo lo contrario. En vez de un gobierno que suma, fue un gobierno que resta, políticamente confuso y en algunos casos incompetente.

Eso elevó el nivel de frustración" y provocó una caída de los índices de confianza y una degradación de las proyecciones, agrega.

El gobierno redujo sus previsiones iniciales de crecimiento en 2019 de 2,5% a 1,6%; y los mercados la rebajaron a 1,23%.

La flojera de la actividad aumenta la presión sobre el Banco Central (BCB) para recortar sus tasas.

El BCB es "la única institución que tiene algún espacio para hacer algo a corto plazo", señala Teixeira. Pero también subordina un eventual recorte de su tasa básica, actualmente en 6,5%, al avance de las reformas promercado.

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29 MAY 2019 - 13:01

El presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, admitió este mes "una posibilidad relevante de un ligero retroceso del PIB en el primer trimestre respecto al trimestre anterior".

La estimación promedio de 32 analistas consultados por el diario Valor es de una contracción de 0,2%, después de un tímido avance de 0,1% en el cuarto trimestre de 2018.

Brasil se vería en ese caso a las puertas de una nueva recesión (definida por dos contracciones trimestrales consecutivas), después de la de 2015-2016.

La mayor economía latinoamericana, con unos 13 millones de desocupados, siente aún las consecuencias de esa crisis, que fue seguida por dos años de débil crecimiento (+1,1% tanto en 2017 como en 2018).

Bolsonaro, que asumió el poder en enero, supo unir a corrientes ultraconservadoras con los partidarios de duros ajustes para equilibrar las cuentas públicas.

Pero el entusiasmo de estos últimos duró poco, con un gobierno que dio marchas y contramarchas en todos los campos y se vio inmerso en frecuentes polémicas con sus propios aliados. El clima de campaña permanente creó fricciones con el Congreso, urgido a aprobar una reforma de las jubilaciones que prevé el ahorro de un billón de reales (260.000 millones de dólares) en diez años.

"Con la elección de Bolsonaro, existía la expectativa de que el gobierno tuviera condiciones políticas para avanzar rápidamente con las reformas, sobre todo la de las jubilaciones", afirma el economista Alexandre Teixeira, de la consultora MCM.

"Pero sucedió todo lo contrario. En vez de un gobierno que suma, fue un gobierno que resta, políticamente confuso y en algunos casos incompetente.

Eso elevó el nivel de frustración" y provocó una caída de los índices de confianza y una degradación de las proyecciones, agrega.

El gobierno redujo sus previsiones iniciales de crecimiento en 2019 de 2,5% a 1,6%; y los mercados la rebajaron a 1,23%.

La flojera de la actividad aumenta la presión sobre el Banco Central (BCB) para recortar sus tasas.

El BCB es "la única institución que tiene algún espacio para hacer algo a corto plazo", señala Teixeira. Pero también subordina un eventual recorte de su tasa básica, actualmente en 6,5%, al avance de las reformas promercado.


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