¿Finalmente Trump zafa de las acusaciones del Rusia-gate?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró hoy “caso cerrado” la investigación de la interferencia de Rusia en las elecciones que lo consagraron en 2016, después de que el fiscal especial Robert Mueller anunciara el fin de la indagación y su renuncia, y subrayara que nunca “fue una opción” acusar al mandatario.

29 MAY 2019 - 15:06 | Actualizado

“Nada cambia del informe Mueller; no hubo pruebas suficientes y, por lo tanto, en nuestro país una persona es inocente”, afirmó Trump en su cuenta oficial en Twitter, y agregó: “¡El caso está cerrado! Gracias.”

El jefe de la Casa Blanca escribió ese mensaje minutos después de que Mueller leyera una declaración en la sede del Departamento de Justicia, en su primera manifestación pública sobre el llamado Rusiagate.

“Acusar al presidente de un delito no fue una opción que pudiéramos considerar”, subrayó Mueller.

Sin embargo, agregó: “Si hubiéramos tenido confianza en que el presidente claramente no cometió un delito, lo habríamos dicho”.

La Constitución de Estados Unidos prohíbe imputar un delito federal a un presidente mientras esté ejerciendo el cargo.

“Estoy hablando hoy porque nuestra investigación se completó” y después de que el fiscal general, William Barr hiciera “público el informe en gran parte”, explicó el fiscal, que no respondió preguntas de los periodistas presentes, según la agencia de noticias EFE.

“Estamos cerrando formalmente la oficina del fiscal especial y, además, estoy dejando al Departamento de Justicia”, agregó Mueller.

Asimismo, Mueller dijo que no creía “apropiado” que fuera a declarar ante la Comisión de Justicia de la Cámara de Representantes (diputados) y remarcó: “El informe es mi testimonio”.

El bloque del Partido Demócrata opositor reclamaba la comparecencia de Mueller desde que Barr hiciera llegar al Congreso una síntesis de cuatro páginas del informe del fiscal especial.

Incluso, a comienzos de este mes, la Comisión declaró en desacato a Barr por no haberle remitido el informe completo de la investigación del Rusiagate, después de que la Casa Blanca invocara un “privilegio ejecutivo” y en medio de una tirantez creciente entre Trump y el Congreso por el caso.

Durante casi dos años, Mueller investigó si Rusia y la campaña de Trump se confabularon para que este ganara las elecciones de 2016 y si el mandatario intentó obstruir la pesquisa sobre esas sospechas.

En marzo pasado, Mueller completó un informe con sus conclusiones y lo entregó al Departamento de Justicia, que publicó una versión editada del documento, con múltiples secciones censuradas por motivos de seguridad o legales.

El informe señala que no hay pruebas de vínculos entre colaboradores de Trump y funcionarios del Kremlin, y evita una conclusión firme sobre la eventualidad de que el mandatario haya incurrido en obstrucción a la justicia.

El informe, de 448 páginas, detalla hasta 10 instancias en las que Trump pareció intentar obstruir la justicia, pero Mueller, haciendo notar que la política del Departamento de Justicia es que un presidente en funciones no puede ser procesado, optó por no pronunciarse sobre si el mandatario había o no cometido el delito.

Eso permitió a Barr declarar que la evidencia era insuficiente y librar de toda culpa al presidente, algo que desató polémica y confusión y que, según la prensa estadounidense, dejó a Mueller muy descontento.

29 MAY 2019 - 15:06

“Nada cambia del informe Mueller; no hubo pruebas suficientes y, por lo tanto, en nuestro país una persona es inocente”, afirmó Trump en su cuenta oficial en Twitter, y agregó: “¡El caso está cerrado! Gracias.”

El jefe de la Casa Blanca escribió ese mensaje minutos después de que Mueller leyera una declaración en la sede del Departamento de Justicia, en su primera manifestación pública sobre el llamado Rusiagate.

“Acusar al presidente de un delito no fue una opción que pudiéramos considerar”, subrayó Mueller.

Sin embargo, agregó: “Si hubiéramos tenido confianza en que el presidente claramente no cometió un delito, lo habríamos dicho”.

La Constitución de Estados Unidos prohíbe imputar un delito federal a un presidente mientras esté ejerciendo el cargo.

“Estoy hablando hoy porque nuestra investigación se completó” y después de que el fiscal general, William Barr hiciera “público el informe en gran parte”, explicó el fiscal, que no respondió preguntas de los periodistas presentes, según la agencia de noticias EFE.

“Estamos cerrando formalmente la oficina del fiscal especial y, además, estoy dejando al Departamento de Justicia”, agregó Mueller.

Asimismo, Mueller dijo que no creía “apropiado” que fuera a declarar ante la Comisión de Justicia de la Cámara de Representantes (diputados) y remarcó: “El informe es mi testimonio”.

El bloque del Partido Demócrata opositor reclamaba la comparecencia de Mueller desde que Barr hiciera llegar al Congreso una síntesis de cuatro páginas del informe del fiscal especial.

Incluso, a comienzos de este mes, la Comisión declaró en desacato a Barr por no haberle remitido el informe completo de la investigación del Rusiagate, después de que la Casa Blanca invocara un “privilegio ejecutivo” y en medio de una tirantez creciente entre Trump y el Congreso por el caso.

Durante casi dos años, Mueller investigó si Rusia y la campaña de Trump se confabularon para que este ganara las elecciones de 2016 y si el mandatario intentó obstruir la pesquisa sobre esas sospechas.

En marzo pasado, Mueller completó un informe con sus conclusiones y lo entregó al Departamento de Justicia, que publicó una versión editada del documento, con múltiples secciones censuradas por motivos de seguridad o legales.

El informe señala que no hay pruebas de vínculos entre colaboradores de Trump y funcionarios del Kremlin, y evita una conclusión firme sobre la eventualidad de que el mandatario haya incurrido en obstrucción a la justicia.

El informe, de 448 páginas, detalla hasta 10 instancias en las que Trump pareció intentar obstruir la justicia, pero Mueller, haciendo notar que la política del Departamento de Justicia es que un presidente en funciones no puede ser procesado, optó por no pronunciarse sobre si el mandatario había o no cometido el delito.

Eso permitió a Barr declarar que la evidencia era insuficiente y librar de toda culpa al presidente, algo que desató polémica y confusión y que, según la prensa estadounidense, dejó a Mueller muy descontento.


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