Un informe oficial sobre el accidente aéreo en Península pone el foco en la batería

Es un informe provisional de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil sobre el siniestro en el que murieron tres personas.

19 JUN 2019 - 20:55 | Actualizado

Por Dario Roberts

Un informe provisional publicado por la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIACC) sobre el siniestro ocurrido el 22 de abril del 2018 en la Estancia La Adela, a 5 kilómetros de Puerto Madryn, pone el foco sobre la utilización de una batería que no sería compatible con las utilizadas en el modelo siniestrado.

Se trata del accidente aéreo que ocasionó la muerte de tres pasajeros en una avioneta y por el cual el piloto Lenard Ibañez sufrió gravísimas heridas, de las cuales aún se recupera.

El informe fue dado a conocer ayer a través de las redes sociales de la JIAAC y publicado en su página web, bajo el número 18938677/18, detalla los hechos y circunstancias en torno al accidente experimentado por la aeronave LV-FKO, un Piper PA-28-151, en proximidades de Puerto Pirámides el 22 de abril de 2018 durante un vuelo de aviación general de recreación.

De acuerdo al detalle de la JIAAC “la aeronave matrícula LV-FKO, un Piper PA-28-151, despegó del aeropuerto El Tehuelche (Puerto Madryn, Chubut) aproximadamente a las 20:30 horas, para realizar un vuelo local de aviación general sobrevolando Península Valdés.

Luego de volar aproximadamente 15 minutos en condiciones de vuelo visual, recorriendo la costa del Golfo Nuevo y en proximidades de la localidad de Puerto Pirámide, estando la aeronave nivelada a 4000 ft de altitud, se produjo un incendio dentro de la cabina de la aeronave, que no pudo ser controlado. El piloto realizó un descenso y aterrizaje de emergencia en un terreno no preparado.

Como consecuencia del incendio fallecieron los 3 pasajeros que acompañaban al piloto y la aeronave se destruyó”.

Certificación en regla

El informe, que no contiene conclusiones sobre lo ocurrido y es de carácter provisional, indica que “la certificación del piloto cumplía con la reglamentación vigente” y también afirma que “no se detectó evidencia médico-patológica del piloto relacionado con el accidente”.

Sobre lo ocurrido, explica que “el incendio de la aeronave comenzó mientras que esta se encontraba en vuelo. El informe emitido por la Asociación Bomberos Voluntarios de Trelew detalla que el foco ígneo se generó dentro de la cabina de la aeronave, propagándose hacia el exterior”. En ese marco, y respecto al inicio del fuego, menciona que “el inicio de la actividad ígnea se produjo en la batería que se encontraba ubicada debajo del asiento trasero de pasajeros del lado derecho. En el lugar donde se halló la batería no se encontraron restos de cobertura de protección que la resguarde del contacto con los elementos metálicos (resortes) del asiento de pasajeros”.

También detalla que “se pudo observar en una de las conexiones de la batería (bornes tipo mariposa), restos de posible contacto con partes de los resortes del asiento de pasajeros. El contacto de estos componentes pudo haber generado un desperfecto eléctrico que generó el calentamiento e inicio del incendio del asiento. Estos componentes fueron retirados para su análisis en el laboratorio”.

Batería en discusión

El laboratorio del JIAAC “realizó una inspección detallada de los restos de la batería a fin de determinar las características de esta y si corresponde con el tipo de batería aprobada por el fabricante” y agrega que “de acuerdo al catálogo de partes del fabricante de la aeronave, la batería que debe ser instalada en la aeronave pueden ser las P/N 450-030 y 450-035, ambas de níquel/cadmio de 12 voltios, y de 25 y 35 amperios-hora respectivamente”

También menciona que según los registros de mantenimiento de uno de los talleres que trabajó en la aeronave, tenía instalada una batería marca Gill, modelo G-35 y “se compararon los restos de la batería de la aeronave con una batería Gill G-35 de uso aeronáutico. Se tomaron las dimensiones externas, la batería Gill G-35 tiene una altura de 185 mm y los restos de la batería de la aeronave tienen una altura aproximada entre 190 y 200 mm”.

“Los terminales de los cables encontrados en la aeronave disponían de bornes tipo hembra de uso automotor para conectarse a los bornes de la batería. Los terminales de los cables de batería utilizadas en aeronáutica se conectan directamente sobre los bornes de la batería dado que, el tipo de borne posee una barra roscada para la conexión del terminal del cable” indica el informe, entre otras pruebas realizadas por el laboratorio del JIAAC, además de otros análisis realizados por el Laboratorio de Investigaciones de Metalúrgica Física (LIMF) de la Universidad Nacional de La Plata.

Tenía matafuegos

Otra de las cuestiones que aborda el informe de la JIAAC es si la aeronave contaba con un extintor para casos de incendio, y afirma que “el matafuego portátil de la aeronave era de 1 kg de capacidad de agente extintor a base de HCFC-123 (hidroclorofluorocarbono). Este se encontró en el sector trasero de la cabina de la aeronave, por detrás del respaldo del asiento trasero de pasajeros (sector de bodega). El mismo se encontraba con daños de consideración por el accionar del foco ígneo, sin su contenido de agente extintor”.

En cuanto al funcionamiento del matafuego indica que “no se pudo comprobar si la ausencia del agente extintor se produjo a raíz de la quema por el incendio o al accionamiento de este. El piloto manifestó que no había escuchado que el mismo haya sido utilizado cuando se lo pasó a los pasajeros ante la emergencia”.

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19 JUN 2019 - 20:55

Por Dario Roberts

Un informe provisional publicado por la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIACC) sobre el siniestro ocurrido el 22 de abril del 2018 en la Estancia La Adela, a 5 kilómetros de Puerto Madryn, pone el foco sobre la utilización de una batería que no sería compatible con las utilizadas en el modelo siniestrado.

Se trata del accidente aéreo que ocasionó la muerte de tres pasajeros en una avioneta y por el cual el piloto Lenard Ibañez sufrió gravísimas heridas, de las cuales aún se recupera.

El informe fue dado a conocer ayer a través de las redes sociales de la JIAAC y publicado en su página web, bajo el número 18938677/18, detalla los hechos y circunstancias en torno al accidente experimentado por la aeronave LV-FKO, un Piper PA-28-151, en proximidades de Puerto Pirámides el 22 de abril de 2018 durante un vuelo de aviación general de recreación.

De acuerdo al detalle de la JIAAC “la aeronave matrícula LV-FKO, un Piper PA-28-151, despegó del aeropuerto El Tehuelche (Puerto Madryn, Chubut) aproximadamente a las 20:30 horas, para realizar un vuelo local de aviación general sobrevolando Península Valdés.

Luego de volar aproximadamente 15 minutos en condiciones de vuelo visual, recorriendo la costa del Golfo Nuevo y en proximidades de la localidad de Puerto Pirámide, estando la aeronave nivelada a 4000 ft de altitud, se produjo un incendio dentro de la cabina de la aeronave, que no pudo ser controlado. El piloto realizó un descenso y aterrizaje de emergencia en un terreno no preparado.

Como consecuencia del incendio fallecieron los 3 pasajeros que acompañaban al piloto y la aeronave se destruyó”.

Certificación en regla

El informe, que no contiene conclusiones sobre lo ocurrido y es de carácter provisional, indica que “la certificación del piloto cumplía con la reglamentación vigente” y también afirma que “no se detectó evidencia médico-patológica del piloto relacionado con el accidente”.

Sobre lo ocurrido, explica que “el incendio de la aeronave comenzó mientras que esta se encontraba en vuelo. El informe emitido por la Asociación Bomberos Voluntarios de Trelew detalla que el foco ígneo se generó dentro de la cabina de la aeronave, propagándose hacia el exterior”. En ese marco, y respecto al inicio del fuego, menciona que “el inicio de la actividad ígnea se produjo en la batería que se encontraba ubicada debajo del asiento trasero de pasajeros del lado derecho. En el lugar donde se halló la batería no se encontraron restos de cobertura de protección que la resguarde del contacto con los elementos metálicos (resortes) del asiento de pasajeros”.

También detalla que “se pudo observar en una de las conexiones de la batería (bornes tipo mariposa), restos de posible contacto con partes de los resortes del asiento de pasajeros. El contacto de estos componentes pudo haber generado un desperfecto eléctrico que generó el calentamiento e inicio del incendio del asiento. Estos componentes fueron retirados para su análisis en el laboratorio”.

Batería en discusión

El laboratorio del JIAAC “realizó una inspección detallada de los restos de la batería a fin de determinar las características de esta y si corresponde con el tipo de batería aprobada por el fabricante” y agrega que “de acuerdo al catálogo de partes del fabricante de la aeronave, la batería que debe ser instalada en la aeronave pueden ser las P/N 450-030 y 450-035, ambas de níquel/cadmio de 12 voltios, y de 25 y 35 amperios-hora respectivamente”

También menciona que según los registros de mantenimiento de uno de los talleres que trabajó en la aeronave, tenía instalada una batería marca Gill, modelo G-35 y “se compararon los restos de la batería de la aeronave con una batería Gill G-35 de uso aeronáutico. Se tomaron las dimensiones externas, la batería Gill G-35 tiene una altura de 185 mm y los restos de la batería de la aeronave tienen una altura aproximada entre 190 y 200 mm”.

“Los terminales de los cables encontrados en la aeronave disponían de bornes tipo hembra de uso automotor para conectarse a los bornes de la batería. Los terminales de los cables de batería utilizadas en aeronáutica se conectan directamente sobre los bornes de la batería dado que, el tipo de borne posee una barra roscada para la conexión del terminal del cable” indica el informe, entre otras pruebas realizadas por el laboratorio del JIAAC, además de otros análisis realizados por el Laboratorio de Investigaciones de Metalúrgica Física (LIMF) de la Universidad Nacional de La Plata.

Tenía matafuegos

Otra de las cuestiones que aborda el informe de la JIAAC es si la aeronave contaba con un extintor para casos de incendio, y afirma que “el matafuego portátil de la aeronave era de 1 kg de capacidad de agente extintor a base de HCFC-123 (hidroclorofluorocarbono). Este se encontró en el sector trasero de la cabina de la aeronave, por detrás del respaldo del asiento trasero de pasajeros (sector de bodega). El mismo se encontraba con daños de consideración por el accionar del foco ígneo, sin su contenido de agente extintor”.

En cuanto al funcionamiento del matafuego indica que “no se pudo comprobar si la ausencia del agente extintor se produjo a raíz de la quema por el incendio o al accionamiento de este. El piloto manifestó que no había escuchado que el mismo haya sido utilizado cuando se lo pasó a los pasajeros ante la emergencia”.


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