Editorial / Los conflictos agobian a Chubut y le ponen fin a la “luna de miel” electoral de Arcioni

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Multitud de problemas. El gobierno, acorralado por los conflictos con los trabajadores estatales.
13 JUL 2019 - 20:55 | Actualizado

Se sabe: nada es para siempre. Ni en el amor ni en la política. Aunque nunca hubo un encanto popular con su figura y muchos menos con su gestión, Mariano Arcioni se las había ingeniado hasta ahora para sortear varios obstáculos pesados. Inclusive, para ganar con cierta autoridad las elecciones del pasado 9 de junio a pesar de todas las carencias y debilidades.

Pero la semana que pasó fue, sin dudas, la peor de todo su mandato. Ni siquiera cuando anunció el pago desdoblado de sueldos había tenido tantos frentes juntos que atender en tan pocos días.

La dilación para pagar los salarios de casi 50 mil empleados públicos es el principal foco de incendio, agravada por el imperdonable error de comunicación de no publicar ni siquiera un cronograma más o menos ordenado de pagos para que, al menos, los insultos vayan decayendo a medida que se hacen los depósitos.

Esto generó la convocatoria por parte de ATE a un paro de una semana y le dio aire a una marcha que mañana sacudirá a Rawson.

El resto del panorama también es tétrico: el viernes a la noche, los médicos anunciaron que le cortaban los servicios a Seros por cinco días; los trabajadores de la UOCRA acamparon frente a la Casa de Gobierno para que les paguen a las constructoras y así poder cobrar sus quincenas; aunque es una bomba que primero les estallará a los municipios, el Gobierno no podrá esquivar las esquirlas de la crisis del transporte público en Trelew, que se quedó sin colectivos desde el jueves hasta mañana, además de que el mismo grupo empresario (la familia Febrero) le quiere devolver el servicio al municipio de Rawson; los trabajadores de la Salud siguen de paro en varios hospitales de la provincia; y aunque el receso escolar calmó un poco las aguas, esta semana que comienza mañana se renovará el conflicto con los docentes por cuestiones salariales y porque el Gobierno no podrá terminar las obras que se comprometió a hacer en las escuelas que se caen a pedazos, lo que pone seriamente en riesgo el regreso de las clases.

Al Gobierno no le alcanza con que Federico Massoni y Luis Tarrío pongan la cara todo el tiempo. Parecen los únicos dos funcionarios que tuviera Arcioni en su equipo.

Ganar no alcanza

Siempre se dice que el triunfo otorga más obligaciones que derechos y esta máxima de la política se cumple con creces en Chubut. Si alguno creyó que derrotar a un desteñido Carlos Linares y a un apático Gustavo Menna era la puerta de entrada a las grandes ligas de la política, estaba equivocado.

La situación económica y financiera de Chubut es muy crítica desde hace varios años, inclusive desde antes que asumiera su tercer mandato Mario Das Neves. Y nunca dejó de serla porque los dos años que gobernó el fallecido mandatario no serán recordados como los mejores de su década al frente de la Provincia.

Por el contrario, entre 2016 y finales de 2017, la situación se agravó porque la Provincia se embarcó en un festival de Letras del Tesoro para aguantar los gastos corrientes y en un fenomenal endeudamiento de 650 millones de dólares para hacer obras –muchas de las cuales ni siquiera empezaron y terminaron yendo a gastos corrientes de los municipios- que ahora hay que devolver.

No se puede soslayar que Arcioni tiene una pequeña cuota-parte de responsabilidad por aquellos graves errores, ya que apenas era una figura decorativa sentada en la presidencia de la Legislatura. Y tampoco se le puede dejar de reconocer que se animó a agarrar el hierro caliente tras la muerte de Das Neves, cuando bien podría haberse ido a la Cámara de Diputados de la Nación y dejar que el incendio lo apagara otro.

Pero él decidió quedarse y asumir su responsabilidad, por lo cual desde el 1º de noviembre de 2017 hasta la fecha es el responsable de todo lo que ha ocurrido, le pese a quien le pese.

Es cierto que la coyuntura no lo ayudó ni lo ayudará, sobre todo si Mauricio Macri continúa después de diciembre en la Casa Rosada. Pero ya es hora de tomar las riendas firmes y gobernar porque no habrá un 10 de diciembre en paz si julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre siguen siendo un infierno.

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Multitud de problemas. El gobierno, acorralado por los conflictos con los trabajadores estatales.
13 JUL 2019 - 20:55

Se sabe: nada es para siempre. Ni en el amor ni en la política. Aunque nunca hubo un encanto popular con su figura y muchos menos con su gestión, Mariano Arcioni se las había ingeniado hasta ahora para sortear varios obstáculos pesados. Inclusive, para ganar con cierta autoridad las elecciones del pasado 9 de junio a pesar de todas las carencias y debilidades.

Pero la semana que pasó fue, sin dudas, la peor de todo su mandato. Ni siquiera cuando anunció el pago desdoblado de sueldos había tenido tantos frentes juntos que atender en tan pocos días.

La dilación para pagar los salarios de casi 50 mil empleados públicos es el principal foco de incendio, agravada por el imperdonable error de comunicación de no publicar ni siquiera un cronograma más o menos ordenado de pagos para que, al menos, los insultos vayan decayendo a medida que se hacen los depósitos.

Esto generó la convocatoria por parte de ATE a un paro de una semana y le dio aire a una marcha que mañana sacudirá a Rawson.

El resto del panorama también es tétrico: el viernes a la noche, los médicos anunciaron que le cortaban los servicios a Seros por cinco días; los trabajadores de la UOCRA acamparon frente a la Casa de Gobierno para que les paguen a las constructoras y así poder cobrar sus quincenas; aunque es una bomba que primero les estallará a los municipios, el Gobierno no podrá esquivar las esquirlas de la crisis del transporte público en Trelew, que se quedó sin colectivos desde el jueves hasta mañana, además de que el mismo grupo empresario (la familia Febrero) le quiere devolver el servicio al municipio de Rawson; los trabajadores de la Salud siguen de paro en varios hospitales de la provincia; y aunque el receso escolar calmó un poco las aguas, esta semana que comienza mañana se renovará el conflicto con los docentes por cuestiones salariales y porque el Gobierno no podrá terminar las obras que se comprometió a hacer en las escuelas que se caen a pedazos, lo que pone seriamente en riesgo el regreso de las clases.

Al Gobierno no le alcanza con que Federico Massoni y Luis Tarrío pongan la cara todo el tiempo. Parecen los únicos dos funcionarios que tuviera Arcioni en su equipo.

Ganar no alcanza

Siempre se dice que el triunfo otorga más obligaciones que derechos y esta máxima de la política se cumple con creces en Chubut. Si alguno creyó que derrotar a un desteñido Carlos Linares y a un apático Gustavo Menna era la puerta de entrada a las grandes ligas de la política, estaba equivocado.

La situación económica y financiera de Chubut es muy crítica desde hace varios años, inclusive desde antes que asumiera su tercer mandato Mario Das Neves. Y nunca dejó de serla porque los dos años que gobernó el fallecido mandatario no serán recordados como los mejores de su década al frente de la Provincia.

Por el contrario, entre 2016 y finales de 2017, la situación se agravó porque la Provincia se embarcó en un festival de Letras del Tesoro para aguantar los gastos corrientes y en un fenomenal endeudamiento de 650 millones de dólares para hacer obras –muchas de las cuales ni siquiera empezaron y terminaron yendo a gastos corrientes de los municipios- que ahora hay que devolver.

No se puede soslayar que Arcioni tiene una pequeña cuota-parte de responsabilidad por aquellos graves errores, ya que apenas era una figura decorativa sentada en la presidencia de la Legislatura. Y tampoco se le puede dejar de reconocer que se animó a agarrar el hierro caliente tras la muerte de Das Neves, cuando bien podría haberse ido a la Cámara de Diputados de la Nación y dejar que el incendio lo apagara otro.

Pero él decidió quedarse y asumir su responsabilidad, por lo cual desde el 1º de noviembre de 2017 hasta la fecha es el responsable de todo lo que ha ocurrido, le pese a quien le pese.

Es cierto que la coyuntura no lo ayudó ni lo ayudará, sobre todo si Mauricio Macri continúa después de diciembre en la Casa Rosada. Pero ya es hora de tomar las riendas firmes y gobernar porque no habrá un 10 de diciembre en paz si julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre siguen siendo un infierno.


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