Editorial / A la mesa del diálogo le faltan sillas

Leé La Columna del Domingo, el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

Es con todos. La mesa del diálogo incompleta no dará soluciones.
24 AGO 2019 - 21:14 | Actualizado

Después de una semana agitada, con cortes de ruta en toda la provincia y una marcha multitudinaria el jueves a la Casa de Gobierno, la crítica relación del Gobierno con los gremios estatales no se ha distendido, ni mucho menos, pero parece haberse abierto una puerta a un diálogo en donde todos empezarían a hablar el mismo idioma.

Hasta ahora, los gremios han venido actuando de manera sensata. Más allá de algunas cuestiones menores, nadie puede decir que las medidas de fuerza que se han tomado han sido exageradas. Inclusive, los antipáticos (para buena parte de la sociedad) cortes de ruta se han dado en un marco de razonabilidad y sin graves incidentes. Y las manifestaciones frente a la Casa de Gobierno nunca se pasaron de la raya, como en conflictos anteriores.

Lo que queda claro es que esta vez no hay un sector gremial que tira en demasía de la cuerda para reclamar mayores salarios, sino que hay trabajadores agremiados y miles de autoconvocados que piden cobrar algo tan esencial como sus sueldos.

Después de varias reuniones entre ambas partes donde a la salida algún que otro funcionario detonaba lo poco que se había construido minutos antes, estos últimos encuentros han sido más productivos.

Si bien los gremios ratificaron el viernes la continuidad de las medidas de fuerza y hasta los cortes de ruta, reconocieron avances. Sobre todo, en las formas de informar el cuadro de situación, de prometer las posibles soluciones y de ser un poco más precisos con respecto al futuro pago de sueldos.

Dicen, también, que haber cambiado al interlocutor oficial distendió un poco los ánimos. Las últimas reuniones las encabezó el ministro de Economía, Oscar Antonena, que parece haberse convertido en un nexo mucho más amigable para los gremios que el rígido ministro coordinador, Federico Massoni.

Un diálogo en serio

En medio de ese ida y vuelta con los gremios estatales, el Gobierno intentó avanzar el jueves con una mesa de “concertación” con otros gremios no directamente vinculados a la actividad estatal. La idea, que había sido lanzada al ruedo por el gobernador Mariano Arcioni hace varias semanas, es de las pocas cosas sensatas que se propusieron desde Fontana 50 para tratar de encarrilar la crisis.

Claro que una buena idea mal implementada termina cayendo en saco roto. Así y todo, el Gobierno debería insistir en conformar un gran acuerdo provincial pero que incluya a muchos más sectores. La discusión por el pago de salarios no puede dejar de ser un tema central, pero lo que no habría que perder es la oportunidad de separar la paja del trigo y sentar las bases de un acuerdo básico para evitar que los errores del pasado se vuelvan a cometer.

A esa mesa deben sentarse todos los gremios con actividad en Chubut. Pero también todo el sector empresario, a los que les fue mal pero también a los que le fue muy bien y quieren que la provincia no se convierta en inviable, porque si no ya no habrá negocio que resista.

También los grandes comerciantes deberían aportar su grano de arena en la discusión de las soluciones, sobre todo aquellos que se convirtieron en grandes proveedores del Estado, que durante mucho tiempo vivieron en una situación de comodidad y ahora quedaron colgados del pincel.

Tampoco debería quedar afuera de esa concertación el resto del arco político, que mira para otro lado como si lo que está pasando no fuera, en parte, su responsabilidad.

Sin pasarse facturas que rompan el diálogo, todos los sectores deberían sentar las bases de un gran acuerdo provincial que exceda a la difícil coyuntura. Porque en unos meses, cuando de una forma u otra el Gobierno logre encarrilar el tema salarial y los sueldos se empiecen a pagar en tiempo y forma, la crisis no habrá terminado.

Chubut tiene muchas cuestiones para discutir más allá de la actual coyuntura: desde una discusión a fondo y sin condicionamientos de la matriz productiva hasta un plan para modernizar (en serio) al Estado, que contenga la expansión sin sentido del empleo público pero ofrezca alternativas para que trabajar en el Estado no sea la única salida laboral posible; desde qué se va a hacer con los servicios públicos, cuya crisis quedó tapada por los sueldos desdoblados hasta cómo se reconstituirá la infraestructura educativa que es una vergüenza; y, sobre todo, impulsar ideas que motoricen la regeneración del empleo privado, tanto en sectores industriales como en las pymes.

No será corto ni sencillo el camino que hay que recorrer. Pero algún día hay que empezar.#

Enterate de las noticias de PROVINCIA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.

Las más leídas

Es con todos. La mesa del diálogo incompleta no dará soluciones.
24 AGO 2019 - 21:14

Después de una semana agitada, con cortes de ruta en toda la provincia y una marcha multitudinaria el jueves a la Casa de Gobierno, la crítica relación del Gobierno con los gremios estatales no se ha distendido, ni mucho menos, pero parece haberse abierto una puerta a un diálogo en donde todos empezarían a hablar el mismo idioma.

Hasta ahora, los gremios han venido actuando de manera sensata. Más allá de algunas cuestiones menores, nadie puede decir que las medidas de fuerza que se han tomado han sido exageradas. Inclusive, los antipáticos (para buena parte de la sociedad) cortes de ruta se han dado en un marco de razonabilidad y sin graves incidentes. Y las manifestaciones frente a la Casa de Gobierno nunca se pasaron de la raya, como en conflictos anteriores.

Lo que queda claro es que esta vez no hay un sector gremial que tira en demasía de la cuerda para reclamar mayores salarios, sino que hay trabajadores agremiados y miles de autoconvocados que piden cobrar algo tan esencial como sus sueldos.

Después de varias reuniones entre ambas partes donde a la salida algún que otro funcionario detonaba lo poco que se había construido minutos antes, estos últimos encuentros han sido más productivos.

Si bien los gremios ratificaron el viernes la continuidad de las medidas de fuerza y hasta los cortes de ruta, reconocieron avances. Sobre todo, en las formas de informar el cuadro de situación, de prometer las posibles soluciones y de ser un poco más precisos con respecto al futuro pago de sueldos.

Dicen, también, que haber cambiado al interlocutor oficial distendió un poco los ánimos. Las últimas reuniones las encabezó el ministro de Economía, Oscar Antonena, que parece haberse convertido en un nexo mucho más amigable para los gremios que el rígido ministro coordinador, Federico Massoni.

Un diálogo en serio

En medio de ese ida y vuelta con los gremios estatales, el Gobierno intentó avanzar el jueves con una mesa de “concertación” con otros gremios no directamente vinculados a la actividad estatal. La idea, que había sido lanzada al ruedo por el gobernador Mariano Arcioni hace varias semanas, es de las pocas cosas sensatas que se propusieron desde Fontana 50 para tratar de encarrilar la crisis.

Claro que una buena idea mal implementada termina cayendo en saco roto. Así y todo, el Gobierno debería insistir en conformar un gran acuerdo provincial pero que incluya a muchos más sectores. La discusión por el pago de salarios no puede dejar de ser un tema central, pero lo que no habría que perder es la oportunidad de separar la paja del trigo y sentar las bases de un acuerdo básico para evitar que los errores del pasado se vuelvan a cometer.

A esa mesa deben sentarse todos los gremios con actividad en Chubut. Pero también todo el sector empresario, a los que les fue mal pero también a los que le fue muy bien y quieren que la provincia no se convierta en inviable, porque si no ya no habrá negocio que resista.

También los grandes comerciantes deberían aportar su grano de arena en la discusión de las soluciones, sobre todo aquellos que se convirtieron en grandes proveedores del Estado, que durante mucho tiempo vivieron en una situación de comodidad y ahora quedaron colgados del pincel.

Tampoco debería quedar afuera de esa concertación el resto del arco político, que mira para otro lado como si lo que está pasando no fuera, en parte, su responsabilidad.

Sin pasarse facturas que rompan el diálogo, todos los sectores deberían sentar las bases de un gran acuerdo provincial que exceda a la difícil coyuntura. Porque en unos meses, cuando de una forma u otra el Gobierno logre encarrilar el tema salarial y los sueldos se empiecen a pagar en tiempo y forma, la crisis no habrá terminado.

Chubut tiene muchas cuestiones para discutir más allá de la actual coyuntura: desde una discusión a fondo y sin condicionamientos de la matriz productiva hasta un plan para modernizar (en serio) al Estado, que contenga la expansión sin sentido del empleo público pero ofrezca alternativas para que trabajar en el Estado no sea la única salida laboral posible; desde qué se va a hacer con los servicios públicos, cuya crisis quedó tapada por los sueldos desdoblados hasta cómo se reconstituirá la infraestructura educativa que es una vergüenza; y, sobre todo, impulsar ideas que motoricen la regeneración del empleo privado, tanto en sectores industriales como en las pymes.

No será corto ni sencillo el camino que hay que recorrer. Pero algún día hay que empezar.#


NOTICIAS RELACIONADAS